Paraguaya Contemporánea. Dr. Arq. Jorge Carlos Fernández. Irrupción del Movimiento Moderno.
• Se puede pensar que el Movimiento
Moderno, en sus distintas versiones, fue unificador e integrador de la diversidad, en cuanto a pensamiento, estilo de vida, arte y arquitectura. Ello debido al planteamiento de un modelo en base a determinadas normativas en su propuesta funcional, formal como constructivo a escala internacional. Su oferta innovadora y liberadora constituyó una potente fuerza emancipadora tanto de modelos clásicos, vernaculares como historicistas. • En la década de 1940, luego de la II Guerra Mundial, empezaron nuevos cambios, en el panorama de la arquitectura europea como norteamericana, debido a que el Movimiento Moderno entre en una etapa de revisión por parte de los miembros del CIAM (Congreso Internacional de la Arquitectura Moderna). Por tanto, la arquitectura inicia la búsqueda de nuevos rumbos, tomando una línea mas humanista y realista, con las nuevas tendencias dentro del brutalismo que explora, básicamente, la estructura como la materialidad totalmente a la vista, proponiendo así una estética de lo natural, escultórico, rustico e inacabado, dando lugar al Estilo Brutalista. • En esta misma década hacen su arribo a nuestro país los primeros profesionales paraguayos egresados en el exterior como Homero Duarte, Francisco Canese, Natalio Barreiro, entre otros, provenientes del Uruguay, Oscar Rivas del Brasil. Se accede lentamente al lenguaje de la arquitectura moderna en el escenario urbano de nuestra capital, mientras que en los países de origen entraba en su etapa de decadencia, o, en las naciones vecinas ya llevaban como dos décadas de su inicio, como en el caso de la Argentina que se introduce a mediados de la década del 20. • Este estilo arquitectónico de líneas puristas, abstractas y con énfasis en el funcionalismo sufre ciertos cambios adaptándose, en cierta manera, al contexto local, como se presentaron tanto en México con las obras de Luis Barragán al absorber elementos como el carácter masivo de la arquitectura prehispánico, e igualmente el colorido de la arquitectura popular de aquel país. En el caso de Brasil, con la figura de Niemeyer, apunta hacia la búsqueda de la monumentalidad escultórica, conjuntamente con el manejo de las formas curvas, sintonizándose de este modo con la geografía local. • Una obra que marcó nuevos rumbos en la arquitectura paraguaya constituyó el edificio del Colegio Experimental Paraguay Brasil; obra de uno de los mas destacados arquitectos de la modernidad brasilera Alfonso Eduardo Ready. Entre sus obras representativas, inaugurada en 1948, cabe mencionar el Museo de Arte Moderno de Río de Janeiro. Esta obra marcó nuevas pautas en la arquitectura del vecino país ya que introduce elementos claros del brutalismo europeo con la estructura de hormigón armado totalmente a la vista, acompañada de una amplia marquesina a modo de quiebrasol, de la que suspende un volumen prismático con amplias superficies acristaladas a la manera de Mies. Ready utilizó claramente las premisas de diseño de su museo para el proyecto de Asunción. • De los tres bloque que se componía el diseño del colegio, el de mayor relevancia y destaque es el volumen de las aulas dispuesto en sentido longitudinal al terreno, consiguiendo de este modo una excelente orientación para las aulas, y logrando magnificas vistas al exterior. • Como en el museo de Río, la estructura de hormigón armado es la que le da carácter al edificio. Igualmente, a la manera de Le Corbusier en la Unidad habitacional de Marsella, al sobre elevar el volumen de las aulas se genera una amplia visual de los jardines hacia el río, generando así en planta baja una amplia área cubierta de uso múltiple. • Otro de los aportes brasileros a la arquitectura paraguaya constituyo el Hotel Guaraní, diseño de los arquitectos Rubens Vianna, Rubio Morales y Ricardo Sievers; construido entre 1958 y 1961. Constituyó el lenguaje claro y representativo de la arquitectura moderna que se impuso con todo en ese momento con la construcción de la nueva capital, Brasilia, siguiendo las pautas marcadas por Oscar Niemeyer en su búsqueda de la monumentalidad y trascendencia otorgada en su concepción arquitectónica para dicha ciudad. • Niemeyer logró configurar una arquitectura de carácter monumental, icónica y escultural, características éstas utilizadas por los arquitectos que participaron en el concurso para dicho hotel. Se destaca la gran plataforma o basamento que cubre toda la manzana, apoyada sobre monumentales columnas de sección triangular, que mantiene ciertas reminiscencias con las columnas diseñadas por Niemeyer para el Palacio del Planalto. Sobre dicho basamento se apoya el monumental volumen triangular rompiendo con todo el contexto del centro de Asunción, pasando a constituir un nuevo hito emblemático de la capital paraguaya. La estructura como elemento configurador de la forma arquitectónica. • Siguiendo el lenguaje estructural del mexicano Félix Candela cabe destacar, en nuestro medio, la figura del ingeniero Luis Fernando Meyer quien trabaja en esa línea en la década del 60 y 70. Muy identificado con Candela, Meyer experimenta con las posibilidades que ofrece las formas paraboloides hiperbólicas proponiendo para nuestro medio una nueva libertad expresiva mediante las nuevas formas parabólicas de las cubiertas, dando rienda suelta a esta nueva tecnología en hormigón • Década de 1970 a 1990. • Nuevamente en los años 70 se presentó un cambio radical en la arquitectura paraguaya debido principalmente al auge económico, producido por la construcción de Itaipu. Surge toda una nueva burguesía económica con alto poder adquisitivo, y con un pensamiento renovado que busca generar toda una nueva imagen con modelos, sobre todo, foráneos que cambiará el rumbo de nuestra arquitectura. Así, a finales de los 60 y principios de los 70, se levantan ciertos edificios en altura siguiendo los delineamientos de la Arquitectura Internacional, es decir, el gran basamento sobre el cual se levanta la torre de oficinas, acompañado del muro cortina. • Una obras muy representativa, de la década de los 80, constituye la nueva sede del Banco Central del Paraguay, siendo Roberto Frangella y Lía Demaría el equipo de arquitectos argentinos ganador del proyecto, de una tendencia fuertemente brutalista, por la pesadez del edificio, como tambien por la exposición contundente de la materialidad, es decir del hormigón. En dicha obra, en parte, se puede detectar ciertas reminiscencias de la Asamblea de Chandigard, obra muy representativa de Le Corbusier de su periodo brutalista. • Se podría afirmar que los efectos producido por este boom económico hará propicio el inicio de la Postmodernidad. Promovió toda una cultura muy fuerte en torno a la imagen, es decir, el culto a la forma sobre la función, dejando atrás esos modelos neutros, puros, repetitivos y ausente de comunicación, como significó en su momento el Movimiento Moderno. El nuevo panorama presenta una amplia gama de variedad estilística en donde el arquitecto buscó apropiarse de, ya sea, formas del pasado, historicistas, eclecticos, pintoresquismo, neocolonial o vernacular, con el fin de generar su propia imagen o estilo de vida, preponiendo la diversidad de formas en la arquitectura con el famosísimo dicho del todo vale. • Por estas décadas el país se abre a la comunidad internacional con el inicio lentamente del proceso de globalización, permitiendo la llegada de las ideas postmodernistas que proponen una sociedad mas pluralista, abierta, una estetizacion de la vida (culto a la belleza), eliminación de toda norma, como el relativismo de las conductas. • La necesidad de acentuar la originalidad favorece las soluciones de fuerte impacto formal y tecnológico, la originalidad prima en la arquitectura como espectáculo concebida para distinguirse pero no integrarse al contexto. Se prioriza el empleo de materiales tradicionales como la piedra, ladrillo, madera buscando, muchas veces, tecnologías alternativas mas naturales. • Por tanto, se genera todo un estilo ostentoso, variado en formas y materiales tratando de integrarse al contexto y entorno natural existente en la capital paraguaya de modo a generar toda una nueva arquitectura que se identifique con la nueva sociedad emergente de poder, tanto económico como político. Podría hablarse, en algunos casos, de una arquitectura con identidad regionalista, que fue una corriente muy fuerte en gran parte de nuestra Latinoamérica por esos años, o simplemente, una trasportación de modelos foráneos, sobre todo, proveniente de la gran nación del norte a estas tierras subtropicales. • Con respecto al clasicismo retomado por la postmodernidad, Montaner afirma de que: se trata de un gran lenguaje en que despliega la arquitectura de varios siglos; por lo general se da en los países donde el peso de la tradición clásica es fuerte. Con respecto a nuestro país, no contamos con una tradición histórica de mucho peso en lo clásico, por tanto, recuperamos una historia que no es nuestra, mas bien pasó a ser una moda, de interpretación preferentemente individualista (manierista) de la historia de la arquitectura ajena. Se caracteriza por el manejo de la simetría, ejes, columnas, frontones, ornamentos, ventanas semicircular, de una tendencia fuertemente italianizante y con una firme connotación de elegancia, prestigio, status y poder que se identificó con la nueva burguesía dominante. • Una vertiente citada dentro de la postmodernidad, que se arraigó con cierto peso, fue la arquitectura neocolonial, ya que pretendió reinterpretar la historia, a diferencia del Movimiento Moderno que la impugnó totalmente. Dicho estilo ya tuvo sus antecedentes en Latinoamérica de principios del siglo XX con el objetivo de reivindicar nuestra identidad, y diferenciarnos de la América Anglosajona. En el caso especifico de nuestro país buscó sus raíces en la arquitectura del periodo colonial. Se destinó principalmente para la construcción de viviendas unifamiliares caracterizándose por el uso del color terracota o blanco, baldosas de arcilla, balcones, galerías, aberturas macizas en madera, tejas españolas y el uso de molduras decoradas. • Dentro del panorama arquitectónico de los años 70 y 80 cabe destacar específicamente las obras de Jenaro Pindú. Se le podría circunscribir perfectamente en la línea postmodernista que persigue la obra única con una fuerte impronta artística. Esto se percibe claramente en sus proyectos, sobre todo, una serie de grandes viviendas para la clase alta. Igualmente, considerando su rol de artista plástico, desarrolló trabajos en cerámica y escultura. Esta última se plasmó fielmente en sus proyectos concibiendo volúmenes plásticos, que posiblemente haya experimentado previamente en sus esculturas, como laboratorio de investigación, trasladando luego a una mayor escala en la arquitectura a la manera del español Santiago Calatrava. • En consecuencia, Pindú realizó una ardua investigación personal en la forma, rompiendo los estereotipos de la arquitectura convencional del momento, generando nuevas soluciones y propuestas estéticas. Esta búsqueda se sintetiza en una de sus obras mas paradigmática el Edificio Nautilos de 18 plantas; de formas fluidas y orgánicas pareciendo emerger del sitio y elevándose a las alturas. Utiliza una variedad de materiales que va desde el hormigón, granito, madera, vidrio templado, entre otros. Igualmente, empleo el concepto de Arte Total en donde se involucró no solamente del contenedor, sino también del contenido, es decir, de todo el diseño interior. • Como afirma Josep María Montaner: a finales del siglo XX la arquitectura rehúye la producción en serie e intenta cobijarse en el campo no normalizado de la obra de arte contemporáneo, alcanzando a constituirse como un objeto único e impactante, símbolo de la obra de arte. Esta idea se aplica claramente al edificio Nautilus en donde las formas escultóricas, desde la planta baja que se asemeja a placas tectónicas que sobresalen unas sobre otras jerarquizando el acceso, pasando al volumen de la torre alabeado, generando movimiento como un organismo vivo en crecimiento. Toda estas cualidades, por tanto, le confieren al edificio volar único e irrepetible, propio de toda obra de arte. Década de 1990 a nuestros días. Desde finales del siglo XX hasta nuestros días tiene lugar una mayor conciencia por la puesta en valor de gran parte de nuestro patrimonio y surgen entonces los reciclados y puesta en valor que alcanzan un verdadero valor arquitectónico con nuevos usos y funciones sobre formas del pasado, en donde las formas prevalecen y las funciones cambian como lo afirmó en sus posturas teóricas Aldo Rossi. • Igualmente se presenta una línea de investigación enfocada hacia las tecnologías y materiales, específicamente a la tradición en el manejo del ladrillo, viendo sus propiedades estructurales como también la estética que genera. Esta situación constituye una situación positiva para la apertura de nuevos rumbos en el estilo de la arquitectura paraguaya contemporánea. Por tanto, ciertos grupos de arquitectos, sobre todo de la región, están en el ámbito de la arquitectura sustentable buscando optimizar los recursos naturales como también los sistemas de edificación. • Cabe destacar, que ya en el movimiento moderno se comenzó a priorizar las nuevas tecnologías y materiales que generó nuevas formas en la arquitectura del momento, es decir, en la triada vitrubiana, el componente de mayor peso fue firmitas. Igualmente, a finales del siglo XIX el arquitecto alemán Semper manifestó que la tecnología y los materiales son las determinantes de las formas en la arquitectura. Con ese criterio de priorizar la investigación de nuevas formas constructivas, propias de cada geografía, generan estilos específicos acorde a la realidad de cada región, y no darse estilos foráneos impuestos, que nada, o muy poco tienen que ver con la realidad de cada país. • Dentro de esta temática cabe resaltar la figura de Solano Benítez que desarrolla una labor basada en la experimentación del ladrillo, con aportaciones de gran originalidad y muy diversa dentro del panorama, no solamente de nuestro país, sino también de la arquitectura Latinoamericana. A partir de un material, propio de nuestra tierra, la arcilla que genera el ladrillo investiga nuevas alternativas constructivas estructurales que acaba configurando una determinada estética, características de sus obras. • Solano, de este modo, sigue toda una línea en el manejo del ladrillo iniciada en la década del 70 con Togo Díaz en Argentina, Eladio Dieste en Uruguay y Rogelio Salmona en Colombia, marcando su impronta personal con las nuevas formas constructivas. • Maneja una arquitectura de volúmenes simples, generando una armonía con los colores y texturas de los materiales que emplea, no sólo el ladrillo, sino también el hormigón, metal o madera, adaptándose plenamente al contexto local y generando una arquitectura con identidad. • Con este sistema de trabajo enfatiza su idea o postura de: La arquitectura que hoy en día no experimenta, no sirve para nada. • Otra arquitecto de una línea bastante parecida a Solano Benítez es Javier Corbalán que se halla abocado a esa continua exploración y experimentación con materiales diversos que generan formas variadas. Corbalán maneja una variedad de materiales como ladrillos, tanto macizos como huecos, hormigón visto, metal, madera, vidrio, generando una arquitectura de volúmenes puros, ligeros, transparentes; abierto e integrado al entorno natural. Cabría destacar en sus obras ciertas tendencias brutalista en el manejo de la materialidad de su arquitectura. • Por otro lado, el arquitecto Luis Elgue trabaja con una dirección similar a la de Solano Benítez empleando, en varias de sus obras, materiales recuperados de demolición como exploración para disminuir todo impacto ambiental. Igualmente, plantea alternativas, a través de la construcción, para un mayor ahorro energético. Por ejemplo, utiliza paramentos, vertical u horizontal, perforados para la toma del aire o de la luz, considerando los vientos predominantes para el logro de una circulación permanente de aire natural reduciendo así el costo de energía eléctrica. En su estética se destaca el manejo de volúmenes elementales y de un acabado muy próximo a lo rustico. • Francisco Tomboly sigue la experimentación, igualmente, desde el área constructiva manejando en algunas de sus obras cierto lenguaje industrial, destacándose el uso de metales como, vigas de acero y chapas, cerámica y vidrio, como también el hormigón visto con un excelente acabado en los detalles constructivos. En uno de sus dúplex trabajó con las bóvedas de cerámica aligerada concibiendo un lenguaje muy particular para este programa que mas se identifica con la arquitectura industrial. • Otro de los profesionales representativos de la arquitectura actual constituye José Cubilla. En la mayor parte de sus obras la estructura es el lenguaje característico de sus diseños con el empleo de ladrillos, maderas, piedras y hormigón, respectando a su vez la vegetación del sitio en donde se asienta el edificio. Otro elemento distintivo en sus obras es el filtro de cerámica para resolver los problemas del exceso luz y color manejando la ventilación cruzada apropiada para estas latitudes. • Otra vertiente muy fuerte en el panorama de la arquitectura nacional, como consecuencia del desarrollo de los años 80 de un proceso de internacionalización como parte de la globalización, y que se acentuó a comienzos del presente siglo, constituye una vuelta al lenguaje de la arquitectura moderna denominado Supermodernidad; termino acuñado por el antropólogo francés Marc Augé. • Esta corriente se manifiesta nuevamente con la transparencia y ligereza de las fachadas, como una sensibilidad hacia lo neutral, indefinido, homogéneo y acontextual. La abstracción se erige en contraste radical contra la extravagancia postmodernista, hacia una tendencia minimalista, cuya línea actual es mas pura que nunca gracias a las mejoras tecnológicas y materiales. • Augé nos habla de los lugares en donde el hombre ya no siente apego, a consecuencia del mundo globalizado, y que lo define con el termino de no lugares, es decir, lugares sin identidad. • Los edificios suelen ser cajas anónimas, acabados de cristal con mucha transparencia a la manera de Mies, colores metalizados, aproximándose nuevamente del ideal del Movimiento Moderno. Actualmente constituye el lenguaje propio para programas como edificios corporativos, sedes bancarias hasta torres de apartamentos. Se erige en el estilo que da carácter a las obras de González Acosta & Wood, como también de un buen números de torres que se levantan a lo largo del eje de Sta. Teresa, a través de proyectos de arquitectos argentinos cuyos inversores desembarcaron en nuestra capital en los últimos años debido a la crisis económica por el que atraviesa el vecino país. Síntesis: • A modo de cierre de esta reseña podemos concluir: • 1-La arquitectura moderna recaló tardíamente al país en forma tímida, con obras muy puntuales, generando en ella algunas alteraciones. Es lógico que tanto el tiempo y la distancia replantee cada estilo, y mas aun por nuestro aislamiento geográfico hace que todo se retrase, como ocurrió, al igual, con la introducción del arte moderno a cargo del Grupo Arte Nuevo en la década del 50. Reacción contra la novedad es normal, y mas aun en una sociedad tan conservadora y tradicional como la nuestra. Aspecto similar ocurrió en la Argentina, a pesar de la gran afluencia de migrantes europeos, en que el Movimiento Moderno, en un principio, no fue generalizado ya que se dio una clara reacción ante su exagerado purismo Recién a finales de los años 50 se pone en practica la arquitectura moderna en la Facultad de Arquitectura de Buenos Aires, considerando que fue bastante fuerte el eclecticismo historicista en el panorama de la arquitectura argentina de casi toda la primera mitad del siglo XX. • 2-En el periodo de la década del 70 y 80, a nivel cultura, el país sufre grandes cambios debido a dos factores de relevancia: primero el gran auge económico iniciado a consecuencia de la construcción de Itaipù que promueve un desarrollo e inversión, tanto en el arte como en la arquitectura. Segundo, el inicio y difusión de los medios masivos de comunicación (transporte y telecomunicación) que trae consigo la propagación y consumo de productos culturales que nos favorece a estar prácticamente a la par con el exterior, en las tendencias estéticas y tecnológicas, del arte y la arquitectura. Toda esta situación impulsa el ingreso al país de las ideas postmodernistas que incide de un modo directo sobre la renovación del lenguaje de la arquitectura nacional. • Por tanto, se presentó en nuestro panorama arquitectónico una variedad de estilos, tanto foráneos como nativos, acorde a los gustos personales, que hasta en muchos de los casos se llega al borde de lo kitsch, es decir, a un estilo de ausencia de estilo, y de mala factura. Se identifica, en muchos casos, con una nueva clase burguesa emergente en el país, producto del desarrollo económico iniciada en aquellas décadas. • 3-Ramon Gutiérrez menciona que: la huella del aporte indígena y criollo no se evidencia en el Paraguay como en otras áreas de América en el tratamiento ornamental sino en las respuestas tecnológicas y arquitectónicas. No cabe duda la simplicidad y precariedad de la arquitectura guaranítica basada principalmente en la estructura independiente de madera, primordial sistema constructivo de toda la región, carente de todo sistema ornamental, caracterizó a nuestra arquitectura a lo largo de la colonia. Es evidente que el germen ornamental no era propio de los guaraníes como tuvo peso en la arquitectura maya y azteca. • Por tanto, se podría afirmar que, prácticamente nuestra historia de la arquitectura adquirió mayor fuerza en el ámbito tecnológico alejado de lo estético-formal. Este principio, o importancia sobre la firmitas, constituye, nuevamente, el punto de partida para la exploración de un buen numero de arquitectos paraguayos de la actualidad. A través de la experimentación con materiales propios configura un modelo de gran simpleza, y cuya estética radica en este valor, como en la exposición limpio y claro de los materiales ajustándose al contexto local. • Gran parte de esta nueva generación de arquitectos emergentes exploran un concepto de arquitectura sustentable, teniendo como premisas el de investigar las mayores virtudes de cada material nuestro, entendiendo su contexto, ubicación y orientación. • 4-El proceso de interrelación de sociedades y culturas locales en una sola cultura global, ya iniciada a finales del siglo pasado, en donde la tecnología alardea buscando ser el centro de atención del mundo actual se generaliza ampliamente. Este fenómeno incitó al retorno de una arquitectura pretenciosa, refinada, anónima, menos honesta que se aleja del camino moderno de los social. Dicha globalización trajo consigo el empuje y promoción de programas como sucursales bancarias, shopping, cines, casinos e imágenes corporativas de empresa en la zona de Villa Morra, como a lo largo de las avenidas Aviadores del Chaco y Santa Teresa de nuestra ciudad capital.