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Amarás

a tu prójimo
como a ti mismo
“En aquel tiempo, uno de los maestros
de la Ley se acercó a Jesús y le
preguntó:
todos?
¿Qué mandamiento es el primero de
Jesús le contestó: El primer
mandamiento es: Escucha, Israel: El
Señor, nuestro Dios, es un único Señor.
Amarás al Señor tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma, con toda tu
inteligencia y con todas tus fuerzas. Y
después viene este otro: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo. No hay
ningún mandamiento más
importante que estos”.
Marcos 12, 28-
34
¿Quién es mi prójimo?
•No nos compliquemos decidiendo quién es
nuestro prójimo. Mi prójimo son todas las demás
personas.
•Prójimo es sinónimo de próximo, pero no solo aquella
persona con la que tengo contacto personal diario: mi
cónyuge, mis hijos, mis parientes, mis amigos, mis
vecinos, mis compañeros de trabajo, mis empleados,
mi jefe. Mi prójimo es también aquellos con quienes
me encuentro de vez en cuando: los del pueblo en
que vivo, aun los que no me caen bien, los que me
han hecho alguna maldad, los que hablan mal de mi
y que a veces humanamente me es difícil aceptar.
¿Qué significa
amar al prójimo?
Amar al prójimo significa:
•Quererle bien, procurarle los bienes y evitarle
los males.
Significa respetarlo
•Especialmente en lo que se refiere a su manera
de pensar. Muchos de los problemas en las
relaciones con los demás se originan en el
querer que todos sean o piensen como yo.
•Si alguno de mis vecinos, amigos o parientes tiene
simpatías políticas diferentes a las mías, debo
respetarlo. Si profesa un credo religioso diferente
al mío y no desea cambiar, debo respetarlo.
¿Acaso no es lo mismo que yo le pido a cambio?.
Significa preocuparnos
•Independientemente de cual sea nuestra situación
económica, es una realidad que siempre habrá otros
que estén en una situación inferior a la mía. No puedo
ser indiferente ante eso.
•Debemos preocuparnos especialmente, por los que
tienen hambre, por los que no tienen un techo para
vivir, por los que están sin trabajo, por quienes están
enfermos y no tienen para comprar la medicina que
necesitan.
•Si abrimos los ojos veremos que hay tantas personas a
las que podemos ayudar.
Significa servirle
•Esto significa estar siempre dispuestos a servir a los
demás: en la casa, en el trabajo, en la calle, donde
sea que estemos y se presente la oportunidad de
ayudar a alguien.
•Muchas veces supondrá posponer nuestros planes
para brindar una ayuda a alguien en el momento que
es necesario.
•Si empezáramos a comportarnos así con los
demás, que diferente sería el mundo en que
vivimos.
Significa ser amable
•Los demás, independientemente de quienes
sean, son seres humanos que merecen toda
nuestra consideración en el trato.
•Los demás no tienen por que cargar con
nuestros estados de animo negativos, ni
soportar nuestras enojos.
•Todas las personas merecen ser tratadas con
cariño como lo haríamos con cualquiera de
nuestros familiares. Si todos somos hijos de Dios,
somos hermanos.
Significa tener
paciencia
•Debemos aceptar a los otros como son, disimular
y comprender sus errores o sus equivocaciones y
corregirlos con amor.
•Debemos tener paciencia con nuestros hijos,
para irles enseñando lo que está bien y lo que
está mal.
•Debemos ser pacientes también con nuestros
padres ancianos, tal y como nos lo dice la biblia:
“Hijo mío, cuida de tu padre en la vejez y en su
vida no le causes tristeza; aunque se debilite, ten
paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú
en pleno vigor”.(Ec 3, 12-13)
Significa hacer bien nuestro
trabajo
La labor que llevamos a cabo ya sea en el hogar
como fuera de él, beneficia a alguien de forma
directa o indirecta, por eso debemos de llevarlo a
cabo haciéndolo con alegría y de la mejor forma
que podamos, sabiendo que con lo que hacemos
estamos haciendo el bien a los demás.
Significa no juzgar
•Juzgar a los demás nos lleva fácilmente a despreciarlos.
•Se juzga a las personas valorando sus acciones y emitiendo un
dictamen negativo sobre ellas. El desprecio es el paso siguiente. Sin
embargo juzgar es un pecado grave. Jesucristo mismo ha dicho:
“Hipócrita, sácate primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver
claro para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Lc 6, 42).
•¿Por qué mejor no nos juzgamos a nosotros mismos, ya que sí
conocemos íntimamente nuestras faltas, pecados y defectos, de los
cuales sabemos que deberemos rendir cuenta a Dios? ¿Para que
pretender hacer lo que le corresponde a Dios al juzgar a los
hombres?
¿Acaso, a nosotros nos corresponde autorizar o cerrar las puertas
del cielo a los hombres?
“Les doy un
mandamiento nuevo:
que se amen los unos a
los otros.
Ustedes deben amarse
unos a otros como yo los
he amado.
En esto reconocerán todos
que son mis discípulos: en
que se aman unos a
otros”.
Juan 13, 34-
35

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