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DE LO FAMILIAR A LO INDIVIDUAL

Dentro de las diferentes escuelas sistémicas, el comunicacionalismo fue uno de los


primeros enfoques en validar la intervención individual. Según Weakland: “…
Asumiendo rigurosamente el concepto de interacción, cuestiones como el tipo
particular de problemas o el número de personas vistas a la vez se convierten en
menos decisivas para los objetivos que persigue el tratamiento”. El autor plantea que la
concepción interaccional del conflicto no implica, necesariamente, que toda la familia
deba acudir a la terapia. Lo que sí se intenta es trabajar con el miembro más motivado
al cambio.
Este enfoque plantea atender al lenguaje y actitud del paciente para utilizar los valores
y puntos de vista que éste lleva a la terapia con el fin de realizar un cambio en su modo
de afrontar el problema e interrumpir el círculo vicioso constituido por la interacción
entre “problema” y “solución”. Para llevar a cabo este proceso, Weakland diferencia 4
fases:
1. Comprender la naturaleza del punto de vista y de la actitud del cliente.

2. Reconocer y aceptar que son legítimos, a menudo de forma explícita.

3. Reestructurar esta perspectiva, por lo general poniendo de manifiesto la


presencia en la situación de factores particulares que anteriormente no se
habían tenido en cuenta, de forma que pueda adquirir una nueva dirección o
implicación.

4. Utilizar la nueva dirección para proponer y promover nuevas y diferentes


acciones del cliente al afrontar el problema.
INDICACIONES DE LA TIS
Los criterios que nos permiten evaluar la oportunidad de una Terapia
Individual Sistémica son:
 las modalidades en la realización de la demanda.
 fase del ciclo vital en que se encuentra el individuo que pide la
terapia.
el derivante.
Las modalidades de la demanda.
Una selección de los casos fundada en una valoración cuidadosa de la demanda tiene un efecto
determinante para la evolución sucesiva de la terapia. Las modalidades a partir de las cuales
estaría indicada la TIS son:

a. La demanda debe ser formulada directamente por el interesado. Una petición de terapia
individual hecha por otros miembros de la familia o del sistema denota, salvo raras
excepciones, una dependencia del individuo frente al sistema demasiado profunda para ser
resuelta fuera del contexto de pertenencia.
b. El individuo debe pedir o aceptar un cambio que se refiera prevalentemente a sí mismo y a su
forma de establecer relaciones con los otros. Frecuentemente un adulto empeñado en una
“batalla” dentro de la relación de pareja puede pedir una terapia dirigida (quizá implícita y
ambiguamente) a modificar a favor suyo la actitud del partner frente a él. En estos casos, si el
partner no está disponible para una terapia de pareja, se puede trabajar con el individuo
solamente si se ha establecido previamente un contrato terapéutico preciso.
c. El demandante debe estar dispuesto a aceptar un cambio de sí mismo y de su
estilo de relación que quizá pueda tener, indirectamente, un efecto en el
comportamiento de los otros hacia él, incluyendo consecuencias opuestas a
las deseadas. La aceptación de este “contrato de riesgo” constituye la garantía
necesaria de la motivación eficaz del individuo para involucrarse
personalmente en un cambio terapéutico.
d. Cuando la petición específica de terapia individual, acompañada de un rechazo
decidido a la participación de los otros, está motivada por haber tenido
precedentemente experiencias fracasadas de terapia familiar o de pareja.
e. Cuando la petición viene formulada en términos de ayuda para conseguir la
desvinculación, como puede suceder por parte de un joven que aunque tenga
la intención de alejarse de su familia de origen, percibe sus propias
dificultades para hacerlo. Este tipo de demanda, sin embargo, puede
constituir una buena indicación para una terapia individual sistémica
solamente cuando coincida con una situación del ciclo vital prevista entre las
que indicamos a continuación.
Fase del ciclo vital del demandante
La terapia individual según la orientación sistémica tiene sentido cuando el demandante haya
superado la fase de desvinculación de la familia de origen o, por lo menos, se ha producido un
paso incompleto a las etapas sucesivas a la desvinculación. Por “paso incompleto”
entendemos el pase a una fase sucesiva del ciclo vital de un individuo, sin haber alcanzado
todavía completamente todos los requisitos necesarios para la superación de la precedente.
Para que el demandante pueda ser considerado al menos en una fase de desvinculación
incompleta y pueda ser, por tanto, objeto de una indicación de TIS, es necesario verificar la
presencia de una condición de vida emocional y/o práctica suficientemente independiente,
confirmada por la presencia de, al menos, uno de estos tres índices comportamentales:
a) existencia de una o más relaciones externas estables y duraderas (novio/a, amigos, compañeros
de estudio, etc.)
b) capacidad de autonomía económica y física (capacidad de cuidar de la propia persona y de
trabajar con retribución suficiente para mantenerse)
c) capacidad de una vida externa al núcleo familiar (regularidad en los estudios en curso, capacidad
de autogestión, como por ejemplo, un estudiante que vive en una ciudad universitaria alejada de
su casa, etc.)
El derivante
Cuando el que sugiere la terapia individual es un derivante “meta”, es decir,
que tiene una posición jerárquica superior que hace pesar respecto al
terapeuta, tratando de imponer las reglas del tratamiento, el rechazo de la
indicación lleva consigo a menudo el fracaso de la terapia. En este caso es
preferible aceptar la propuesta de terapia individual, siempre que se
presenten los requisitos descritos anteriormente. Si por el contrario, éstos
están ausentes y el terapeuta no consigue convencer al derivante de la
necesidad de la terapia con toda la familia, es oportuno rechazar la
intervención.
CONTRAINDICACIONES
Consideramos que la TIS está contraindicada y es oportuno, en cambio, proceder a una
convocatoria ampliada a los otros miembros de la familia o del sistema, o eventualmente
rechazar la intervención si ésta no se acepta, en los casos siguientes: Si la petición:
a. Es hecha por otro familiar, aun cuando el paciente designado la comparte.
b. Se refiere principalmente a un cambio de la pareja o de la familia o, más en general,
al comportamiento de otras personas.
c. Es echa por un adolescente. Si, respecto al ciclo vital, existe un bloqueo en el paso a
la fase de desvinculación y, por lo tanto, no está presente ni siquiera uno de los
índices comportamentales descritos, respecto a las condiciones de vida autónoma del
joven adulto. Si el derivante que pide la terapia individual es del tipo “invischiato” (=
seductoramente engañoso), es decir, excesivamente involucrado con el demandante
hasta el punto de portarse como otro miembro de la familia. En un caso así, es
oportuno no solamente convocar a toda la familia sino también al mismo derivante.
BIBLIOGRAFIA
• Boscolo y Bertrando (2008) Terapia sistémica individual. Ed.
Amorrortu.
• Canevaro, A. (2012) Terapia individual sistémica con la participación
de los familiares significativos. Ed. Morata.
• https://www.avntf-evntf.com/wp-content/uploads/2016/06/Apuntes-
TIS-Bertino-2014.pdf

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