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A. Realistas.
B. Fantásticas.
C. Imaginarias.
D. Sobrenaturales.
3. El primer párrafo del texto, en el que el autor habla de la posible
aparición de un manuscrito donde se cuente que don Quijote mató
a un hombre en combate, tiene la intención de
A. concluir el texto.
B. complementar la frase utilizada en el experimento.
C. distraer al lector, pues esto forma parte del experimento.
D. proveer información a propósito de una pregunta que se ha
planteado.
9. La afirmación “interpretamos de modo muy parecido a como
realizamos otras actividades consideradas automáticas y ajenas a
nuestro control” implica que
D. todos los individuos que cuenten con una historia similar deben
formar parte de la misma nación.
RESPONDA LAS PREGUNTAS 14 A 16 DE ACUERDO
CON LA SIGUIENTE INFORMACIÓN
Tomado de:
http://www.merca20.com/la-gente-
no-lee-y-si-lee-no-entiende/.
Publicado el 12 de enero de 2015.
Recuperado en 10-04-2015.
14. Según la infografía, ¿cuál de las siguientes afirmaciones es
falsa?
B. Las personas prefieren leer sobre papel que sobre una pantalla.
LA CONTAMINACIÓN MARINA
Debido a la inmensidad y profundidad de los océanos, hasta hace poco
el hombre creía que podrían ser utilizados para verter basura y
sustancias químicas en cantidades ilimitadas sin que esto tuviera
consecuencias importantes. Los partidarios de continuar con los
vertidos en los océanos incluso tienen un eslogan: «La solución a la
contaminación es la dilución». En la actualidad, basta con fijarse en la
zona muerta del tamaño del estado de Nueva Jersey que se forma
cada verano en el delta del río Mississippi, o en la extensión de 1.600
kilómetros de plástico en descomposición en el Pacífico Norte para
darse cuenta de que esta ideología de la «dilución» ha contribuido a
llevar al borde del colapso lo que tiempo atrás fue un ecosistema
oceánico próspero. Existen pruebas de que los océanos han sufrido a
manos del hombre durante miles de años. Sin embargo, estudios
recientes demuestran que la degradación, especialmente en las zonas
costeras, se ha acelerado notablemente en los últimos tres siglos a
medida que han aumentado los vertidos industriales y la escorrentía
procedente de explotaciones agrarias y ciudades costeras.
A. El exceso de nutrientes.
B. La ausencia de oxígeno.
C. La ausencia de vida marina.
D. La presencia masiva de algas.
18. Siguiendo el argumento general del texto, ¿cuál de los siguientes
enunciados podría cerrar el último párrafo?
A. Evidencia/antítesis.
B. Evidencia/argumento.
C. Ejemplo/síntesis.
D. Ejemplo/contraejemplo.
RESPONDA LAS PREGUNTAS 22 Y 23 DE ACUERDO
CON LA SIGUIENTE INFORMACIÓN
Aquí hay una famosa pieza de razonamiento práctico:
Podemos elegir creer en la existencia de un Dios (cristiano); podemos elegir no
hacerlo. Supongamos que elegimos creer. O Dios existe o no existe. Si Dios
existe, todo está bien. Si no, entonces nuestra creencia es un inconveniente
menor: significa que hemos perdido un poco de tiempo en la iglesia, y quizá
hayamos hecho un par de cosas que de otro modo no hubiéramos querido
hacer; pero nada de esto es desastroso. Ahora supongamos, por otro lado, que
elegimos no creer en la existencia de Dios. De nuevo, puede ser que Dios
exista o que no. Si Dios no existe, todo está bien. Pero si Dios sí existe, ¡vaya
que estamos en problemas! Nos espera mucho sufrimiento en el más allá;
quizá por toda la eternidad si no hay un poco de misericordia. Así que cualquier
persona inteligente debería creer en la existencia de Dios. Es el único camino
prudente.
El argumento es hoy por lo general llamado “Apuesta de Pascal”, en honor al
filósofo del siglo XVII Blaise Pascal, quien lo utilizó primero.
Tomado de: Priest, Graham (2000). Una brevísima introducción a la lógica. Oxford:
Oxford University Press.
22. A partir del enunciado “cualquier persona inteligente debería
creer en la existencia de Dios”, se puede concluir lo siguiente:
23. Al final del texto, el autor emplea la expresión “así que” para
ES NOCHE DE MARTES
Diego lava lechuga. Yo corto cebollas, pico tomates, controlo una salsa.
Abrimos un vino. Después de comer, cruza sus cubiertos y me dice que
qué bien cocino. Que soy rebuena ama de casa. Ahora —mucha confianza
y años juntos— sólo finjo que me enojo y él, que me conoce, finge que se
sorprende con mi ceño fruncido. Sabe que me gusta cocinar y tener la
casa ordenada, pero sabe, también, que imagino el infierno bajo la forma
de las tareas del hogar como ocupación obligatoria y excluyente. Tenemos
cuentas separadas, casa compartida y responsabilidades iguales. En fin:
casi. Porque si bien no hay nada que sea tarea exclusiva de Diego, sacar
la ropa del tendedero y guardarla en los placares es una de esas cosas
que “si-no-las-hago-yo-no-las-hace-nadie”. A Diego, simplemente, no le
importa ver la ropa colgada durante meses, y yo prefiero que las medias y
los calzones no me arruinen la vista del balcón, de modo que una vez por
semana me transformo en mi mamá, que volvía del fondo con una parva
de sábanas oliendo a sol, y junto la ropa recién lavada.
Cada tanto me canso y revoleo mi derecho a la igualdad, entonces Diego
dice con ternura “Sí, gordita, tenés razón”, dobla un par de remeras y a la
semana otra vez: ahí voy yo, juntando broches por el balcón. También soy
la encargada de la sección “Comidas difíciles” (Diego es del Club del
Bifecito a la Plancha, si le toca cocinar). Si llego tarde a casa, sobre el
pálido desierto de la mesada lucirá, con suerte, el laguito rojo de un tomate
cortado al medio. Si es Diego el que llega tarde, de guacamole para arriba,
habrá de todo. Antes pensaba que estas cosas —el orden, la comida
caliente, una casa agradable— tenían que ver con cierta sensibilidad
femenina en la que, por cierto, me cuesta creer: tengo amigos varones que
viven solos y sus casas son tan agradables como la mía y cocinan mejor
que yo. Prefiero creer que son síntomas —visibles— de mi educación de
buen partido: prolija, limpita y ordenada. Cosas que aprendí de mi madre:
perfumar la casa con cascarita de naranja, sacar las frazadas al sol.
Tomado de: Guerrero, L. (2009). Me gusta ser mujer… y odio a las histéricas.
En Frutos extraños, pp. 330-331. Bogotá, D.C.: Aguilar.
24. Con la expresión “Diego es del Club de Bifecito a la Plancha, si le
toca cocinar”, la autora busca
27. Las dos primeras frases del texto introducen el conflicto, pues
señalan
A. emocional y desinteresado.
B. cariñoso y humanitario.
C. serio y machista.
D. comprensivo y negligente.
RESPONDA LAS PREGUNTAS 29 Y 30 DE ACUERDO
CON LA SIGUIENTE INFORMACIÓN
(i). “El argumento más poderoso contra la democracia es una conversación de
cinco minutos con el votante medio”.
Winston Churchill
Adaptado de: Ovejero, F. (2008). Incluso un pueblo de demonios: democracia, liberalismo,
republicanismo. Madrid: Katz editores.
“Yo también quisiera eso. Pero hay una posibilidad, ¿sabe?, de que usted y yo
lleguemos a algo.”
“¿Algo cómo qué?”
“Como querernos, caramba (…)”.
Por más doloroso que esto sea, es preciso afirmarlo. La suerte más dura es,
sin duda alguna, la del hombre que cree poder vencer a la Naturaleza cuando
en realidad es su propia naturaleza la escarnecida. (…)
Es un intento ocioso querer discutir qué raza o razas fueron las depositarias de
la cultura humana y los verdaderos fundadores de todo aquello que
entendemos bajo el término “Humanidad”·. Pero sencillo es aplicar esa
pregunta al presente, y, aquí, la respuesta es fácil y clara. Lo que hoy se
presenta ante nosotros en materia de cultura humana, de resultados obtenidos
en el terreno del arte, de la ciencia y de la técnica es casi exclusivamente obra
de la creación del ario. Es sobre tal hecho en el que debemos apoyar la
conclusión de haber sido este el fundado exclusivo de una humanidad superior,
representando así “el prototipo” de aquello que entendemos por “hombre”.