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ARMANDO TEJADA

GÓMEZ

Los
telares
del sol
SENTIDO AMERICANISTA Y SOCIAL DE LA
POESÍA
PUBLICADO EN 1992
(PÓSTUMO
LOS TELARES DEL SOL

 Es un auténtico “poemario” en el sentido


constructivo del término.
 Unidad dada por la reiteración del concepto de
“telar” que al reiterarse en el título de cada poema,
amplifica o precisa el del volumen en general.
 El “telar” deviene así símbolo axial que constela toda
otra serie de símbolos.
 En general, estos símbolos podrían organizarse
formando series antinómicas.
 Otra modalidad estilística destacada es, entonces, la
antítesis, en relación con el tema medular.
TELAR

• Símbolo que atraviesa el


texto.
• Bien cultural de los
indígenas.
• Trabajo y arte creativo.
• Urdimbre de vida.

Tiene anverso y reverso, “pone en relación infinitas


prácticas […] que se juegan en la realidad histórica
conflictiva y que remiten constantemente a textos fuera
del texto presente y que muchas veces no están
plasmados en la lengua escrita” (Paula Ripamonti)
LOS TELARES DEL SOL

 En este sentido es que la obra de Tejada expresa un


pensamiento orgánico acerca de la vida y la muerte,
la identidad y la diversidad cultural, la conflictividad
social y sus resoluciones.
 Pensamiento “situado”.
 Pensamiento “latinoamericano”: intenta pensar
desde la realidad social, política, cultural americana,
para reconstruir la historia y analizar críticamente el
presente.
 Relación con el pensamiento de Rodolfo Kusch: el
“ser” europeo / “estar” indígena, americano.
América profunda (1962); El pensamiento indígena y
popular en América (1977); “Anotaciones para una
estética americana”.
UNA ESTÉTICA AMERICANA (KUSCH)

 Ser / Estar: “La importancia del descubrimiento [de


América] estriba en el hecho de que es el encuentro
entre dos experiencias del hombre. Por una parte la
del ser, como dinámica cultural, cuyo origen se
remonta a las ciudades medievales que adquiere
madurez hacia el siglo XVI. Por la otra, es la
experiencia del estar, como sobrevivencia, como
acomodación a un ámbito por parte de los pueblos
precolombinos”. (Kusch, 1962: 146).
 Idea de lo inerte, pero también lo perdurable, como
expresión de lo americano (“El Telar”, p. 25).
Por ello, afirma Kusch, la cultura quichua era
profundamente estática. y era el suyo un estatismo
que abarcaba todos los aspectos de la vida, que
giraba en torno del estar aquí, vale decir, aferrado a
una naturaleza -aun hostil- y a una determinada
organización política y social. Este mundo estático
se inmoviliza “en el esquema mágico que ha hecho
de la realidad” (1962: 104).
También Draghi señala este rasgo del ethos
americano al afirmar que “la cordillera está siempre
omnipresente [...] por el imperativo de su volumen
vertical. El Ande del siglo XX tiene la misma faz
incambiable del de antes del siglo XVI. En él resuella
Precolombia con su lenguaje esotérico como sólida
victoria de lo estático contra el progreso” (1938: XL).
Y esto es así porque tanto para el escritor como para
el filósofo estas dos concepciones antedichas -de lo
estático indígena y lo dinámico occidental- se
asocian con el ámbito geográfico.
“Telar del humo”
(p. 57)
ESTÉTICA AMERICANA

 “Bifrontalidad” de lo americano “escindido en dos


vertientes: la línea occidental y la indígena; ambas,
en una suerte de equilibrio inestable gestan un
tercer elemento: el mestizo, ser que “sufre un
desacomodamiento ontológico que debe resolver,
dando solución coherente a su doble vertiente”.

Mestizaje
sincretismo
“Telar de las
palabras” (p. 51)
MESTIZAJE

 Relación con otros escritores, como Juan Draghi


Lucero: Draghi manifiesta análogo sentimiento
cuando afirma que la obra de interpretación cabal de
lo americano debe ser emprendida por el mestizo
“cuyo trágico nacimiento significó la agonía de
Precolombia y el alumbramiento de las Américas”
(1992: 5).

 Tal como manifiesta el poeta de Las mil y una


noches argentinas en admirable síntesis:
“Por las tierras de porfías
yo, el mezclado, voy llevando
un corazón compartido
en los desandados pasos...”

Novenario cuyano (1935: 39)

También en la obra de Tejada


Gómez asistimos a la afirmación
de un sujeto que se autodetermina
en clave de un “nosotros”,
configurado en tensa lucha que es
también la de sus dos sangres
(“Telar de la sangre”, p. 29).
Este telar, tejido de mil sangres,
sumido y asumido, es la remota urdimbre de nosotros
sin retorno posible,
sin otra raza que la vida misma y sin otro destino.

“Telar de la cultura”, (p. 68)


EL ETHOS AMERICANO

 Relación con lo geográfico.


“Quizá sólo por razones estáticas cabe
entender que las culturas indígenas de
Sudamérica se hayan quedado en la
meseta. Y también por el mismo motivo,
se entiende lo occidental como dinámico y
propio de las llanuras [...] y siendo, como
es, la cultura quichua una cultura de
meseta, sometida a la naturaleza y
encuadrada dentro del ámbito de su rejilla
mágica, está sumergida en eso que
llamamos la ira de dios, la cual esconde
una emoción mesiánica, que engendra un
comportamiento espiritual” (Kush, 1962:
104).
También Draghi señala este rasgo del ethos
americano al afirmar que “la cordillera está
siempre omnipresente [...] por el imperativo de
su volumen vertical. El Ande del siglo XX tiene
la misma faz incambiable del de antes del
siglo XVI. En él resuella Precolombia con su
lenguaje esotérico como sólida victoria de lo
estático contra el progreso” (1938: XL). Y esto
es así porque tanto para el escritor como para
el filósofo estas dos concepciones antedichas -
de lo estático indígena y lo dinámico
occidental- se asocian con el ámbito
geográfico.
EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO

 Dos ethos se oponen en América: “uno, sostenido por


un sujeto portador de la razón y la verdad, expresión
de la civilización. Otro, inescindido de su lazo con la
tierra y atado a su origen milenario, desarraigado
con violencia, silenciado en su propia lengua,
destituido de su propia historia” (Paula Ripamonti:
“Armando Tejada Gómez y la emergencia del
nosotros”).

Oposición
lucha
De una memoria rota comen polvo
la niebla y la tiniebla.
De una cultura rota se alimenta
la rata sideral de la miseria.
La conquista fue esa rotura de culturas,
el añico y la brizna
que el viento confundió
en la mugre de siglos
Que tenía nombres auríferos,
metales
[…]

“Telar de la cultura” (p. 68)


“[…] la filosofía latinoamericana se instaura como
una ‘herramienta de lucha’ en la que lo teorético
es organizado en función de la afirmación de
determinados grupos, asumiendo la conflictividad
de lo real con una actitud más de denuncia que de
justificación; y así cuando se aboca a su propia
historiografía lo hace, en tanto saber histórico-
crítico, mostrando en el nivel discursivo ‘las
expresiones de un pasado agónico con sus
afirmaciones y fracasos”

Arturo A. Roig
Así está de dispersa la memoria
que era un bien de los hombres de la tierra,
aquende los océanos.
Es vuestra culpa celebrar la muerte
cuando la nuestra vida no regresa
y por quinientos años de las lluvias
y el viento que no cesa,
queda esa piedra desdentada y sola
ante el vientre vacío de la naturaleza.

Nos cuesta recordar, dejar durando


costumbres increíbles,
ese maíz solar del no me olvides,
aquella alfarería hecha pedazos,
la papa en el regazo de la luna
y los idiomas muertos. “Telar de la
cultura” (p. 69)
LOS TELARES DEL SOL

 Veinticuatro poemas que narran la historia “desde la


perspectiva trágica de la conciencia que despierta y
encuentra la devastación, pero también desde la que
libra la lucha por la memoria y juzga, canta o
escribe” (Paula Ripamonti).

Identidad
(“Telar del enterrado”,
p. 35)
LOS TELARES DEL SOL: NIVELES DE
ANÁLISIS
 Formación subjetiva: permite la atribución de esa
experiencia dicha en el poema a una voz específica o
a un aire empático sin sujeto explícito.
 Formación sensible: da una encarnación material a
la voz de la enunciación, a través del juego entre la
organización de los espacios en blanco y la materia
gráfica, el ritmo, los metros empleados, los recursos
fónicos, la rima.
 Formación semántico referencial: promueve un
efecto de evocación a través de predicaciones que
remiten a la vez al texto mismo y al mundo mediante
una referencialidad metafórica o “desdoblada”.
LOS TELARES DEL SOL: FORMACIÓN
SUBJETIVA
 Conflictividad de las relaciones humanas
ejemplificada a través del encuentro del español y el
indígena (“Telar de la cultura”, p. 67).
 Permanente contraposición entre “nosotros” y el
“otro” (“Telar del Otro”, p. 39).
 Lucha por lograr el reconocimiento de una alteridad
negada (“Telar de los Nombres”, p. 49).
 Enfrentamiento que se da dentro de las conciencias,
a menudo dentro del propio ser (“Telar de la
cebolla”, p. 41).
LOS TELARES DEL SOL

LOS OTROS NOSOTROS


 Almirante (“Telar del  El indígena.
Almirante”, p. 19).  AMAUTA (“Telar del
 Cristóforo Colombo o Amauta”, p. 63).
Colón (“Cantar de  “Sabio de saberes
travesías”, p. 55). antiguos”.
 Américo Vespucio (p.  Voz ancestral (“Telar de
53). la .
 Los “otros” europeos  “El Telar de la vida” (p.
(“Telar del Otro”, p. 31). 33).
 “Abuelo violador”.  “Abuelo milenario”.
LOS TELARES DEL SOL: SERIES
ANTITÉTICAS

LOS OTROS NOSOTROS


 Sombra.  Luz.
 “Nao” (movimiento).  Piedra (inmovilidad).
 “Barba” (“Telar de la  “Pómulos huarpes”
sangre”). (“Telar de la sangre”).
 Soledad, abandono.  “Madre de los pueblos”.
 España.  Andinia.

“Telar del jugo verde”


(p. 59)
LOS TELARES DEL SOL

 Configuración subjetiva a través de verbos


conjugados en 1° persona que señalan algo
compartido y sufrido por la raza.
 La idea de “otredad” es clave en todo lo que tiene
que ver con América. Lo radicalmente “otro” es lo
que privó en este encuentro de culturas que comenzó
con la llegada de Colón a América.
 La visión de extrañamiento que sugieren algunos
poemas surge de la atribución de la mirada
precisamente al “extranjero”, el que debe sumergirse
en ese orbe nuevo y tratar de comprender su
misterio.

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