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(1) El documento discute la necesidad de equilibrar el control de la magistratura con la independencia e imparcialidad de los jueces, las cuales son garantías constitucionales. (2) Señala que las leyes peruanas como la LOPJ y la Ley de Carrera Judicial consagran estos principios. (3) No obstante, plantea que el artículo 48 de la Ley de Carrera Judicial, que permite sancionar a jueces por no motivar resoluciones, podría vulnerar su independencia si se interpreta ampliamente, por lo que debe hacerse
(1) El documento discute la necesidad de equilibrar el control de la magistratura con la independencia e imparcialidad de los jueces, las cuales son garantías constitucionales. (2) Señala que las leyes peruanas como la LOPJ y la Ley de Carrera Judicial consagran estos principios. (3) No obstante, plantea que el artículo 48 de la Ley de Carrera Judicial, que permite sancionar a jueces por no motivar resoluciones, podría vulnerar su independencia si se interpreta ampliamente, por lo que debe hacerse
(1) El documento discute la necesidad de equilibrar el control de la magistratura con la independencia e imparcialidad de los jueces, las cuales son garantías constitucionales. (2) Señala que las leyes peruanas como la LOPJ y la Ley de Carrera Judicial consagran estos principios. (3) No obstante, plantea que el artículo 48 de la Ley de Carrera Judicial, que permite sancionar a jueces por no motivar resoluciones, podría vulnerar su independencia si se interpreta ampliamente, por lo que debe hacerse
GARANTIAS CONSTITUCIONALES DE INDEPENDENCIA E IMPARCIALIDAD
• Entre la función de control de la magistratura y la independencia e imparcialidad de los magistrados debe existir un equilibrio adecuado y razonable. Por ello es que la independencia e imparcialidad son, ante todo, garantías a favor de las partes de un proceso judicial. • Un juez es imparcial es cuando no tiene ningún interés en el objeto del proceso ni en el resultado de la sentencia. Como criterio de justicia, la imparcialidad sostiene que las decisiones deben tomarse atendiendo a criterios objetivos, sin influencias de sesgos, prejuicios o tratos diferenciados por razones inapropiadas. • Las partes también tienen derecho a que su juez sea independiente en el sentido de que pueda desempeñar sus funciones sin ningún tipo de perturbación ni influencia externa. Esto va desde cualquier injerencia por parte de órganos jurisdiccionales superiores o inferiores, órganos o agentes políticos, públicos o privados y, principalmente, los órganos de control.
• Esto está plenamente reconocido en nuestra Constitución, CAPÍTULO
VIII PODER JUDICIAL cuando en el Art. 139 nos dice: • Son principios y derechos de la función jurisdiccional: (…). 2. La independencia en el ejercicio de la función jurisdiccional. Ninguna autoridad puede (…) interferir en el ejercicio de sus funciones [del órgano jurisdiccional]. En la Ley Orgánica del Poder Judicial y en la Ley de Carrera Judicial: la importancia de la taxatividad. • La Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) y la Ley de Carrera Judicial (Ley N° 29277) son las normas infraconstitucionales con rango de ley más importantes que tienen que ver con la regulación del ejercicio de la función jurisdiccional y, para lo que aquí interesa, con las sanciones que pueden aplicarse a los órganos jurisdiccionales por faltas cometidas en el ejercicio de sus funciones. • Ambos cuerpos normativos son claros en consagrar, al igual que la Constitución, la independencia e imparcialidad de los jueces. • En el caso de la LOPJ, tenemos el art. 2: • El Poder Judicial en su ejercicio funcional es autónomo en lo político, administrativo, económico, disciplinario e independiente en lo jurisdiccional, con sujeción a la Constitución y a la presente ley. • Y también el artículo 16: • Los Magistrados son independientes en su actuación jurisdiccional dentro de su competencia. Ninguna autoridad, ni siquiera los Magistrados de instancia superior, pueden interferir en su actuación (…) • Por su parte, la Ley de Carrera Judicial, ya desde su artículo 1, consagra ambas garantías: • Los jueces ejercen sus funciones jurisdiccionales con independencia e imparcialidad, sujetos únicamente a la Constitución y a la ley. • No obstante, existe la Oficina de Control de la Magistratura, reconocida en la LOPJ (arts. 102 y ss.) • Por ello, ante cualquier tipo de procedimiento administrativo sancionador que pueda terminar en una sanción (que puede llegar a una suspensión o destitución), además del necesario respeto al debido procedimiento, debe sustentarse en causales taxativas de la ley y, además, que tales causales sean interpretadas de forma restrictiva. • Siendo ello así, existe un deber ineludible de controlar la constitucionalidad de la legislación respecto de las sanciones de los jueces, precisamente para que no se violente la regla constitucional que ordena preservar la independencia e imparcialidad. Necesidad de interpretación conforme a la Constitución del art. 48, § 1, inciso 13, de la Ley de Carrera Judicial • Aquí interesa particularmente el art. 48, § 1, inciso 13, de la Ley de Carrera Judicial, que coloca como falta grave el «No motivar las resoluciones judiciales o inobservar inexcusablemente el cumplimiento de los deberes judiciales». • Esta disposición ya resulta problemática, pues estaría permitiendo que el órgano de control pueda controlar el íntegro de la motivación de cualquier resolución del juez y que, si hubiese algún defecto considerable (nótese la vaguedad de esto último), podría suspenderlo o, inclusive, destituirlo. • No obstante, como se ha mencionado, los textos infraconstitucionales deben ser interpretados de conformidad con la Constitución. Concretamente: la disposición normativa del art. 48, § 1, inciso 13, CPC, debe ser interpretada de conformidad con las garantías de la independencia y de la imparcialidad, en lo que atañe a la esfera de autonomía de los órganos jurisdiccionales respecto de la interpretación y aplicación del derecho y de la motivación de sus decisiones. • Se hace necesario, por tanto, interpretar el segmento normativo «no motivar las resoluciones judiciales» de forma muy restrictiva. Esto es necesario para no colisionar con el ámbito de independencia e imparcialidad que todo juez debe poseer para cumplir con su tarea encomendada por la Constitución. • Hablar de «razones mínimas que sustenten la decisión» va mucho más allá de algún error en la motivación o en una falta de diálogo con las partes respecto de sus alegaciones. Estamos, en realidad, ante un incumplimiento total y clamoroso del deber de motivar; esto es, una decisión evidentemente arbitraria que, inclusive, podría hacer que el juez incurra en el delito de prevaricato. En una palabra, se trata de una ausencia total de motivación. • Así, ese «no motivar» solo puede significar la así llamada inexistencia de motivación o motivación aparente, exactamente en el sentido que el Tribunal Constitucional lo ha entendido en reiterada jurisprudencia: • Entonces, solamente en los casos extremos de motivación aparente, y con mucho tino para no exceder sus competencias de control disciplinario, el órgano de control podría sancionar a un juez por una «no motivación» de su resolución.