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CHARLY GARCÍA

El fantasma de Canterville - Charly García

Yo era un hombre bueno, si hay alguien bueno en este lugar


pagué todas mis deudas, pagué mi oportunidad de amar
sin embargo estoy tirado y nadie se acuerda de mí
paso a través de la gente como el fantasma de Canterville.

Me han ofendido mucho y nadie dio una explicación


¡hay! si pudiera matarlos, lo haría sin ningún temor
pero siempre fui un tonto que creyó en la legalidad
ahora que estoy afuera, ya sé lo que es la libertad.

Ahora que puedo amarte, yo voy a amarte de verdad


mientras me quede aire, calor nunca te va a faltar
y jamás volveré a fijarme en la cara de los demás
esa careta idiota que tira y tira para atrás.

He muerto muchas veces acribillado en la ciudad


pero es mejor ser muerto que un número que viene y va
y en mi tumba tengo perros y cosas que no me hacen mal
después de muerta nena, vos me vendrás a visitar.
García muestra a un personaje en busca de valores dentro de la sociedad, en una
búsqueda que incluye un sinceramiento consigo mismo y reflexiones interesantes
en el terreno de lo humano. También se expone el conflicto de la individualidad
perdida dentro de la ciudad, de la gente...

El personaje comienza exponiendo los falsos criterios morales de la sociedad


anticuada. Para la sociedad es lo mismo pagar las deudas que pagar por el
"amor", algo que, por definición, no tiene precio... Él se comportó así, pero la
consecuencia es que la sociedad se lo tragó y no tiene forma de lograr esa
individualidad a la que hacíamos referencia, ni de pensar por sí mismo. Pasa
inadvertido por ser sólo un engranaje más en esa máquina social.
García toma como referencia el fantasma de Canterville, un cuento de Oscar Wilde en el
que, precisamente, se muestra un fantasma que no logra llamar la atención, ni asustar y
que además es víctima de aquellos a los que pretende atacar. De la misma forma, el
"fantasma" de la canción es víctima de la sociedad a la que no puede convencer de sus
ideas renovadoras, de su visión diferente de la vida... Es así que reniega de aquellos que
lo han ofendido, pero no puede hacerles nada, porque está metido en la sociedad
esquemática, en la "legalidad".
Sin embargo en la última línea de esa misma estrofa (la segunda) se marca el quiebre
entre esa vida chata y desprovista de emoción y una "nueva vida" pautada a través
de la "muerte", de ese nuevo estado de situación: ahora está "afuera" de todo eso,
ahora sabe lo que es la libertad, ahora puede amar, ahora tiene "aire", porque antes
le oprimían el pecho los mecanismos sociales; ahora no le importa lo que piensen de
él, lo que opinen los demás...
Finalmente explica el significado de esa nueva muerte, anteponiéndola al estado
vegetativo "un número que viene y va" ( nos podemos imaginar a un hombre
haciendo las mismas cosas una y otra vez, del trabajo al living, del living a la cama y
de la cama al trabajo, en consonancia con "yendo de la cama al living"). Es mejor
morir dándose la cabeza contra la sociedad, "acribillado"(que es algo que ha pasado
"muchas veces"), que estar deambulando como un fantasma ignorado y objeto de
burlas.
Está muerto, como el fantasma de Canterville, antes y ahora, pero logra triunfar en
la medida en que deja de ser sólo un "número". Sin embargo, es un triunfo a
medias, porque el estado final se muestra como algo depresivo, con inactividad y
esperando recibir el confort de la compañía de la amada. Así, ese nuevo status no
es grandilocuente... allí tiene perros (¿símbolos de la anuencia pasiva?) y cosas
intrascendentes; es un estado natural, en el que lo fundamental es la libertad y
sobre todo la libertad de amar.

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