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Crónica:
El "ojo de agua"
Fragmento de El libro del Trópico, de Arturo Ambrogi
Autor real (Del libro) y el autor implícito.
EMISOR
Situación El narrador testigo o cronista que presencia el lugar
y relata los hechos)
Comunicativa
MENSAJE Descripción y belleza de los manantiales
y el paisaje natural que lo rodea.
Lenguaje poético
CÓDIGO
TIEMPO DE LA ENUNCIACIÓN
ESPACIO DE LA ENUNCIACIÓN
DEL NARRADOR CRONISTA HECHOS DESCRITOS
La situación comunicativa de la crónica
El emisor/ cronista El narratario/Receptor
narrador virtual
• Ejemplo:
Ha trazado la tal veredita, entre
la apretada grama y los
matizados escobíllales, el
trajinar constante de las
mujerucas que del pardo
Modalidad Oracional caserío van mañana y tarde en
busca del agua
El texto El “Ojo de Agua “es una crónica que se retoma de la obra “Libro del Trópico” del
escritor Salvadoreño Arturo Ambrogy, quien manejó con maestría la crónica y el retrato. La
obra fue publicada en dos momentos, 1907 y 1916. sus narraciones son elaboradas con
elementos de carácter nacional -principalmente campesinos; ya que se descubre en el
interior de sus relatos, descripciones de pasajes de la vida campesina y la tendencia del
naturalismo-impresionista. Sin embargo, predomina el movimiento costumbrista de la
literatura salvadoreña, debido a la riqueza descriptiva con que detalla la realidad del campo y
el paisaje natural, en el caso de El ojo de agua, se trata de una crónica; cuya situación
comunicativa está centrada en el interés del autor(emisor), por transmitir una imagen
detallada del lugar, para que el receptor recree el paisaje natural que sirve de escenario para
COMENTARIO CRITICO la formación de nacimientos de agua, cuyos manantiales abastecen a la gente del campo. Con
la intención de valorar los recursos que se encuentran en ese contexto. Existe un narrador
testigo que visita y aprecia el lugar, el cual es catalogado como autor implícito y el autor real,
que manifiesta un dominio en la capacidad para emitir las ideas que quiere transmitir al
trasladar la panorámica del paisaje natural de la zona rural, al lector; al mismo tiempo que
ofrece una estética literaria acompañada de metáforas que permiten dar vida a la
imaginación, a la hora de reflejar la realidad del lugar. Además existe un lector implícito a
quien va dirigido el mensaje y uno real que se refiere a todos aquellos que tienen contacto
con el texto; esto debido a un pacto de ficción en el que está inmersa la intención e ideología
del autor. La crónica El Ojo de agua es un texto descriptivo, que se vale de la topografía para
detallar el lugar como un espacio geográfico, terreno cuadrilátero ubicado en una zona rural,
utilizando un lenguaje coloquial, propio de la época y registro lingüístico usado en las zonas
campesinas. Los hechos son narrados en tiempo presente, utilizando adverbios de tiempo
que hacen referencia a la mañana.
Durante el desarrollo de la estructura del texto El Ojo de agua, escrito en prosa, con
una micro estructura en la cual predomina la modalidad oracional declarativa o
enunciativa, ya que el autor brinda información detallada de todos los recursos
naturales que existen en el lugar, aunque se advierte una mínima cantidad de
oraciones interrogativas. En la mayoría del texto se encuentran oraciones
compuestas, subordinadas; así como también una cantidad significativa de sintagmas
nominales y adjetivales. Los hechos son narrados, en su mayoría, en tercera persona
COMENTARIO CRITICO por lo que el narrador es testigo ocular de los hechos; sin embargo, se transforma en
el desarrollo de la crónica y aparece como protagonista, ya que se dirige en primera
persona para relatar su presencia, paseo por el lugar y contemplación de la realidad,
para transmitir lo que logra percibir y apreciar personalmente. El uso de verbos en
su mayoría están en tiempo presente del modo indicativo, predominando los verbos
compuestos, acompañados de una riqueza de elementos gramaticales y el uso de
metáforas que regalan al lector la oportunidad de deleitarse con las impresiones que
experimenta el autor con el paisaje natural que contempla y la importancia que
tiene como recurso natural al servicio de las campesinas que como parte de su rutina
diaria acuden al lugar en busca del agua que nace al pie de los bambúes.
Fase II
Segunda representación
mental del texto base.
Crónica:
El "ojo de agua"
EL OJO DE AGUA
LA veredita angosta y ondulante se pierde en la espesura de
la huerta. Ha trazado la tal veredita, entre la apretada
grama y los matizados escobíllales, el trajinar constante de
las mujerucas que del pardo caserío van mañana y tarde en
busca del agua. La huerta está colmada de árboles frutales
y de matas de plátanos que forman umbría. Hay naranjos
agobiados por el peso de los frutos maduros, hay paternos,
Proposiciones
La veredita se pierde en la
huerta/ Las mujerucas van en
busca de agua/La huerta está
colmada de árboles frutales y
bambúes. /El ojo de agua se
estanca al concluir la
La importancia de los mantos
acuíferos en las huertas del campo.
División del
Texto en
hay papayos, hay Anonos, hay un aceituno descomunal que veredita/El agua que rebalsa se
bota los remorados frutos como una pedrisca; hay, desliza entre los berros y se
también, unos cuantos cocoteros, y en un rincón, un sume en el matorral.
frondoso macizo de bambúes que cunde un espacioso
cuadrilátero de terreno con la tubería dorada de sus gruesas
cañas nudosas. Al pie de ese macizo crujiente concluye la
angosta veredita, que viene ondulando, como IP
el rastro de una culebra, desde la “puerta de golpe”; y a la Las mujerucas van en busca del
Párrafos
sombra del mismo, densa y húmeda, trascendiente a yerba ojo de agua, que está al
magullada y a hoja podrida, se estanca “el ojo de agua”. En concluir la veredita que se
el cuenco que ignorada piocha labró diligente un día, en el pierde entre la huerta,
vivo talpetate, ha ido acumulándose el agua del venero colmada de árboles frutales y
subterráneo; un agua fresca, cristalina y pura. Ha ido bambúes.
manando esa agua, gota a gota, de la entraña de la roca
porosa; y de ese modo minúsculo, la concavidad, como un
ánfora tosca, ha ido colmándose poquito a poco hasta
rebasar, y con esas sobras formar un minúsculo regajo que
se desliza entre tiernos berros y va a sumirse entre las
asperezas del matorral. Al través de la limpidez de la linfa,
transparéntase, nítido, el fondo del “ojo”, de un rosado
palidecente marmoleado de verde manzana. Entre las
aristas de azufre, la plateada arenilla ha formado tenue
lecho.
A la sombra densa de los bambúes, aquella agua no tiene
reflejos; es un agua que duerme. Cuando abre los párpados
es para, terca, obstinada, estarse todo el día fija en lo alto,
tratando de divisar el cielo que el pabellón de hojas de un
verde ácido que le abriga le impide contemplar. Es un agua IP
triste; un agua contaminada de la nostalgia del azul infinito. La sombra de los bambúes Los efectos de la ausencia de sol en
impide contemplar el cielo al los manantiales
Sabe de otras aguas que el sol dora y en las que un pedazo
ojo de agua.
de cielo se refleja tremante. De cuando en vez, una burbuja
de aire que se escapa del fondo viene a estallar en la quieta
superficie. Un circulito se forma enseguida alrededor del
alvéolo, circulito que va ensanchándose hasta disiparse.
Otras, es una libélula la que la cruza y va rayando la tersura
El texto se divide en tres párrafos
del espejo transparente, como con el filo de un
imperceptible patín. Hay momento en que todo el verde
ácido de la hojarasca de los bambúes parece chorrear,
extensos
como en un vaso de arcilla en el cuenco del “ojo”. El agua
se tiñe entonces de un tinte glauco, que empaña aquella
pupila nostálgica como una turbieza de llanto.
GRACIAS