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MISTERIO DE DIOS

EXPOSICIÓN DEL PROFESOR


TEMA 1
APROXIMACIÓN A LA REALIDAD DE DIOS
1. La propia idea de Dios

- El objeto de este primer Tema de estudio es reflexionar seriamente sobre nuestra propia
percepción de Dios. La razón de este ejercicio es, ante todo, partir de la realidad más cercana
y concreta que tenemos sobre Dios: nuestro propio conocimiento del mismo.

- Además, es necesario que identifiquemos los datos y características de este conocimiento de Dios
que poseemos en la actualidad. Porque en el presente curso pretendemos adentrarnos en el misterio
de Dios, para lo cual necesitamos saber con qué elementos iniciales podemos contar.

- Por lo demás, será necesario tener muy claros los datos con que contamos, para ir confrontándolos
paso a paso con diversos parámetros, con el fin de establecer si el conocimiento que poseemos es
correcto y adecuado o no.

- Experimentaremos posiblemente algunas dificultades en el expresar y sintetizar nuestros


conocimientos sobre Dios. Y, sin embargo, podemos decir que somos "especialistas" en el tema. Es
conveniente preguntarse a qué causas podemos atribuir esta cierta dificultad en expresar nuestra idea
de Dios.
- Hagamos, pues, el esfuerzo, de realizar una
descripción suficientemente extensa y precisa de lo que
pensamos que es Dios. Esta descripción nos va a ser
indispensable para cualquier ulterior análisis temático.
Tratemos de manifestar nuestra más profunda y sincera
percepción del Dios en quien creemos, al que
adoramos, con el que entramos frecuentemente en
comunicación.
2. Origen de nuestra idea de Dios
- Es importante que reflexionemos sobre la forma como recibimos nuestra idea de Dios:

- Posiblemente nos fue transmitida a través de la familia, de la educación escolar, de los


estereotipos presentes en la sociedad, en los medios de comunicación.

- Sin duda el contacto con la Iglesia fue modelando nuestra imagen de Dios a través de la
predicación y del trato con miembros del clero.

- Quizás la fuimos ampliando a través de nuestras lecturas y por la relación con personas más
conocedoras del tema Dios.

- Si pertenecemos a alguna institución religiosa, muy seguramente recibimos fuertes insumos de datos
sobre Dios a través de conferencias, pláticas, exposiciones, retiros espirituales.

- La pregunta que debemos hacernos a este propósito es la siguiente: ¿hemos cuestionado seriamente
los datos sobre Dios recibidos a través de todas estas instancias? ¿O los hemos admitido sin discusión,
pasivamente, sin preocuparnos por verificar su verdad y validez?
- Porque puede suceder que muchos aspectos o datos sobre Dios, recibidos en el transcurso de nuestra vida,
no tengan un soporte suficientemente sólido. Y es posible que, de parte nuestra, estemos transmitiendo la
misma imagen de Dios que hemos recibido y no analizado críticamente. Lo cual quiere decir que podemos
estar transmitiendo una imagen posiblemente errónea o falsa de Dios. En este caso, estaríamos cometiendo
un atropello por estar engañando, inculpablemente, a personas crédulas o que aceptan nuestra versión de
Dios porque suponen que somos especialistas en la materia.
3. La idea de Dios y su relación con la injusticia que
padece nuestro pueblo
- Así, pues, iniciamos nuestra reflexión desde la realidad más cercana que somos nosotros mismos. Pero,
por otra parte, nosotros estamos situados en una realidad concreta, en una sociedad determinada.

- Esta sociedad la caracterizamos por una situación de tremenda injusticia en la que se reconoce el
padecimiento inconmensurable de la mayoría de nuestro pueblo. Como teólogos cristianos sentimos la
obligación apremiante de realizar toda reflexión teológica desde este lugar concreto: desde el lugar del
pobre, desde el sufrimiento y la marginación de nuestras hermanas y hermanos más desposeídos y
maltratados.

- Por esta razón es indispensable que relacionemos de inmediato nuestra idea de Dios con la situación
de injusticia que padece nuestro pueblo. Con absoluta sinceridad tenemos que preguntarnos si la idea
de Dios tiene algo que ver con esa situación o no.

- Así, pues, nos preguntamos si ese Dios cuyas características hemos tratado de describir, tiene que ver
o no con la situación de injusticia mencionada.
4. Aspectos en que la idea de Dios puede
relacionarse con la situación de injusticia
- En nuestra idea de Dios suponemos que de Él depende toda la realidad de este mundo y que toda la
historia está regida por Él.

¿Cómo es posible que Dios permita la existencia de esta patente injusticia que perjudica a la mayoría
de nuestra gente? ¿Cómo puede ser Dios el Dios de la historia, de esta historia de sufrimiento y
padecimiento de tantos seres humanos?

- En nuestra idea de Dios suponemos que se trata de un ser omnipotente, todopoderoso.

Pero pareciera que ese poder divino no funciona en la realidad de nuestra existencia porque el único
poder que prevalece es el de los potentados y explotadores contra los frágiles y débiles de este mundo.

- En nuestra idea de Dios suponemos que está presente en medio del pueblo para proteger y favorecer
a los empobrecidos contra los atropellos de quienes los explotan y maltratan.
Miremos nuestra realidad concreta de hoy y veremos que ocurre todo lo
contrario: pareciera que Dios bendice y apoya a los poderosos y que no
está al alcance de los carentes de bienes de toda índole.

- En nuestra idea de Dios suponemos es providente, esto es, que


provee lo necesario a quien no lo tiene.

Pero la inmensa miseria que padece nuestro pueblo parece negar la


providencia de ese Dios que consideramos infinitamente bondadoso y
misericordioso.
5. Aspectos de nuestra predicación verbal y vital sobre
Dios, y su relación con la injusticia
- Es posible que en muchas ocasiones mencionemos a Dios, hablemos de Dios, atribuyamos a Dios
acciones, intenciones, proyectos, deseos, determinaciones.

- Es frecuente en nosotros la expresión: "Es la voluntad de Dios".

- Debemos preguntarnos qué fundamento tenemos para atribuir a Dios lo que le atribuimos. Puede estar
sucediendo que estemos transfiriendo a Dios nuestras propias intenciones, proyectos, deseos y
determinaciones, y que lo que decimos ser "la voluntad de Dios" no sea sino nuestra propia voluntad que
tratamos de reforzar con la atribución a Dios para poder imponerla más fácilmente a nuestro pueblo.

- Pensemos con honestidad si la pasividad de nuestro pueblo ante la injusticia, si su ancestral quietud
ante la opresión, no se debe en gran medida a nuestra predicación que puede haber atribuido a "la
voluntad de Dios" el estado de postramiento y esclavitud que aniquila a generaciones enteras de
empobrecidos.
- Por otra parte, examinemos con profundo espíritu crítico la figura de Dios que presentamos a nuestro
pueblo y preguntémonos si ese Dios, tal como lo predicamos, favorece realmente en alguna medida a
las personas concretas a quienes se lo presentamos, o si resulta inoperante e inútil para la solución
efectiva de sus problemas diarios.

- Otra pregunta que podemos hacernos en esta reflexión es si nuestro Dios resulta demasiado
benigno y benévolo con los autores reales y concretos de la injusticia, miembros casi siempre de
nuestra Iglesia. Ese Dios puede estar apoyando los intereses de los poderosos opresores de la
mayoría pobre de la misma Iglesia.

- Es decir: en una comunidad eclesial en la que adoramos al mismo Dios, puede estar sucediendo
tranquila e impunemente la más abominable injusticia, y todos tan tranquilos. ¿Cómo puede ser
nuestro Dios, dentro de nuestra Iglesia, el mismo Dios de los ricos explotadores y opresores y de los
empobrecidos maltratados y oprimidos?
- Dicho de otra manera: si nuestra predicación sobre Dios fuera acorde con la que
suponemos que es Dios, ¿podría ocurrir tan tremenda incoherencia? ¿Podría
suceder, que en nuestra comunidad, adoradora del mismo Dios, existiera la
injusticia más salvaje y que ese Dios cobijara, sin inmutarse, lo mismo a los
opresores que a los oprimidos?

- ¿Cuál es, por tanto, la idea de Dios que transmitimos en nuestra predicación no
sólo de palabra sino con nuestras actitudes dentro de nuestra Iglesia?

- ¿No será esta idea de Dios, en alguna medida, responsable de la injusticia que
sigue padeciendo nuestro pueblo?

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