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Los siguientes capítulos hablan de la majestad de Dios, quien viene a gobernar la tierra y juzgar a todas las personas. Volverá a reunir a Israel y a Judá y los restaurará a su gloria.
Los siguientes capítulos hablan de la majestad de Dios, quien viene a gobernar la tierra y juzgar a todas las personas. Volverá a reunir a Israel y a Judá y los restaurará a su gloria.
Los siguientes capítulos hablan de la majestad de Dios, quien viene a gobernar la tierra y juzgar a todas las personas. Volverá a reunir a Israel y a Judá y los restaurará a su gloria.
majestad de Dios, quien viene a gobernar la tierra y juzgar a todas las personas. Volverá a reunir a Israel y a Judá y los restaurará a su gloria. El capítulo 40 se refiere a la restauración después del exilio. Ciro es el instrumento de su liberación de Babilonia. En segundo lugar, mira hacia los tiempos finales cuando «Babilonia», futuro sistema mundial del mal, será destruida y terminará la persecución del pueblo de Dios. Isaías 40:3-5 (RVR1960) 3 Voz que clama en el desierto: Preparad camino a
Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios.
4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y
lo torcido se enderece, y lo áspero se allane.
5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne
juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado.
40.3–5 Preparar un camino y enderezar calzada significa quitar los obstáculos o extender la alfombra roja para la llegada del Señor. El desierto es una ilustración de las pruebas y los sufrimientos de la vida, a los que no somos inmunes. Pero estas cosas no deben obstaculizar nuestra fe. Isaías dijo al pueblo que se preparara para ver la obra de Dios. Juan el Bautista utilizó estas palabras cuando exhortó a la gente a prepararse para la llegada del Mesías (Mateo 3.3). 40.6-8 Aquí se compara a la gente con la hierba y las flores que se marchitan. Nosotros somos mortales, pero la Palabra de Dios es eterna y nunca falla. La opinión pública cambia y no es confiable, pero la Palabra de Dios es firme. Únicamente en la Palabra eterna de Dios hallaremos soluciones duraderas para los problemas y necesidades. 40.11 A menudo se describe a Dios como un pastor, que con amor cuida y guía a su rebaño. Él es fuerte y poderoso (40.10), y sin embargo, cuidadoso y amable. Se le llama pastor (Salmo 23); el buen pastor (Juan 10.11, 14); el gran pastor (Hebreos 13.20); el Príncipe de los pastores (1 Pedro 5.4). Tome nota de que este pastor protege a los miembros más indefensos de nuestra sociedad: los niños y los que cuidan de ellos. Esto refuerza el tema profético de que la nación verdaderamente poderosa no es la que tiene un gran ejército, sino más bien la que depende de la fuerza protectora de Dios. 40.12–31 Isaías describe el poder de Dios para crear, su provisión y su presencia para ayudar. Dios es omnipotente y todopoderoso; pero aun así, cuida de cada uno de nosotros en forma personal. Definimos a Dios lo mejor que podemos con nuestro conocimiento y lenguaje escasos, pero solo limitamos nuestro entendimiento de Él y su poder cuando lo comparamos con lo que experimentamos en la tierra 12 ¿Quién midió las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo, con tres dedos juntó el polvo de la tierra, y pesó los montes con balanza y con pesas los collados? 40.29-31 Aun la gente más fuerte se cansa por momentos, pero el poder y la fuerza de Dios nunca disminuyen. Nunca está demasiado cansado ni ocupado para ayudarnos o escucharnos. Su fuerza es nuestra fuente de fortaleza. Cuando sienta que todo en la vida lo aplasta y no pueda dar un paso más, recuerde que puede clamar a Dios para que renueve su fuerza. 41.8–10 Dios eligió a Israel mediante Abraham porque así lo quiso, no porque el pueblo lo mereciera (Deuteronomio 7.6–8; 9.4–6). A pesar de que Él eligió a los israelitas para representarlo ante el mundo, estos fracasaron en lograrlo. Por lo tanto, Dios los castigó y los envió al cautiverio. Ahora todos los creyentes son pueblo escogido de Dios y todos tienen la misma responsabilidad de representarlo ante el mundo. Algún día Él reunirá a todo su pueblo fiel. No debemos temer porque: (1) la presencia de Dios está con nosotros («Yo estoy contigo»), (2) Dios ha establecido una relación con nosotros («Yo soy tu Dios»), y (3) Dios nos da la seguridad de fortalecernos, ayudarnos y vencer al pecado y a la muerte. ¿Se ha dado cuenta de todas las maneras en que Dios le ha ayudado? Estos versículos se citan en Mateo 12.18–21 en referencia a Cristo. El siervo escogido revela un carácter de mansedumbre, aliento, justicia y verdad. Cuando se sienta herido y quebrantado, o consumido en su vida espiritual, Dios no lo aplastará ni lo echará a un lado como algo inútil, sino que con amor lo levantará. La humanidad actual necesita con desesperación los atributos amorosos de Dios. Podemos mostrar dicha sensibilidad mediante su Espíritu a la gente que nos rodea, reflejando la bondad y la sinceridad de Dios hacia ellos. 42.6, 7 Parte de la misión de Cristo en la tierra era demostrar la justicia de Dios y ser luz para los gentiles (todas las naciones). A través de Cristo, toda la gente tiene la oportunidad de abrazar su misión. Dios nos llama a ser siervos de su Hijo, demostrando la justicia de Dios y llevando su luz. ¡Qué privilegio tan extraordinario ayudar al Mesías a cumplir su misión! Sin embargo, debemos buscar su justicia (Mateo 6.33) antes de demostrarla a los demás y permitir que su luz brille en nosotros antes de que podamos ser luz (Mateo 5.16; 2 Corintios 4.6). Nueva Traducción Viviente ¿Cómo Israel y Judá pudieron ser siervos de Dios y aún así seguir tan ciegos? ¿Cómo pudieron estar tan cerca de Dios y ver tan poco? Jesús condenó a los líderes religiosos de sus días por la misma negligencia (Juan 9.39–41). ¿Acaso no fallamos nosotros de la misma manera? Algunas veces la ceguera es limitada (ver pero no comprender, o saber lo que es bueno pero no hacerlo. Podemos condenar a nuestros predecesores por sus fracasos, pero nosotros somos doblemente culpables si repetimos los mismas errores después que los reconocimos como tal. A menudo estamos tan listos para dirigir el mensaje de Dios a otros, que no vemos cómo ese mensaje toca nuestras vidas. Asegúrese de estar dispuesto a seguir su propio consejo cuando enseñe o guíe a alguien. El capítulo 42 termina con la tristeza de Dios por la decadencia espiritual de su pueblo. En el capítulo 43, Dios dice al pueblo que, a pesar de su fracaso espiritual, Él les mostrará misericordia, los traerá de regreso del cautiverio y los restaurará. Les derramaría amor y no ira. Entonces el mundo sabría que únicamente Dios había hecho esto. Dios creó a Israel haciéndolo especial para Él. La redimió y la llamó por su nombre para que fueran de Él. Dios protegió a Israel en tiempos difíciles. Nosotros somos importantes para Dios, ¡también nos llama por nombre y nos da su nombre (43.7)! Cuando llevemos su maravilloso nombre, nunca debemos hacer nada que le avergüence. 43.2 Al pasar por aguas de tribulación quizás lo ahoguen o lo obliguen a crecer más fuerte. Si va con su fuerza, es muy probable que se ahogue. Si invita al Señor a ir con usted, Él lo protegerá. Dios entregó a Persia a otras naciones a cambio de dejaran partir a los judíos a su tierra natal. Egipto, Etiopía y partes de Arabia (Seba) atacaron a Persia y fueron derrotados. Isaías habla sobre todo del regreso de Israel desde Babilonia. Pero hay un significado más amplio: todo el pueblo de Dios se reunirá cuando Cristo venga a gobernar en paz sobre la tierra. Esta sección describe un nuevo éxodo para un pueblo una vez más oprimido, como lo fueron los israelitas durante el cautiverio en Egipto antes del éxodo. Clamarían a Dios y una vez más los escucharía y liberaría. Un nuevo éxodo se llevaría a cabo por un nuevo desierto. Los milagros pasados no fueron nada en comparación con lo que Dios haría por su pueblo. ¡Cuán tentador resulta recordar a otro una ofensa pasada! Sin embargo, cuando Dios perdona nuestros pecados, los olvida totalmente. Nunca debemos temer que Él nos los recuerde más tarde. Puesto que Dios hizo esto por nosotros, necesitamos hacer lo mismo por los demás. Isaías 44:1-2 (La Biblia de las Américas) 1 Mas ahora escucha, Jacob, siervo mío, Israel, a quien yo he escogido. 2 Así dice el SEÑOR que te creó, que te formó desde el seno materno, y que te ayudará: "No temas, Jacob, siervo mío, ni tú, Jesurún, a quien he escogido. Jesurún (el recto) es un nombre poético para Israel (Deuteronomio 32.15; 33.5, 26). El tiempo vendrá cuando Israel se enorgullecerá de pertenecer a Dios. Si en verdad somos de Él, no debemos avergonzarnos sino gozarnos en permitir que todo el mundo sepa nuestra comunión con Él Aquí Isaías describe cómo el pueblo hizo sus dioses. Qué absurdo resulta hacer un dios del mismo árbol que nos da leña. ¿Creamos nuestros dioses: dinero, fama o poder? Si creamos un dios de nuestra elección, nos engañamos y no podemos esperar que mejore nuestra vida. Isaías 44:10 (La Biblia Reina-Valera) ¿Quién formó un dios, o quién fundó una estatua que para nada es de provecho? Isaías 44:21 21 Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, é Israel, pues que tú mi siervo eres: Yo te formé; siervo mío eres tú: Israel, no me olvides. Isaías 44:21 21 Acuérdate de estas cosas, oh Jacob, é Israel, pues que tú mi siervo eres: Yo te formé; siervo mío eres tú: Israel, no me olvides.