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Recursos clínicos

• Como se ha indicado ACT no tiene establecido un protocolo


estandarizado de fases y estrategias que deban aplicarse
durante el proceso de intervención, sino que establece una
guía general de acción.
• Dependerá, por tanto, del caso concreto el que sea necesario,
o no, abordar todos los procesos (y en qué medida) o usar
más o menos recursos, pudiendo ocurrir, por ejemplo, que en
algunos casos sólo se precise en la aceptación con ejercicios
de defusión (desliteralizar y fundamentalmente distanciarse
de los eventos privados molestos). No obstante, en la mayoría
de los casos, la actuación clínica requiere la práctica
sistemática en todos los frentes, abordando todos los
procesos señalados (Wilson y Luciano, 2002).
Aplicación de ACT
el terapeuta habrá de ajustar los distintos componentes
de ajustando las intervenciones y métodos clínicos a cada
paciente siempre en la dirección al servicio de la cual
están todas las actuaciones en ACT.

Principales recursos
Entre los principales recursos clínicos de ACT está el uso
de las metáforas, cuya utilización es muy frecuente,
pudiendo ser narradas por el terapeuta o también
representadas en la sesión (e.g. el terapeuta representa
lo que provoca malestar al paciente y no le permite
avanzar)
• Contienen elementos que han partido de los
pacientes.
• Poseen propiedades no arbitrarias,
relacionadas con leyes físicas (e.g. limpiar un
vaso sucio).
• Tienen algo en común o son análogos al
problema del paciente.
• El paciente tiene experiencia directa con sus
contenidos, o con algo similar.
Entre los recursos clínicos que utiliza ACT, la
práctica de mindfulness es una de las estrategias
que va a posibilitar el cambio de relación con los
pensamientos, sentimientos, recuerdos y
patrones de regulación verbal que se juzgan
rápidamente como problemáticos y que se
pretende controlar. Cambiando el contexto, desde
uno de fusión a otro de defusión y aceptación,
también se altera la función de esos eventos
internos, modulando su impacto.
Evidencia empírica
Esta terapia ha sido efectiva en numerosos estudios
de caso (García, Luciano, Hernández y Zaldívar, 2004),
habiéndose aplicado en formato breve o amplio, en
formato individual y grupal, en muy diversas
muestras y culturas. ACT ha mostrado su eficacia en
ensayos controlados psicología psicótica, patrones
obsesivos-compulsivos, ansiedad y fobia social,
consumo de drogas y tabaco, esclerosis múltiple,
psico-oncología, tricotilomanía, miedos y
preocupaciones, diabetes, episodios epilépticos,
dolor crónico, actos auto-lesivos, en intervención con
padres de niños con limitaciones, con profesionales,
etc.

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