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Lección 2 para el 9 de abril de 2011

“Porque en él fueron creadas todas las cosas,


las que hay en los cielos y las que hay en la
tierra, visibles e invisibles; sean tronos,
sean dominios, sean principados, sean
Todo lo que existe fue potestades; todo fue creado por medio de él
creado por Dios: y para él. Y él es antes de todas las cosas,
y todas las cosas en él subsisten” (Colosenses 1:16-
17)
El universo.
Los ángeles.
Lo que desconocemos o es invisible para nosotros.
Los mundos habitables, incluida nuestra Tierra.
Los habitantes de todos esos mundos.
Cada ser que tiene vida ha sido creado por Dios.
Tú has sido creado por Dios.

Además, Él es quien sustenta todas


las cosas que ha creado.

Cristo es el centro, la fuente, la esfera en que se


originó la creación
“Hijo de hombre, levanta endechas sobre el rey de Tiro, y dile: Así ha dicho
Jehová el Señor: Tú eras el sello de la perfección, lleno de sabiduría, y
acabado de hermosura… Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo
monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas”
(Ezequiel 28:12, 14)
“Estabas en Edén, en el jardín de Dios, adornado con toda clase de piedras
preciosas: rubí, crisólito, jade, topacio, cornalina, jaspe, zafiro, granate y
esmeralda. Tus joyas y encajes estaban cubiertos de oro, y especialmente
preparados para ti desde el día en que fuiste creado” (Ezequiel 28:13; NVI)

La vestidura de Lucifer reflejaba su


posición exaltada, su poder e influencia
“Desde el día en que fuiste creado tu
conducta fue irreprochable, hasta que
la maldad halló cabida en ti… A causa
de tu hermosura te llenaste de orgullo.
A causa de tu esplendor, corrompiste
tu sabiduría. Por eso te arrojé por
tierra, y delante de los reyes te
expuse al ridículo” (Ezequiel 28:15, 17; NVI)
La Biblia no explica por qué surgió el mal,
simplemente nos narra lo que ocurrió.
En Lucifer nació el orgullo a causa de su
hermosura, posición, vestimenta y sabiduría.

Sin embargo, este orgullo no tenía justificación


alguna, ya que todo lo que él era y lo que tenía
provenía de Dios.
Sin Dios, Lucifer no era nadie, ni poseía nada.
“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero,
hijo de la mañana! Cortado fuiste por
tierra, tú que debilitabas a las En Ezequiel vemos las motivaciones
naciones. Tú que decías en tu internas de Satanás para rebelarse y
corazón: Subiré al cielo; en lo alto, en Isaías se nos expone hasta dónde
junto a las estrellas de Dios, le llevaron estas motivaciones:
levantaré mi trono, y en el monte del Querer ser como Dios.
testimonio me sentaré, a los lados
del norte; sobre las alturas de las Para alcanzar sus objetivos, diseminó
nubes subiré, y seré semejante al sus ideas de “libertad” entre los
Altísimo” (Isaías 14:12-14) ángeles y arrastró en su rebelión a la
tercera parte de ellos.
Jesús, en todo el proceso de la rebelión, usó todos
los medios posibles para convencer a Lucifer del
error que estaba cometiendo y darle la oportunidad
de arrepentirse.

“Lucifer había pecado en el cielo en la


luz de la gloria de Dios. A él como a
ningún otro ser creado había sido
dada una revelación del amor de Dios.
Comprendiendo el carácter de Dios y
conociendo su bondad, Satanás
decidió seguir su propia voluntad
egoísta e independiente. Su elección
fue final. No había ya nada que Dios
pudiese hacer para salvarle”
Elena G. de White, El deseado de todas las gentes, p. 710
“Dios no perdonó a los ángeles cuando
pecaron, sino que los arrojó al abismo,
metiéndolos en tenebrosas cavernas y
reservándolos para el juicio”
2 Pedro 2:4; NVI
Viendo el vacío que había quedado en el cielo, Dios quiso llenarlo
creando a la raza humana.

“Dios sabía que una rebelión tan decidida no


permanecería inactiva. Satanás inventaría
medios para importunar a los ángeles
celestiales y mostrar desdén por la autoridad
divina. Como no pudo lograr que lo
admitieran en el cielo, montó guardia en la
entrada misma de él, para mofarse de los
ángeles y buscar contiendas con ellos cuando
entraban y salían. Procuraría destruir la
felicidad de Adán y Eva. Trataría de
incitarlos a la rebelión, con plena conciencia
de que esa produciría tristeza en el cielo”
Elena G. de White, La historia de la Redención, p. 27
“Sed sobrios, y velad;
porque vuestro adversario el
diablo, como león rugiente,
anda alrededor buscando a
quien devorar” (1 Pedro 5:8)

Después de haber incitado a Adán y Eva a pecar,


Satanás continúa tentando a la raza humana.
Nuestra única esperanza y fortaleza se
encuentra en Jesús que, en la cruz, derrotó a
nuestro adversario y nos da la victoria si la
reclamamos para nosotros con fe y obediencia.

No nos dejemos engañar para vestirnos del


manto de orgullo que Satanás nos ofrece,
sino aceptemos el manto de
perfección ofrecido por Cristo.

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