Lección 10 para el 6 de diciembre

Conforme se acercaba a “Es tal la

Getsemaní sintió una angustia que me
tremenda angustia y una invade que me
gran necesidad de apoyo siento morir”
por parte de sus discípulos. (Marcos, 14: 34 NVI)
 ¿Cuál fue la causa de
semejante angustia?

 ¿Fue el temor de lo que los seres humanos pudieran hacerle?

 ¿Fue la carga que sentía al soportar el pecado del mundo?
 ¿Comenzó a ser consciente de la cercanía de la muerte
eterna?
Jesús debía beber la
copa de la ira de Dios.
Tres veces rogó al Padre
que pasase de Él esa
copa, que buscase
alguna otra forma de
salvar al hombre.
La respuesta del Padre
fue el silencio. La
respuesta del Hijo la
sumisión.
Y en ese momento, un
ángel bajó a consolarle y
fortalecerle.

“La copa que el Padre me

ha dado, ¿no la he de
beber?” (Juan, 18: 11)
 ¿Qué significaba la copa
para Jesús?

¿La separación de su Padre?

¿El cumplimiento de las profecías mesiánicas?
¿La ira de un Juez justo?
En el momento
de mayor
oscuridad, Jesús
fue entregado en
las manos de los
poderes del mal.

“Todos los días estaba con vosotros en el

Templo, y no os atrevisteis a ponerme las
manos encima. Pero ya ha llegado vuestra
hora, cuando reinan las tinieblas” (Lucas, 22: 53)
¿Quién entregó a Jesús en
manos de pecadores?

¿Judas Iscariote?
¿El Padre?
¿Él mismo?
¿Tú y yo?
“Dios mío, Dios
mío, ¿por qué
El Padre, el Hijo y el
me has Espíritu Santo sufrieron
desamparado?” terriblemente en la cruz.
(Mateo, 27: 46)
Jamás antes habían
estado separados y
jamás lo volverán a
estar.
Pero por un momento,
sufrieron esa
separación por amor al
hombre, para conseguir
su salvación eterna.
 ¿Cuál fue la naturaleza del sufrimiento
experimentado por la separación de la Deidad?

¿El pecado que Cristo

cargaba en nuestro lugar?
¿Que no existiera un
mediador que pudiera
reconciliarlos?
¿El hecho de experimentar
la muerte eterna?
 “Yo pongo mi vida, para
volverla a tomar. Nadie me
la quita, sino que yo de mí
mismo la pongo”
(Juan, 10: 17-18)

Jesús, voluntariamente, dio su vida en

la cruz. Entregó su espíritu para
volverlo a tomar. Nadie podía quitar la
vida al Justo, él la dio por amor.
¿Qué consumó Jesús
en la cruz?

¿Su ministerio
terrenal?
¿La reconciliación
del hombre con
Dios?
¿El plan de
salvación?
¿La expiación?
“Nuestra salvación se alcanzó
mediante el sufrimiento infinito
del Hijo de Dios. Su pecho
divino llevó la angustia, la
agonía, el dolor que la
pecaminosidad de Adán trajo
sobre la raza humana. El
calcañar de Cristo fue herido a
la verdad cuando su humanidad
sufrió, y el pesar más profundo
que haya oprimido alguna vez a
los seres que había creado
abrumó su alma mientras
estaba pagando la vasta deuda
que el hombre debía a Dios”

E.G.W. (Manuscrito 75, 1886)