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EL SENTIDO RELIGIOSO

LUIGI GIUSSANI
Capítulo Séptimo
Actitudes irrazonables frente al
interrogante último: reducir la pregunta
1. Evasión estética o sentimental
• Para esta postura, el hombre acepta las preguntas y las
mide con su sentimiento, pero no hay un compromiso
personal del yo (esteticismo carente de compromiso). La
urgencia de encontrar sentido a la vida se suplanta por la
contemplación de la belleza, asume forma estética.
• No se puede afirmar que aquello por lo que vale la pena
vivir sea el placer estético, ni la naturaleza como surtidor de
goce estético. Así, cuando nos encontramos ante una
desgracia nos conformamos con el sentimiento y no
tratamos de hacer algo.
• Sin embargo, cuando la desgracia nos toca lo hacemos, ya
que no podemos pararnos a mitad de camino,
regodeándonos en una experiencia emotiva que se
convierte en evasión.
“Oh sueño, verdad sin certeza de memoria”
(Shakespeare)
2. La negación desesperada
• De todas las posturas erróneas ésta es la más dramática, la
más apasionante, la más seria.
• Es la negación de que haya respuesta a las preguntas. Aquí
la búsqueda se toma en serio pero, al llegar a un
determinado punto, la dificultad de las respuestas lleva a
decir que no es posible una respuesta.
• Giussani dice que es la actitud más dramática porque pone
en juego la libertad de opción del hombre y lo que se debe
hacer es permanecer abierto a la posibilidad o esperanza
que es lo que nos permite respirar, vivir.
• La estructura misma de nuestra vida, como hemos visto, es
promesa, una promesa que brota precisamente en la
presencia ineludible de esas preguntas profundas. Lo
irracional es olvidar o negar eso.
• La desesperación que nace de semejante negación
aparece en escritos de autores que saben expresar al
ser humano y su drama, por ejemplo:
• 1. La aspiración imposible (“la esperanza impotente”).
“Llévame a la familia que no existe, pero no lo espero”
(Kerouac). Es una clara opción por el “no esperar”, es
como estar prisionero de un interrogante que renueva
continuamente su herida original.
• 2. La realidad como ilusión. La mayor evidencia que
tiene un hombre adulto es que él no se hace a sí
mismo: el hombre es aquel nivel de naturaleza en el
que ésta toma conciencia de sí, y se da cuenta de que
no consiste en sí misma, de que las cosas no tienen
consistencia por sí solas. Pues bien, esta experiencia es
también el umbral del descubrimiento del hecho de la
creación: que las cosas están hechas por Otro.
• Frente a la percepción de “la nada detrás de
mí” hay dos posibilidades: o las cosas no se
producen por sí solas, y están hechas por
Otro, o son ilusiones y, por tanto, nada. ¿Cuál
de las dos hipótesis es la que corresponde
mejor a la realidad, no a una opinión nuestra,
deducida quizá de la ideología corriente, sino
a la realidad tal como aparece en nuestra
experiencia? Indudablemente la que mejor
corresponde, la que es conforme a la
experiencia, es la hipótesis de que la realidad
está hecha por Otro: porque aunque sea
efímera e inconsistente, existe.
• 3. La nada como esencia. He aquí la opción
negativa: “Eres como la tierra que nadie ha
nombrado jamás” (Montale). Existes y, por lo
tanto, dependes de algo Último; entonces, para
negar eso, tienes que renegar de ese “Tú”, que es
la palabra más natural que emerge de la
profundidad de tus orígenes. Y es renegar de
nuestra naturaleza el decir: “Tú no esperas nada”.
• El único calor que puede hacer que el pasado
construya el presente es el reconocimiento de
una plenitud de inteligencia y amor, una plenitud
de “significado”.
3. La alienación
• Para la tercera y última postura la vida tiene un
sentido totalmente positivo, pero niega que este
sentido contenga la verdad para la persona, y lo
afirma en las ciencias que solo pueden dar respuestas
ciertas.
• El ideal vital residiría en una hipotética evolución
hacia el futuro a la que todos deberíamos concurrir
como único significado que tiene la vida, a esto se le
designa con el nombre de progreso. Esta visión
considera las preguntas fundamentales del hombre
como un estímulo funcional en la edificación de ese
progreso.
• Sin embargo, los interrogantes últimos constituyen mi
persona, se identifican con mi corazón y mi conciencia,
son el contenido de mi autoconciencia: Su solución, la
verificación de su significado, es algo que debe
tocarme a mi, que me atañe directamente a mí. No
habrá respuesta si ésta no se da en mi si no es
respuesta para mí.
• En la solución progresista la realización de la
colectividad prima sobre la realización de la persona.
En la solución progresista el hombre queda alienado.
• Se trata de una solución que no se adecua a los
factores en juego, y que, por tanto, es irrazonable.
Tendría que destruirse el yo para que la evolución de la
realidad tuviera lugar. Pero eliminar el factor principal y
fundamental, que es el yo, es eliminar el factor más
incómodo y decisivo.
• Dos observaciones:
• 1. Que haya un nexo original entre el proceso de
afirmación de mi persona y el destino del mundo es
una verdad grande, que se encuentra afirmada sobre
todo en la idea cristiana de mérito. La acción humana
“mueve” el mundo y edifica la humanidad si es
“ofrecida” a Dios, es decir, si se realiza en función del
designio total de Dios sobre el mundo.
• “¿Es acaso el vivir el objeto de la vida? ¡no vivir, sino
morir y dar lo que tenemos sonriendo! ¡esa es la
alegría, esa es la libertad, ésa es la gracia, ésa es la
juventud eterna” (Claudel)
• “¿Qué vale el mundo comparado con la vida? ¿y de
qué sirve la vida, sino para darla? (Claudel)
• Hoy se nos dice que el fin de todas nuestras energías es
disolvernos para le progreso del futuro.
• 2. ¿Quién administra ese progreso hacia el
futuro?
• Los poderosos, los que tienen para ello la
fuerza y la circunstancia que otros no tienen:
los ricos de hoy, que ya no nacen del esfuerzo
de crear quizá una empresa, sino que nacen
de la astucia para hacer carrera en el partido o
en el uso de una herencia.
• Churchill, al terminar la Segunda Guerra Mundial,
cuando fue invitado a América para un viaje triunfal
como salvador de la civilización, visitó el Instituto de
Tecnología de Boston. El director del instituto hizo un
gran discurso en el que exaltó el valor definitivo de esta
civilización que ya casi había alcanzado su último
objetivo: dominar también al hombre del mismo que
dominaba ya todo lo demás, en el sentido de poder
programar sus pensamiento y sus sentimientos: y así no
podría nacer en adelante un nuevo Hitler. Churchill se
levantó y dijo textualmente: “El decano de los estudios
humanísticos ha hablado con veneración de la capacidad
científica que nos está acercando al control de los
pensamientos humanos con precisión. Me alegraré
mucho de estar muerto antes de que esto suceda”.
• La política de hoy está gobernada por este
tipo de cultura en todo el mundo. Por eso
necesaria una revolución en defensa del ser
humano, y ésta sólo puede tener un signo: el
signo religioso, el auténticamente religioso; y
por lo tanto, en primera línea, el cristianismo
auténtico.
• Lo que dice Dostoyevski es la verdad más
evidente: “la abeja conoce la fórmula de su
colmena, la hormiga conoce la fórmula de su
hormiguero, pero el hombre no conoce su
propia fórmula”. Porque la fórmula del
hombre es su libre relación con el infinito.

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