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EL SENTIDO RELIGIOSO

LUIGI GIUSSANI
Capítulo Decimotercero
Educación para la libertad
• El método de manifestarse a
través del signo es un método
adecuado para el hombre,
característico de la vida
personal. Pues la palabra y el
gesto ¿Qué son? Signos.

• Y ya hemos visto que esto se debe a que en


este método de relación entra en juego la
libertad, la cual se respeta, ya que ésta tiene
que ponerse en juego para interpretar el signo.
1. Educación para la libertad como
responsabilidad
• El problema fundamental
de esta gran aventura que es
el mundo como signo, es una
educación para la libertad.
Educación para ser libres
quiere decir educación para
ser responsables.

• La educación en la responsabilidad es una


educación para responder a aquello que nos
llama.
• ¿En que consiste esta educación para crecer en
libertad, es decir, para adquirir responsabilidad?
• a) La educación en la responsabilidad implica una
educación de la atención. Lo cual no es fácil, no es
automático, e incluso cuando esta comprometida, se
debe prestar atención.
• El prejuicio, sea cual sea su origen, es lo que
impide la atención: hace que prevalezca en nosotros
el interés; que se afirmen ideas preconcebidas;
concentra la atención sólo en lo que nos apetece.
Nos hace caer en la torpeza y la superficialidad cosa
que es un delito cuando se trata de un problema tan
grave.
• b) Una educación en la responsabilidad es
también educación en la capacidad de
aceptación. No es automático aceptar una
propuesta en su integridad.
• Por consiguiente, una educación de la libertad
para que esté atenta, o sea, para que se abra
conscientemente a la totalidad de los factores en
juego y para que sepa aceptar es la cuestión
fundamental para poder seguir en la vida un
camino humano.
2. Educación en una actitud de
petición
• La educación en la libertad,
necesaria para que se dé una
interpretación adecuada de este
signo que es la existencia, debe
entrenarnos para adoptar una
postura justa ante la realidad. Pero,
¿Cuál es esa postura justa ante la
realidad? Esta es permanecer en la
actitud original con la que nos forma
la naturaleza lo que equivale a una
actitud de espera que se traduce en
petición, en pregunta.
• En el niño todo esto es curiosidad: espera y
pregunta. En el hombre es espera y búsqueda.
• - Pero tiene que tratarse de una búsqueda real: la
búsqueda falsa arroja sobre la realidad
interrogantes para los cuales no espera respuesta.
• - Una búsqueda real implica siempre como última
hipótesis que haya una respuesta positiva: en caso
contrario uno no busca.
• Por eso la educación de la libertad debe ser una
educación para responder a la pro-vocación. A
estar atentos a las numerosas solicitaciones que
constantemente nacen de la confrontación con la
totalidad de lo real. Dichosos los que tienen
hambre y sed.
• La postura en que la naturaleza pone
originalmente al hombre ante la realidad es una
postura positiva. La curiosidad es el aspecto más
inmediato y mecánico de esta atención que la
naturaleza despierta en el hombre frente al
cosmos.
• ¿Qué significa esta curiosidad original? La
curiosidad, tanto en el niño como en el adulto, es
una postura llena de afirmación positiva, es casi
como una hipótesis general de trabajo con la que
la naturaleza empuja al hombre a compararlo
todo.
• La educación en la libertad es una educación para
tener una actitud positiva ante la realidad, para
creer en la capacidad de tener certeza. La actitud
de duda nos vuelve incapaces de obrar.
3. La experiencia del riesgo
• Sin embargo, ¿Dónde esta la
verdadera dificultad para
reconocer la existencia de Dios, la
existencia del misterio, el
significado que sobrepasa al
hombre?
• La naturaleza hace que el
hombre perciba fácilmente las
cosas que le resultan más
necesarias para vivir: de todas ellas
la más importante es intuir la
existencia del por qué, del
significado de todo: es la existencia
de Dios.
• Giussani quiere contribuir a descubrir el punto
exacto en el que reside la dificultad para admitir
la existencia de Dios.
• Una consecuencia inevitable de la relación con
Dios, que está medida por el fenómeno del
signo, es esa experiencia que llamo experiencia
del riesgo. La interpretación de los signos es
como aventurarse en otra tierra.
• Asumir un riesgo no es hacer un gesto o
realizar un acto careciendo de razones
adecuadas para ello, porque es ese caso no hay
riesgo, sino irracionalidad. El riesgo consiste en
otra cosa.
• El verdadero drama de la
relación hombre-Dios, a
través del signo que es el
cosmos, no está en la
fragilidad de las razones,
porque todo el mundo es una
gran razón. El verdadero
drama reside en la voluntad,
que debe adherirse a esta
inmensa evidencia.
• No se mueve porque le falta energía para ser
coherente, entendida esta palabra como aquella
energía con la que el hombre se toma a sí mismo y se
adhiere, “se pega”, a lo que la razón le hace ver.
• No obstante, de hecho se produce esa separación
entre la razón y la afectividad, entre la razón y la
voluntad: y de aquí nace la experiencia del riesgo.
• ¿Cuándo aparece, pues, el sentido del riesgo? El
sentido del riesgo penetra en nosotros en la medida
en que el objeto que tenemos delante afecta al
significado de nuestra existencia. Cuanto más afecta
una cosa al significado de la vida, más posible es
que se produzca en nosotros la experiencia de esta
división irracional.
• Sólo una fuerza de voluntad podría permitirnos
superar el miedo de afirmar el ser.
• Ahora bien, hay en la
naturaleza un método que
consigue proporcionar a nuestra
libertad la energía que nos
permite atravesar y superar el
miedo que nos produce el
riesgo. Para superar el abismo
de los “pero”, “si”, “sin
embargo”, el método que usa la
naturaleza es el fenómeno
comunitario.
• Únicamente la dimensión comunitaria permite al
hombre ser suficientemente capaz de superar la
experiencia del riesgo. Es como el humus para que
la semilla humana dé su fruto.

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