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La violencia es un fenómeno natural en la sociedad colombiana y así lo registró Fernando Botero. PEro más allá de las FARC o de Pablo Escobar EEUU y sus torturas en Abu Graib también han sido magistralmente pintadas por este artista
La violencia es un fenómeno natural en la sociedad colombiana y así lo registró Fernando Botero. PEro más allá de las FARC o de Pablo Escobar EEUU y sus torturas en Abu Graib también han sido magistralmente pintadas por este artista
La violencia es un fenómeno natural en la sociedad colombiana y así lo registró Fernando Botero. PEro más allá de las FARC o de Pablo Escobar EEUU y sus torturas en Abu Graib también han sido magistralmente pintadas por este artista
SILENCIADA Durante la década de 1980 el conflicto armado presentó un rápido escalamiento que se caracterizó por la intimidación generalizada que produjeron los grupos terroristas en numerosas regiones del país, por los asesinatos selectivos de miembros civiles de tendencia izquierdista a manos de grupos paramilitares, así como por la aparición de bandas narcotraficantes que se enfrentan a los grupos subversivos. El punto más alto se presenta durante la presidencia de Andrés Pastrana y el gobierno de Álvaro Uribe, en el cual se enfrentaban la Fuerza Pública contra los grupos insurgentes y paramilitares, los cárteles del narcotráfico y los grupos criminales La época en la que se ubica el mayor recrudecimiento ocurrió entre 1988 y 2003, pero es en la segunda mitad de la década de 1990 cuando el conflicto entra en su fase más cruenta, ya que se generalizan las intervenciones armadas a la población, las desapariciones forzadas, las masacres indiscriminadas de civiles, el desplazamiento forzado masivo y los secuestros colectivos de civiles, militares y políticos. BOTERO ANTE LA VIOLENCIA
“Mi país tiene dos caras. Colombia es ese
mundo amable que yo pinto siempre pero también tiene esa cara terrible de la violencia. Entonces, en cierto momento, tengo que mostrar la otra cara de Colombia”. “Estos cuadros son una manera de rechazo a la violencia. Soy el menos partidario de que las cosas se arreglen mediante la fuerza y la brutalidad. Los conflictos se arreglan con diálogos, con concesiones, con entendimiento. “Violencia en Colombia” representa las décadas de conflicto que ha vivido Colombia y consta de 67 obras, compuesta por 42 dibujos y 25 óleos que Fernando Botero cedió al Museo Nacional de Colombia en el año 2004, para que fuera una obra itinerante. ANTECEDENTES DE LA VIOLENCIA
El tema de la violencia ha estado presente desde
temprano en la obra de Botero; Entierro de carnaval, 1951; Frente al mar, 1952; La guerra, 1973 ENTIERRO DEL CARNAVAL LA GUERRA Pinturas como Carro bomba (1999), El desfile (2000), Tristeza (2002), Mujer llorando (2002) y Hombre cayendo (2002) son algunas de las obras donde se refleja la necesidad del escultor y pintor colombiano de no querer vivir de espaldas a la realidad nacional. CARRO BOMBA, 1999 EL DESFILE, 2000 TRISTEZA, 2002 MUJER LLORANDO HOMBRE CAYENDO MASACRE MADRE E HIJO UN SECUESTRO ESTÉTICA DE LA FEALDD
Aparecen unos trabajos que recurren a estrategias
plásticas diferentes dentro de la obra de Botero, lo que aquí hemos denominado estética de la fealdad: Sin título, Río Cauca y Motosierra rompen con la serialidad de Violencia en Colombia y con los cuerpos jugosos como frutas. Es decir, la obra de Botero se niega a sí misma. La disonancia y la fragmentación de las formas irrumpen con potencia y nos indican que algo más que las formas son fragmentarias y disonantes. Algo ha sido roto. SIN TÍTULO RÍO CAUCA MOTOSIERRA El cuerpo fragmentado, torturado y desmembrado es un cuerpo en dónde ya no mora ninguna humanidad, parece, más bien, una porcelana hecha pedazos. MASACRE DE CIÉNAGA GRANDE, 2002 Cerca de Buenavista, otro pueblo flotante, se cruzaron con tres pequeñas canoas en las que ocho pescadores se disponían a comenzar su jornada. Estaban como a 60 metros, según los relatos de varios testigos, y sin detener las lanchas los paras comenzaron a dispararles ráfagas de metralleta. “Los mataron como si estuvieran jugando tiro al blanco”, Luego capturaron a otro grupo de 12 pescadores al frente de la iglesia y después de interrogarlos para que revelaran el paraderos de otras personas de la lista los fusilaron LA MUERTE EN LA CATEDRAL VIOLENCIA INTERNACIONAL. ABU GHRAIB A principios del 2003 se sucedieron numerosos casos de abuso y tortura de prisioneros encarcelados en la prisión de Abu Ghraib en Irak por el personal de la Compañía 372 de la Policía Militar de los Estados Unidos, agentes de la CIA (agencia gubernamental de los Estados Unidos) y contratistas militares involucrados en la ocupación de Iraq. La investigación criminal realizada por el ejército de los Estados Unidos se inició en enero del 2004 a raíz de la denuncia anónima efectuada por el sargento Joseph Darby. Los informes que le siguieron, así como también las fotografías que mostraban personal militar estadounidense abusando de prisioneros causaron un gran revuelo mundial cuando en abril, el programa 60 minutos de la CBS y un artículo de Seymur M. Hersh en la revista The New Yorker destaparon la historia ABU GHRAIB
En 2005 se hicieron públicas sus
pinturas sobre las torturas en Abu Ghraib. La intención de las exposiciones ha sido mostrar al público el valor testimonial de la serie y, en algunos casos, se la ha comparado con Los Desastres de la Guerra de Goya o el Guernica de Picasso: “No me pude quedar callado: el poder del arte es hacer recordar algo y espero que mi arte logre eso”, ha manifestado Botero (2007). Botero declara que la fuente documental de sus obras es la prensa: noticias, testimonios y fotografías. La obra de arte, a diferencia de la rutinización informativa, tiene la capacidad de develar la verdad de la barbarie, independientemente de que las fuentes de las obras sobre la violencia sean, precisamente, imágenes mediáticas: La pintura tiene la capacidad de hacer visible lo que es invisible (…) Quería reconstruir la atmósfera de la prisión con escenas que no salían en las fotos [las fotos sobre las torturas en Abu Ghraib] (…) Una foto es un click. Claro que puede ser un documento tremendo. Pero la pintura es una concentración de la emoción y del tiempo, dejando a un lado lo que no concierne al tema, y eso da un sentido especial a las imágenes. Santiago Londoño considera que en esta serie: …la alegría de vivir desaparece y es reemplazada por la conciencia adolorida. El desgarramiento es estático (…) Todo está dominado por un silencio luctuoso y un religioso sufrir con paciencia y abnegación, que ni las ráfagas de balas, congeladas una por una, consiguen interrumpir con su mortal recorrido Fernando Botero: El mundo entero estaba en un estado de shock cuando la prensa estadounidense dio a conocer la tortura de los iraquíes en la prisión Abu Ghraib. Leí sobre eso en el New Yorker en un famoso artículo de Seymour Hersh. Me quedé sorprendido, dolido y furioso, como todos los demás. Cuanto más leía, más me sentía motivado y furioso, alterado Unos meses después iba de regreso a París en un avión cuando volví a leer sobre esa tragedia. Tomé un lápiz y un cuaderno y empecé a dibujar. Cuando llegué a mi estudio en París seguí dibujando y pintando. Se convirtió en una especie de obsesión que duró 14 meses. Solo trabajaba en eso y solo pensaba en eso De repente, me sentí vaciado, como si ya no tuviera nada más que decir sobre eso. Me sentí en paz. Por alguna razón encontré la paz. Pero por meses sentí ese deseo de decir algo, porque para mí era una enorme violación de los derechos humanos y Estados Unidos ha sido un modelo de compasión y un modelo de derechos humanos, y va y comete esa violación. Ese es el mayor daño que se le ha hecho a la imagen de este país. Fernando Botero: Para mí las fotos fueron muy importantes para ver la atmósfera en que se desenvolvió ese drama. Vi las fotos, especialmente la iluminación tan dramática, porque la tortura se llevaba a cabo más que todo en la noche. También me inspiró el texto. Traté de visualizar lo que estaba sucediendo. La pintura tiene la capacidad de hacer visible lo que es invisible. No tiene sentido copiar una foto. Quería reconstruir la atmósfera de la prisión con escenas que no salían en las fotos, para crear una idea del ambiente, para comunicar una idea de los horrores que se estaban cometiendo. Fernando Botero: Una de las cosas que más me impactó de las fotos que vimos es que se ponían guantes verdes para tocar a los prisioneros. Para mí esa fue una enorme humillación. Eso me impactó profundamente, las manos en guantes verdes tocando al preso. Me pareció más impactante darles todo el espacio a las víctimas y solo mostrar los guantes tocando a los presos. Si hubiera tenido que compartir el espacio, no hubiera tenido tanto impacto. Pero mostrar a la víctima y la mano o la víctima y la bota, para mí eso era más impactante. Quería enfocarme en la víctima. Robert Haas: Cuando mi esposa estaba viendo una pintura, señaló que al fondo de uno de los lienzos claustrofóbicos se ve una pequeña ventana alumbrada al final de un pasillo, y me di cuenta que ese era un pequeño símbolo de esperanza. Fernando Botero: Efectivamente. Para contrastar con los colores oscuros, el verde oscuro y el rojo oscuro de la sangre, en cada pintura puse una pequeña ventana blanca que traza el contraste entre la luz de afuera, la esperanza, y la tortura dentro de la prisión. Para crear ese contraste, puse una ventanilla en cada pintura. Fernando Botero: Me impresionó la nobleza de algunas de las personas de las fotos. Muchos eran ancianos barbudos que parecían profetas de la Biblia. Se dejaban crecer la barba por sus creencias religiosas, se sentían orgullosos de su religión, y esas personas estaban en manos de adolescentes que no sabían nada de su religión, que les faltaban al respeto y los llamaban “cabezas de trapo”. PABLO ESCOBAR