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LAS MODALIDADES
LAS FORMALIDADES
Formalidades y Solemnidades
Las formalidades son los requisitos externos con que algunos actos, por
mandato legal, deben celebrarse.
Las Formalidades y las Solemnidades no son lo mismo, aun cuando en
ocasiones el Código parece confundirlas. La formalidad es el género y la
solemnidad es la especie.
Existen diversas clases de formalidades que llevan aparejadas sanciones
también diversas:
Formalidades habilitantes;
Formalidades por vía de publicidad;
Formalidades por vía de prueba.
LAS FORMALIDADES
Las solemnidades son los requisitos externos prescritos por la ley para manifestar la
voluntad o expresar el consentimiento. Su omisión produce la inexistencia o nulidad
absoluta del acto.
Constituyen solemnidades, por ejemplo:
- en la compraventa de bienes raíces, que se celebre por escritura pública
- en el contrato de promesa, que se celebre por escrito
- en el contrato de matrimonio, que se celebre ante oficial del Registro Civil y dos
testigos
- en el contrato de hipoteca, que se celebre por escritura pública
Actos solemnes son aquellos en que la ley exige ciertas formalidades indispensables
para la existencia del acto y las exige en consideración a la naturaleza de éste. Se
trata de un requisito de existencia del acto. Si un acto solemne se celebra sin cumplir
con la solemnidad prescrita por la ley, el acto es inexistente o nulo absolutamente.
Las solemnidades son de derecho estricto, constituyen una excepción al derecho
común y, por lo tanto, deben interpretarse restrictivamente.
LAS FORMALIDADES
Así, las solemnidades que la ley exige para un acto no pueden aplicarse a otro,
por muy parecido que éste sea, ni pueden exigirse otras solemnidades que las que
la ley expresamente indica; no hay más solemnidades que las que la ley
establece.
Las partes pueden hacer solemne una acto que por exigencia de la ley no lo es,
sin embargo, un acto solemne por mandato de la ley no es lo mismo que el que lo
es por la voluntad de las partes. Si en el primer caso faltan las solemnidades, el
acto es inexistente o nulo absolutamente; en cambio, en el segundo caso, al acto
puede producir efectos aun cuando no se cumplan las formalidades, si se ejecutan
hechos que importen renuncia a éstas.
En los actos solemnes, la solemnidad, a la vez es un requisito generador del acto
es, y por regla general, la única manera de probar el acto. Su omisión no puede
suplirse por otro medio de prueba. De ahí el adagio “el acto solemne se prueba por
sí mismo.”
LAS FORMALIDADES
Este principio está consagrado en el artículo 1701 que dice: “la falta de
instrumento público no puede suplirse por otra prueba en los actos y contratos en
que la ley requiere esa solemnidad, y se mirarán como no ejecutados o celebrados
aun cuando en ellos se prometa reducirlos a instrumento público dentro de cierto
plazo bajo una cláusula penal: esta cláusula no tendrá efecto alguno”.
Excepcionalmente, hay ciertos actos solemnes que pueden probarse por otro
medio que su solemnidad. Se trata de los actos constitutivos del estado civil, como
se verá en su oportunidad.
LAS FORMALIDADES
Formalidades Habilitantes
Características
Para estudiar los efectos de las condiciones es preciso considerar las tres
situaciones o estados en que ellas pueden encontrarse:
- Pendientes
- Cumplidas
- Fallidas
Condición pendiente es la que todavía no se ha realizado y que no se sabe aún si
se realizará o no.
Condición cumplida es la que se ha realizado, esto es, el hecho en que consistía
se ha verificado.
Condición fallida es la que ya, fuera de toda duda, no puede realizarse, esto es, el
hecho en que consistía no se ha verificado y ya no es posible que se realice.
LA CONDICIÓN
Efectos de la Condición Suspensiva
1° Condición suspensiva pendiente
Mientras la condición suspensiva esté pendiente, el derecho no existe y no puede,
por ende, exigirse el cumplimiento de la obligación.
Si el deudor paga, la ley lo faculta para, mientras esté pendiente la condición,
exigir la devolución de lo pagado. En efecto, el artículo 1485 señala que “no puede
exigirse el cumplimiento de la obligación condicional, sino verificada la condición
totalmente. Todo lo que se hubiere pagado antes de verificarse la condición
suspensiva, podrá repetirse mientras no se hubiere cumplido.”
No obstante, la ley permite al acreedor condicional impetrar medidas conservativas
para proteger su germen de derecho (artículos 761 inciso 2°; 1078; 1492).
Artículo 761: “El fideicomisario, mientras pende la condición, no tiene derecho
ninguno sobre el fideicomiso, sino la simple expectativa de adquirirlo. Podrá, sin
embargo, impetrar providencias conservatorias que le convengan, si la propiedad
pareciere peligrar o deteriorarse en manos del fiduciario.”
LA CONDICIÓN
Artículo 1078: “Las asignaciones testamentarias bajo condición suspensiva, no
confieren derecho alguno, mientras pende la condición, sino el de implorar las
providencias conservativas necesarias.”
Artículo 1492: “El acreedor podrá impetrar durante dicho intervalo (intervalo entre
el contrato y el cumplimiento de la condición) las providencias conservativas
necesarias.”
Si el acreedor condicional muere, pendiente la condición, transmite este germen
de derecho a sus herederos. Así lo dice el artículo 1492: “El derecho del acreedor
que fallece en el intervalo entre el contrato condicional y el cumplimiento de la
condición, se trasmite a sus herederos y lo mismo sucede con la obligación del
deudor. Esta regla no se aplica a las asignaciones testamentarias, ni a las
donaciones entre vivos.”
LA CONDICIÓN
2° Condición suspensiva cumplida
Cumplida la condición suspensiva, el derecho, que hasta entonces ha estado en
germen, nace y adquiere consistencia.
El acreedor puede exigir el cumplimiento de la obligación.
Cumplida la condición suspensiva, los efectos del acto operan retroactivamente,
llevando sus efectos al momento de la celebración del acto, (Alessandri); y solo
hacia el futuro, salvo los casos particulares, especialmente contemplados en el
Código(Somarriva).
El plazo extintivo pone fin a los efectos del acto jurídico, es decir, extingue el
derecho.
El plazo extintivo pone un límite a la prolongación de los efectos que nacen del
acto jurídico, pero no anula sus efectos en cuanto al pasado.
EL PLAZO
Caducidad del Plazo
La caducidad del plazo se produce cuando se extingue antes de que tenga lugar el
hecho futuro y cierto en que consiste.
Señala el artículo 1.496: El pago de la obligación no puede exigirse, si no es:
1° Al deudor constituido en quiebra o que se halle en notoria insolvencia;
2° Al deudor cuyas cauciones, por hecho o culpa suya, se han extinguido o han
disminuido considerablemente de valor. Pero en este caso el deudor podrá
reclamar el beneficio del plazo, renovando o mejorando las cauciones. En estos
casos el derecho del acreedor es exigible inmediatamente a pesar del plazo, éste
último caduca.
El modo es una manera dada y establecida para el ejercicio del derecho, o mejor,
la forma en cómo debe cumplirse la obligación.
Nuestro Código Civil trata el modo en relación con las asignaciones testamentarias
modales y no en relación con las obligaciones porque prácticamente en aquellas
no se emplea.
El artículo 1.089 señala que “si se asigna algo a una persona para que lo tenga
por suyo con la obligación de aplicarlo a un fin especial, como el de hacer ciertas
obras o sujetarse a ciertas cargas, esta aplicación es un modo y no una condición
suspensiva.”
De manera que puede decirse que el modo consiste en asignar algo a una
persona o constituir un derecho a favor de alguien con la obligación de que la cosa
se aplique a un fin especial.
EL MODO
Efectos del Modo
El modo no afecta el existencia del derecho: éste existe desde el comienzo y tan
sólo afecta la manera de ejercerlo.
Utilidad de la Representación
Origen Histórico
Históricamente, en el Derecho Romano, la representación no era aceptada, no se
admitía que un acto pudiera crear derechos y obligaciones para otras personas
que para aquellas que habían contribuido a formarlo. Para solucionar el problema
debía contratarse en dos tiempos (celebrar dos actos jurídicos) Los efectos del
acto ejecutado por el representante se producían siempre para él, por lo que éste
debía traspasar los derechos que había adquirido al verdadero interesado, de la
misma manera que éste debía descargarle las obligaciones que aquél había
contraído.
La representación comenzó a ser aceptada por el Derecho Canónico en el siglo
XIII y fue Pothier quien la desarrolló. El Código de Napoleón no la incorporó como
figura autónoma y la trató junto al mandato.
LA REPRESENTACIÓN
Naturaleza Jurídica
Diversas teorías tratan de explicar la naturaleza jurídica de la representación.
Entre las principales pueden mencionarse:
1) Teoría de la Ficción: en su virtud, se reputa que el representado ha
manifestado su voluntad por mediación del representante; no siendo éste más que
el vehículo de la voluntad de aquél. Esta teoría ha sido abandonada por cuanto no
logra explicar los casos de representación legal del demente o del impúber, ya que
resulta imposible admitir que el representante expresa la voluntad de éstos, ya que
la ley les da precisamente un representante porque carecen de voluntad.
2) Teoría del Nuncio o Mensajero: sostiene que el representante no es más que
un mensajero que transmite más o menos mecánicamente la voluntad del
representado, de manera que el acto se celebra real y efectivamente entre éste y
el tercero. Esta teoría tampoco es satisfactoria pues decir que el representante es
un simple mensajero es negarle su calidad de representante. Además, mal puede
éste transmitir una voluntad que no existe, como en el caso del demente o del
impúber.
LA REPRESENTACIÓN
3) Teoría de la Cooperación de Voluntades: la representación se explica por la
cooperación de voluntades del representante y del representado, concurriendo
ambas en la formación del acto jurídico que sólo ha de afectar a éste último. Esta
teoría ha sido repudiada por las complicaciones sin número a que da origen y
porque no explica los casos de representación legal aludidos ¿Qué cooperación
de voluntades cabe entre el demente o el impúber, que carecen de voluntad, y su
representante?
Efectos de la Representación
En virtud de la representación, sea ésta legal o convencional, los efectos del acto
celebrado por el representante radican en el representado; esto es, los derechos y
las obligaciones que emanan del acto se radican en el representado como si
hubiese contratado el mismo.