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Semillero de Investigación

Instituciones Jurídico Penales

VIOLACIÓN DEL DERECHO A LA INTIMIDAD


EN LAS REQUISAS EN EL CENTRO CARCELARIO Y PENITENCIARIO VILLAHERMOSA DE CALI

Área: DCHO. PENAL


Línea de Investigación: Cárcel, orden y poder
Grupo de investigación: Sistemas Penitenciarios y Carcelarios

DIEGO ARMANDO ALBÁN BOLAÑOS


Facultad de
OSMAR EDUARDO CIFUENTES LEYTON
Derecho:
DIANA CAROLINA MORENO

Presidente: Dra. MARIBEL LAGOS ENRÍQUEZ


Tutora Metodológica. Dra. LILIA CORTES MONSALVE
VIOLACIÓN DEL DERECHO A LA INTIMIDAD
EN LAS REQUISAS EN EL CENTRO CARCELARIO Y PENITENCIARIO VILLAHERMOSA DE CALI

1. ESTADO DE COSAS INCONSTITUCIONALES Y LA POLÍTICA CRIMINAL

“Colombia ha sido un país que a lo largo de su historia ha sufrido


de violencia, abandono del Estado para sus ciudadanos, pobreza,
miseria y con todo esto, la violación sistemática de los derechos
humanos”.

Por su parte, (ONU, 1994) en un informe sobre los derechos


humanos a las personas detenidas y la detención preventiva,
señalaba algunos problemas que afrontaba el país en materia
penitenciaria en esos momentos

El nacimiento del Estado de Cosas Inconstitucionales se configuró por


medio de la Sentencia de noviembre 6 de 1997, la SU-559/97
1.2 EL ESTADO DE COSAS INCONSTITUCIONAL

1.2.1 Razones para declarar el estado de cosas inconstitucionales. La jurisprudencia


de la Corte Constitucional del “Estado de Cosas Inconstitucionales”, se puede
entender como la unificación de un grupo de sentencias estudiadas y falladas por la
Corte Constitucional, en las cuales esta Sala, expone de manera concreta la realidad
jurídica de violación de derechos humanos, que son violados en el país de manera
reiterada y sistemática, por el propio Estado o por grupos al margen de la ley y que el
propio Estado no logra erradicar.

Declarado por la Corte mediantes las Sentencias T-153 de 1998 y T-606 yT-607 de
1998, debido a la reiterada violación de los derechos de las personas sindicadas y
procesadas con detención en las diferentes cárceles del país las cuales habían
interpuesto un gran número de tutelas solicitando, entre otras cosas, unas
condiciones dignas de vida, el respeto a la intimidad, el debido proceso, y sobre el
derecho a la salud de las mismas por el problema del hacinamiento y después, con
las Sentencias T-606 y T-607 de 1998, debido a la falta de un sistema de seguridad
social en salud para los sindicados y reclusos.
1.3 POLÍTICA CRIMINAL

La definición de política criminal se puede establecer desde la doctrina y desde la


jurisprudencia, respecto a esta segunda, la Corte Constitucional ha dicho que:

(…) el conjunto de respuestas que un Estado estima necesario adoptar para hacerle
frente a conductas consideradas reprochables o causantes de perjuicio social con el
fin de garantizar la protección de los intereses esenciales del Estado y de los
derechos de los residentes en el territorio bajo su jurisdicción”. La jurisprudencia
constitucional ha reconocido así mismo que la política criminal puede ser articulada
por el Legislador a través de la expedición de normas. En este sentido indicó que: “la
legislación penal es manifestación concreta de la política criminal del Estado”, y que
“la decisión política que determina los objetivos del sistema penal y la adecuada
aplicación de los medios legales para luchar contra el crimen y alcanzar los mejores
resultados, se plasma en el texto de la ley penal”. Así mismo, se precisó que “la
norma penal, una vez promulgada, se independiza de la decisión política que le da
origen, conservando la finalidad buscada por su redactor en el elemento teleológico
de la norma. (Corte Constitucional. Sentencia C-936, 2010)
1.3.1 Política y situación actual del sistema penitenciario.

Respecto al sistema carcelario colombiano, el cual es controlado por el INPEC, el


instituto afirma a través del documento (CONPES 3828, 2015), que el país a 2015
contaba con: “(…) 137 establecimientos de reclusión del orden nacional (ERON) con una
población de más de 118.000 reclusos, a pesar de que su capacidad es inferior a los
78.000 cupos” (CONPES 3828, 2015, pág. 8). También el propio Instituto, ratificó que
existe una proporción muy alta de hacinamiento, superior el 52%, lo cual es discutible,
cuando se fácil encontrar cárceles que superan en más de tres veces la población de
reclusos a la capacidad instalada, lo que no garantiza muchos derechos a los internos,
puesto que muchos de estos centros no cuentan con la infraestructura básica para los
fines asignados, garantizar el efectivo cumplimiento de los fines de la pena en
condiciones de dignidad humana. La insuficiente infraestructura para cumplir con los
fines resocializadores de la pena y la situación de hacinamiento en los centros de
reclusión del país, no son situaciones nuevas.
La política penitenciaria y carcelaria hasta el momento se ha concentrado casi
exclusivamente en la ampliación de la oferta de cupos. Desde el 2000 se han invertido
aproximadamente 3,5 billones de pesos en la construcción, adecuación, operación y
mantenimiento de los establecimientos de reclusión del orden nacional (ERON).
2. EL DERECHO A LA INTIMIDAD

2.1 DERECHO A LA INTIMIDAD EN LA CARTA DE DERECHOS HUMANOS


El derecho a la intimidad, cubre y protege muchos ámbitos de la vida de las
personas, desde su vida íntima, hasta el derecho a la correspondencia y a no ser
molestado; sin embargo, existen situaciones donde se trasgreden los límites a dichos
derechos, incluyendo actividades propias de un Estado, como el de garantizar la
protección de sus ciudadanos, mediante órganos públicos como las autoridades
civiles y militares que deben conocer y vigilar algunas actividades humanas.

El derecho a la intimidad. Nadie será objeto de


interferencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su
domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra
ni a su reputación. Toda persona tiene derecho a la
protección de la ley contra tales interferencias o ataques.
(Asamblea General de las Naciones Unidas , 1948, art. 12)
Asamblea General de las Naciones Unidas , 1948,
Artículo 12, se determina que nadie puede realizar interferencias en la vida privada, lo
que implica el ámbito íntimo, es decir, nadie puede invadir el espacio personal que
corresponde al mismo cuerpo humano, además que el resto de la vida privada de la
persona.

En la misma Carta, en su artículo 5, se encuentra consagrado el respeto a la dignidad, y a


no ser tratado con crueldad, ni con actos degradantes: “Nadie será sometido a torturas ni
a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”. (Asamblea General de las Naciones
Unidas, 1948, art. 5).

De donde es posible concluir que los actos o actuaciones de vigilancia y requisas en los
centros carcelarios, no deben ser ni inhumanos y mucho menos degradantes o
humillantes como los tocamientos y actos intromisórios en el cuerpo y la intimidad
personal.
El artículo 17 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que establece un
margen más amplio de protección, y además que restringe la injerencia del Estado a los
casos en los cuales por mandato legal sea permitido, pero mantiene las reservas de
privacidad en los ámbitos personales y familiares, lo mismo en cuanto a la información
personal que protege el domicilio y la correspondencia; adicionalmente, protege el derecho
al buen nombre de la persona, al tutelar la honra y la reputación personales:

(…) Nadie será objeto de injerencias arbitrarias o ilegales en su vida privada, su familia, su
domicilio o su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra y reputación. Toda persona
tiene derecho a la protección de ley contra esas injerencias o esos ataques. (ONU, 1966).

Por último, La Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo 11, consagra
la protección a la honra y a la dignidad, además exige que la ley proteja a las personas
contra cualquier injerencia o ataque a este derecho:

Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas en su vida privada, en


la de su familia, en su domicilio o en su correspondencia, no de ataques ilegales a su honra o
reputación. Toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra esas injerencias o
esos ataques. (Organización de los Estados Americanos, 1969).
2.2 ANTECEDENTES INTERNACIONALES DEL DERECHO A LA INTIMIDAD .

Los orígenes del derecho a la intimidad nacieron bajo la doctrina de la protección al derecho
a la privacidad, los cuales se relacionan estrechamente. Esta concepción de la privacidad
nace a fines del siglo XIX de la jurisprudencia estadounidense, puesto que hasta ese
momento no existía una legislación en tal sentido, la cual se denominó “privacy”, naciendo
así la protección a la intimidad.

Respecto al tema, Valiente, (2012), afirma que es posible encontrar su tratamiento inicial en
la obra del juez Thomas MacIntyre Cooley, idea que dio origen a la discusión en una obra
titulada “The Elements of Torts” en 1873. En dicha obra, el jurista define de manera similar al
concepto actual de derecho a la privacidad como “derecho a ser dejado solo”, pero que
puede ser entendido como el derecho a la intimidad, es decir, implica el derecho que tienen
las personas a no ser molestado o perturbado en ningún sentido en su vida íntima.

Posteriormente, esta doctrina fue aplicada en los procesos judiciales, en particular se aplicó
por primera vez en lo que se conoció con el nombre fallo de “Brents vs. Morgan”, recalcando
el derecho que tienen las personas a su soledad, que también viene aparejado con el
derecho a no ser publicitada su intimidad sin su consentimiento, y al vivir sin la intromisión
de terceros a los cuales no les incumbe.
Más tarde, con el desarrollo en materia de unificación de derechos fundamentales después
de la Segunda Guerra Mundial, y como lo mencionado previamente sobre el desarrollo de la
protección y derecho a la intimidad, se encuentra en el artículo 12 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos de 1948, la cual establece:

[…] nadie sería objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su


domicilio o su correspondencia, ni ataques a su honra o reputación. Toda persona tiene
derecho a la protección de la ley contra tales injerencias y ataques. (ONU, 1948).

Según (Pérez Ñuño, 1991), la intimidad de la persona se compone de tres ámbitos, que
corresponden en primer lugar, a un núcleo central o fundamental, lo que se podría entender
como relacionado con la propia intimidad de la persona, es decir lo que para esta son su
intimidad o secretos personales, lo que es de carácter meramente secreto, puesto que no le
incumbe a nadie y pertenece a la persona, que por ende, se debe mantener fuera del
alcance del conocimiento de los demás individuos, lo privado, que corresponde ya a un
grupo de personas, que comprenden el círculo de personas cercanas, ya sea familia, o grupo
de amigos de cualquier otra índole, y finalmente, lo individual, que son propios o
característicos de la persona, es decir, pertenecen solo a ella, comprende lo concerniente a
la propia persona, como su propia individualidad, su ser, su honor, su buen nombre.
2.4 DERECHO A LA INTIMIDAD EN COLOMBIA

2.4.1 En la Constitución Política. La Constitución Política de Colombia consagra


expresamente el derecho a la intimidad en el artículo 15, considerándolo como un Derecho
Fundamental que abarca todos los ámbitos de la vida humana, personal, familiar y social,
desde la protección a la intimidad del hogar, hasta la de los datos e informaciones de
carácter privado y personal, hasta la de la propia intimidad corporal y personal: Todas las
personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar y a su buen nombre, y el Estado
debe respetarlos y hacerlos respetar... (Constitución Política. Artículo 15 ).

2.4.1 Según la Corte Constitucional

2.4.1.1 Evolución de la posición de la Corte. La Corte Constitucional desde su nacimiento ha


venido pronunciándose sobre el derecho a la intimidad, pero ligado a múltiples casos en los
cuales debe o no aplicarse, así, este tribunal ha desarrollado su posición del concepto de
intimidad como derivado del derecho a la dignidad humana y al artículo 15 de la Carta
Magna, así se puede verificar en la Sentencia T-261 de 1995, en la cual desprende la
intimidad de la dignidad, además de la libertad y la autonomía personales, pero protegiendo
el ámbito privado personal y familiar:
2.5. INTIMIDAD Y DIGNIDAD HUMANA EN CENTRO PENITENCIARIO

Según la carta de derechos humanos, la intimidad y la privacidad pertenecen al mismo


conjunto de derechos fundamentales, que se encuentran estrechamente ligados entre sí,
por ende, son prerrogativas inherentes al ser humano, sin embargo, existen muchas
situaciones de la vida real y de las relaciones jurídicas en las cuales se ven amenazados,
como el caso de entidades tanto públicas como privadas o personas naturales que
trasgreden sus límites, como sucede en ocasiones en instituciones de carácter público tales
como establecimientos carcelarios, en los cuales, el sistema de seguridad vulnera la
privacidad y la intimidad de las personas, tanto visitantes como retenidos, a pesar, que es el
Estado el ordenador y garante de los derechos de las personas, aunque al mismo tiempo, sea
el sancionador por las faltas contra el orden institucional.

En el caso de las instituciones carcelarias, existe una contraposición de obligaciones del


Estado el cual debe asegurar una supervisión total de habitantes y visitantes de la
Institución, versus el deber de respetar y garantizar la dignidad humana representada en la
privacidad y la intimidad. Por tanto, es consecuente afirmar que la protección al derecho
fundamental a la intimidad debe ser garantizada por el Estado, que es, por su naturaleza, el
guardián de los derechos de los individuos que componen la sociedad.
2.5.1 Requisa de partes íntimas.

La Corte Constitucional, ha conminado a que dentro de las cárceles se respete la intimidad y


la dignidad humanas, al proscribir las requisas en las partes íntimas, pues las considera no
solo como un trato inhumano, sino, degradante, violatoria de la dignidad humana, toda vez
que existen otras formas de llevar a cabo las requisas necesarias, que hace además
innecesario cualquier procedimiento que obligue a las personas a desnudarse delante de
tercero y a realizar toda clase de movimientos en tal estado de desnudez, o de mostrar sus
partes íntimas dentro de dicho procedimiento, así lo estableció en la Sentencia T-702/01.

Reglamentación del propio INPEC, en la Circular 035/97:


La requisa rutinaria que relata el peticionario en el escrito de tutela no está permitida
legalmente. Esta Sala considera que dicho tipo de requisa es un trato inhumano y degradante
y por lo tanto viola el derecho al respeto pleno de la dignidad humana de los internos en la
Cárcel. La rutina de hacer desnudar al interno y obligarlo a agacharse o a hacer flexiones de
piernas y a mostrar exhaustivamente sus genitales a la guardia, resulta de por sí vergonzosa
y humillante. La clase de requisa que se hace en el caso en examen, constituye un trato cruel,
inhumano y degradante, y por ende violatorio del derecho fundamental a la dignidad. Esta
práctica es además innecesaria porque existen otros instrumentos para detectar elementos
prohibidos en el cuerpo de los internos, como son los detectores electrónicos, las sillas “bop”.
3. ANÁLISIS Y RELACIÓN DE LA ENCUESTA.

3.1 METODOLOGÍA DE RECOLECCIÓN DE INFORMACIÓN

Dentro de la presente investigación se decidió implementar una charla a los reclusos el día
25 de julio de 2016 a las 3 de la tarde, con el fin que conocieran algunos de sus derechos
relacionados con la dignidad humana y el derecho a la intimidad. Para ello, se eligieron a uno
o dos representantes de cada patio, puesto que uno de los objetivos del proyecto, más allá
de simplemente evaluar la situación, fue realizar una labor de campo, en la cual se pueda
aportar a las personas recluidas un conocimiento en materia de derechos humanos y de
respeto a dichos derechos.
La charla se llevó a cabo durante un solo día. En esta, se les explicó cuáles eran los derechos
fundamentales, y cuáles estaban relacionados con la población carcelaria, una vez realizada
la charla informativa, se intentó dialogar con ellos de manera más informal con el fin de
tratar de entender un poco más su situación, para luego realizar la encuesta con algunos
reclusos de la Cárcel Villahermosa de Cali, en la cual se interrogó sobre algunos aspectos
básicos de edad, escolaridad, reincidencia, identidad de género, pero solo en el sentido de si
se considera dentro de la comunidad LGTBI, pero en particular, en esta encuesta, se les
interrogó sobre si habían sufrido algún tipo de violación de su intimidad y afectado de algún
modo su dignidad.
Dentro de los aspectos a tener en cuenta, es necesario aclarar que por razones de seguridad
del INPEC: el número de visitas eran espaciadas, puesto que por problemas de orden dentro
del penal, en ocasiones no se concedían visitas en algunos días; las horas de visitas eran
restringidas a las horas de la tarde; se debía estar acompañado por dos o tres dragoneantes,
que muchas veces no estaban disponibles. Debido a estas limitaciones, no fue posible
realizar un muestreo estratificado ni aleatorio, puesto que este muestreo requiere que se
pudiera entrar a los diferentes patios en cualquier momento de manera aleatoria. Se realizó
entonces la encuesta con los reclusos que estuvieron dispuestos a colaborar con ella y en los
patios de más fácil acceso, por lo que esta no puede ser tomada como fuente absoluta de
inferencia para realizar conjeturas y generalizaciones sobre la población carcelaria y la
violación que han sufrido a su intimidad y dignidad humana.

Esta encuesta se realizó a 25 internos de la cárcel Villahermosa de Cali, en el mes de agosto


de 2016, elegidos de acuerdo a la facilidad y disponibilidad de los mismos, al igual que la
disposición de ellos a colaborar, puesto que, como ya se mencionó, se encontraron
dificultades para realizar una encuesta estratificada o aleatoria, que permitiera un estudio
mucho más riguroso.
Del mismo modo se realizaron dos entrevistas, una de ellas a un ex funcionario del D.A.S., el
cual fue detenido dentro de sus funciones y permaneció durante dos años en el centro y
otra a un interno al momento de la investigación.
3.2 RESULTADOS DE LA ENCUESTA.

Los detenidos encuestados, afirmaron tener edades que oscilaban entre los 18 y los 60 años,
con una media de 32,7 años, pero aproximadamente la mitad de ellos eran menores de 30
años. Igualmente, dentro de los reclusos entrevistados se observó que a pesar que 24 de los
25 encuestados afirmaron tener un nivel educativo superior a la primaria, realmente se notó
dificultades en las habilidades lectoras y un nivel muy básico de educación o formación
académica. Aunque dentro del grupo, uno de ellos afirmó tener título universitario y otro
señaló que había cursado varios semestres de universidad, adicionalmente, dos de ellos
afirmó haber realizado una carrera técnica.

De otra parte, en la entrevista personal e informal, al consultárseles sobre su situación


penitenciaria y legal, la mayoría desconocía el juzgado donde se le procesaba o el tipo de
delito imputado.
3.3 HISTORIA DE VIDA.

La presenta es una entrevista que representa la historia de una persona que estuvo recluida
en el centro penitenciario Villahermosa, quien no solo accedió a contar su historia, sino que
accedió a dejar publicar su nombre (Alexander Narváez, 51 años), lo cual brinda más
confiabilidad a los hechos aquí narradas.

3.4 ENTREVISTA

Realizada el 21 de mayo de 2017, practicamos una entrevista para nuestro proyecto de


investigación, el entrevistado de forma libre y voluntaria responde un cuestionario
elaborado para el fin de nuestra investigación.

La información obtenida fue grabada de voz para el apoyo de la investigación.


4. CONCLUSIONES

Lo primero que cabe concluir es que según la Carta de Derechos Humanos, la doctrina
internacional, la Constitución Política de Colombia y la jurisprudencia de la Corte
Constitucional, el derecho a la intimidad es un derecho autónomo y absoluto, que por ende
no admite ni excepciones ni vulneración bajo ningún pretexto.

Se pudo concluir y evidenciar algunos aspectos de violación de derechos fundamentales en


el centro penitenciario investigado, a pesar que en privado los propios reclusos manifestaron
que opera una ley del silencio por razones que no quedan expresamente claras. Pese a ello,
se logró no solo realizar una encuesta, sino que se pudo hace una entrevista a un interno,
quien narró su experiencia e indicó algunos comportamientos vulneratórios de la intimidad
como las requisas llamadas “richi”, lo que confirma otra entrevista realizada a una persona
que estuvo privada de la libertad unos años atrás, lo que constituye un dato objetivo del cual
partir para hacer inducciones e inferencias sobre la situación de vulneración de derecho a la
intimidad en el sitio.
Se logró establecer igualmente en la encuesta, el alto y generalizado nivel de ignorancia
sobre la realidad jurídica que padecen los reclusos, a pesar de que ellos, en un diálogo
informal, afirmaron tener estudios de educación media, y algunos formación profesional y
universitaria, aunque no se realizó una medición objetiva de tal circunstancia.
Se logró que algunos reclusos rompieron la ley del silencio y manifestaron la vulneración de
su derecho a la intimidad y algunos de ellos afirmaron haber interpuesto quejas a las
autoridades competentes, que sin embargo no obtuvieron respuesta.

También se determinó en las conversaciones con los reclusos, que se vulnera el derecho a la
intimidad en situaciones como la visita conyugal, y las requisas intrusivas en el organismo
tanto de visitantes, como de reclusos.

Finalmente, aunque se sabe que se vulnera el derecho a la intimidad, tanto en la visita


conyugal, como en las requisas intrusivas en el organismo y en algunas cavidades del cuerpo
(llámese ano, vagina etc.), existe una ley del silencio, que lleva a que estos hechos y abusos
en contra de la dignidad humana no sean denunciados, ni se interpongan quejas al respecto,
seguramente para evitar que la situación empeore o se tomen represalias contra los
denunciantes.

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