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Artículo 22.

La paz es un derecho y un
deber de obligatorio cumplimiento.

Mychell Tatyana Álvarez López


Andrea Kisley Mendoza Rozo
Tania Isabella Quintero Caicedo
Isabel Juliana Sánchez Velásquez
¿Cómo interpretar el Derecho a la Paz?

 El articulo llena los requisitos teóricos de una norma jurídica


y se erige como una norma fundamental en toda la vida de
relación intersubjetiva o relaciones del estado con sus
integrantes.

 todos tenemos derecho de obrar pacíficamente y, a la vez,


estamos obligados a no comportarnos de manera violenta,
por lo que el Estado, como garante del ordenamiento
jurídico, debe proteger a los que obran conforme a derecho
y reprimir a los que obren con violencia.
 Esta interpretación sigue los lineamientos que trazó
Benito Juárez en su célebre frase:

“El respeto al derecho ajeno es la paz”.

 El artículo 22 en mención se vincula


estrechamente con el artículo 95 de
la Constitución, que trata sobre los
deberes y obligaciones de todos los
integrantes del Estado.
El Derecho a la Paz
 En el ordenamiento jurídico colombiano la paz tiene un carácter
multifacético: es el fin por el cual se promulgó la Carta Fundamental, es un
fin esencial del Estado, es un derecho fundamental de toda persona y deber
de obligatorio cumplimiento, es la finalidad inmediata hacia la cual debe
propender el Estado y es el origen de los instrumentos contemplados para
resolver los conflictos y proteger los derechos fundamentales.

 pertenece a los derechos de la tercera generación, que para su logro


requieren el concurso de diversos factores (sociales, políticos, económicos e
ideológicos).

 Su mayor desarrollo lo encontramos en la Declaración de Oslo sobre el


Derecho a la Paz de UNESCO (1997), la cual define a la paz como un
derecho humano inherente a la dignidad de todo ser humano y también
como un deber.
 La Corte Constitucional se pronuncia en la Sentencia C-370/06
haciendo referencia al determinado articulo, así:
“Con el fin de hacer compatible la paz con la efectividad de los Derechos
Humanos y el respeto al Derecho Internacional Humanitario, el derecho
internacional ha considerado que los instrumentos internos que utilicen los
Estados para lograr la reconciliación deben garantizar a las víctimas y
perjudicados de una conducta criminal, la posibilidad de acceder a la
justicia para conocer la verdad sobre lo ocurrido y obtener una protección
judicial efectiva”.

Sin embargo la realidad tiene otro color. Por ejemplo, en Colombia existen, desde
1985 y hasta el año pasado, aproximadamente 4,6 millones de colombianos que se
han visto forzados a dejar sus regiones por el conflicto armado (CODHES), en un
país con 46 millones de habitantes. Se trata, en este caso, de la imposición forzada
en contra de grupos vulnerados, muchas veces con el fin de apoderarse de tierras o
como estrategia de control político-militar por parte de los actores armados, que
obliga a muchas personas a abandonar su residencia o sus actividades económicas
habituales porque su vida, su integridad física o su libertad han sido vulneradas o se
encuentran amenazadas.
 El desplazamiento forzado cierra las puertas a los ciudadanos y limita la esfera
individual y colectiva de diferentes grupos vulnerados (indígenas, afro descendientes,
campesinos) no obstante el Estado deba garantizar la paz y superar los egoísmos e
inequidades. Recordemos algunas consecuencias del desplazamiento forzado:

• Destrucción de las redes sociales.


• Destrucción de proyectos de vida e identidades (el CICR habla de que el desplazamiento
no solo es huir sino perderlo todo).
• Violencia sexual contra mujeres y limitación de sus posibilidades.
• Pérdida de la tierra y afectación de las relaciones con la naturaleza.
• Extinción de pueblos indígenas.
• Estigmatización a través de la judicialización y fuera de ella.
• Miedo a enfrentar el mundo desconocido y discriminador de los lugares receptores

La paz no se construye con vulneración de derechos


fundamentales, sino con seguridad y garantía de los mismos
(vida digna, salud, educación, entre otros).
Mahatma Gandhi

“¡Qué fácil es empuñar un arma, un fusil, una bomba, pero qué


difícil es demostrar las propias ideas sólo con la palabra, oral o
escrita, en paz y hasta con la fuerza del silencio!”.
EL DERECHO A LA PAZ, MÁS ALLÁ DE LA RETÓRICA

El Artículo 22 de la Constitución dice que “la paz es un derecho y un deber


de obligatorio cumplimiento” ¿Es posible ejercerlo y exigirlo?

 El Artículo 22, que consagra el Derecho a la Paz, hace parte de los


“Derechos Fundamentales” consagrados en el Capítulo Primero de la Carta
Magna cuya protección judicial está garantizada por la Acción de Tutela,
mecanismo introducido en la misma Constitución del 91 por el cual deben
resolverse denuncias por violaciones a estos derechos en un plazo de diez
días.
 El Derecho a la Paz goza de un carácter especial que, aunque no le hace
carecer de acción, imposibilita que un juez pueda tomar medidas para
resolver por vía de Acción de Tutela la demanda de un ciudadano que
sienta violentado ese derecho fundamental; esa es la razón por la que
algunas personas que han exigido el respeto a su Derecho a la Paz por
esta vía no han tenido éxito
 ¿podrían, entonces, los ciudadanos exigir
por la vía judicial una salida política
negociada al conflicto armado a un
gobierno que se negara a ello y que, en
cambio, encaminara sus esfuerzos a
reforzar la vía militar sin importar sus
consecuencias?
Gaviria opina que buscar la paz a través de la
guerra y dejar de lado la vía civilizada del diálogo,
de los acuerdos -“palabras que me gustan más .
que la palabra ‘negociación’, porque hay muchas
cosas que no son negociables”- También dice “debería considerarse
inconstitucional porque el Estado social de derecho
que quedó conformado en la Constitución del 91
proscribe la política maquiavélica de
‘el fin justifica los medios’ y los actos derivados de
una política de esa naturaleza deberían
ser demandables ante los órganos competentes,
que son la Corte Constitucional en caso de que
el legislativo dicte leyes que se aparten de la
Constitución, o el Consejo de Estado, si se trata de
actos administrativos
La paz: ¿Una política de Estado o de
Gobierno?
 Es innegable que estar a favor o en contra de la
paz negociada ha sido históricamente, y quizá
de modo especial durante los últimos veinte
años, el tema de campaña por excelencia y el
que ha definido, no sólo el triunfo o el fracaso
electoral, sino el rumbo del país.

 Pese a que la Constitución pareciera hacer de


la paz una política de Estado y consagrarla de
esa manera en su Artículo 22, lo cierto es que
ha sido, más bien, una política de gobierno
dependiente de quiénes sean el Presidente y el
Congreso de turno, qué entiendan estos por
“paz”, qué tan prioritaria la consideren para el
país y cuánta sea su voluntad política de
conseguirla.
¿Hacia una nueva Asamblea
Constituyente?
Las FARC han insistido, desde el comienzo de los diálogos en noviembre pasado, en
que una nueva Asamblea Constituyente sería la mejor manera de ratificar y dotar de
legitimidad los acuerdos de paz a los que, eventualmente, llegarían con el Gobierno.

Tanto él como Carlos Gaviria coinciden en que una nueva Constituyente no es el mejor
mecanismo para ratificar un posible acuerdo de paz entre las FARC y el gobierno: “No
creo que la Constitución haya que estar cambiándola permanentemente y temo que,
en esta coyuntura, una Constituyente por la Paz (como definió Navarro a la del 91)
podría acabar mezclándose con intereses de ciertos sectores y líderes políticos que
nada tienen que ver con la paz”, dice Gaviria. Ambos analistas coinciden en que el
referendo sería la mejor garantía de legitimidad.
 El Derecho a la Paz es un derecho de doble vía: en él convergen todos
los demás derechos y es, a la vez, requisito para que esos derechos
puedan ser garantizados. Que éste y otros derechos no sean letra
muerta y se queden en una mera intención no es responsabilidad única
de los líderes políticos, sino un compromiso de todos; como para todos
serán, o deberán ser, los beneficios de tener un país donde vivir y
convivir en paz.

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