Es la parte de la fisiología que aplica las leyes y principios
físicos de la hidrostática y la hidrodinámica en el estudio y comprensión de la manera como se realiza la circulación de la sangre en el aparato cardiovascular. Sabemos que biológicamente el aparato cardiovascular humano es de tipo doble completo y cerrado. Mecánicamente se le puede definir como un circuito continuo, a volumen constante, con una bomba hidráulica de cuatro cámaras pero de función doble (dos cámaras para cada función). Las dos cámaras derechas manejan sangre venosa y las dos izquierdas arterial. FLUJO O CAUDAL SANGUINEO
El flujo o caudal sanguíneo que llega a los órganos se traslada
desde el corazón a través de las arterias que se ramifican de la aorta, de esta manera el órgano recibe lo necesario para su metabolismo, el flujo sanguíneo en el aparato cardiovascular se expresa en términos del volumen sanguíneo por unidad de tiempo (F o C = V/t). Así por ejemplo, el gasto cardíaco o débito cardíaco es un flujo y se define como la cantidad de sangre que sale del corazón en un minuto se calcula en aproximadamente 5 litros por minuto (por esta razón también se le denomina Volumen minuto). FLUJO SANGUÍNEO
Es la cantidad de sangre que atraviesa un
punto dado de la circulación en un período de tiempo determinado. El flujo sanguíneo global de toda la circulación de un adulto en reposo es de unos 5,000 ml/min., cantidad que se considera igual al gasto cardiaco porque es la cantidad de sangre que bombea el corazón en la aorta en cada minuto. El Flujo está determinado por la diferencia de presión y la Resistencia
1. Diferencia de la presión de la sangre entre los dos
extremos de un vaso (gradiente de presión). 2. Resistencia vascular.
El flujo a través de un vaso se puede calcular con la
formula siguiente, que se conoce como ley de ohm
F = P/R LA VISCOSIDAD
Conocemos este concepto y lo definimos como la fricción de
un fluido o la resistencia al desplazamiento. Los líquidos ideales presentan una viscosidad constante y se les suele llamar sistemas Newtonianos o ideales cumpliendo con la ley de Poiseuille. La sangre está constituida por una porción más fluida que es el plasma dentro de la cual se hallan en suspensión los elementos formes (eritrocitos, leucocitos y plaquetas) siendo los glóbulos rojos los elementos más abundantes. El porcentaje total de los glóbulos rojos llega hasta el 45% de la sangre, llamándose a este porcentaje el HEMATOCRITO. La resistencia al flujo sanguíneo no solo depende del radio de los vasos sanguíneos (resistencia vascular), sino también de la viscosidad sanguínea. La sangre entera es tres o cuatro veces mas viscosa que el agua. Por tanto, la viscosidad depende en mayor medida del hematócrito, o sea, el porcentaje del volumen sanguíneo ocupado por los eritrocitos La sangre como se dan cuenta, no es un líquido ideal y por lo tanto su viscosidad no es homogénea ni constante, siendo de esa manera un sistema NO Newtoniano que cumple parcialmente con la ley de Pouseuille.
Aceptamos unos 2 a 4 centipoises (cP) como valores normales
de viscosidad para la sangre, pero lógicamente el régimen de interpretación será diferente en un lugar como la aorta y otro en uno como los capilares. Puede decirse que la sangre se comporta macroscópicamente como un líquido real pero en los capilares no es así. Es conocido que mientras el vaso sanguíneo tenga un diámetro 50 veces mayor al diámetro de los glóbulos rojos (el de un glóbulo rojo normal es de 7.5 micras) el comportamiento será Newtoniano o ideal y que por la ley de Pouseuille el coeficiente de viscosidad será constante.
Pero cuando la sangre se desplace por un capilar el asunto será
diferente. La explicación es esta: Si nos percatamos adecuadamente las dos variables de interpretación son el diámetro del vaso y la velocidad de circulación, pues bien, cuando estamos en un vaso grande como la aorta la velocidad es máxima ocasionando que los glóbulos rojos tiendan a reunirse en el centro del tubo sanguíneo al eje del flujo y por lo tanto hacia las paredes del vaso sanguíneo solamente queda el plasma. La medición de la viscosidad de la sangre a ese nivel tendrá un valor que se aproxime al del plasma (valor mínimo).
Todo lo contrario ocurrirá en el capilar, como el área de sección
transversal de los capilares es la máxima, la velocidad a ese nivel será la mínima. Esto permite que los glóbulos rojos puedan acercarse a las paredes, rozar e incrementar la viscosidad. Algo más, los glóbulos rojos entre sí también se asocian cuando la velocidad de circulación es muy lenta y todo esto contribuye al incremento de la viscosidad. Lo maravilloso de todo esto es que las circunstancias favorecen al propósito fisiológico. En la aorta el propósito es el traslado o flujo de la sangre, por lo tanto no es adecuado que los glóbulos rojos se encuentren en contacto con las paredes del vaso; mientras tanto en el capilar debe realizarse los fenómenos de intercambio gaseoso entre los glóbulos rojos y el tejido circundante y por lo tanto si es necesario y muy necesario el contacto de los glóbulos rojos con las superficies de los capilares. FLUJO O CAUDAL LAMINAR Y TURBULENTO EN LA CIRCULACIÓN La circulación sanguínea presenta un flujo laminar en la mayor parte de su recorrido pero como es un sistema biológico y la sangre es un líquido que dista mucho de ser ideal, encontraremos regiones con flujos turbulentos de manera normal.
Cuando la turbulencia ocurre, el líquido forma remolinos y vértices y
las “partículas” del líquido se mueven de un lugar a otro del tubo de manera irregular. Esta mezcla violenta del líquido consume energía, y por lo tanto el flujo turbulento requiere para su manutención, de un mayor gradiente de presión en comparación con el flujo laminar.
Sabemos que en las condiciones ideales para la ecuación de Poiseuille,
la velocidad crítica para la turbulencia puede predecirse mediante el número de Reynolds. FISIOLOGIA CARDIOVASCULAR Control del corazón por los nervios simpáticos y parasimpáticos La estimulación simpática intensa puede aumentar la frecuencia cardíaca en seres humanos adultos jóvenes desde la frecuencia normal de 70 latidos/min hasta 180 a 200 y, raras veces, incluso 250 latidos/min. Además, la estimulación simpática aumenta la fuerza de la contracción cardíaca hasta el doble de lo normal, aumentando de esta manera el volumen de sangre que se bombea y aumentando la presión de eyección. Así, con frecuencia la estimulación simpática puede aumentar el gasto cardíaco máximo hasta dos o tres veces, además del aumento del gasto que produce el mecanismo de Frank-Starling que ya se ha comentado. La estimulación parasimpática (vagal) reduce la frecuencia cardíaca y la fuerza de la contracción
La estimulación intensa de las fibras nerviosas parasimpáticas de los nervios
vagos que llegan al corazón puede interrumpir el latido cardíaco durante algunos segundos, pero después el corazón habitualmente «escapa» y late a una frecuencia de 20 a 40 latidos/min mientras continúe la estimulación parasimpática. Además, la estimulación vagal intensa puede reducir la fuerza de la contracción del músculo cardíaco en un 20-30%. Las fibras vagales se distribuyen principalmente por las aurículas y no mucho en los ventrículos, en los que se produce la contracción de potencia del corazón. Esta distribución explica por qué el efecto de la estimulación vagal tiene lugar principalmente sobre la reducción de la frecuencia cardíaca, en lugar de reducir mucho la fuerza de la contracción del corazón. Sin embargo, la gran disminución de la frecuencia cardíaca, combinada con una ligera reducción de la fuerza de la contracción cardíaca, puede reducir el bombeo ventricular en un 50% o más. Efecto de los iones potasio y calcio sobre la función cardíaca
En el análisis de los potenciales de membrana se sabe que los
iones potasio tienen un efecto marcado sobre los potenciales de membrana y, que los iones calcio desempeñan una función especialmente importante en la activación del proceso contráctil del músculo. Por tanto, cabe esperar que la concentración de cada uno de estos dos iones en los líquidos extracelulares también tenga efectos destacados sobre la función de bomba del corazón. Efecto de los iones potasio y calcio sobre la función cardíaca El exceso de potasio hace que el corazón esté dilatado y flácido, y también reduce la frecuencia cardíaca. Grandes cantidades de potasio también pueden bloquear la conducción del impulso cardíaco desde las aurículas hacia los ventrículos a través del haz AV. La elevación de la concentración de potasio hasta solo 8 a 12 mEq/l (dos a tres veces el valor normal) puede producir una profunda debilidad del corazón, una alteración del ritmo e incluso la muerte. Estos efectos se deben parcialmente al hecho de que una concentración elevada de potasio en los líquidos extracelulares reduce el potencial de membrana en reposo de las fibras del músculo cardíaco. Es decir, la alta concentración de potasio en el líquido extracelular despolariza parcialmente la membrana celular, lo que provoca que el potencial de membrana sea menos negativo. Efecto de los iones potasio y calcio sobre la función cardíaca Un exceso de iones calcio produce efectos casi exactamente contrarios a los de los iones potasio, haciendo que el corazón progrese hacia una contracción espástica. Este efecto está producido por el efecto directo de los iones calcio en el inicio del proceso contráctil cardíaco.
Por el contrario, el déficit de iones calcio produce debilidad cardíaca, similar al
efecto de la elevación de la concentración de potasio. Afortunadamente las concentraciones de iones calcio en la sangre normalmente están reguladas en un intervalo muy estrecho. Por tanto, los efectos cardíacos de las concentraciones anormales de calcio raras veces tienen significado clínico
El aumento de la concentración del ion calcio provoca vasoconstricción, que es
consecuencia del efecto general del calcio para estimular la contracción del músculo liso