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En Tibú, la palma tuvo su expansión con el apoyo del ex presidente Álvaro Uribe
Vélez y la continuación del programa PLANTE, iniciativa de alianzas productivas
celebradas a mediados de los 90s, entre los gobiernos de Colombia y EUA, con la
excusa de sustituir cultivos ilícitos en la zona y “Darles una alternativa productiva
a los agricultores del municipio de Tibú”. Inició el agronegocio con 1050
hectáreas de palma, 4 millones de dólares “donados” por USAID, y 140
productores asociados.
La multinacional Chemonics y la
empresa “Promotora Hacienda
Las Flores”, propiedad de ex
ministro de agricultura Carlos
Murgas Guerrero, participaron
como firmas operadoras. Para
que el proyecto tuviera
aseguramiento militar, se contó
con el apoyo del Plan Colombia.
Adicionalmente, el gobierno
nacional aportó 14 mil millones
de pesos, a través de FINAGRO y
el Banco Agrario
Los monocultivos de Palma Aceitera integran las
“Cinco Locomotoras”, del presidente Juan Manuel
Santos Calderón para el sector rural Colombiano.
Para la palma, el gobierno incluye diferentes
políticas públicas y apoyos oficiales bajo la forma
de financiación y promoción oficial a las empresas
dedicadas a esta actividad. Actualmente, este
producto es uno de los sectores que se
encuentran incluidos en el Plan Nacional de
Desarrollo 2010-2014, pasando de 150 mil
hectáreas cultivadas en el país en el año 2002, a
más de 864 mil hectáreas para el año 2011, según
estadísticas publicadas por el sector palmero.
Según el ex presidente de
Fedepalma, Jeans Mesa Dishington:
“Hoy, ya podemos consolidar la
mezcla del 10 por ciento, pero lo
que anunciamos al Gobierno es que
gracias a sus políticas
gubernamentales, el país ha venido
sembrando más palma y con lo que
ya está sembrado podemos
consolidar una mezcla del 20 por
ciento”.
Según el anterior Plan de Desarrollo del Departamento de Norte de
Santander, 2008-2011, “Un Norte para Todos”:
La Potencia Plebeya
Mientras la industria palmera exige extensión de tierras
para lograr competitividad internacional a la vez que
contamina el ambiente y capitaliza las ganancias, las Zonas
de Reserva Campesina, contenidas en la Ley 160 de 1994,
prohíben la concentración de tierras, al mismo tiempo que
fomentan la propiedad campesina.
5. CONCLUSIONES
En consecuencia, donde
existen Zonas de Reserva
Campesina, no se permiten
formas contaminantes del
ambiente como la minería de
carbón o los monocultivos que
exigen grandes extensiones
territoriales
5.1. Dimensión incidencia ambiental de las Organizaciones civiles,
comunitarias, y Movimientos Sociales y Populares.
Resistencia Campesina.
UNIDAD CAMPESINA E
INDÍGENA:
Se necesita promover el debate público y generar
referentes de acción conjunta entre la academia,
Movilización Social y sociedad y Estado en torno a la solución de este tipo
Popular.
de problemáticas rurales en varios sentidos:
Resistencia Campesina.
Actualización del Catastro Rural de Colombia, así como de
los predios ubicados en las regiones de frontera.
Promover y coadyuvar desde la academia, los centros de
ASCAMCAT investigación universitarios, profesores y estudiantes, en
la constitución de zonas de reserva campesina, como
parte de los procesos de acceso a la propiedad de la
UNIDAD CAMPESINA E
INDÍGENA:
tierra por el campesinado y como parte de sus prácticas
de empoderamiento del territorio, prácticas de la
territorialidad campesina.
Movilización Social y Popular.
Coadyuvar los Procesos de Planes de Desarrollo
Alternativo planteados por las comunidades.
Puentes entre la investigación académica y social con las
comunidades y la solución de problemas ambientales.
Resistencia Campesina.
José A. Labrador F.
•
GRACIAS
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