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Bizcochos (escena sin sentido moral)

Ha decidido hacer una remesa de bizcochos. Abre su libro de recetas y encuentra


una. La receta requiere una taza de trozos de nueces de Castilla. A usted no le gustan
las nueces de Castilla, pero sí las de macadamia. Resulta que tiene las dos clases de
nueces.

¿Sustituiría unas nueces por otras para evitar comer las que no le gustan?
Lancha motora (escena de moral impersonal)

Está de vacaciones en una isla remota, pescando en el muelle. Observa cómo un grupo
de turistas embarca en un velero en un pequeño bote, rumbo a una isla cercana. Poco
después de su partida, escucha por la radio que se acerca una violenta tormenta,
tormenta que está seguro que les va a alcanzar. La única manera de garantizar su
seguridad es tomar prestada una lancha motora que hay ahí cerca. La lancha pertenece a
un magnate mezquino que no aceptaría de buen grado prestársela.

¿Tomaría prestada la lancha para advertir a los turistas sobre la tormenta?


Bote salvavidas (escena de moral personal)

Se encuentra de crucero cuando se produce un incendio a bordo y hay que abandonar el


buque. En los botes salvavidas hay más personas de las que pueden acoger. El bote en el
que usted se encuentra se ha sumergido peligrosamente: unos pocos centímetros más y
naufragará. La mar comienza a levantarse y el bote empieza a hacer agua. Si no se hace
nada se hundirá antes de que los barcos de rescate lleguen y todos los que se encuentran
a bordo morirán. Hay, sin embargo, una persona herida que en ningún caso sobrevivirá. Si
usted arroja a esa persona al agua, el bote seguirá a flote y el resto de los pasajeros se
salvará.

¿Arrojaría a esa persona al agua para salvar al resto de los pasajeros?


FUNCIÓN DE LA CORTEZA PREFRONTAL VENTROMEDIAL EN EL
PROCESAMIENTO DE LAS EMOCIONES
Muchos investigadores opinan que la violencia impulsiva es consecuencia de un
deficiente control de las emociones. Así, en la mayoría de nosotros, la frustración puede
provocar un impulso de responder emocionalmente, pero, por lo general, conseguimos
mantener la calma y reprimir este impulso.
El análisis de las situaciones sociales implica mucho más que el análisis de la
información sensitiva: implica experiencias y recuerdos, deducciones y juicios. De
hecho, las capacidades involucradas incluyen algunas de las más complejas que
tenemos.
La región de la corteza prefrontal ventromedial —que incluye la corteza orbitofrontal
medial y la corteza cingulada anterior subgenual— interviene decisivamente en el
control de las respuestas emocionales del ser humano.
La CPFvm recibe aferencias directas del tálamo dorsomedial, la corteza temporal, el área
tegmental ventral, el sistema olfativo y la amígdala. Sus eferencias se dirigen a varias
regiones cerebrales, entre ellas, la corteza cingulada, la formación hipocámpica, la corteza
temporal, el hipotálamo lateral y la amígdala. Por último, se comunica con otras regiones
de la corteza frontal —la más importante, la corteza prefrontal dorsolateral—. Así pues,
sus aferencias le aportan información sobre lo que está sucediendo en el entorno y de los
planes que está haciendo el resto del lóbulo frontal; sus eferencias le permiten influir en
diversas conductas y respuestas fisiológicas, incluyendo las respuestas emocionales,
organizadas por la amígdala.
El hecho de que la CPFvm juegue un papel importante en el control de la conducta
emocional se refleja en los efectos que ocasiona su lesión. El primer caso documentado (y
el más famoso) se remonta a la mitad del siglo xix. Phineas Gage, un capataz de una
empresa constructora de ferrocarriles, estaba manipulando una barra de acero para
introducir una carga de dinamita en un agujero perforado en la roca. De repente, la carga
explotó y la barra salió disparada hacia su mejilla, le atravesó el cerebro y salió por la
parte superior de su cabeza.
Sobrevivió, pero era un hombre diferente. Antes de la lesión era un individuo serio,
trabajador y enérgico. Después, empezó a comportarse de manera infantil, irresponsable y
sin preocuparse de los demás. Era incapaz de hacer planes o de llevarlos a cabo, y sus
acciones parecían caprichosas y extrañas. El accidente le había provocado una amplia
lesión bilateral en la corteza CPFvm.
Las personas cuya CPFvm ha sufrido un daño, bien por enfermedad, bien por
accidente, conservan la capacidad de valorar con precisión el significado de
situaciones concretas, pero solo teóricamente.
La lesión de la CPFvm causa alteraciones graves, a menudo extenuantes, del control de la
conducta y la capacidad de toma de decisiones. Estas alteraciones al parecer son
consecuencia de una regulación emocional anómala. Anderson y cois. (2006) obtuvieron
clasificaciones de conductas emocionales, como tolerancia a la frustración, inestabilidad
emocional, ansiedad e irritabilidad, de pacientes con lesiones en la CPFvm a partir de la
opinión de los parientes de dichos pacientes. También registraron calificaciones de la
aptitud de los pacientes en cuestiones de la vida real, como capacidad de juicio,
planificación, falta de adecuación social, y posición laboral y financiera, en opinión tanto
de familiares como de clínicos.
Las capacidades cognitivas y las aptitudes en la vida real del control emociona, podrían
actuar de manera independiente, lo que claramente indica que los problemas emocionales
subyacen a las dificultades en la vida real que presentan las personas con daño de la
CPFvm.
Los resultados de investigación reciente, sugieren que las reacciones emocionales
guían los juicios morales, así como las decisiones que implican riesgos y recompensas
personales, y que la corteza prefrontal interviene en estos juicios. Hasta hace pocos
años se consideraba que los juicios morales derivaban de una toma de decisiones
consciente y racional. Sin embargo, investigaciones recientes sobre el papel de los
mecanismos neurales de la emoción sugieren que las emociones juegan un papel
importante —quizá el papel más importante— en la elaboración de los juicios
morales.
Consideremos el siguiente dilema moral: usted ve un tranvía fuera de control con cinco
personas a bordo, que se abalanza hacia una vía que lleva a un precipicio. Sin su
intervención, estas personas morirán pronto. Sin embargo, está usted cerca de un
conmutador que dirigirá el tranvía hacia otra vía en donde el vehículo se detendrá sin
riesgo alguno. Pero hay un trabajador en la vía que morirá si usted acciona el conmutador
para salvar a los cinco pasajeros en peligro. ¿Debería quedarse allí y mirar cómo el tranvía
cae por el precipicio, o debería salvarlos —y matar al hombre que está en la vía—?
La mayoría de las personas concluyen que la mejor elección sería accionar el
conmutador: salvar a cinco personas justifica el sacrificio de una. Esta decisión se basa en
el empleo consciente y lógico de una regla que dice que es mejor matar a una persona
que a cinco. Pero consideremos ahora una versión distinta de este dilema. Al igual que
antes, el tranvía va sin frenos hacia la muerte, pero no hay un conmutador a mano para
desviarlo hacia otra vía. En cambio, usted está sobre un puente encima de la vía. También
está sobre el puente un hombre obeso, y si usted le empuja, su cuerpo caerá sobre la vía
y parará al tranvía (usted es demasiado pequeño para parar el tranvía, por lo tanto no
puede salvar a esas cinco personas sacrificándose usted mismo). ¿Qué debería hacer?
La mayoría de la gente se resiste a empujar al hombre desde el puente, aunque el
resultado final sea el mismo que el del primer dilema: una persona muere, cinco se
salvan. En cualquier caso, el hombre morirá arrollado por el tranvía, tanto si enviamos el
tranvía hacia él como si lo empujamos desde el puente sobre la vía por la que se avecina
el tranvía. Pero, de alguna manera, imaginarse a uno mismo empujando el cuerpo de otra
persona y provocar su muerte parece emocionalmente más desgarrador que accionar el
conmutador que cambia la dirección del tranvía sin frenos. Por lo tanto, el juicio moral
parece estar guiado por reacciones emocionales y no es simplemente el producto de un
proceso de toma de decisiones lógico, racional.
Volvamos a considerar la diferencia entre la decisión de mover un conmutador para salvar
cinco vidas y la de arrojar a alguien a la vía para conseguir el mismo objetivo. Considerar el
primer dilema da lugar a una reacción emocional mucho menor que considerar el segundo,
y considerar solo el segundo activa marcadamente la CPFvm. Se podría esperar que las
personas con lesión de la CPFvm, quienes muestran una reacción emocional anómala,
eligieran en el segundo dilema arrojar al hombre a la vía. De hecho, eso es exactamente lo
que hacen: demuestran tener un juicio moral utilitario. Matar a una persona es mejor que
permitir que mueran cinco.
La amígdala juega un importante papel en la manifestación de la ira y las reacciones
emocionales violentas, mientras que la corteza prefrontal juega un importante papel en
la supresión de dicha conducta, haciéndonos ver sus consecuencias negativas.
La amígdala madura en una etapa temprana del desarrollo; a su vez, la corteza prefrontal
lo hace mucho más tarde, al final de la infancia y comienzo de la edad adulta. A medida
que madura la corteza prefrontal, los adolescentes muestran un aumento de la velocidad
de procesamiento cognitivo, de la capacidad de razonamiento abstracto, de la capacidad
para cambiar la atención de un tema a otro y de la capacidad para inhibir respuestas
inapropiadas
En un estudio de neuroimagen estructural realizado por Whittle y cois. (2008), se
encontró que la conducta agresiva en las interacciones entre padre e hijo durante la
adolescencia se relacionaba positivamente con el volumen de la amígdala y
negativamente con el volumen de la corteza prefrontal medial derecha.
Raine y cois. (1998) encontraron pruebas de una disminución de la actividad prefrontal y
un aumento de la actividad subcortical (incluyendo la de la amígdala) en el cerebro de
asesinos convictos. Estos cambios se observaron principalmente en asesinos impulsivos,
emocionales, mientras que los asesinos a sangre fría, calculadores y depredadores —
aquellos cuyos crímenes no se acompañaban de ira y furia— presentaban una actividad
más normal. Pudiera ser que el aumento de activación de la amígdala reflejara un
aumento de la tendencia a manifestar emociones negativas, y la disminución de la
activación de la corteza prefrontal reflejara una disminución de la capacidad para inhibir la
actividad de la amígdala y controlar así las emociones de la persona.
1. Organizarse en grupos de máximo 5 estudiantes.
2. Dramatizar y filmar el caso de Phineas Gage, en donde se pueda identificar su
funcionamiento cerebral antes y después del accidente.
3. Utilizar al menos 10 conceptos de psicofisiología.
4. Todas las escenas deben estar relacionadas con la trama, si aparece algún
estudiante en el video grabando una explicación fuera de contexto (apareciendo de
último momento, leyendo algo), se penalizará la calificación.
5. Se debe presentar el rol que desempeño cada participante.
6. Esta calificación será el 20% de la nota del examen final.
7. La presentación será en la primera clase de la semana del 15 de enero.
8. La duración del video será máximo 5 minutos y mínimo 3 minutos. Si el archivo
contiene más tiempo, no se calificará.

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