Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
1776 Gran Bretaña Las 13 colonias de Norteamérica declaran su independencia y forman los Estados
Unidos de América mediante una revuelta armada.
1804 Francia Haití declara su independencia y constituye la primera nación americana
mayoritariamente afrodescendiente.
1810 España El Virreinato de la Nueva Granada y el del Río de la Plata dan el primer paso a la
independencia. El Virreinato de la Nueva España comienza su guerra de
independencia. Chile presenta las bases de su independencia.
1811 España Paraguay y Venezuela declaran su independencia.
Portugal Brasil se asimila al reino de Portugal y luego se declara Imperio Independiente con
un Emperador, Juan VI.
1825 España Bolivia obtiene su independencia.
1865 España República Dominicana logra su independencia después de haber sido “colonia
restaurada”
1898 España Cuba logra su independencia
Tras la liberación política de estos estados, se mantuvieron, generalmente, las antiguas
estructuras económicas, dando lugar a lo que se ha llamado Neocolonialismo. La
dependencia de las importaciones de la metrópoli, la concentración de la producción
en ciertas materias primas para exportar, la carencia de los medios técnicos y del
capital y la conservación, en ciertos casos, de la propiedad de la industria en manos de
colonizadores suponen la continuación del control económico sobre estos países. La
devaluación de las materias primas que exportan y la venta de bienes manufacturados
de mayor valor añadido generan un déficit comercial nocivo para estos países. Este
Mapa político de América, en 1794, muestra el nombre de las divisiones coloniales
aplicadas por las metrópolis. Durante mucho tiempo la corona española estableció
instituciones de gobierno en España y en América, todas bajo el control del rey. Para
administrar sus colonias América estaba dividida en virreinatos, capitanías generales y
presidencias. Los virreinatos eran gobernados por un virrey, quien ejercía como
representante de la Corona.
Desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XVIII existían en las Américas los
siguientes virreinatos:
La emancipación de América se refiere a los procesos por los cuales los territorios de ultramar,
en el caso de España, y las colonias europeas en el continente americano para el resto de países
europeos, se independizaron de las potencias europeas que habían conquistado sus territorios.
La descolonización de América inició un proceso de descolonización mundial que se
completó en el siglo XX dando origen a los estados-nacionales modernos.
La independencia de Venezuela fue uno de esos procesos emancipatorios, desarrollado entre
1810 y 1823 con el fin de romper los lazos coloniales que existían entre la Capitanía General de
Venezuela y el Imperio español. El 2 de Marzo de 1811 se instaló el primer Congreso de
Venezuela, este Congreso debatió las posibilidades de declarar la independencia. Con este acto
se oficializó la Primera República, y se inició la Guerra de Independencia. La República de la
Gran Colombia, según su Ley Fundamental, integró a Venezuela con el Virreinato de Nueva
Granada y la Provincia Libre de Guayaquil. En mayo de 1830 se instaló el Congreso de Valencia
para tomar decisiones con respecto a los pasos a seguir por el Distrito de Venezuela en vista del
creciente y continuo distanciamiento con el Gobierno Central. Ello terminó en la secesión o
separación de Venezuela de la Gran Colombia y el nacimiento del Estado de Venezuela, al
adoptarse una nueva constitución. La independencia de Colombia fue el proceso histórico que
permitió la emancipación de Colombia del Imperio español, dando fin al período colonial. La
primera fase de la guerra, de 1810 a 1816, se caracterizó por constantes luchas internas entre los
defensores de la independencia. Desde 1839 hasta 1884, el país fue muy inestable y se
produjeron una serie de guerras civiles, las cuales marcaron la historia del país, y algunas de
ellas propiciaron cambios constitucionales, de régimen y de nombre. Desde 1831 a 1858, el
país se llamó "República de Nueva Granada"; de 1858 a 1861 fue "Confederación Granadina"; de
1861 a 1886 fue "Estados Unidos de Colombia" y finalmente a partir de 1886, se restauró
definitivamente el nombre a "República de Colombia“.
América Latina o Latinoamérica, es un concepto étnico-geográfico aparecido en el
siglo XIX para identificar una región del continente americano con habla mayoritaria de
lenguas derivadas del latín, principalmente español o portugués y en menor medida
francés. El término agrupa a países cuya lengua oficial es el español o el portugués:
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador,
Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Puerto Rico, Perú,
República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Algunos incluyen a países francófonos
como Haití sin tomar en cuenta aspectos culturales, pero por esa misma razón también
se debate la inclusión de Belice, país de habla inglesa, pero con una fuerte presencia
del idioma y cultura españolas, la región francófona de Canadá, los estados y
posesiones hispanohablantes de Estados Unidos, en especial Puerto Rico e Islas
Vírgenes de los Estados Unidos, y las posesiones francesas en América y Caribe,
Guadalupe, Guayana Francesa, Martinica, San Bartolomé y San Martín. De los tres
idiomas que definen a América Latina, el español y el portugués son los
predominantes, quedando el francés como idioma de solo un 3 % de la población de la
región. El concepto «América Latina» ha sido cuestionado como eurocéntrico por
diversos estudiosos y movimientos, debido a la exclusión que el mismo hace de una
gran cantidad de idiomas y pertenencias étnicas, entre ellas las de los pueblos
originarios y afroamericanos, mayoritarias en varios países y regiones de la llamada
América Latina. Tomando en cuenta solo el idioma, el término correcto sería
Hispanoamérica, si se refiriese a los países hispanohablantes, o Iberoamérica,
englobando también a Brasil, ya que Latinos son los originarios de la región del Lazio,
en Italia, y por extensión, aquellos países con lenguas derivadas del Latín..
Los países que integran la América llamada Latina son: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia,
Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Honduras, México, Nicaragua, Panamá,
Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. Se mencionan además los
territorios que harían parte de América Latina según la connotación literal del término, es decir,
territorios donde se hablan lenguas romances, a saber: las provincias de Quebec y Nuevo
Brunswick en Canadá; los estados de Luisiana, Florida, California, Texas, Arizona y Nuevo México
en Estados Unidos, más Puerto Rico una de las dependencias estadounidenses; y los territorios
franceses de Guyana Francesa, Clipperton, Guadalupe, Martinica, San Bartolomé, San Martín y
San Pedro y Miquelón.
En América Latina se denomina indígena u originarios a los pueblos y naciones existentes a la
llegada de los europeos a América. El único país donde el porcentaje de indígenas es el mayor
componente de la población es Bolivia, mientras en Perú y Guatemala componen entre el 40-
45% aproximadamente. Existen significativas comunidades indígenas en Ecuador y México. Hay
minorías entre el 5-10% en Belice, Honduras, Panamá, Chile y Nicaragua. Por último, hay minorías
muy reducidas de menos del 4% en Colombia, Venezuela, Costa Rica, El Salvador, Argentina y
Brasil. El termino mestizo o mestiza, proviene del latín mixticius, mezcla o mixto, y ha quedado
envuelto en la polémica de las razas humanas que, parte de los científicos actuales niegan, o
pretenden sustituir por etnias. En un sentido más amplio, el término mestizaje también se utiliza
para identificar a seres humanos que tienen antecesores pertenecientes a distintas etnias o
culturas, dando origen a una nueva cultura. Afroamericano es un término que comenzó a
utilizarse en los Estados Unidos de América en la década de 1960, por la misma población con
ascendencia africana derivada de la esclavitud con o sin mestizaje, para revindicar el orgullo de
sus raíces africanas. El término fue ampliado y comenzó a ser utilizado con igual propósito, para
hacer referencia a las personas nacidas en el continente americano, que tienen antepasados
africanos subsaharianos derivado de la esclavitud con o sin mestizaje; los afroamericanos son por
tanto un grupo de afrodescendientes. La mayoría son descendientes de personas capturadas,
esclavizadas y trasladadas desde el África subsahariana, la inmensa mayoría del golfo de Guinea)
hasta América por los europeos para trabajar en sus colonias.
El trabajo de los esclavos de origen africano en las Américas, fundamentalmente, se
realizaba en las minas y plantaciones, durante los siglos XVI y XIX. El comercio
atlántico de esclavos, también conocido como el comercio transatlántico de esclavos
o la trata, hace referencia al tráfico de esclavos que tuvo lugar a través del Océano
Atlántico entre los siglos XVI y XIX. La inmensa mayoría de los esclavos envueltos en
el tráfico atlántico eran africanos de las zonas centrales y occidentales del continente,
en su mayoría prisioneros de las guerras entre etnias rivales, que eran vendidos por
comerciantes africanos de esclavos a compradores europeos, quienes los
transportaban a sus colonias en Norte y Sudamérica. Allí, los esclavos eran obligados
a trabajar en las plantaciones de café, coco, tabaco y algodón, luego en las de caña de
azúcar y en las minas de oro y plata, en los campos de arroz, en la industria de la
construcción, en la madera, en la construcción de barcos y en hogares de los dueños
de plantaciones y minas como sirvientes. Los colonialistas europeos, inicialmente,
practicaban un sistema al mismo tiempo de trabajos forzados y de esclavitud de
nativos americanos, esclavizando a la mayor parte de los nativos del Nuevo
Mundo. Por diferentes razones, los africanos reemplazaron a los nativos
americanos como la principal población esclavizada de América. En algunos casos,
como el de las islas del Caribe, las guerras y enfermedades como la viruela
eliminaron a los nativos completamente. En otros casos, como en Carolina del Sur,
Virginia y Nueva Inglaterra, la necesidad de alianzas con las tribus nativas sumada a la
disponibilidad de esclavos africanos a precios asequibles llevaron a la progresiva
desaparición de la esclavitud de nativos americanos.
El castillo de Osu, Fuerte Christiansborg o el Castillo, en Osu, Accra, Ghana, en la costa del Golfo de Guinea en el Océano
Atlántico, construido por los daneses en la década de 1660, en ese año el control pasó a los Países Bajos, pero pronto fue devuelto
a Dinamarca. El castillo se usó en el comercio de oro y el marfil, pero bajo el control danés se uso principalmente como centro para
la venta y trafico de esclavos a empresarios portugueses, holandeses e ingleses.
Fortaleza de San Jorge Da Mina o "Castillo de Elmina” en Ghana, construido por los portugueses en 1482, grabado por T. Medland
según foto de N. Pocock. Publicado en El progreso del descubrimiento marítimo, 1803. Grabado en cobre, 23 x 20 cm.
Diversos han sido los términos que en las ciencias sociales se han usado para referirse las
confluencias, cruces e intercambios ocurridos entre los diferentes grupos étnicos americanos,
europeos y africanos en sus destinaos americanos: mestizaje, sincretismo, aculturación,
transculturación, se refieren a procesos que muchas veces no reconocen la destrucción o
pérdidas culturales originales y que adoptaban, forzosamente, o imponen la cultura del poder
dominante pero también a procesos en los que habido nuevas creaciones culturales. En la mayoría
de los casos y en casi todas las Américas, se han dado estos procesos de dolorosas y, a veces,
trágicas confluencias, pero también hubo procesos de intercambios creadores de los que han
emergido, ya para fines del siglo XIX. nuevas culturas americanas que denominamos culturas
criollas. Según algunos autores, estos procesos en esa América que solemos llamar “latina”, estas
confluencias sin duda con sus pérdidas y desgarramientos, también habrían dado cabida, no
obstante, a la creación, la selectividad, la renovación y resignificación de contenidos de contenidos
culturales, estructurándolos en nuevas formaciones culturales al interior de los nuevos estados
nacionales de reciente creación política. El término criollo, en sus inicios, nombraba a los
españoles criollos , habitantes de las provincias americanas y luego pasó a designar a quienes
gobernaban por su propia cuenta las repúblicas recientemente independizadas de las potencias
imperiales europeas, en las sociedades acriolladas de las Américas. Fueron esos criollos
quienes implantaron gobiernos en los que la participación de los mestizos y aborígenes, cuando se
permitía, era muy escasa pues los gobiernos republicanos de la América postprovincial
estaban constituidos, casi exclusivamente, por blancos criollos. El término pasa luego también a
nombrar a los hijos de esclavos negros nacidos en América -especialmente en Cuba- para
extenderse más tarde y referirse a todos los descendientes de españoles nacidos en el continente
americano. Lo criollo pasará entonces a representar lo mestizo, étnico y cultural, con exclusión
de lo indio -como en los países del Cono Sur- y, ya en el siglo XX, habrá quienes designen como
criolla toda producción americana por oposición a la extranjera.
Sabemos que en casi todas las regiones de América adjetivadas con el término latina
se desarrollaron durante varios siglos procesos violentos de destrucción cultural,
mestizaje forzado e hibridación de culturas y que estos procesos afectaron en mayor o
menor grado, prácticamente, a todas las comunidades aborígenes del continente. Se
consolidaría así la hegemonía de las elites blancas, ubicadas ya para el periodo que
siguió a las guerras de conquista, en la cúspide de pirámides demográficas netamente
estratificadas. Fueron esas élites las que impusieron sus propias culturas concebidas
como una y única Cultura occidental importada, europea y cosmopolita, en la mayoría
de las nuevas repúblicas americanas con excepción de Haití.