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LA RESPONSABILIDAD

¿Cómo puede ayudarme el ser responsable?


“Obra de tal modo que los efectos de tu acción
sean compatibles con la permanencia de una vida
humana auténtica en la Tierra”.

– Hans Jonas.
La responsabilidad, ¿de qué me sirve?, ¿para qué
serlo?, ¿de dónde debe de surgir esta
responsabilidad?, ¿en qué áreas debemos ser
responsables?.

La responsabilidad que desarrolla a la persona y que promueve


su libertad es aquella que se basa en necesidades auténticas del
individuo. Algo que es fundamental es que sólo hay auténtica
responsabilidad si hay consciencia, esto es, si la persona puede
contactar con sus necesidades, con sus intereses, etc, de tal
forma que se de cuenta de lo que le es personalmente
significativo.

El ser humano es responsable antes que nada de sus


pensamientos, sentimientos, conductas, afectos, odios y todo
aquello que emana de él mismo, y por supuesto, de sus
consecuencias.
RESPONSABILIDAD Y AUTOESTIMA
La responsabilidad va muy de la mano de la autoestima, si soy
autorresponsable es muy probable que tenga una buena autoestima,
así como si no lo soy, probablemente tenga baja autoestima. Al ser
responsable de mí, asumo mis consecuencias pero también me doy
cuenta de que el poder de mi vida está en mí. Si vivo culpando a los
demás, a la vida, al universo de lo malo (y también lo bueno) que
me sucede y nunca asumo mi propio poder y lo considero externo,
lo que genera a la larga es mayor sufrimiento, falta de
entendimiento de las situaciones, victimización e impotencia.
¿DE QUÉ ÁREAS DE MI VIDA SOY
AUTORRESPONSABLE?

Todos somos responsables de nuestra vida, de nuestro bienestar


y de nuestros actos en todos aquellos ámbitos en los que
podemos elegir. La autorresponsabilización no es un absoluto en
nuestras vidas, no es tan sencillo como ser o no ser
autorresponsable. Es posible obrar de manera autorresponsable
en un contexto y de forma pasiva en otro.

Dinámica 1
1.- Soy responsable del nivel de consciencia con que realizo mis
actividades.
Todos tenemos opciones con respecto al grado de consciencia que ponemos en
acción. Podemos prestar toda nuestra atención, sólo parte de ella, ninguna en
absoluto o cualquier punto intermedio en ese continuo.

2.- Soy responsable de las opciones que elijo, de mis decisiones y de


mis actos.
Soy yo el que elige. Si somos conscientes del hecho de que somos responsables
de lo que elegimos, de nuestras decisiones y de nuestras acciones, será mucho
más probable que decidamos y actuemos de forma que después no tengamos
que arrepentirnos o avergonzarnos.
Reconocer que nuestra conducta tiene una motivación y que ésta es a menudo
inconsciente no significa que no seamos responsables de lo que hacemos.

3.- Soy responsable de satisfacer mis deseos.


Conforme vamos creciendo, somos responsables de satisfacer por lo menos
algunos de nuestros deseos. A veces nuestros deseos dependen en parte de la
participación y cooperación de otras personas, sin embargo es importante
preguntarse si está uno haciendo todo lo que puede hacer. No quiere decir
intentar hacerlo todo yo solo, tengo que saber lo que depende de mí y lo que
no.
4.- Soy responsable de las creencias y valores por los que guío mi
vida.
Es el aceptar que somos dueños de nuestras creencias y valores, que las
reconocemos como nuestras. A veces somos totalmente inconscientes de las
premisas que hay detrás de algunas de nuestras acciones, es fácil que piense
que tales premisas forman parte de mi naturaleza y que me diga a sí mismo, “yo
soy así” y que evite reconocer que de alguna forma ha habido una elección por
mi parte de esas ideas.

5.- Soy responsable de las prioridades que establezco respecto al


tiempo de que dispongo.
El tiempo es el valor más básico de la vida y del que más a menudo se abusa. La
tentación es considerar al tiempo como un enemigo, y de esa forma no tener
que elegir, no hacerse responsable de decidir.

6.- Soy responsable de mi elección de compañeros.


Aquí la ventaja de no asumir esta responsabilidad es no tener que pasar a la
acción y la desventaja es que cuando nos encontramos bloqueados en nuestra
infelicidad, y nos sentimos engañados e impotentes, todo nuestro poder va a
parar a otras personas.
7.- Soy responsable de cómo me relaciono con las demás personas.
Sea lo que sea lo que elija decir o hacer, yo soy el dueño de mi conducta. Soy
responsable de cómo hablo y también de cómo escucho. Soy responsable de ser
racional o irracional cuando trato con otras personas.

8.- Soy responsable de lo que hago con respecto a mis sentimientos


y mis emociones.
Cuando actuamos basándonos en un sentimiento o una emoción, a menudo
creemos que lo que hicimos era prácticamente inevitable, que determinó
nuestro comportamiento. Esto no es real. Si creemos que hay que obedecer a
los sentimientos sin ponerlos en tela de juicio, entonces actuaremos ciegamente
y no siempre de la manera más conveniente para nosotros.

9.-Soy responsable de mi felicidad.


Si tomo la posición de que mi felicidad está fundamentalmente en mis manos,
me estoy otorgando a mí mismo un enorme poder. No estaré esperando que las
cosas que pasen o las personas que me rodean me hagan feliz.

10.- Soy responsable de mi vida y mi bienestar.


Cada uno de nosotros es un fin en sí mismo. Es natural que cualquiera de
nosotros pueda necesitar la ayuda de un extraño en algún momento de su vida,
pero la gente autorresponsable no exige esa ayuda como algo que se le debe,
sino que la aprecia como un acto de generosidad.
¿CÓMO PUEDO SER
AUTORRESPONSABLE?
Si deseamos practicar una mayor autorresponsabilidad en algún aspecto
de nuestras vidas, es necesario que nos preguntemos: ¿Qué acciones
puedo realizar en este ámbito? ¿Cuáles son mis opciones? Si no estoy
esperando un milagro, o que alguien haga algo, entonces; ¿Qué puedo
hacer yo? Si elijo no hacer nada, aceptar la situación, ¿estoy dispuesto
a hacerme responsable de esa decisión?

Vivir con responsabilidad (y con ello desarrollar una saludable


autoestima) está íntimamente relacionado con vivir activamente.
Mediante las acciones se expresa y realiza una actitud de
autorresponsabilidad. ¿Qué acciones puedo realizar para acercarme a la
obtención de mis objetivos? ¿Qué acciones puedo realizar para avanzar
en mi carrera? ¿Para mejorar mi vida amorosa? ¿Para que los otros me
traten bien? ¿Para aumentar mis ingresos? ¿Para ser más feliz? ¿Para
cultivar mi desarrollo intelectual o espiritual?

Dinámica 2
Si deseamos vivir mas responsablemente es necesario que pensemos en
términos de acciones muy especificas. Por ejemplo, no basta con
decirse: "debería adoptar una mejor actitud hacia mi familia", si no
¿cómo se manifestara esa mejor actitud en una conducta especifica?

También es necesario darse cuenta y enfrentar las propias creencias


limitantes con respecto a las áreas de nuestras vidas en las que no
estamos pudiendo ser autorresponsables y trabajarlas en nuestro propio
proceso individual para así poco a poco ir desarrollando mayor
consciencia y a su vez mayor autorresponsabilidad.
SOBRERRESPONSABILIZACIÓN Y
DESRESPONSABILIZACIÓN

“Una de las tareas más importantes dentro de la orientación humanista


es lograr la toma de consciencia y la responsabilización de la persona a
través de un encuentro auténtico con ella misma”.
–Myriam Muñoz.

Sobre algunas cosas tenemos control, sobre otras no. Si me hago


responsable de asuntos que están mas allá de mi control, me
sobreresponsabilizo y pondré en peligro mi autoestima, ya que,
inevitablemente, no lograré alcanzar mis propios objetivos. Si niego mi
responsabilidad en cuanto a cosas que sí están bajo mi control, me
desresponsabilizo y nuevamente pongo en peligro mi autoestima.

NECESITO SABER LA DIFERENCIA ENTRE LO QUE DEPENDE DE MÍ Y LO


QUE NO.
La sobreresponsabilización consiste en asumir más responsabilidad
de la deseada con el objetivo de obtener desde reconocimiento,
hasta posiciones de control sobre otros.

La desresponsabilización es una reacción a la imposición y al


autoritarismo que se caracteriza por falta de interés, apatía y
algunas veces rebeldía abierta.

Ambas reacciones son el producto de la pérdida de contacto de la


persona con sus auténticas necesidades e intereses.

Aquí la clave nuevamente llega con el proceso personal y la toma de


consciencia de mí y de mis actos para poder distinguir qué me toca y
qué no.
¡GRACIAS!

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