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Teología del bautismo 

Didaché es una palabra griega que significa “enseñanza”, de allí


que el título completo de la obra sea “La instrucción del Señor a los
gentiles por medio de los doce apóstoles”, o de forma más
resumida “Instrucciones de los apóstoles”. Es considerado como uno
de los documentos más importantes de la Iglesia primitiva
perteneciente al grupo de escritos de los Padres Apostólicos.
En la Didaché se encuentra información de
valioso interés apologético porque se
describen las prácticas católicas de bautizar
tanto por inmersión como por infusión.
Didajé 7: 1­4

7:1: En cuanto al bautismo, bautícense así: Habiendo


recibido todos los preceptos bauticen en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, en agua corriente.

7:2: Pero si no tienen agua corriente, bauticen en otra


agua, sino pueden hacerlo en agua fría, bauticen en agua
tibia.
7:3: Pero si tampoco tienes ninguna, vierte el agua
tres veces sobre la cabeza, en el nombre del Padre, y
del Hijo, y del Espíritu Santo.

7:4: Pero antes del bautismo, permite que aquel que


bautiza y el que es bautizado ayune rápidamente y
cualquier otro que pueda ser capaz. Y le ordenarás a
aquel que se vaya a bautizar que ayune uno o dos días
antes.
Esto es relevante porque algunas denominaciones
protestantes han entendido que sólo es válido el bautismo
por inmersión. Argumentan que la palabra “bautismo” es una
romanización (bapto o baptizo) cuyo significado es lavar o
sumergir, y eso implica que la forma de bautizar ha de ser
de esa manera.
De allí que el bautismo por inmersión es el que se
suele aplicar en algunas comunidades eclesiales
protestantes, además de algunas sectas como La Iglesia de
Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y los Testigos de
Jehová.
Sin embargo el texto de la Didaché demuestra que
para los primeros cristianos el significado de la palabra no
establecía una manera fija para la administración del
sacramento, y que este podía variar de acuerdo a las
circunstancias.
El texto de la Didaché también arroja mucha luz sobre la antigua
polémica relacionada a la formula de bautismal, sobre si en la Iglesia
primitiva se bautizaba sólo en nombre de Jesús como se menciona en
Hechos 2,38; 8,16; 10,48; 19,5, o en nombre de la Trinidad como Jesús
ordena en Mateo 28,19.

Esto, porque la Didaché también hace referencia al bautismo en


nombre del Señor (Didaché 9) pero cuando indica las palabras a utilizar al
momento de bautizar se dice que ha de hacerse en nombre del Padre, del
Hijo y del Espíritu Santo.
“Que nadie coma ni beba de vuestra acción de gracias,
sino los bautizados en nombre del Señor…” (Didaché 9)

“…bautizad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu


Santo” (Didaché 7)
Esto apoya la tesis de que efectivamente cuando en la
Escritura se hace referencia al bautismo en nombre de Jesús
lo que se hacía era hacer referencia de forma abreviada al
bautismo en nombre de la Trinidad, diferenciandolo así de
otros bautismos como el de Juan el bautista.
Pastor De Hermas [Nadie entra en la
Iglesia sino por medio del bautismo.]

Llama al bautismo el sello y enumera sus efectos:


¿Por qué, Señor subieron las piedras del fondo del agua y
fueron colocadas en la construcción de la torre, siendo así
que antes habían llevado estos espíritus? Necesario les fue -
me contestó - subir por el agua, a fin de ser vivificados, pues
no les era posible entrar de otro modo en el reino de Dios, si
no abandonaban la mortalidad de su vida anterior.
Así, pues, también éstos, que habían ya muerto,
recibieron el sello del Hijo de Dios, y así entraron en el
reino de Dios.
Porque antes de llevar el hombre el sello del Hijo de Dios,
está muerto; mas, una vez que recibe el sello, abandona la
mortalidad y recobra la vida. Ahora bien, el sello es el agua, y,
consiguientemente, bajan al agua muertos y salen vivos. Así,
pues, también a aquellos les fue predicado este sello, y ellos lo
recibieron para entrar en el reino de Dios.
Tan convencido estaba Hermas de que el bautismo es
absolutamente necesario para la salvación, que llega a decir
que los Apóstoles y maestros bajaron al limbo después de la
muerte para bautizar a los justos que habían muerto antes
de Cristo.
San Justino
A cuantos se convencen y aceptan por la fe que es verdad lo
que nosotros enseñamos y decimos, y prometen ser capaces de
vivir según ello, se les instruye a que oren y pidan con ayunos el
perdón de Dios para sus pecados anteriores, y nosotros oramos y
ayunamos juntamente con ellos. Luego los llevamos a un lugar
donde haya agua, y por el mismo modo de regeneración con que
nosotros fuimos regenerados, lo son también ellos.
En efecto, se someten al baño por el agua,
en el nombre del Padre de todas las cosas y
Señor Dios, y en el de nuestro salvador
Jesucristo y en el del Espíritu Santo. Porque
Cristo dijo: «Si no volvierais a nacer, no
entraréis en el reino de los cielos»
Es evidente para todos que no es posible volver a entrar
en el seno de nuestras madres una vez nacidos. Y también
está dicho en el profeta Isaías el modo como podían librarse
de los pecados aquellos que habiendo pecado se
arrepintieran: «Lavaos, volveos limpios, quitad las maldades
de vuestras almas, aprended a hacer el bien...» (Is 1, 16ss).
En nuestro primer nacimiento no teníamos conciencia, y
fuimos engendrados por necesidad, por la unión de nuestros
padres, de un germen húmedo, criándonos en costumbres
malas y en conducta malvada. Ahora bien, para que no
sigamos siendo hijos de la necesidad y de la ignorancia, sino
de la libertad y del conocimiento, alcanzando el perdón de
los pecados que anteriormente hubiéramos cometido…
se invoca sobre el que ha determinado regenerarse y se
arrepiente de sus pecados, estando él en el agua, el nombre
del Padre de todas las cosas y Señor Dios, el único nombre
que invoca el que conduce a este lavatorio al que ha de ser
lavado... Este baño se llama iluminación, para dar a
entender que son iluminados los que aprenden estas cosas.
San Ireneno de Lyon [La Regla de la fe]

Debemos mantener inalterada la Regla de


la fe, y cumplir los mandamientos de Dios
creyendo en Él, temiéndole como a Señor y
amándole como a Padre. Por lo tanto, un
comportamiento de este estilo es una conquista
de la fe.
La fe nos es concedida por la verdad, pues la
fe se fundamenta en la verdad. De hecho nosotros
creemos lo que realmente es y como es; y creyendo
lo que realmente es y como siempre es,
mantendremos firme nuestra adhesión.
Ahora bien, puesto que la fe sostiene nuestra
salvación, es necesario prestarle mucha atención
para lograr una auténtica inteligencia de la
realidad. La fe es la que nos procura todo eso como
nos han transmitido los presbíteros, discípulos de los
apóstoles.
En primer lugar la fe nos invita
insistentemente a rememorar que hemos recibido el
bautismo para el perdón de los pecados en el
nombre de Dios Padre y en el nombre de Jesucristo,
Hijo de Dios encarnado, muerto y resucitado, y en
el Espíritu Santo de Dios.
El bautismo es el sello de la vida eterna, el
nuevo nacimiento en Dios, de tal modo que no
seamos ya más hijos de los hombres mortales, sino
de Dios eterno e indefectible; que el Eterno e
Indefectible es Dios, por encima de todas las
creaturas,
Y que cada cosa, sea de la especie que sea,
está sometida a Él, y cuanto a Él fue sometido fue
por Él creado. Dios, por lo tanto, no ejerce su poder
y soberanía sobre lo que pertenece a otros, sino
sobre lo que le es propio. Y todo es de Dios. En
efecto, Dios es omnipotente y todo proviene de Él.
Muchas Gracias !!!

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