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Un consorcio es la unión de varias entidades que, al

compartir objetivos comunes, deciden aliarse en una


ESTRATEGIA conjunta. No se trata de una fusión de
empresas sino que cada entidad mantiene su
independencia pero adoptan un marco de relaciones
con un propósito compartido
Hay una sutil e importante diferencia entre el consorcio
y la unión temporal, y es la que define el grado de
responsabilidad de los miembros que los componen.
En el consorcio, todos los consorciados responden
solidariamente por los incumplimientos y perjuicios que
causaren a terceros.
En la unión temporal, cada integrante responde a
prorrata de su participación, y ninguno es solidario por
las responsabilidad que le corresponde a otro
integrante según su participación, lo que hace que los
intereses individuales de cada integrante estén mucho
más protegidos que en el consorcio.
La Ley 80 DE 1993 (“Por la cual se expide el Estatuto
General de Contratación de la Administración Pública”),
define los consorcios como la unión de DOS O MÁS
PERSONAS que, en forma conjunta, presentan una
misma propuesta para la adjudicación, celebración y
ejecución de un contrato, respondiendo
solidariamente de todas y cada una de las
obligaciones derivadas de la propuesta y del contrato
La legislación minera por su parte, estableció en el artículo
159 del Decreto 2655 de 1988 (antiguo Código de Minas)
que “cuando dos o más personas naturales o jurídicas sean
beneficiarias de una licencia o concesión, podrán formar un
consorcio minero para el disfrute de los derechos y el
cumplimiento de las obligaciones emanadas de tales títulos,
solidariamente, cuyos términos y condiciones serán fijados
en un documento público o privado, denominado acuerdo
consorcial.
Para identificarse como grupo de unión de interés
económico, podrán utilizar la denominación de “consorcio”,
antecedida o precedida por el nombre propio o
convencional de los interesados”
No se requieren formalidades específicas para la
creación de los consorcios. No se necesita de escritura
pública ni de trámite notarial alguno. Basta un escrito en
que sus integrantes de manera clara expresen la
intención de construir el consorcio y el proceso licitatorio
para el que se constituye y ejecución ulterior del contrato
subsiguiente (si es el caso), la determinación precisa de
sus integrantes y de la persona que ha de representar el
consorcio y las reglas básicas que han de regular las
relaciones entre sus integrantes.
En el caso de los consorcios públicos sus integrantes
responden solidariamente por el cumplimiento total de la
propuesta y del objeto contratado. El consorcio no tiene,
o es carente de personalidad jurídica, pero quienes lo
conforman se obligan solidariamente para con el
contratante y los terceros en relación con el negocio
dado. Es decir, los consorcios no son personas morales,
jurídicas, no son sociedades, sino una forma contractual
que trae aparejada consigo la solidaridad entre quienes
lo conforman.
Como causales de disolución la ley 80 de 1993 contempla
la del vencimiento del periodo estipulado (que no puede
exceder de 10 años), haber conseguido en su totalidad el
fin propuesto al crear la agrupación, la imposibilidad de
lograr el objeto propuesto y el evento de que uno de sus
miembros caiga en incapacidad, muera, se disuelva o
quiebre
La duración del consorcio se extiende hasta la liquidación del
contrato, ya que el contrato muere o se extingue con su
liquidación.
Los contratos tienen que terminarse jurídicamente hablando, y
esta terminación jurídica se cumple con su liquidación, que es
diferente a la terminación física y material del objeto
contratado, y que viene a construir la realización del objeto
material y básico del contrato.
La liquidación es la operación administrativa que, a partir de la
terminación material de una obra pública, se lleva a cabo para
declarar cumplida y terminada la relación contractual.

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