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ETICA DE KANT

"SAPERE AUDE"
(Atrévete a pensar por ti
mismo)

Immanuel Kant ( Alemania, 1724-1804)

Nació en Königsberg, el 22 de abril de


1724.
LA ILUSTRACIÓN (SIGLO XVII-XVIII)
La Ilustración nace de la aplicación de la razón a
todos los dominios del saber humano (religioso,
ético, político, científico, etc.)

La razón ilustrada es una razón que se emancipa de


toda verdad revelada, volviéndose:

Una razón autónoma, crítica, tolerante.


Kant sintetiza su pensamiento, y en general «el campo de la
filosofía en sentido cosmopolita», en tres preguntas:

¿Qué puedo saber?


¿Qué debo hacer?
¿Qué me está permitido esperar?

Que pueden resumirse en una sola: ¿Qué es el hombre?

A la primera interrogante trata de dar respuesta el análisis de la


Crítica de la razón pura en torno de las posibilidades y límites del
conocimiento humano. A la segunda interrogante , trata de dar
respuesta la moral. Y a la tercera trata de responder la religión.
La razón tiene dos vertientes o funciones:

La razón teórica: centrada en el conocimiento de los hechos (cómo son


las cosas, el conocimiento de la naturaleza)

Obras: Crítica de la razón pura.

La razón práctica: centrada en el conocimiento moral (cómo debe ser


la conducta humana). No cómo es de hecho, no los motivos que
impulsan a obrar a los seres humanos (esto lo estudiarían las ciencias)
sino los principios que deben regir la acción moral.

Obras: Fundamentación de la Metafísica de las costumbres.


La actividad racional no sólo se limita al conocimiento de
objetos sino que también necesita conocer cómo se ha
de obrar: cómo ha de ser su conducta.

La pregunta que se plantea es:


¿Qué he de hacer?
¿qué principios deben regir mi acción moral?
(es decir, bajo que condiciones mi acción es moral.)
PLANTEAMIENTO GENERAL DE LAS TEORÍAS ÉTICAS ANTERIORES A KANT.

Éticas teleológicas o finalistas


Aquellas éticas que indican qué es lo que debemos hacer para obrar
correctamente.
Veamos su planteamiento general:

a) Toda ética finalista parte de la idea de que existen bienes, es decir,


cosas buenas para el ser humano, y por lo tanto, llevan a cabo la
búsqueda de un bien supremo o un fin último.
p.ej.: Estoicos la felicidad y en Epicuro el placer.

b) Los actos serán buenos o malos en función de que nos acerquen o


nos alejen de ese especifico fin perseguido.
c) Para alcanzar ese fin, y guiar nuestros actos:

Establecen unas normas o preceptos


(de ahí que se denominen éticas materiales, ya que
poseen un contenido).

Ejemplos de estas normas o preceptos a seguir son:

"Nada en demasía", "Disfruta de los bienes naturales y


necesarios y evita los que no son ni naturales ni
necesarios". “Abstente y aguanta”
CRÍTICA DE KANT A LAS ÉTICAS MATERIALES.

¿Puedo estar yo seguro de mi acción moral si no está


regida por principios que sean universales?,
¿Pueden ser universales los principios de una ética
material?
-Toda ética material es empírica
Sus preceptos están extraídos de la experiencia que al generalizarse le
dará su contenido.

Por experiencia sabemos que "buscamos el placer y huimos del dolor" o


que "el exceso o el defecto a la larga produce sufrimiento e infelicidad.”
Los preceptos se vuelven requisitos para poder alcanzar el
fin que se persigue:

- Si sigues el imperativo "Nada en demasía" entonces


“Serás feliz"
- Si sigues el imperativo "Disfruta de los bienes
naturales y necesarios y evita los que no son ni
naturales ni necesarios" entonces "Obtendrás placer".
- Si sigues el imperativo "No luches contra tu destino"
entonces "Seguirás al logos".
El problema reside en que lo que se han
establecido como fin último (que es lo que
determina la validez de los preceptos), al estar
derivado de la experiencia, no es universal.

La prueba es que no todos coinciden en lo mismo.

Los preceptos no pueden estar condicionados,


sino que deben ser incondicionados, es decir,
absolutos o categóricos.
Toda ética material no es autónoma , sino HETERÓNOMA.

Para que podamos considerar una acción como moral, la


voluntad ha de ser autónoma, es decir, sometida a su propia ley,
y no heterónoma, es decir, determinada por objetos o fines
exteriores donde el sujeto no se da la ley a sí mismo sino que
toma una ley que viene determinada desde afuera.

Los principios han de ser internos

Nada puede determinar (condicionar) a la voluntad en su obrar,


ésta ha de ser totalmente autónoma e independiente de todo fin
empírico.
Sólo si encontramos aquello que sea capaz de
determinar a la voluntad para obrar a partir de sí misma
(será la razón), y en virtud de sus propios principios lo
haga, habremos dado con la raíz de un auténtico
principio moral.

Solamente así se habrá encontrado la base para una


moral universal que afecta a todos por igual, no en
virtud de fines, sino por la estructura misma de la
facultad que lleva al ser humano a la acción que es la
voluntad.
ANÁLISIS DE LA ACCIÓN MORAL.

La moral kantiana se concreta a través de las


siguientes preguntas:

¿Cómo debemos actuar?:


Debemos obrar de buena voluntad.

La bondad de una acción –la buena


voluntad- no hay que buscarla en
ella misma (en su contenido) sino
en la voluntad con que se ha hecho
(forma).
Según Kant no es tan importante lo que se hace
como la voluntad (la intención) con la que eso se
hace.

Por ejemplo:

Dar un regalo como contenido puede parecer


una buena acción pero se puede hacer desde las
peores intenciones.
LA BUENA VOLUNTAD es aquella que actúa por respeto al
deber (incondicional) sin razones diferentes del cumplimiento
del deber o la sujeción a la ley moral.

Esta Ley moral es universal y no tiene contenido concreto:


es el imperativo categórico.

La ley o el deber del que se habla no proviene del Estado, ni de


la religión, ni de ninguna otra instancia externa sino de uno
mismo, de nuestra propia conciencia: autonomía
moral.
¿Qué significa actuar por deber?

Significa que mi “sometimiento” a la ley no es


por la utilidad, no es por interés ni por la
satisfacción que su cumplimiento pueda
proporcionarme, sino por respeto a la misma.
Para ilustrarlo Kant pone el siguiente ejemplo de imperativo moral:

"No se debe cobrar precios abusivos“

Al fijar el precio de sus productos un comerciante lo puede hacer de diferentes formas:

Conforme al deber. Lo hace pero de cara a la consecución de un fin:


asegurarse la clientela.

POR DEBER. Considera que ese es su deber: su acción no es un medio


para conseguir un fin, sino que es un fin en sí misma, algo que debe
hacerse por sí.

Actuar “por deber” es justamente obrar de buena voluntad: creer y aceptar la ley
sin otro interés que su cumplimiento.

Contrario al deber. Es cuando cobra precios abusivos.


¿Cuándo una acción tiene valor moral?

Para que una acción tenga valor moral, no basta con


actuar conforme al deber sino que hay que actuar por
deber.

El móvil es lo que importa: que sea por deber,


meramente por el principio del querer (una voluntad)
¿Cuándo actuamos por deber?

Cuando actuamos como seres racionales.


La buena voluntad actúa por deber cuando actúa de un modo
universal, o sea, de acuerdo con una máxima universalizable
(válida no sólo para mí, sino también para los demás).

Es la conciencia moral la que dicta la acción: la razón determina


a la voluntad para obrar porque comprende que ese imperativo
se ajusta a la forma que hace de él una norma universal y
necesaria, y de esta manera la acepta.
Autonomía moral

El que obra por puro respeto al deber y no


obedece a otra ley que la que le dicta su
conciencia moral, es -como ser racional o
persona moral- su propio legislador (sino sería
esclavo del fin que persigue); se determina a sí
mismo sin ningún principio o fin externo.
¿Cuál es la forma (la fórmula) que debe
determinar toda ley moral o imperativo?

La buena voluntad de actuar por deber adopta la


FORMA de mandato o de un imperativo cuya
fórmula suprema es aquella en que se expresa la
universalidad más absoluta: el imperativo
categórico.
EL IMPERATIVO CATEGÓRICO.

Es la fórmula que permite deducir todas las máximas de donde


provienen nuestras acciones morales pero no su CONTENIDO
sino su FORMA universal. Es, por lo tanto, el principio formal
de todas ellas, y de todos los deberes y la expresión de la ley
moral misma.

Posee un carácter categórico pues ha de tener un valor


absoluto e incondicionado a diferencia de las éticas materiales
en las que tenían un carácter hipotético y condicionado.
Kant hizo tres formulaciones:

1.-Actúa solo según una máxima que puedas


querer que al mismo tiempo se convierta en una
ley universal.

Actúa de modo que desees que tu forma de


obrar pueda convertirse en norma universal.
2.-Actúa como si la máxima de tu acción, por tu
voluntad, haya de convertirse en ley general de la
naturaleza.

3.-Actúa de tal forma que utilices a la humanidad,


tanto en tu persona como en la persona de cualquier
otro, siempre como fin y nunca como simple medio.
Trata al otro como quieres ser tratado…

Da a los otros el trato que de invertirse los


papeles, ese trato te gustaría recibir…

“Estoy estableciendo con mi conducta, aquello


que creo que debe ser la conducta de todos.”

Uno tiene que ser consciente, coherente


y responsable de sus actos.
“El profesionalismo implica cumplir con la regla de oro;
es decir, obliga a dar a otros justamente el trato que, si se
invirtieran los papeles, el propio profesional desearía
para sí.

El tiempo ha demostrado que quienes se adhieren


resueltamente a estos estándares de comportamiento son
capaces de servir mejor a sus clientes, ganarse la
confianza duradera de ellos, y hacer una reputación que
a su vez les atrae más clientes.”

Daniel Reséndiz: El rompecabezas de la ingeniería


LIMITACIONES DE LA ÉTICA KANTIANA.

Se derivan de su carácter formal.

Obrar por deber es obrar por respecto al sentimiento del deber,


independientemente de condiciones, circunstancias, intereses e
inclinaciones.
Según Kant el deber no es sino exigencia del cumplimiento de la ley moral,
ante la cual las pasiones, los apetitos e inclinaciones callan.

Por lo tanto debemos hacer en cada caso particular aquello que nuestras
máximas universalizables nos indiquen independientemente de las
consecuencias de su aplicación. Una actitud, tan absoluta e incondicional,
puede ser en muchas ocasiones contraproducente, por ejemplo ante la
máxima "Sé sincero".
FUENTE:
JOSE VIDAL GONZALEZ BARREDO: ETICA DE KANT

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