una protesta contra la enajenación del hombre, su pérdida de sí mismo y su transformación en una cosa; es un movimiento contra la deshumanización y automatización del hombre.” (prefacio, p. 5) Grande como es la importancia de la filosofía marxista como fuente de visión filosófica y como antídoto contra la actitud generalizada —velada o abiertamente— de resignación, hay otra razón, no menos importante, para su publicación en este momento. El mundo se desgarra hoy entre dos ideologías rivales: la del "marxismo" y la del "capitalismo". Mientras que, en los Estados Unidos, "socialismo" es una palabra diabólica e irrecomendable, lo contrario sucede en el resto del mundo. No sólo Rusia y China utilizan el término "socialismo" para hacer atractivos sus sistemas, sino que la mayoría de los países asiáticos y africanos se sienten profundamente atraídos por las ideas del socialismo marxista. (Prefacio, p. 6) Para ellos, el socialismo y el marxismo son atractivos no sólo por las realizaciones económicas de Rusia y China, sino por los elementos espirituales de justicia, igualdad y universalidad inherentes al socialismo marxista (enraizado en la tradición espiritual occidental). (prefacio, p. 6) Entre los malentendimientos que circulan no hay quizás otro más difundido que la idea del "materialismo" de Marx. Se supone que Marx creía que la principal motivación psicológica del hombre es su deseo de ganancias y de bienestar económico y que su busca de las utilidades máximas constituye el principal incentivo de su vida personal y de la vida de la especie humana. (cap. 1, p. 8) La crítica de la religión que hace Marx se considera idéntica a la negación de todos los valores espirituales y esto parece aún más evidente a los que suponen que creer en Dios es la condición de toda orientación espiritual. (cap. 1 pág.9) Esta imagen de Marx discute también su paraíso socialista como la sede de millones de hombres sometidos a una todopoderosa burocracia estatal, que han renunciado a su libertad aunque puedan haber realizado la igualdad; estos "individuos" materialmente satisfechos han perdido su individualidad y han sido transformados en millones de robots y autómatas uniformados, conducidos por una pequeña élite de líderes mejor alimentados. (cap.1 p. 9) El fin de Marx era la emancipación espiritual del hombre, su liberación de las cadenas del determinismo económico, su restitución a su totalidad humana, el encuentro de una unidad y armonía con sus semejantes y con la naturaleza. (cap. 1. p. 9) quiero acentuar la ironía existente en el hecho de que la descripción que se hace del propósito de Marx y del contenido de su visión del socialismo corresponda casi exactamente a la realidad de la sociedad capitalista occidental de nuestros días. La mayoría de la gente es motivada por un deseo de mayores ganancias materiales, de confort y productos destinados a facilitarlo, y este deseo sólo tiene un límite: el deseo de seguridad y de evitación de riesgos. (c.1p.9) Cada vez se sienten más satisfechos con una vida regulada y manipulada, en la esfera de la producción y del consumo, por el Estado y las grandes compañías con sus respectivas burocracias; han llegado a un grado de conformismo que ha borrado, en gran medida, toda individualidad. Son, para utilizar el término de Marx, "hombres mercancías" impotentes al servicio de máquinas viriles. (cap. 1, p.9) Materialismo histórico de Marx las palabras "idealismo” y "materialismo", tal como son utilizadas por Marx y todos los demás filósofos no tienen nada que ver con las motivaciones psíquicas de un nivel superior, espiritual, en oposición a las de un nivel inferior y más bajo. (cap. 2 pág. 11)