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No
Es generalizada la doctrina de las Audiencias Provinciales, entre las que
se incluye la de Albacete, que declara que no existe la presunción de
la condición de consumidores de las personas físicas. Como en toda
demanda, los hechos constitutivos de la pretensión deben ser
acreditados por quien la ejercita, de forma que si se ejercita una acción
de nulidad de condiciones generales de un contrato por abusivas
fundada en la condición de consumidor, ésta también debe acreditarse.
LAS CLÁUSULAS ABUSIVAS. LA PROTECCIÓN DEL CONSUMIDOR
Los arts. 82 y ss. del Texto Refundido de la Ley General para la Defensa
de Consumidores y Usuarios regulan la protección de los consumidores
y usuarios frente a las cláusulas abusivas. El art. 82.1 nos ofrece un
concepto de cláusulas abusivas calificándolas como estipulaciones no
negociadas individualmente y prácticas no consentidas
expresamente que, en contra de las exigencias de la buena fe causen,
en perjuicio del consumidor y usuario, un desequilibrio
importante de los derechos y obligaciones de las partes que se
deriven del contrato.
LA CARGA DE LA PRUEBA DE LA NEGOCIACIÓN ( 1 )
El precepto legal aplicado para ello ha sido el mismo art. 87.6, que
igualmente califica como abusivas las cláusulas que supongan “ la
fijación de indemnizaciones que no se correspondan con los
daños efectivamente causados “.
DOCTRINA DEL TRIBUNAL SUPREMO SENTENCIA DE 11 DE
MARZO DE 2014
En estos últimos cinco años los Juzgados y Tribunales del orden civil en
España hemos recibido decenas de miles de demandas dirigidas a
obtener la nulidad por abusiva de una cláusula habitualmente
incorporada en los contratos de préstamo con garantía hipotecaria
suscritos en años anteriores. Se trata de la cláusula de límites a la
variabilidad de los tipos de interés, conocida popularmente como
cláusula suelo.
FUNCIONAMIENTO DE LA CLÁUSULA SUELO
Otro de los gastos que esa cláusula fijaba a cargo del prestatario es el
del impuesto de actos jurídicos documentados derivado de la
constitución de un préstamo hipotecario
La Sala Tercera del Tribunal Supremo modificó este criterio que había
venido manteniendo de modo unánime durante más de 20 años a
través de la reciente Sentencia 1505/2018, de 16 de Octubre. Concluyó
en esta sentencia que el obligado al pago del impuesto de AJD era el
prestatario
Esta sentencia tuvo una notable repercusión social pues suponía abrir
la puerta a que millones de consumidores pudieran reclamar la
devolución de las cantidades pagadas por este impuesto con ocasión de
la contratación de préstamos hipotecarios
EL PLENO DE LA SALA TERCERA DE 5 DE NOVIEMBRE DE
2018