Sei sulla pagina 1di 26

Presentación del P.

Silverio Velasco

CAPITULO III
LA SANTIDAD DE LA BIBLIA

Del hecho de que la Biblia es


inspirada proviene su verdad.
Por lo mismo participa de la
santidad de Dios.

Que la Biblia sea santa quiere


decir que enseña una moral
capaz de llevar al hombre a
participar de la perfección de Santa quiere decir que no
Dios. hay nada que desdiga de la
santidad de Dios.
La santidad de la Biblia consiste en el juicio que se da sobre
las acciones de los personajes, que muchas veces no son
ejemplares (como el rey Saúl queriendo matar a David, o los
dos viejos queriendo abusar de Susana).
Siempre hay conformidad entre la ley moral y el juicio
explícito o implícito del hagiógrafo.

No siempre el juicio
es sobre la
perfección moral.
Hay una graduación
hasta llegar a la
perfección del
Nuevo Testamento.
1. La perfección moral del Antiguo y del N. Testamento
“Todas las diferencias señaladas entre la antigua y la nueva
ley están en la línea de lo perfecto y lo imperfecto”(Así dice
Sto.Tomás).
La pedagogía de Dios nos va llevando a su ley de manera
graduada. El Ant. Testamento es preparación para el Nuevo.

No presentan dos vías


de moralidad, sino una
graduación: en cuanto
al fin y en cuanto a los
preceptos.
Con respecto al fin
Dios es el mismo legislador para la antigua y la nueva ley.
Por lo tanto debe tener el mismo fin, que es la salvación.
En el Antiguo Testamento dirige a
los hombres de modo imperfecto,
no estableciendo explícitamente
las instituciones que podían dar
. la gracia de la justificación.

La circuncisión y otros ritos no


conferían la gracia “per se”, sino
que la anunciaban. Daban una
gracia por medio de la fe en las
promesas recibidas.
En el Nuevo Testamento, además
de presentar completas las
verdades salvíficas, presenta los
canales a través de los cuales se
recibe eficazmente la gracia
salvífica: los sacramentos.

Por medio de la gracia se


consigue, de una manera más
expedita, el último fin.

Por eso la esencia de la nueva ley


es la gracia del Espíritu Santo.
Con respecto a los preceptos de la ley moral
Dios fue mostrando la esencia de la ley moral natural de
modo progresivo.
Antes del pecado, debió conocerse
de modo integral, y debió quedar
sustancialmente después del
pecado original y otros pecados.
Abraham tuvo conocimiento de
algunos preceptos fundamentales
sobre Dios y sus designios.
Un gran paso en el conocimiento de
los preceptos de Dios fue la
promulgación del Decálogo en el
monte Sinaí.
Cristo perfeccionó los preceptos morales de la antigua ley
con sus obras y con su enseñanza.
Santo Tomás indica tres modos:
1- Declarando su significado verdadero:
Para ello nos enseñó que también los
actos internos pueden ser virtuosos o
pecaminosos.
Por ejemplo: En el caso del
homicidio no es sólo pecado matar,
sino encolerizarse e insultar(Mt 5,22)
En el caso del adulterio son pecado
también las miradas pecaminosas
(Mt 5, 28)
2- Señalando la vía más segura para realizarlos:

Por ejemplo: Para no cometer perjurio, Jesús


dice que se evite cualquier juramento que no
sea estrictamente necesario, a pesar de que a
los antiguos se les había dicho que
cumplieran sus juramentos.
No se debe jurar ni por el Cielo
ni por la tierra, ni por Jerusalén,
ni por la cabeza...

Se debe decir: “Sí, sí, o no,


no” Mt 5, 33-37.
3- Mostrando el grado más alto de perfección:
Por ejemplo en el amor al prójimo.

No sólo se debe amar a los


“cercanos” a nuestros intereses,
sino a los “enemigos”, a los que
nos persiguen y calumnian.
Se les debe hacer el bien
positivamente, rezar por ellos.
“Sed perfectos como Dios es
perfecto” (Mt 5, 44-48)
Debemos amar como Jesús nos
ha amado (Jn 15,12)
2.La perfección moral en algunas cuestiones particulares
Las imprecaciones: Son frases que expresan deseo de un
mal contra sí mismo o contra otros: maldición de día de
nacimiento, o venganza o deseo de muerte...
A veces son expresiones
literarias propias del
tiempo o de la cultura.
Según el contexto, más que
desahogo de odio personal,
son invocaciones a Dios
para que ejecute su propia
justicia. (cf Lev 26; Dt 28)
Por el contexto se ve que a través de estas imprecaciones se
pide que la culpa sea castigada y se convierta el pecador.
A través de los castigos temporales
se pretende defender al justo y que el
derecho se restablezca.
Las imprecaciones surgen del deseo
de justicia, que es bueno en sí, pero
más imperfecto que el amor que
Jesús predicó.
A pesar de las imprecaciones
bíblicas, hay en el Antiguo
Testamento muchos textos que
inculcan amor y respeto a los
enemigos.
La ley del Talión: “ojo por ojo, diente por diente, mano
por mano...” (Ex 21, 24-25)
Esta fórmula pretendía fortalecer a los inocentes y castigar
sólo a los culpables, limitando las penas según el delito.
Era conveniente en una
sociedad ruda y anárquica
para tutelar los derechos
de los ciudadanos. Ya no
se aplicó en la monarquía

Jesús enseñó una moral


más elevada en la caridad,
dando ejemplo de perdón
desde la cruz.
La guerra de exterminio:
Considerando cómo se hacía la guerra antiguamente, no
habiendo la moderación de un derecho internacional, las
leyes de los israelitas eran más tolerables que las de otros
pueblos: se concedía paz al enemigo, se respetaba a las
mujeres y niños...
Hay un caso con
mucha violencia: la
guerra contra los
habitantes en tierras
palestinas y contra los
amalecitas. Esto se
llamó: herem que
significa: don votivo.
La Escritura da varias razones porqué Dios permite el
herem: La primera es porque los cananeos merecían de
parte de Dios un gran castigo por sus delitos.
El castigo público por parte de Dios no significa la salvación
o condenación eterna de los individuos particulares.
Dios mostraba su
misericordia con llamadas
continuas a la conversión,
que eran rechazadas.

El mismo castigo tenía


evidencias de la clemencia
divina (cf Sb 12, 3-12).
La segunda razón es el preservar a los hebreos del contagio
de la idolatría y abominaciones de los cananeos. Sería muy
perjudicial hacer alianzas con ellos (Dt 7, 2-4).
Para salvar el bien espiritual del pueblo, portador de las
promesas de salvación, sacrifica el bien material de aquellos
que lo utilizan sólo para hacer el mal.
La promiscuidad con
aquellos pueblos traería
daños espirituales
graves al pueblo de
Israel. Como así fue por
no cumplir del todo el
mandato del herem.
El herem no es una acción de Dios arbitrario que destruye
otros pueblos para favorecer sólo a Israel.
Tampoco era un pretexto para revestir con un motivo
religioso una conquista territorial.
También era contra Israel o una ciudad en caso de apostasía
o de impiedad (cf Dt 13, 13-17).
El herem tenía una
finalidad pedagógica:
entender lo triste y
lamentable de la apostasía
religiosa. Era lo único que
podía lograr una esperanza
de conversión.
El divorcio y la poligamia.
La legislación sobre el matrimonio del Antiguo Testamento
es profundamente religiosa y responde a una ética honesta.
El divorcio y la poligamia son dos excepciones. No hay en
sus leyes un laxismo incontrolable.
El alto concepto del
matrimonio comienza
desde la iniciativa
divina de sustraer al
hombre de su soledad
creando la mujer y
bendiciendo su unión.
La Biblia exalta el amor conyugal, de modo que este amor
es como paradigma del amor de Dios (Jahvé) con su pueblo.
La máxima expresión se encuentra en el Cantar de los
Cantares, que exalta el amor humano fiel del hombre y de la
mujer.
Jesús nos dice que la
ley mosaica sobre el
libelo de repudio
Dios la toleraba por
la “dureza de
corazón” del pueblo
de Israel (Mt 19.3-9).
La ley del “divorcio” (o del “repudio), no era aceptada por
su licitud, sino que era tolerada, debido al ambiente de
corrupción moral, en todos aquellos pueblos del Oriente, y
por la incapacidad de entender metas más elevadas,
Eran leyes limitadas en su aplicación.
Eran leyes para frenar el
libertinaje y evitar abusos
más graves.
Por eso se determinaban las
formalidades que debían
seguirse y se establecían
condiciones para impedir su
uso.
Aunque se admitía el “divorcio” (o repudio), no se daba sin
grandes motivos (Dt 22, 13-19)...
Se pedía un documento, el
“libelo e repudio”, para que no
se actuase con ligereza y para
tutelar el porvenir de la mujer.
No podía volver a casarse con la
repudiada. Con estas normas la
legislación mosaica superó a la
de los pueblos vecinos, donde el
repudio era más generalizado.
Cristo restableció la originaria
indisolubilidad del matrimonio.
La poligamia también existía antes de la promulgación de la
ley. Pero la ley alude a ella indirectamente y rara vez.
Por ejemplo, cuando tolera que el
tenga un gran número de mujeres
(Dt 17,17). En todos los casos
manifiesta la gran estima que se
tiene hacia la monogamia. De modo
que en el tiempo de Jesús parece que
había desaparecido del todo.
Dios condescendiente no quiso pedir
lo que el pueblo no podía
comprender o no se sentía con
capacidad de realizar.
Narraciones de culpas morales.
Por medio de los textos inspirados el hombre puede conocer
a Dios y conocerse a sí mismo. Para ello narra la Biblia
sucesos donde el hombre sin la ayuda divina manifiesta su
radical capacidad de mal; pero con la ayuda de Dios puede
realizar el bien.

Ejemplo del mal es el


relato del pecado de
David. Se dejó
dominar por la
sensualidad y llegó al
adulterio y al
homicidio.
Un profeta recriminó a David por su falta, y el rey,
arrepentido de su maldad, se humillo y pidió perdón a Dios,
recibiendo la remisión de su pecado.

Según la tradición antigua,


entonces David compuso
uno de los más bellos
salmos penitenciales: el
salmo 51,

Aquí, de una manera


explícita, la Biblia da su
juicio sobre el pecado.
El juicio de la Biblia también es explícito en el relato del
pecado de Adán y Eva, con la maldición a la serpiente y el
castigo a los progenitores.
También es explícito en repetidas
recriminaciones al pueblo de
Israel por sus infidelidades.
Otras veces es implícito, y
deducible por el contexto del
episodio o principios de la Biblia.
Cuando se alaba a un personaje,
no quiere decir que se aprueben
todas sus acciones. El estar en los
hechos puede ser por el bien o por
el mal.
Resumen: Según la Biblia, Dios es condescendiente y ha
querido levantar la debilidad humana hasta el conocimiento
de los más altos principios
de la moralidad, para que el
hombre los pudiera vivir
ayudado por su gracia.
Esta es la explicación
última de las
imperfecciones morales que
hay en el Ant. Testamento.
Hay una pedagogía divina
progresiva hacia la moral
evangélica, cuyo centro es
el Sermón de la Montaña.
Presentación del P. Silverio Velasco
EXTRACTADO
de la “Introducción General a la Biblia”
del P. Miguel Angel Tábet

Potrebbero piacerti anche