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¿PRIMERA COMUNIÓN O

ÚLTIMA COMUNIÓN?

“UN DESAFÍO PARA NUESTRO


TIEMPO”
HECHOS
• LA PRIMERA COMUNIÓN SE CELEBRA SIN
QUE EXISTA UNA AUTÉNTICA COMUNIDAD
DE ADULTOS EN LA QIE PARTICIPEN LOS
PADRES DE LOS NIÑOS:
• No han intervenido en su catequesis
• No les han iniciado en la oración.
• No han tomado en cuenta que son ellos los
primeros evangelizadores.
• El hecho que de que tengan unos supuestos
especialistas (sacerdotes y catequistas) no les
libera de los compromisos adquiridos en el
bautismo de sus hijos.
• Llegada la Primera comunión de sus hijos,
los papás no comulgan porque han dejado
de creer en “estas cosas” y, sin embargo,
quieren que sus hijos comulguen porque es:
“costumbre”,
• “todo el mundo lo hace”,
• “no me voy a difrenciar de otros
papás”…
• Existen falsos motivos como que “mi
hijo ya tiene 9 años”; “ se va a casar y
sin hacer su primera comunión”; o
también, para hacer coincidir la
Primera Comunión del niño con la de
su hermanito, y de esta manera,
“matar dos pájaros de un tiro”; o para
“aprovechar la venida de los tíos…”
• Los papás creen que su hijo esta
preparado suficientemente para hacer la
Primera comunión en el momento que se
sepa unas oraciones, unos mandamientos,
unas verdades….
• Todo esto nos lleva a celebrar las primeras
comuniones sin que exista una auténtica
experiencia de Eucaristía:
• Celebrar sin comprender.
• Comulgar sin compartir.
• Realizar unos ritos sin entregar nada de sí
mismos.
• Hacer una común-unión sin experiencia de
solidaridad alguna.

La comunión la convertimos así como la


meta de una catequesis de uno o dos años, y
no un momento de un proceso.
• Que las celebraciones de las
primeras comuniones las hemos
convertido:
• más en celebraciones civiles que
cristianas,
• más social que comprometida,
• más pretexto de fiesta que
manifestación de una fe y unos
valores salvadores y solidarios.
• Las primeras comuniones las
hemos convertido en una excusa
para la ostentación consumista y
una competitividad en aras del
prestigio social, que tristemente,
afecta más a las familias cuanto
más descendemos en la escala
social.
• Nos hacemos prisioneros de los
grandes centros comerciales, que
aprovechan estas fiestas
religiosas, utilizando en provecho
propio a los niños y los valores
religiosos.
Que, en definitiva, una mayoría de
Primeras comuniones, resulta una
profanación real de la Eucaristía, puesto
que lo profano, lo carente de sentido
religioso tiene más importancia que lo
propiamente religioso:
•Hay más videos y fotografías que
oración.
•Más comensales que comulgantes.
•Más regalos que bienes compartidos.
PROPONEMOS:
• Que los papás tomen conciencia, desde
el momento que piden el bautismo
para sus hijos, de la responsabilidad
que adquieren en la educación de sus
hijos siendo: “Ellos son los primeros
catequistas de sus hijos desde la
misma vida, desde cada
acontecimiento, desde el lenguaje
familiar, desde sus propias
expresiones”.
• Que los papás acompañen a sus
hijos a lo largo del proceso
catequético y haciendo de la
primera Eucaristía de sus hijos una
experiencia renovada de pertenencia
a la Iglesia.
• Que comprendamos, obispos,
sacerdotes, catequistas y papás, la
primera comunión NO COMO LA
META, SINO COMO UN NUEVO
PASO en su propio proceso de
catequesis mediante el cual, y
participando de la comunidad
cristiana familiar, se integre en la
comunidad eclesial para que vaya
madurando en ella su opción
cristiana hasta EXPRESARLA en
el sacramento de la confirmación
como un compromiso adulto de fe.
• Que todos (papás, catequistas y
sacerdotes) comprendamos la
catequesis, no como una mera
preparación para la Primera
Comunión, sino como un proceso
continuo de educación en la fe, en el
cual se integran los sacramentos como
momentos fuertes dentro de la
continuidad.
• Que la catequesis incluya una iniciación a la
Eucaristía como memorial de Jesús como él
lo expresó en la última cena:
• Presente en la asamblea como resucitado
• Como común-unión que expresa la
unidad de amor, signo de los discípulos
de Jesús, y nos impulsa a buscar siempre
lo que nos une y a saber prescindir de lo
que nos separa.
• Como solidaridad que nos lleva:
• a compartir;
• a comprometernos por la justicia;
• a vivir austeramente
• y a ser generosos en nuestra propia realidad
• Que en la catequesis se den no sólo los
elementos necesarios de comprensión
de la propia fe, sino también:
• La realización de auténticas
experiencias de oración personal y
grupal.
• De acercamiento a los excluidos de
pan y amor.
• De expresión personal de la propia fe
en palabras, símbolos y canciones.
• Que la “preparación” de un niño de
cara a su participación en la Eucaristía
ponga más acento en LAS ACTITUDES
de “aprendiz de discípulo” de Jesús, en
sus modos de hablar, pensar y valorar,
que en los otros aspectos más
doctrinales o memorísticos.
• Hay que buscar más el acercar la
propia persona al tamaño de la
persona de Jesús para:
• para compartir sus sentimientos,
• sus expresiones, su trato con el
Padre,
• y buscando constantemente un
conocimiento mayor de su
persona y menaje.
• Que el día de la Primera Comunión sea
una auténtica celebración cristiana, en
la verdad y el amor:
• Transformado el “recibir regalos” en
compartir lo propio con quien no lo
tenga.
• En la austeridad y en la sencillez.
• En el respeto y en la oración.
• En la alegría sincera y en total
comunión.

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