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¿POR QUE CRISTO MURIO EN

LA CRUZ?
INTRODUCCION
Vamos a hacernos (e intentar contestarnos) en
esta predica que estamos haciendo, bajo la
forma de video, la siguiente pregunta: ¿por
qué tuvo que morir Jesucristo de una muerte
tan horrible en la cruz?. Este video va a
aparecer publicado en mi blog, que es un blog
cristiano, cuya dirección va a aparecer ahora al
pie del video, en el zócalo y la dirección es:
http://escudriniandolabiblia.blogspot.com.ar/.
Te sugiero que veas, además, una predica en
video que hice titulada “La Salvación”, la cual
también podes encontrar en mi blog. A modo
introductorio vamos a ver brevemente como
opera la salvación y como el sacrificio que
Cristo hizo en la cruz puede salvarnos.
COMENZAMOS
¿POR QUE SOMOS SALVOS?
La mejor explicación de por que somos salvos
la encontramos en:

Efesios, 2:8 Porque por gracia sois salvos por


medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es
don de Dios; 2:9 no por obras, para que nadie
se gloríe.

Pablo dice que somos salvos “por gracia” (la


causa de la salvación) “por medio” de la fe (el
medio). Que algo sea “por gracia” significa que
es totalmente inmerecido, es decir, que no
hemos hecho nada para merecerlo. No
salvamos solo porque Dios quiere.
Inmediatamente después de mencionar que
somos salvos por gracia, por medio de la fe,
Pablo dice “esto no de vosotros, pues es don
de Dios”. ¿A que se refiere Pablo?. ¿Qué es lo
que no es nuestro y es don de Dios?. La
palabra “don” significa regalo. Pablo nos
quiere decir que la salvación, la cual opera
“por gracia (porque Dios quiere), mediante la
fe”, es un REGALO.
La salvación, entonces, es un regalo de Dios,
que solo se recibe por fe. Pablo finaliza
diciendo que la salvación no es por obras
“para que nadie se gloríe”, es decir, para que
nadie se jacte de haberse salvado “por sus
propios actos”.
La fe es el “boleto de entrada” a la gracia (la
verdadera causa de la salvación). Esto lo dice
Pablo claramente en:

Romanos, 5:1 Justificados, pues, por la fe,


tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo; 5:2 por quien
también tenemos entrada por la fe a esta
gracia en la cual estamos firmes, y nos
gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios.

Lo que Pablo escribió en Efesios, 2:8-9 y


Romanos, 5:1-2, entonces, debiera ser
suficiente como para despejar toda duda
acerca de que la salvación no es por obras.
¿Por qué la salvación no es (ni podría ser) por
nuestras obras?. Por lo que dice Isaías:

Isaías, 64:6 Si bien todos nosotros somos


como suciedad, y todas nuestras justicias
como trapo de inmundicia;

Los “trapos de inmundicia” a los que se refiere


Isaías en este pasaje eran los trapos que
contenían la menstruación de las mujeres. Las
mejores obras, de los mejores hombres, son
eso delante de Dios. Por lo tanto, es imposible
que nuestras propias obras puedan salvarnos.
LA FE
La que salva, entonces, es la gracia, es
decir, la voluntad de Dios de que todo
hombre sea salvo. Pero ¿alcanza con la
gracia de Dios para ser salvos, es decir, con
el mero deseo de Dios de que todos seamos
salvos?. No. Para entrar en la gracia es
necesaria la fe, como bien lo establece
Pablo en Romanos, 5:1-2. Y ¿qué es la fe?.
Como no podría ser de otro modo la misma
Biblia la define:

Hebreos, 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo


que se espera, la convicción de lo que no se
ve.
La fe es, entonces y según la Biblia, “la
convicción de lo que no se ve”, es decir, el
convencimiento de lo que no podemos ver, o
sea, creer en lo que no podemos ver ni tocar.
Pero ¿fe en que o en quien?. ¿En cualquier
cosa y en cualquier persona?. No. Pablo dice
que y, sobre todo, quien debe ser el
destinatario de la fe:

Romanos, 10:9 que si confesares con tu boca


que Jesús es el Señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levantó de los muertos,
serás salvo. 10:10 Porque con el corazón se
cree para justicia, pero con la boca se confiesa
para salvación.
Aquí Pablo establece lo que podríamos
denominar los “requisitos para ser salvos”:

[1] confesar con la boca que Jesús es el


Señor; y
[2] creer en el corazón que Dios lo levanto
de entre los muertos;

Confesar con la boca que “Jesús es el


Señor”, es confesar que “Jesús es Dios” y
no solamente el Hijo de Dios. El es Dios, la
Segunda Persona de la Trinidad, Dios
encarnado, Dios hecho hombre.
Creer que Dios lo levanto de entre los
muertos es creer en su resurrección, lo cual
también implica creer, lógicamente, que
murió. Pero ¿por qué murió?. Murió por
nuestros pecados. Y este es el Evangelio de
nuestra salvación, el que menciona Pablo
en:

1 Corintios, 15:3 Porque primeramente os


he enseñado lo que asimismo recibí: Que
Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras; 15:4 y que fue
sepultado, y que resucitó al tercer día,
conforme a las Escrituras;
¿POR QUE CRISTO TUVO QUE MORIR
POR NUESTROS PECADOS?
El hombre, cuyo origen es divino, es, sin
embargo, una raza caída. El hombre es un
ser malvado que, en la primera oportunidad
que tuvo, se rebelo contra su Creador.
Desde Adán, cada generación ha ido
agregando, a los pecados de sus
antepasados, sus propios pecados,
incrementándose, de esta forma, la maldad.
Dios es, fundamentalmente, un Dios justo,
santo y recto. Dios no puede violar sus
propios atributos. Esto, claro esta, lo
obligaba a derramar su ira sobre el hombre,
para satisfacer su justicia.
Si Dios no lo hacia, dejaba de ser un Dios
justo. Si Dios no castigaba nuestra maldad,
dejaba de ser un Dios recto y santo. ¿Cual
era la manera para Dios de no violar sus
atributos?. Satisfacer su justicia
derramando su ira sobre el hombre,
destruyéndolo. Pero Dios amaba al hombre,
en definitiva, lo mas sublime y complejo de
su creación. ¿Cuál era la forma, entonces?.
¿Cómo hacia Dios para tener comunión con
malvados sin dejar de ser santo, justo y
recto?.
Esta es la gran pregunta del Evangelio y la
respuesta esta en la cruz de Cristo. Dios se
hizo hombre y bajo a la Tierra por medio de
su Hijo, quien vivió una vida perfecta y
luego camino hacia la cruz, donde fueron
echados sobre el los pecados de su pueblo.
Dios, el Padre, quebranto a su propio Hijo
en la cruz de la manera en que nosotros
debíamos ser quebrantados. Lo quebranto
como si en la cruz hubiésemos estado
colgados nosotros y no su Hijo.
Esta es la sustitución que tuvo lugar. Alguien
pago lo que tu deberías haber pagado. John
MacArthur (el reconocido predicador
norteamericano) resume muy bien como opero
esta sustitución: cuando Dios el Padre ve la
cruz te ve a ti y cuando te ve a ti ve a su Hijo.

Por eso Pablo escribe:

2 Corintios, 5:21 Al que no conoció pecado,


por nosotros lo hizo pecado, para que
nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en
él.
Antes de morir, Jesús le pregunto al Padre:

Mateo, 27:46 Cerca de la hora novena,


Jesús clamó a gran voz, diciendo: Elí, Elí,
¿lama sabactani? Esto es: Dios mío, Dios
mío, ¿por qué me has desamparado?

Literalmente el Padre le dio la espalda a su


propio Hijo en el peor momento. ¿Por qué?.
Por que Dios Padre no puede si quiera
contemplar el pecado y todo el pecado de la
humanidad estaba cargado, en ese
momento, sobre su Hijo.
Alguien, sin embargo, podría preguntarse:
¿cómo es que el sufrimiento de un solo
hombre, durante unas horas, pudo redimir a
todas las generaciones de los hombres?.

Porque, como dice Paul Washer, ese


hombre que “sufrió unas horas en una
cruz”, vale mas que todos los hombres
juntos.
Esto que hizo Cristo en la cruz fue lo que nos
salvo y no nuestras obras. ¿De que nos salvo
la cruz de Cristo?. Ya vamos a hacer una
predica al respecto, pero ahora podemos decir
que la cruz de Cristo nos salvo del infierno.
El infierno es el juicio eterno que cae sobre
todos aquellos que rechazan la ira que el Padre
derramo sobre su Hijo en nuestro lugar. El
Padre quebranto a su propio Hijo en la cruz, en
nuestro lugar, pero ay de aquellos que
rechacen ese sacrificio, porque la única
moneda de pago que el Padre aceptara por
nuestros pecados, es nuestra fe en la sangre
de su Hijo derramada en la cruz. Somos
rescatados del infierno que merecíamos solo
por medio de la fe en la sangre de Cristo
derramada en la cruz y no por otra cosa.
Lo único que nos salva es la fe en Jesucristo
(no las obras):

Romanos, 3:22 la justicia de Dios por medio de


la fe en Jesucristo, para todos los que creen en
él. Porque no hay diferencia, 3:23 por cuanto
todos pecaron, y están destituidos de la gloria
de Dios, 3:24 siendo justificados gratuitamente
por su gracia, mediante la redención que es en
Cristo Jesús,

No hay diferencia, dice Pablo. ¿Entre quienes?.


Entre salvos y perdidos. La única diferencia es
la fe.
Donde esta la jactancia, se pregunta Pablo:

Romanos, 3:27 ¿Dónde, pues, está la


jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley?
¿Por la de las obras? No, sino por la ley de
la fe.

Y nuevamente vuelve a decir que somos


justificados únicamente por la fe:

Romanos, 5:1 Justificados, pues, por la fe,


tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo;
Gálatas, 2:21 No desecho la gracia de Dios;
pues si por la ley fuese la justicia, entonces
por demás murió Cristo.

Aquí Pablo dice que si por las obras (ley) fuese


la salvación (la justicia), entonces Cristo murió
en vano. ¿No hubiese sido mas fácil y menos
doloroso que Jesucristo hubiese bajado a la
tierra e igualmente nos hubiese dado su
Evangelio y el que creía y obedecía era salvo y
el que lo rechazaba era condenado?. Si la
salvación solo es una cuestión de obediencia
¿para que murió Cristo en la cruz?. ¿No será
que, en la cruz, Cristo hizo algo que nosotros
no hubiésemos podido hacer jamás?.

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