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PARÁLISIS CEREBRAL EN

NIÑOS
DEFINICIÓN

La parálisis cerebral es un
síndrome que puede ser
debido a diferentes etiologías,
un grupo de alteraciones no
progresivas del movimiento y
la postura que limitan la
actividad, debida a una
lesión del cerebro.
¿CÓMO AFECTA LA PARÁLISIS CEREBRAL
AL DESARROLLO?

Los niños afectados por una parálisis cerebral


presentan grados de discapacidad física muy
diferentes. Algunos presentan escasas
dificultades, mientras que otros estas gravemente
afectados.
El daño cerebral que ocasiona una parálisis
cerebral también puede afectar a otras
funciones cerebrales, pudiendo provocar otras
afecciones médicas.
CAUSAS
La causa más frecuente de Parálisis Cerebral Infantil es el
déficit de suministro sanguíneo a un encéfalo en
desarrollo, debido a hemorragias, inflamación o ictus.
Las causas son diversas y, a veces no se conocen con
certeza. Generalmente se dividen:

o 35% Prenatales o congénitas: Infecciones maternas,


hipoxia, diabetes, etc.

o 55% Perinatales: Partos complicados, prematuridad,


vueltas de cordón, etc.

o 10% Postnatales: Traumatismos, encefalitis,


convulsiones, etc.
FACTORES DE RIESGO
FACTORES PRENATALES:

 Factores maternos
 Infección intrauterina, Traumatismo, sustancias tóxicas.
 Alteraciones de la placenta
 Trombosis en el lado materno, trombosis en el lado fetal,
 Cambios vasculares crónicos, Infección.
FACTORES FETALES:

 Gestación múltiple.
 Retraso crecimiento intrauterino
 Polihidramnios, malformaciones.

FACTORES PERINATALES:

 Prematuridad, bajo peso


 Fiebre materna durante el parto, Infección SNC o sistémica
 Hipoglucemia mantenida, hiperbilirrubinemia
 Hemorragia intracraneal

FACTORES POSTNATALES

 Infecciones (meningitis, encefalitis)


 Traumatismo craneal
 Intoxicación
 Deshidratación grave
SIGNOS CLÍNICOS
Los primeros signos clínicos aparecen en cualquier momento entre el nacimiento y
los tres años. Algunos signos precoces (antes de los 3-4 meses) que pueden hacer
sospechar alguna alteración son:

 Alteraciones de la deglución y en las habilidades motoras en el recién nacido


 Ausencia de movimientos espontáneos a los 2-4 meses
 Ausencia de sonrisa social a los 3 meses
 Ausencia de seguimiento ocular a los 3 meses
 Ausencia completa de sostén cefálico a los 3 meses
 Hipotonía importante
 Espasmos o rigidez importante
 Clara preferencia por mover una parte del cuerpo
CLASIFICACIÓN
 Parálisis cerebral espástica: es la forma más frecuente. Los niños con PC espástica
forman un grupo heterogéneo:

Tetraplejía espástica: es la forma más grave. Los pacientes presentan afectación de


las cuatro extremidades. En la mayoría de estos niños el aspecto de grave daño
cerebral es evidente desde los primeros meses de vida.

Diplejía espástica: es la forma más frecuente. Los pacientes presentan afectación de


predominio en las extremidades inferiores. Se relaciona especialmente con la
prematuridad.

Hemiplejía espástica: existe paresia de un hemicuerpo, casi siempre con mayor


compromiso de la extremidad superior. La etiología se supone prenatal en la
mayoría de los casos.
 Parálisis cerebral discinética: es la forma de PC que más se relaciona con factores
perinatales, hasta un 60-70% de los casos. Se caracteriza por una fluctuación y
cambio brusco del tono muscular, presencia de movimientos involuntarios y
persistencia de los reflejos arcaicos. En función de la sintomatología
predominante, se diferencian distintas formas clínicas:

a) forma coreoatetósica (corea, atetosis, temblor)


b) forma distónica
c) forma mixta, asociada con espasticidad.
 Parálisis cerebral atáxica: Desde el punto de vista clínico, inicialmente el
síntoma predominante es la hipotonía; el síndrome cerebeloso completo
con hipotonía, ataxia, dismetría, incoordinación puede evidenciarse a
partir del año de edad.

 Parálisis cerebral hipotónica: es poco frecuente. Se caracteriza por una


hipotonía muscular con hiperreflexia osteotendinosa, que persiste más
allá de los 2-3 años.

 Parálisis cerebral mixta: es relativamente frecuente que el trastorno


motor no sea “puro”.
TIPOS DE PARÁLISIS CEREBRAL EN FUNCIÓN DE LA SEVERIDAD

En función de la severidad con la que se manifiesta la parálisis cerebral, podemos dividirla en:

 Parálisis cerebral leve: Se produce cuando la persona no está limitado en las actividades de
la vida diaria, aunque presenta alguna alteración física.

 Parálisis cerebral moderada: En este caso el individuo tiene dificultades para realizar las
actividades diarias y necesita medios de asistencia o apoyos.

 Parálisis cerebral grave: La persona requiere de apoyos para prácticamente todas las
actividades de la vida diaria.
DIAGNÓSTICO
La parálisis cerebral se puede diagnosticar muy pronto en los lactantes que se sabe que
tienen un riesgo elevado de sufrir esta afección por haber nacido de forma prematura o
por padecer otros problemas de salud.
En un bebé nacido a término que no presente factores de riesgo para desarrollar una
parálisis cerebral, puede ser difícil diagnosticar este trastorno durante el primer año de
vida. A menudo los pediatras no lo hacen hasta después de detectar retrasos
importantes en los hitos evolutivos normales (como coger juguetes a los 4 meses o
sentarse a los 7 meses), que pueden ser indicativos de una parálisis cerebral.

El hecho de tener un tono muscular anómalo, la falta de coordinación muscular y la


persistencia de los reflejos propios de la etapa de la lactancia más allá de la edad en
que suelen desaparecer también pueden orientar el diagnóstico hacia una parálisis
cerebral. Si solo se presentan retrasos leves en estos hitos evolutivos, no se podrá emitir un
diagnóstico de parálisis cerebral hasta que el niño tenga entre 1 y 3 años.
PREVENCIÓN
En muchos casos, se desconoce el origen de la parálisis cerebral, de modo que no hay
forma de prevenirla. Pero, si va a tener un bebé, puede adoptar las medidas necesarias
para tener un embarazo sano y a término, reduciendo, así, el riesgo de que su hijo tenga
una parálisis cerebral.

Es fundamental que la mujer reciba atención médica prenatal el control de la diabetes, la


anemia, la hipertensión y las deficiencias nutricionales durante el embarazo ayuda a
prevenir los partos prematuros y, consecuentemente, algunos casos de parálisis cerebral.
Pautas para reducir el riesgo de que sufra daños cerebrales:

- No zarandear al bebé, lo que podría provocarle el síndrome del bebé sacudido y


lesiones cerebrales.

- Si se desplazan en coche, asegúrese de que su bebé viaja en una silla de seguridad


correctamente instalada y con las sujeciones bien cerradas; en caso de accidente,
el bebé estaría lo más protegido posible.

- No exponer al plomo en el entorno doméstico, ya que las intoxicaciones por plomo


pueden ocasionar lesiones cerebrales.

- Recibir vacunas a tiempo, porque estas lo protegerán de infecciones importantes,


algunas de las cuales podrían ocasionar graves lesiones cerebrales que podrían
evolucionar a una parálisis cerebral.
TRATAMIENTO
Es necesario un equipo multidisciplinario para la valoración y atención
integral del niño con PC.
Una atención especializada, temprana e intensiva durante los primeros
años y un tratamiento de mantenimiento posterior. El tratamiento debe
de ser individualizado, en función de la situación en que se encuentra
el niño.
- Farmacoterapia:
PC espástica: fármacos por vía oral: el
Baclofeno y el Diazepam son los más
utilizados pero de utilidad reducida
por sus efectos secundarios.
PC discinética: Son de poca utilidad. Se ha de considerar un ensayo con L-dopa,
cuando la etiología no está clara o en los casos atípicos. Otros fármacos pueden ser de
ayuda, tal como las benzodiazepinas a dosis bajas, o el trihexifenidilo. El tratamiento con
BIT puede reducir las distonías en niños con afectación grave.
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
Cirugía ortopédica: las técnicas quirúrgicas incluyen
tenotomía, neurectomía, trasplante de tendones,
alargamiento de unidades miotendinosas retraídasdas,
osteotomías, artrodesis, reducción de luxaciones, fusiones
vertebrales.

Neurocirugía: Los procedimientos neuroquirúrgicos en el


tratamiento de la PC incluyen dos técnicas
principalmente: la bomba de baclofeno intratecal y la
rizotomía dorsal selectiva. En un futuro la estimulación
cerebral profunda para algunos casos de PC discinética.
CONVULSIONES
DEFINICIÓN
Son descargas eléctricas neuronales anormales que tiene
manifestaciones clínicas variadas que dependiendo de su localización se
manifiesta con síntomas motores, sensitivos, autonómicos o de carácter
psíquico, con o sin pérdida de conciencia.

Las convulsiones pueden ser sintomáticas o secundarias, es decir,


desencadenadas por un estímulo transitorio que afecte a la actividad
cerebral (hipoglucemia, traumatismos, fiebre, infección del sistema
nervioso central)
ETIOLOGÍA
TIPOS DE CONVULSIONES
LOCALES: Las convulsiones parciales tienen lugar cuando se produce una función
eléctrica cerebral anormal en una o más zonas de uno de los lados del cerebro. El niño
puede experimentar un aura antes de que ocurra la convulsión.

SIMPLES (CFS) COMPLEJAS (CFC)


DURAR ENTRE UNO Y DOS MINUTOS
DURACIÓN MENOS DE 1 MINUTO. generalmente el niño pierde el conocimiento
La actividad de la convulsión se limita durante estas convulsiones y puede presentar
a un grupo muscular aislado, como los diversos comportamientos:
dedos o a músculos más grandes en • Ahogarse
• Chasquear los labios
los brazos y las piernas, en este tipo • Correr
de convulsión, el paciente no pierde • Gritar
• Llorar
el conocimiento pero el niño puede • Reírse
experimentar sudores, náuseas o
PERÍODO POSTICTAL: sentirse cansado o
palidez. somnoliento
Generalizadas: estos tipos de crisis afectan a ambos lados del cerebro, existe
pérdida del conocimiento y un período postictal después de la convulsión.

DE AUSENCIA ATÓNICAS
Estas convulsiones se caracterizan por Se produce una pérdida súbita
un breve estado de conciencia del tono muscular, el niño puede
alterada y episodios con la mirada caerse si está de pie o de repente
fija, por lo general, la postura del niño dejar caer la cabeza
se mantiene durante la convulsión,
puede realizar movimientos con la
boca o la cara, o pestañear, no suele
durar más de 30 segundos.
TÓNICAS – CLÓNICAS
Este tipo de convulsión se caracteriza por la aparición de MIOCLÓNICAS
cinco fases diferentes. El cuerpo, los brazos y las piernas: Este tipo de convulsión consiste en
un movimiento rápido o una

1. Primero se flexionan (se contraen) sacudida brusca de un grupo de

2. Segundo se extienden (se estiran) músculos.

3. Tercero tiemblan (se sacuden)


4. Cuarto período clónico (contracción y relajación de los
músculos).
5. Por último el período postictal: el niño puede estar
somnoliento, tener problemas de la vista o del habla, y
puede tener un fuerte dolor de cabeza, fatiga o
dolores en todo el cuerpo.
ESPASMOS INFANTILES
CONVULSIONES FEBRILES Este tipo poco frecuente de
Son crisis convulsivas asociadas a fiebre que trastorno convulsivo se produce en
ocurren son más frecuentes en los niños de entre 6 niños menos de 6 meses de edad,
meses y 5 años de edad (mayor frecuencia entre ocurre con mucha frecuencia cuando
18-24 meses), en ausencia de infección el niño está despertándose o
intracraneal o alteración metabólica y sin cuando se está quedando dormido
antecedentes de crisis afebriles.
SIMPLES: <15 min., no causan efectos neurológicos
a largo plazo.
COMPLEJAS: > 15 min., se llaman "complejas" y
pueden producirle alteraciones neurológicas
permanentes en el niño.
SIGNOS Y SÍNTOMAS:
El niño puede tener diversos grados de síntomas, dependiendo del tipo de convulsión:

 Mirada fija.
 Sacudidas de los brazos y las piernas.
 Rigidez del cuerpo.
 Pérdida del conocimiento.
 Problemas respiratorios o episodios en
los que deja de respirar.
 Pérdida del control de la vejiga o del
intestino.
 Caída súbita sin ningún motivo
aparente
 Ninguna reacción al ruido o a las palabras
durante breves períodos de tiempo.
 Confusión o aturdimiento.
 Somnolencia e irritabilidad al despertarse
por las mañanas.
 Cabezadas.
 Períodos de mirada fija y parpadeos
rápidos.

Durante la convulsión, el niño puede tener los labios azulados y puede


que su respiración no sea normal. Los movimientos a menudo van
seguidos de un período de sueño o desorientación
ACTITUD ANTE UNA CONVULSIÓN
a) Identificar que se trata verdaderamente de una crisis convulsiva

En este sentido es importante preguntar sobre las


características de la crisis:
¿dónde se encontraba el niño en el momento de la
convulsión?, ¿qué estaba haciendo?, ¿hubo algún
acontecimiento desencadenante?, ¿existió pérdida de
conciencia, cuánto duró?, ¿qué tipo y cuál fue la secuencia
de los movimientos?, ¿hubo desviación de la mirada, ruidos
respiratorios guturales, cianosis, salivación, incontinencia de
esfínteres?
b) Anamnesis
Mientras se trata la convulsión, otra persona deberá realizar
una historia clínica rápida de urgencias a los familiares para
intentar conocer la naturaleza de la crisis. Los aspectos más
importantes sobre los que debe incidirse son:

 ¿Tiene fiebre? Las convulsiones asociadas a fiebre en


ausencia de infección del sistema nervioso central o de una
causa metabólica y sin antecedentes de crisis convulsivas
afebriles son diagnosticadas de convulsiones febriles Sin
embargo, en aquellos niños que tienen fiebre y no cumplen las
características de convulsión febril, es fundamental descartar la
posibilidad de infección del sistema nervioso central (meningitis,
absceso cerebral).
 ¿Es la primera convulsión o ya ha tenido más crisis? En los
niños que han tenido más crisis, es importante conocer si han sido
diagnosticados de alguna enfermedad neurológica, si tienen retraso
psicomotor, qué tipo de medicación están tomando y el grado de control
de sus crisis.

 ¿Ha podido existir algún factor precipitante de la crisis que


no sea la fiebre? En los niños afebriles, es fundamental conocer si existe
algún factor asociado o precipitante. En muchas ocasiones las crisis no
podrán controlarse totalmente hasta que no es tratada la causa
desencadenante. En los neonatos y en los lactantes es importante
investigar la existencia de patología pre y perinatal (prematuridad,
sufrimiento fetal, cuadros de hipoxia-isquemia) o de cuadros que puedan
producir alteraciones metabólicas (hipoglucemia, hiponatremia,
hipomagnesemia, hipocalcemia). En todos los niños se valorarán los
antecedentes de traumatismos previos, la existencia de hipertensión
intracraneal o focalidad neurológica (cefalea progresiva, vómitos,
alteraciones oculares, déficits neurológicos), así como la posible ingestión
de tóxicos accidental (niños pequeños)
c) Examen físico
 Valoración del estado general.
Los dos cuadros más graves que deben ser diagnosticados
con urgencia son:

 Sepsis (disminución de la perfusión periférica, hipotensión,


fiebre, petequias)
 Hipertensión intracraneal (bradicardia, hipertensión arterial,
alteración del patrón respiratorio, vómitos).
 Exploración general.
Se realizará una exploración sistematizada por aparatos buscando signos
de infección focal, deshidratación, lesiones en la piel (manchas de “café
con leche” en la neurofibromatosis, adenomas sebáceos en la esclerosis
tuberosa), etc.
En los lactantes se explorará el nivel de la fontanela (abultamiento en la
hipertensión intracraneal) y se medirá el perímetro cefálico (microcefalia
en las infecciones congénitas, macrocefalia en la hidrocefalia y en el
hematoma subdural).

 Exploración neurológica.
Debe ser minuciosa con especial atención a los signos de infección
intracraneal (meningismo, alteración del sensorio) o de focalidad
neurológica. Es importante realizar repetidamente el examen neurológico,
sobre todo cuando la recuperación del sensorio es lenta o existen déficits
neurológicos residuales. Hay que tener en cuenta que la medicación
anticonvulsiva puede alterar la valoración de los signos meníngeos o del
nivel de conciencia.
d) Pruebas complementarias
Estudio metabólico. Está indicado fundamentalmente en los
neonatos y en los lactantes pequeños en los que se sospeche una
causa metabólica. Deberán determinarse la glucemia, urea,
creatinina, calcio, magnesio, sodio, potasio, pH gases bicarbonato,
ácido láctico y amoniaco. Si las convulsiones ocurren en el contexto
de un deterioro neurológico progresivo es útil extraer y congelar una
muestra de suero para hacer un estudio metabólico más complejo;
en estos casos el suero debe ir acompañado de una muestra de
orina y de LCR.
Punción lumbar. Debe realizarse en todos los niños
menores de 12 meses que tienen una convulsión asociada a
fiebre y en todos los niños con sospecha de infección
intracraneal (meningitis).

Tomografía axial computarizada (TAC),


resonancia magnética (RM). Están indicadas en
aquellos niños que presentan: signos de hipertensión
intracraneal, focalidad neurológica, crisis parciales, focalidad en
el EEG, historia de traumatismo previo, o dificultad para
controlar las crisis. La RM es más sensible para la detección de
patología relacionada con las convulsiones.
Electroencefalograma (EEG). No es una
prueba de urgencias excepto en aquellas
convulsiones difíciles de controlar o en los casos en
los que el sensorio no se recupera en un tiempo
razonable. De forma diferida está indicado en
todos los niños con una primera convulsión afebril,
en las crisis febriles atípicas y en los niños epilépticos
en los que el patrón o la frecuencia de las crisis
hayan cambiado.
e) Tratamiento de las convulsiones
El tratamiento urgente es común a todas las convulsiones
(exceptuando el periodo neonatal en el que la primera droga de
elección es el fenobarbital en vez del diazepam).

Consideraciones generales
 La mayoría de los niños que tienen una convulsión llegan a la consulta
en la fase poscrítica ya que lo habitual es que las convulsiones
infantiles cedan espontáneamente. Así pues, cuando un niño se
presenta con actividad convulsiva hay que pensar que lleva
convulsionando un tiempo considerable.
 Cuanto más prolongada sea la crisis más difícil será su reversibilidad y
peor su pronóstico. Se define como status epiléptico aquellas crisis que se
prolongan durante más de 30 minutos, o cuando las crisis se repiten
durante este periodo de tiempo, sobre todo sin recuperar la conciencia.
En estudios en animales se ha comprobado que el daño cerebral en las
convulsiones prolongadas empieza a producirse a partir de los 30
minutos.

 El éxito del tratamiento no dependerá, en general, de la elección de uno u


otro medicamento antiepiléptico, sino en el hecho de seguir protocolos de
actuación sistematizados. Los errores más frecuentes en el tratamiento de
las convulsiones son: no oxigenar adecuadamente, administrar dosis
insuficientes y no dar tiempo a que la medicación alcance niveles
terapéuticos
ATENCIÓN DE ENFERMERÍA
El plan de acción o intervención de enfermería debe contemplar las siguientes
medidas:
• Colocar al niño sobre plano duro y resistente para evitar traumatismos. en
decúbito supino con lateralización de la cabeza para evitar aspiraciones.

• Retirar toda ropa ajustada del paciente que interfiera en la dinámica


respiratoria para evitar asfixia y garantizar los cuidados adecuados.

• Toma de constantes: En primer lugar la temperatura, se tomará rectal en


niños menores de 24 meses, en el resto axilar. Si la temperatura fuese
superior a 38 º, se administrar el antipirético adecuado según pauta
médica. Toma de T.A. y frecuencia cardíaca

• Observar y anotar las características de la crisis: tipo, tiempo de duración,


lado de inicio, compromiso de conciencia, relajación de esfínteres.
• Asegurar el ABC del paciente: mantener la vía área permeable;
colocar cánula orotraqueal para evitar caída de la lengua en la
fase tónica inicial; realizar aspiración de secreciones nasofaríngeas si
es necesario; valorar colocación de sonda nasogástrica.

• Administrar oxígeno por mascarilla mientras el patrón respiratorio del


paciente le permita una saturación de oxígeno adecuada; si no es
suficiente, ventilar al paciente con ambú-válvula-máscara mientras
se prepara el material de intubación para ayudar al médico a
efectuar el procedimiento en caso de que el paciente no presente
respiración espontánea.

• Canalizar vía venosa periférica con trocar de grueso calibre en


miembros superiores e inferiores para la administración de los
medicamentos anticonvulsivantes.
• Proteger al paciente de lesiones: instalar barreras laterales para
evitar caídas.

• Colocar al paciente en posición lateral de seguridad (decúbito


lateral) para facilitar la expulsión de secreciones y evitar
broncoaspiraciones y asfixia.

• Vigilancia hemodinámica estricta con monitorización constante


de los signos vitales y realización de electrocardiograma para la
premedicación y la posmedicación.

• Valorar la colocación de sonda vesical para el control de la


diuresis.

• Llevar hoja de balance hidromineral para medir los ingresos y


egresos del paciente diariamente.
• Aplicar medidas antitérmicas y medicación antipirética si
se constata fiebre mantenida.

• Reevaluar al paciente con un examen físico exhaustivo


para determinar posibles lesiones durante la crisis u otras
alteraciones que no se detectaron con anterioridad: revisar
vía aérea, conciencia, pupilas, lengua y buscar signos de
traumatismo en cuero cabelludo, rigidez de la nuca,
abombamiento de la fontanela, fiebre.

• Brindar atención a la esfera emocional de los familiares.


Educación a los padres
 Los padres de niños con crisis convulsivas, deben ser
tranquilizados y recibir orientación sobre la
enfermedad de su hijo.
 Deben conocer la importancia de evitar riesgos como:
uso de piscinas y ríos, conducir automóviles, consumir
alcohol y otras drogas, el desvelo, y otros.
 Deben conocer el o los medicamentos que toma, sus
efectos, dosis, interacciones, importancia del horario,
entre otros.
 Deben motivarse para que propicien una adecuada
calidad de vida en el niño.

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