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Delitos contra la vida.

Homicidio y
asesinato
I.CONSIDERACIONES GENERALES
 El derecho a la vida está reconocido en el art. 15 de la CE. No sólo es un
derecho fundamental, sino el más fundamental de todos los derechos.
Sobre él descansan los restantes derechos de la persona (STC 53/1985,
de11 abril).
 Cuestiones previas:
 El contenido de este derecho se traduce en un doble deber para el Estado:
 Respetar la vida de los ciudadanos
 Protegerla frente a posibles agresiones de terceros

 Se protege como realidad biológica o natural, sin que influyan


consideraciones sobre su utilidad social. Pero, la protección no es absoluta,
cede cuando entra en conflicto con otros bienes o intereses (causas de
justificación, por ejemplo).

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 Problema de la disponibilidad: es relativa. Se restringe esta facultad a los
comportamientos del titular del derecho (atípicos) y el consentimiento del
mismo en que otros actúen contra su vida determina una atenuación de la
responsabilidad de actos realizados por terceras personas (inducción y
cooperación al suicidio, homicidio suicidio, eutanasia).

 La vida se protege desde su inicio (desde el momento de la concepción), pero la


protección penal no tiene siempre la misma intensidad, dentro de los delitos
contra la vida se distingue entre:

 Delitos contra la vida humana independiente (Título I : “Del homicidio y sus formas”):
homicidio, asesinato, auxilio e inducción al suicidio, homicidio-suicidio. La protección
penal se produce en su forma más intensa.

 Delitos contra la vida humana dependiente (Título II “Del aborto”): la protección penal
es menos intensa por que todavía no se ha alcanzado la independencia respecto a la vida
de la madre. Se castiga más gravemente la muerte del recién nacido que la muerte del
feto.

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II. EL HOMICIDIO DOLOSO
 El CP utiliza el término homicidio en dos sentidos:

 Amplio: en la rúbrica del Título I y en referencia a todos los


delitos contra la vida humana independiente.

 Estricto: en referencia al delito previsto en el artículo 138, que


recoge el tipo más simple y básico de los delitos contra la vida,
consistente en causar la muerte de otra persona, sin más
características y sin que concurran otras circunstancias.

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1. Tipo objetivo
 Bien jurídico: derecho a la vida
 Sujetos:
 Activo: puede serlo cualquier persona
 Pasivo: “otro”, en principio, puede ser cualquiera, si bien existen
algunos tipos en los que se sanciona con carácter específico la muerte
de ciertos sujetos: art. 485 delitos contra la corona; art. 605, delitos
contra el derecho de gentes.
 Objeto material: una persona viva, lo que lleva a plantear la
cuestión sobre los límites de la vida humana, al ser ésta una
realidad dinámica en perpetuo devenir. Hay que fijar el límite
mínimo de la vida humana –momento del nacimiento-; y el límite
máximo – momento de la muerte.

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 El límite mínimo –momento del nacimiento- marca el
comienzo de la vida humana y permite diferenciar
entre el homicidio y el aborto.

 Para que exista objeto material propio del delito de


homicidio se exige una modificación de la vida fetal que
permita afirmar la existencia de una vida distinta e
independiente de la madre.

 Se exige: el nacimiento y la vida del nacido.

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 En qué momento se produce el nacimiento. Existen diversos criterios:
 Expulsión: momento en qué comienza la expulsión en el parto. Este criterio ha
sido mantenido por cierta jurisprudencia (SSTS 22-1-99 y 29-11-2001). Se objeta
que identifica realidades distintas: “el ya nacido” con el que “está naciendo”.
 Respiración pulmonar autónoma: hay vida independiente cuando el niño llora y
respira. Es un signo demostrativo de la vida independiente y tiene la ventaja de la
facilidad de prueba. Pero (Stampa), lleva a la indeseable consecuencia de calificar
como aborto el hecho de matar al niño que ya ha nacido y está completamente
fuera de la madre, por el procedimiento de impedirle respirar.
 Corte del cordón umbilical: completa separación del claustro materno, evidenciada
por el corte del cordón umbilical. Es un elemento accidental que no añade mayor
desvalor al hecho.
 Percepción visual: momento de la expulsión completa, cuando el nacido resulta
perceptible como ser independiente y separado de la madre. Atiende a un dato
que indica la independencia respecto de la madre y coincide con el criterio
establecido en el artículo 30 del Cciv, para la atribución de personalidad, que
establece que esta se adquiere con el nacimiento, una vez producido el entero
desprendimiento del seno materno.

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 Supuestos problemáticos: muerte o lesiones en el nacido, como consecuencia de
maniobras realizadas en el embarazo o durante el parto. Acción propia del delito
de aborto, pero resultado de homicidio (Ejemplo: Caso Contergan)
 Cierto sector de doctrina sostiene que hay que atender a los elementos
presentes en el momento de la acción y, por tanto, calificar el hecho
como aborto o delito de lesiones al feto, según se haya producido
muerte o lesiones.
 Otros autores entienden que esta solución es insatisfactoria y que estos
supuestos plantean un problema de imputación objetiva. Conforme a
este planteamiento, habrá que analizar si en el momento de la acción el
resultado de muerte del nacido era objetivamente previsible. Si existe
imputación objetiva será posible calificar como homicidio (imprudente
o doloso). Este hecho podrá entrar en concurso con los delitos de
lesiones al feto.

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 Se exige vida, pero no viabilidad. Comete homicidio quien produce la muerte de
un nacido vivo, aunque éste sea inviable y presente un pronóstico de muerte
inmediata.

 Límite máximo: momento de la muerte. Este problema se plantea


en relación con los trasplantes de órganos.
 El concepto tradicional de muerte clínica, basado en la parada cardiorrespiratoria
resulta problemático.
 Actualmente, se utiliza el concepto de muerte cerebral que sustituye o completa el
concepto de muerte clínica: cese irreversible de las funciones cerebrales. Este
criterio ha sido acogido por la L 30/1979 de trasplantes de órganos y
desarrollado por el RD 2070/1999 que distingue entre muerte secundaria (cese
irreversible de las funciones cardiorrespiratorias); y muerte directa (cese
irreversible de las funciones encefálicas) constatada conforme a los protocoles
establecidos en el Anexo I del citado RD.

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 Conducta típica: causar la muerte de otra persona. No se
exigen medios comisivos determinados ¿Qué medios son
admisibles?
 Existen otros tipos que prevén medios comisivos determinados: art.
139 (alevosía, ensañamiento). En estos casos, se aplicarán estos
delitos.
 Se incluyen los comportamientos activos de carácter material o
violento que provocan el resultado de muerte.
 También se admiten los medios omisivos. El homicidio es un delito
resultativo, al que se puede aplicar la figura de la comisión por
omisión, siempre que concurran los requisitos del artículo 11:
 Posición de garantía del omitente: determinada por ley, contrato o actuar
precedente peligroso.
 Equivalencia estructural entre la acción y la omisión: la no evitación del
resultado debe ser equivalente a su causación. Hay que aplicar los criterios de
imputación objetiva: el resultado es imputable al comportamiento omisivo,
cuando la no realización de la conducta crea o incrementa el riesgo de
producción del resultado.

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 Problema de los medios psíquicos: ¿es posible matar empleando
medios psicológicos: miedo, terror, presión psicológica? Es
admisible siempre que exista relación de causalidad e
imputación objetiva, es decir, que en atención a las condiciones
de la víctima –conocidas por el autor- resulte objetivamente
previsible el resultado de muerte.
 Resultado: el homicidio es un delito de resultado, cuya
consumación exige la muerte de la víctima, causalmente
conectada a la acción y objetivamente imputable a ésta –
relación de causalidad e imputación objetiva-.

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 Relación de causalidad –nexo físico entre acción y
resultado- constatando que la acción ha sido condición necesaria
del resultado (teoría de la equivalencia de la condición). Esta
relación se constata a través de dos métodos posibles:
 Supresión mental: hay relación de causalidad cuando suprimida
mentalmente la acción, se suprime, también mentalmente, el
resultado. Recurre a un juicio hipotético.
 Fórmula de Engisch: recurre a los conocimientos que proporcionan las
ciencias empíricas y afirma la relación de causalidad cuando la acción
produce modificaciones en el mundo exterior, cronológicamente
posteriores a ella y vinculadas con la acción conforme a las leyes
naturales, y, además, estas modificaciones constituyen el resultado
típico. Aborda el problema desde lo que ha ocurrido en realidad.
Resulta preferible.

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 Imputación objetiva: es un elemento de carácter valorativo, que
se resuelve con criterios normativos. La teoría de la imputación
objetiva exige, para atribuir el resultado a la acción, no sólo la
relación material de causalidad, sino la existencia de una determinada
relación de riesgo entre la acción y el resultado. Hay que constatar los
siguientes presupuestos:
 Creación de un riesgo para el bien jurídico –acción peligrosa-. No interesa
cualquier riesgo, sino aquel que es jurídicamente relevante, es decir, el que
contiene una seria probabilidad de producción del resultado. Se excluyen los
supuestos de riesgos insignificantes.
 Se exige que éste riesgo sea previsible. El riesgo ha de ser cognoscible ex ante
–en el momento de la acción-. Este requisito se fundamenta en la función
motivadora de las normas penales. La norma sólo puede motivar al ciudadano
si éste, en el momento de actuar, es capaz de reconocer el riesgo que conlleva
su acción. Para determinar cuándo un riesgo es previsible se utiliza el criterio
del ciudadano medio -lo que hubiera resultado previsible para un ciudadano
medio-, tomando en cuenta:

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 Las leyes de la experiencia –conocimientos nomológicos de nuestra cultura- que indican
la probabilidad de producción de determinados eventos.

 Los conocimientos sobre los hechos que tenía el autor en el momento de realizar la
acción y los conocimientos sobre los hechos que hubiera reconocido cualquier
ciudadano.

 El riesgo ha de estar jurídicamente desaprobado. Existen determinados comportamientos


peligrosos que, sin embargo, por utilidad o por costumbre, están permitidos por el
ordenamiento (conducir, deportes peligrosos como el boxeo, etc.), pero siempre que se
realicen de acuerdo con unas normas de cuidado que delimitan el riesgo socialmente
tolerable en el ámbito de esa actividad. Si la acción se realiza conforme a la norma de
cuidado de sector de actividad implicado, no se imputan los resultados lesivos causados.
Sería incoherente que el ordenamiento permitiera la creación del riesgo y, al mismo
tiempo, exigiera responsabilidad por el resultado. Riesgo permitido.

 Por último, el resultado debe ser materialización del riesgo creado por la acción. Se
excluye la imputación cuando pese a la creación de un riesgo jurídicamente desaprobado,
el resultado es materialización de otro riesgo creado un por un factor distinto.

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2. Tipo subjetivo
 El delito tipificado en el artículo 138 es un delito doloso. Se
admiten las tres clases de dolo:
 Dolo directo –intención-: el autor dirige su acción a la producción
del resultado. Éste es el fin de su acción.
 Dolo de consecuencias necesarias: el autor no persigue la
producción de la muerte como fin de su acción, pero advierte como
seguro que su conducta producirá el resultado, porque éste es una
consecuencia necesaria de su acción.
 Dolo eventual: el autor no persigue el resultado de forma directa,
tampoco lo percibe como inevitable, pero se representa el resultado
como de probable producción y, sin embargo, actúa.

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 El dolo eventual plantea problemas de delimitación con la imprudencia
consciente.
 Entre los criterios para delimitar ambas figuras: teoría del consentimiento,
teoría de la indiferencia, teorías eclécticas, parece preferible la teoría de la
probabilidad que atiende al grado de peligro advertido por el autor:
 Si el autor advierte el resultado como altamente probable, hay dolo
eventual.
 Si se lo representa como meramente posible, hay imprudencia consciente.
 Las versiones más modernas de esta teoría distinguen entre peligro abstracto
y concreto.
 Si el autor advierte la peligrosidad abstracta de la conducta, pero por
razones fundadas descarta la existencia de riesgo en su caso concreto:
imprudencia consciente.
 Si el autor advierte el peligro concreto que conlleva la acción: dolo
eventual. La confianza irracional en el control del riesgo no excluye el
dolo.

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 Al analizar el tipo subjetivo del delito de homicidio pueden surgir problemas
de error de tipo, que se resolverán conforme a las reglas previstas en el
artículo 14.1:
 Si el error es vencible, se sanciona por homicidio imprudente.
 Si el error es invencible, el efecto es la impunidad.
 No obstante, pueden plantearse supuestos problemáticos de error.
Frecuentes en el delito de homicidio:
 Error en la persona (objeto). El autor confunde la identidad de la víctima, y
produce la muerte de una persona distinta a la que quería matar. Hay que distinguir
según exista o no equivalencia típica de objetos.
 Equivalencia típica: Las dos personas reciben idéntica protección penal: A quiere
matar a B y, por un error en la identificación, dispara contra C, hermano gemelo de
la víctima. Este error es irrelevante y no produce efectos, porque la identidad de la
víctima no es un elemento del tipo del delito de homicidio, que sólo exige matar a
“otro”. En el caso propuesto, el autor sabe que al disparar va a matar a una persona
viva –actúa con el conocimiento que exige el dolo-.

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 No hay equivalencia típica. Las dos personas reciben distinta protección penal.
El autor quiere matar al rey y, por una confusión en la identidad de la víctima,
mata al escolta; o, a la inversa. Dos posibilidades:
o La conducta se dirige a la realización del tipo menos grave (homicidio del
art. 138) –A quiere matar al escolta-; y, por un error en la identificación se
realiza el tipo más grave –mata al rey) (regicidio del art. 485). El error es
relevante, falta el dolo respecto al tipo que se ha realizado y, por ello, no se
puede aplicar éste. Se aplicaría el tipo de homicidio que sí está abarcado por
el dolo: se quería matar a una persona y éste hecho se ha realizado –el rey es
una persona-.
o La conducta se dirige a la realización del tipo más grave (485) –A quiere
matar al rey-, pero por un error en la identificación mata a su escolta (138).
Objetivamente se ha realizado el tipo del art. 138 y subjetivamente también
–quien quiere matar al rey, quiere matar a una persona-; pero, además,
existe una tentativa de regicidio. Habría un concurso ideal.

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 Aberratio ictus: El autor dirige su acción contra una persona que
está perfectamente identificada, pero por un fallo en la ejecución de la
acción, lesiona a otra persona distinta. A, subido en un árbol, dispara
contra B –que es a quien quiere matar-; pero, al producirse el
disparo, la rama se rompe, el tiro se desvía y alcanza a C, que estaba
sentado cerca de B. También hay que distinguir según exista o no
equivalencia típica de objetos:

 Equivalencia típica. En estos casos, propiamente no hay error ni se aplica el


artículo 14, sino un fallo en la ejecución; de forma que el autor crea dos
riesgos, un riesgo doloso para A y un riesgo imprudente para B. La solución
más correcta es sancionar aplicando un concurso ideal entre la tentativa
dolosa de homicidio y el homicidio imprudente.

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 Falta de equivalencia típica. Hay que distinguir dos posibilidades:
 El autor persigue la realización del tipo menos grave (tentativa de
homicidio doloso) y, por error en la ejecución realiza el tipo más grave
(mata al rey). Como este delito no tiene prevista versión imprudente,
habría que sancionar aplicando un concurso ideal entre la tentativa de
homicidio y un homicidio imprudente.
 El autor persigue la producción del tipo más grave (tentativa respecto al
artículo 485) y por error en la ejecución realiza el tipo menos grave.
Concurso ideal entre tentativa de regicidio y homicidio imprudente.
 Error en el desarrollo de la acción: el autor quiere matar a una
persona determinada y produce ese resultado, pero por una acción
distinta. También aquí se produce un fallo en la ejecución, pero el
resultado afecta a la persona pretendida por el autor. Dos supuestos:

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 Consumación anticipada: A quiere matar a B, estrangulándole, para
facilitar el hecho le suministra un narcótico en una dosis excesiva, que
produce su muerte, ignorándolo procede al estrangulamiento. Homicidio
imprudente.
 Dolus generalis: A quiere matar a B y le golpea brutalmente, éste queda
inconsciente y creyéndolo muerto, lo arroja a un río con una piedra atada
al cuello. B muere ahogado. Tentativa de homicidio en concurso real con
un homicidio imprudente.

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3. Grado de ejecución
 Cabe tentativa –acabada e inacabada- y consumación. Son punibles los actos
preparatorios (art. 141).
 Problema: delimitación entre el homicidio intentado y las lesiones consumadas. A asesta
a B una puñalada en el abdomen, como consecuencia de ello B queda con una grave
disfunción hepática, ¿Homicidio intentado? ¿Lesiones consumadas? En teoría la distinción
está clara:
 Si el autor actuó con dolo de matar –animus necandi-, la calificación es tentativa de homicidio.
 Si actuó con intención de lesionar –animus laedendi-, la calificación es lesiones consumadas.
 No obstante, ciertos autores consideran que, en estos casos, es posible sancionar aplicando un concurso
ideal entre la tentativa de homicidio y las lesiones consumadas.
 El problema es de prueba. El dolo es un elemento interno que no se puede probar de
forma directa. Hay que recurrir a la prueba de indicios:
 Tipo de arma utilizada
 Zona del cuerpo a la que se dirige la agresión y concreta forma de ataque.
 Extensión y profundidad de las heridas
 Comportamiento anterior, coetáneo y posterior (existencia de amenazas de muerte, enemistad previa; o,
por el contrario, discusión accidental que degenera en pelea).

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3. Modalidades agravadas
 La reforma 1/2015 introduce un apartado 2 al art. 138,
incluyendo modalidades agravadas del homicidio (pena
superior en grado):
 Cuando concurra algunas de las circunstancias del 140.1 CP
(remisión)
 Cuando los hechos sean además constitutivos de un delito de
atentado del art. 550 CP.
 Estamos materialmente ante un concurso ideal de delitos (art. 77 CP), si
bien se le asigna una consecuencia jurídica más grave.
 Para evitar un bis in idem, no podrá castigarse además por el delito de
atentado aplicando el concurso ideal.

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III. EL HOMICIDIO IMPRUDENTE.
CONSIDERACIONES GENERALES
 El art. 12 CP recoge el sistema de incriminación expresa y excepcional
del delito imprudente. Éste sólo es punible, cuando se sanciona
expresamente en un precepto de la PE.
 Con la reforma del CP (Ley 1/2015) desaparecen las faltas. Así, el
artículo 142 pasa a castigar como delito dos modalidades de homicidio
imprudente:
 Con imprudencia grave, con prisión de 1 a 4 años.
 Con imprudencia menos grave: multa de 3 a 18 meses.
 (Desaparece el homicidio con imprudencia leve, que antes era una falta)
 Si el hecho se comete por imprudencia profesional, se impone, además
la pena de inhabilitación.
 La pena es mayor si el hecho se comete con vehículo a motor o con
arma de fuego, puesto que en estos casos se añade la pena de privación
del derecho a conducir o al porte de armas, respectivamente.

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1. Elementos y estructura
 Elementos objetivos:
 Bien jurídico, sujetos y objeto material coinciden con los elementos del
homicidio doloso.
 Conducta típica: conducta que infringe una norma de cuidado. Es lo que
constituye el desvalor de acción del delito imprudente y la esencia de esta forma
de delito. Hay que constatar:
 La norma de cuidado infringida por la conducta. Estas normas imponen un deber de
cuidado en sectores de actividad que entrañan riesgo. Pueden estar establecidas por el
ordenamiento –leyes, reglamentos, p.e. las normas de circulación-; pertenecer a la común
experiencia humana; o, constituir reglas de la práctica científica o técnica de una
determinada profesión –lex artis-.
 Al constatar la infracción del deber de cuidado, se constata el desvalor de la acción: se
comprueba que el autor ha creado un riesgo objetivamente previsible de producción del
resultado de muerte, que supera la barrera del riesgo permitido.
 También hay que constatar si la imprudencia es grave –infracción de normas de cuidado
básicas o elementales, que respetaría hasta el menos cuidadoso de los ciudadanos-; o leve –
infracción de normas de cuidado que no son tan básicas, aquellas que respetaría un
ciudadano cuidadoso.

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 Resultado previsto en el tipo. El homicidio imprudente –como todos
los tipos imprudentes- sólo es punible si se produce el resultado
típico. La mera realización de una conducta imprudente, que entraña
riesgo de muerte para un tercero, pero no produce este resultado, es
impune –no se puede sancionar como tentativa de homicidio
imprudente-. Salvo que tal conducta sea subsumible en alguno de los
delitos de peligro previstos en el CP, en los que se sancionan de forma
autónoma, como delitos de peligro, determinados comportamientos
imprudentes sin resultado.
 Relación de causalidad e imputación objetiva:
 Hay que constatar la existencia de nexo causal
 Hay que constatar que el resultado es materialización del riesgo creado por el
autor al infringir la norma de cuidado. Es decir, que el riesgo creado sea
materialización del riesgo que la norma infringida trataba de evitar. Problema
de la concurrencia de culpas.

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 Elemento subjetivo:
 Ausencia de dolo
 Conocimiento y voluntad respecto a la infracción de la norma
de cuidado. Si existe representación del riesgo (imprudencia
consciente); si el autor no advierte el riesgo creado por su
conducta (imprudencia inconsciente).

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2. El homicidio preterintencional.
Binomio lesiones homicidio
 Situación que se plantea cuando se producen las siguientes circunstancias:
 El autor realiza una acción dolosa dirigida causar lesiones. Se empuja a la víctima, al borde de
una escalera.
 Se produce el resultado de muerte de la víctima (distinto y más grave del pretendido por el
autor), que no queda abarcado por su dolo. La víctima rueda por las escaleras, se fractura el
cráneo y muere.
 Existe relación de causalidad entre la acción inicial y el resultado y éste es objetivamente
imputable a la acción –en el momento de la acción creadora de riesgo, es objetivamente
previsible la producción del resultado de muerte.
 Tradicionalmente, estos supuestos se denominaban “homicidio preterintencional”, porque el
TS, bajo la vigencia del CP/73 castigaba estos hechos como un homicidio doloso, atenuado
por la circunstancia prevista en el antiguo artículo 9.4 –preterintencionalidad-. Esta solución,
claramente incorrecta, es inviable con el Código Penal vigente, en el que se consagra
claramente el principio de responsabilidad subjetiva y se elimina la atenuante del antiguo 9.4.
 Actualmente, estos supuestos se sancionan como concurso ideal entre el delito doloso de
lesiones (intentado o consumado) y un homicidio imprudente (si es que se cumplen los
presupuestos para la imputación objetiva del resultado); solución que ya proponía cierto
sector de doctrina bajo la vigencia del CP/73.

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IV. EL ASESINATO (139 y 140)
 El asesinato es un tipo cualificado de homicidio, consiste en
matar a otro, concurriendo determinadas formas de
matar que se estiman especialmente graves y reciben
mayor sanción
 Por ello, los elementos del tipo de asesinato –bien jurídico, sujetos
objeto…- son comunes con el tipo de homicidio. La diferencia
radica en la concurrencia de alguna de las circunstancias previstas
en los artículos 139 y 40 CP.
 La reforma de CP de la Ley 1/2015 introduce una importante
modificación del asesinato, no solo elevando las penas
(introduciendo la polémica “prisión permanente revisable”) sino
incluyendo nuevas modalidades de agravación.

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 Actualmente se prevén cuatro circunstancias que dan lugar a la
calificación del hecho como asesinato:
 Alevosía
 Precio, recompensa o promesa
 Ensañamiento
 Actuar para facilitar la comisión de otro delito o evitar que se
descubra (introducido en 2015)
 Algunas de esas circunstancias también están previstas como
agravantes genéricas (art. 22 CP). Su previsión como
circunstancias específicas que dan lugar a la creación de un tipo
agravado tiene como finalidad incrementar la sanción que
determina la concurrencia de estas circunstancias en la producción
de la muerte.
 La pena prevista es prisión de 15 a 25 años (con la reforma se
eleva en 5 el límite máximo).

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 Es un tipo alternativo. Basta la concurrencia de una de las circunstancias
para calificar el hecho como asesinato. Si concurren varias, se impondrá
la pena en su mitad superior (art. 139.2 CP), es decir, de 20 a 25 años.

 Mayor punibilidad de la reforma: Con respecto a la regulación anterior a la


reforma, la diferencia esencial – además de la inclusión de una nueva
circunstancia agravatoria- es que el marco de pena se amplía (de 15 a 25 años),
de modo que ahora la concurrencia de una sola circunstancia del art. 139.1 CP
permite llegar hasta los 25 años, mientras que antes una sola circunstancia
obligaba a quedarse en el marco de 15 a 20 años de prisión

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1. Alevosía
 Esta circunstancia está definida en el art. 22.1: consiste en el
aseguramiento de la ejecución de la muerte, imposibilitando la
defensa de la víctima y evitando riesgos para el autor. Actuar
sobreseguro y sin riesgo.

 El fundamento de la agravación es doble:


 Mayor desvalor objetivo: el empleo de medios, modos o formas que
aseguran la ejecución de la muerte incrementa la peligrosidad del
hecho.
 Mayor desvalor subjetivo: el autor actúa con la finalidad de evitar
riesgos propios y procurarse la indefensión de la víctima

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 Modalidades:
 Asesinato proditorio: matar a traición y sobre seguro. Trampa, emboscada o
celada.
 Asesinato por sorpresa: de ejecución súbita e inesperada. La víctima es
sorprendida completamente desprevenida por lo repentino del ataque y no
puede reaccionar en su defensa.
 ¿Ataque a seres indefensos?: niños, ancianos, personas inválidas, dormidas o
que se encuentran inconscientes. Se trata de los supuestos de alevosía estática,
cuya calificación es problemática:
 La jurisprudencia califica estos supuestos como asesinato.
 La doctrina discute este criterio: la alevosía exige el empleo de medios que aseguren
el hecho y eliminen la defensa. Por ello, sólo puede apreciarse cuando existe
capacidad de defensa, que supone un riesgo para el autor, y éste emplea medios para
eliminarla. No se debe apreciar cuando la posibilidad de defensa no existe. Hay que
analizar caso por caso y no se puede apreciar de forma automática.
 Si existe una posibilidad de defensa potencial (personas dormidas o
inconscientes), y el autor aprovecha la circunstancia para causar la muerte, hay
asesinato.
 Si no existe esa posibilidad de defensa (ancianos, niños), pero el autor elige a la
víctima precisamente por su indefensión, también se aprecia el asesinato.

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 Requisitos:
 Objetivo: empleo de medios, modos o formas de ejecución que
tiendan a asegurarla y evitar la defensa del ofendido:
 El medio debe ser idóneo
 Debe concurrir desde el principio
 Sólo se aplica cuando se tiende a evitar la defensa de la víctima, no la de
terceras personas.
 Se incluye el veneno
 Subjetivo: utilización con la finalidad de asegurar el hecho. No
se aplica cuando la finalidad del autor es distinta (acabar con el
dolor de un enfermo, proporcionar una muerte placentera).

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2. Precio, recompensa o promesa
 Supuesto de mandato: un sujeto –el mandante-, encarga a otro –el mandatario-, la ejecución de un delito
a cambio de una prestación económica. El mandatario responde como autor, el mandante responde
como inductor.
 La agravación encuentra su fundamento en los móviles de autor: sujeto que mata por puro interés.
 Requisitos:
 El precio, la recompensa o la promesa tienen que tener contenido económico. No tienen por qué
consistir en una cantidad de dinero, pero sí deben tener contenido económico. El precio, se paga
antes; la recompensa, después; y la promesa es un compromiso de pagar.
 Debe existir acuerdo previo entre las partes, aunque la prestación se realice después. Se excluyen
gratificaciones posteriores que no han sido previamente pactadas.
 Han de ser el motivo determinante de la realización del delito. Han de ser aceptados por el
mandatario y la razón que motiva su actuación. No se aprecia, cuando el mandatario ya estaba
decidido a matar.
 La jurisprudencia aplica la circunstancia a ambos sujetos.
 Para apreciarla, no basta con que se obtenga un beneficio económico como consecuencia de la
muerte, es necesario que se obtenga por la acción de matar.

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3. Ensañamiento
 El fundamento radica en el mayor desvalor de acción: el autor se
comporta de forma cruel, generando un lujo de males que son
innecesarios para la producción de la muerte.
 Requisitos:
 Aumento inhumano del dolor:
 Incremento del sufrimiento de la víctima, puede ser físico o psicológico. No se aprecia
si la conducta se realiza cuando la víctima ha muerto o está inconsciente.
 De forma inhumana, es decir, un dolor innecesario para la causación de la muerte. No
se aprecia si el comportamiento realizado es necesario para producir la muerte y se
produce con esta finalidad.
 Como requisito subjetivo, se exige que se realice de forma deliberada: con el
ánimo o propósito de hacer sufrir a la víctima. No se aprecia si se aplica con
otros fines (para conseguir la deformación de la víctima y que ésta no sea
reconocida):

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4. Actuar para facilitar la comisión de otro delito o para
evitar que se descubra

 El fundamento de la agravación radica en la mayor


reprochabilidad que conlleva servirse de la vida de una
persona como medio para la obtención de otros fines
también delictivos: cometer otro delito o evitar su
descubrimiento.
 Se plantea la duda de si en estos casos cabría aplicar la regla
del concurso medial (art. 77 CP), castigando el asesinato en
concurso medial con el delito cuya comisión se facilita.

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Tipo subjetivo

 Tipo doloso que no tiene prevista versión imprudente.


 El dolo debe abarcar todos los elementos del delito, incluida
la circunstancia. Se admiten las tres clases de dolo.
 En caso de error sobre la concurrencia de la circunstancia, se
aplica el artículo 14.2. No se aprecia la agravación. Se castiga
por un homicidio simple del artículo 138.

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Iter criminis. Autoría y participación
 Cabe la tentativa, siempre que concurra la circunstancia que da
lugar a la calificación más grave.
 Problemas:
 Supuesto de muerte que comienza como asesinato y termina como
homicidio: concurso ideal entre tentativa de asesinato y homicidio
consumado.
 Es posible apreciar la tentativa inidónea, cuando la inidoneidad afecta
a la propia circunstancia.
 La circunstancia se aplica a todos los intervinientes en el hecho
(principio de unidad del título de imputación y principio de
accesoriedad de la participación). Esta regla sólo se rompe en los
supuestos de error: el partícipe ignora que el autor mata por
precio, o que va a actuar con ensañamiento. En estos casos, se
responde por participación en un homicidio.

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Modalidad hiperagravada: art. 140 CP
 La reforma de 2015 incorpora una modalidad hiperagravada de
asesinato, imponiendo la pena de prisión permanente revisable
cuando concurran determinadas circunstancias:
 Víctima menor de 16 o persona especialmente vulnerable por razón
de su edad, enfermedad o discapacidad.
 Problemas de bis in idem con alevosía
 Que el hecho fuera subsiguiente a un delito contra la libertad sexual
que el autor hubiera cometido sobre la víctima.
 ¿Y si se realiza como medio para evitar su descubrimiento? (art. 139.1, 4º CP)
 Que el delito se hubiera cometido por quien perteneciere a un grupo
u organización criminal.

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Modalidad hiperagravada: art. 140 CP
 Otras novedades de la reforma:
 140.2 CP: Al reo de asesinato que hubiera sido condenado por la
muerte de más de dos personas se le impondrá una pena de
prisión permanente revisable. En este caso, será de aplicación lo
dispuesto en la letra b) del apartado 1 del artículo 78 bis y en la
letra b) del apartado 2 del mismo artículo.
 Art. 140 bis CP: A los condenados por la comisión de uno o más
delitos comprendidos en este Título se les podrá imponer
además una medida de libertad vigilada.

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