Muchas personas tienen éxito, son felices o poseen una
vida aparentemente perfecta. ¿Realmente es así? Pues no. Muchas de ellas, aparentan algo que no son. Es lo que se denomina como llevar una máscara. Personas deprimidas que se muestran optimista, personas con ansiedad que se muestran relajadas. Personas que cogen una máscara para que los demás no los vean como realmente son. ¿Quieres saber cuáles son las máscaras que nos ponemos y sus causas? ¡Adelante entonces! El controlador
Una persona controladora en todos los sentidos de su vida
puede ser alguien que ha sido traicionado previamente. Ante ese dolor la persona desarrollará una conducta que le permitirá asegurarse de que los demás cumplan sus promesas. De esta manera, evitará de nuevo que vuelvan a traicionarle. El controlador tiene una cara oculta que es la conocida inseguridad. Por ello, controlarlo todo es primordial a veces de forma, incluso, exagerada. La máscara le protege del dolor de una nueva traición, mientras intenta que no suceda de nuevo. “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (Santiago 1:8). Doble ánimo= Doble mente = Doble vida = En griego: ἀνὴρ δίψυχος DOBLE ALMA. El doble ánimo es la falta de firmeza en el carácter que no ha sido renovado por medio de la transformación del entendimiento. La persona está en el estado del viejo hombre. Su principal característica es la inconstancia. Una persona inconstante, lo es “en todos sus caminos”, en todo lo que hace, en todas las esferas de su vida: trabajo, familia, congregación, finanzas, en todo es inconstante. Quien así haga no recibirá cosa alguna del Señor, nos dice. Diciéndolo de otra manera Dios no bendice ni puede confiar su obra a un inconstante El rígido Una persona rígida puede haber sufrido anteriormente una situación de suma injusticia. Ante este hecho se vuelve inflexible buscando siempre la justicia y la exactitud de las cosas. Una persona rígida se transforma en una persona perfeccionista. Tanto que llega a ser una actitud obsesiva. Pero ¡pongámonos en su lugar! Las injusticias no nos gustan, nos confunden. Llevar todo perfectamente estudiado, estipulado evitará que la injusticia asome por la puerta. Es por ello por lo que los rígidos actúan así. ”Teme al Señor, hijo mío, y al rey; No te entremetas con los veleidosos” (Proverbios 24:21) La Palabra nos dá este consejo: “No te entremetas con los veleidosos”, ¿qué significa ser veleidoso persona poco constante?, ¿cómo se manifiesta esta actitud? Además de reconocerlo en nuestros semejantes también es importante reconocer si en nosotros se presentan rasgos de este comportamiento. No hay mucha información sobre éste término pero vamos a analizar las distintas definiciones El dependiente
Una persona dependiente quizás lleve en su interior un
dolor grave por el sentimiento deabandono. Esta herida le provoca el desapego hacia cualquier persona para no sentirse abandonado de nuevo. Esto evita que se tomen en serio cualquier relación y rechazan la idea de vivir con alguien. El dolor por abandono es terrible. La persona dependiente realmente ¡no lo es! Al contrario, sufre en su fuero más interno por no poder, si no depender de alguien, confiaren que esa o esas personas importantes para él nunca lo abandonen. Salmo 27:10-14 Porque {aunque} mi padre y mi madre me hayan abandonado, el SEÑOR me recogerá. SEÑOR, enséñame tu camino, y guíame por senda llana por causa de mis enemigos. No me entregues a la voluntad de mis adversarios; porque testigos falsos se han levantado contra mí, y los que respiran violencia El que huye La persona que huye rechaza estar en compañía. Prefiere la soledad, los momentos de calma. Rechaza totalmente ser el centro de atención, algo que le aterra. Una persona que huye lo hace porque ha sido rechazado y eso le ha provocado tal herida que no puede si no evitarla. Los que huyen no soportan no saber cómo actuar en determinadas situaciones, pasar vergüenza o sentirse perdidos. Simplemente, porque esto provocará que los demás lo rechacen. En su soledad no son vulnerables ni inseguros. Su máscara les protege de aquello que les duele. ¿Es cobardía? No. Solamente, es evitar aquello que sabemos no podemos controlar ni evitar que nos hiera. Deuteronomio 31:8 El SEÑOR irá delante de ti; El estará contigo, no te dejará ni te desamparará; no temas ni te acobardes. El masoquista La persona masoquista puede ser un masoquista mental o emocional. Esta actitud viene dada por un sentimiento de humillación y vergüenza dada por una situación pasada. Esto provoca que su actitud sea siempre la de resolver los problemas de los demás, haciendo todo por ellos mientras se rebaja y se humilla. Es algo que necesita. El masoquista no hace como los anteriores que evitan o intentan escapar de sus heridas. El masoquista se enfrenta a aquello que le duele en la búsqueda de más dolor. Le han hecho daño y él no tenía el control. Ahora lo tiene y es él quien decide que le hagan daño. En su fuero interno, esto le ayuda a enfrentarse a esa situación. Como hemos visto existen varias máscaras diferentes y variopintas que nos podemos poner a causa de una herida emocional que hemos sufrido. ¿Tienes tú alguna de las máscaras anteriores? ¿Conoces a alguien que lleve alguna puesta? Son fáciles de identificar las personas que llevan máscara, pues en algún momento aflora su yo escondido. Lo mejor es superar aquello que nos ha provocado el miedo. Quizás el masoquista sea duro con él mismo, pero al menos se enfrenta a su dolor. Esto puede hacerlo más fuerte y que consiga superar su trauma o, al contrario, seguir haciéndose daño. Isaías 41:10 No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.