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(1746-1828)
- Existen ciertos círculos intelectuales abiertos a las ideas del Siglo de las
Luces. Son los liberales, sin apenas peso político, opuestos al clero y a la
monarquía. Estos intelectuales enseñarán a “pensar” a Goya, a dar forma a
sus ideas, y a comprender la realidad humana.
Entre 1774 y 1792, Goya es contratado por la Real Fábrica de Santa Bárbara para diseñar los cartones
que sus artesanos convertirán en tapices. Con ellos se decorarán los comedores y dormitorios de las
“casitas” que los Príncipes poseen en El Escorial y El Pardo. Los temas preferidos de Goya no celebran
la grandeza y el poder, sino la alegría de la vida y la belleza; se relacionan con lo festivo y lo galante.
Goya da un recital de tipos costumbristas: toreros, tonadilleras, actrices y gente del pueblo de Madrid,
tales como lavanderas, mozas de cántaro, jugadores de naipes y cacharreros. Son los manolos,
manolas, majos y majas… El género pastoril, el petimetre y la damisela rococó de la Corte francesa se
han transformado con los Borbones españoles en tronío, majismo y manolería.
Goya pintará más de 50 cartones de temática costumbrista. Los títulos reflejan las costumbres del
pueblo de Madrid, a quien Goya retrata: es la vida de las clases aristocráticas y la vida del pueblo de
Madrid, llena de colorido y alegría.
Cartón destinado al
tapiz que decoraría el
dormitorio de los
Príncipes de Asturias,
en la “casita” de El
Pardo.
El quitasol,1777. Óleo sobre lienzo 104 x 152 cm. Museo del Prado, Madrid.
Colores suaves y armonizados, cierta elegancia, gracia y delicadeza. Composición
triangular y pincelada minuciosa.
La gallina ciega,1788. Óleo sobre lienzo, 269 x 350 cm. Museo
Nacional del Prado, Madrid.
El juego tradicional de la gallinita ciega.
La cometa, 1777. Óleo sobre lienzo, 269 x 285 cm.
Museo Nacional del Prado, Madrid.
Carnaval de Antequera. Vuestro profesor disfrazado de Bandolero
siguiendo la moda de los personajes goyescos.
El pelele (1792). Óleo sobre El albañil herido, 1787. Óleo sobre
lienzo, 267 x 160 cm. Museo lienzo, 268 x 110 cm. Museo Nacional
Nacional del Prado, Madrid. del Prado, Madrid.
Plasma el mundo
amable de la
abundante cosecha y
los niños alegres.
El Guadarrama al
fondo, la luz gaseosa
y las figuras
desdibujadas por la
distancia, se inspiran
en el arte
velazqueño. En su
paleta el gris se
convierte en un color
amable.
Monarquía española
en el siglo XXI
Los Reyes Borbones de España.
Composición triangular,
colores suaves e
idealización de los
personajes en un
ambiente amable, lleno
de gracia y lujo.
La condesa de Chinchón, 1800. Óleo sobre lienzo, 216 x 144 cm. Colecc. Duques de Sueca
Con pincelada suelta y
colorista capta la
personalidad del retratado,
delante de una mesa en su
despacho y con gesto
desilusionado, destacando
sobre un fondo oscuro.
Simboliza el fracaso de las
ideas ilustradas en la España
de Carlos IV.
Gaspar Melchor de
Jovellanos, 1798. Óleo
sobre lienzo, Museo
Nacional del Prado,
Madrid.
● En su retratística, merece un apartado especial el retrato femenino, ámbito en el
que, quizá, Goya consigue sus notas más personales, el eterno encanto femenino
tiene en él una extensa y exquisita galería de matices.
La duquesa de
Alba
La Duquesa de Alba hoy La Duquesa de Alba en el S. XVIII
–época de Goya-
Dedicado, firmado y
fechado en el ángulo
inferior izquierdo,
simulando escritura en
la arena.
Manifestación de este aspecto son las pinturas de su casa, la Quinta del Sordo, situada a orillas
del Manzanares en las cercanías de Madrid: todo son fantasmas, porque vive con ellos y ésa es su
gran realidad, la Serie Negra (son las expresionistas Pinturas negras, 1820-1823). Goya da rienda
suelta a sus monstruos: violencia. Brujería, degradación…
En sus muros pinta 14 composiciones, un mundo de temática chocante. Seres extraños, brujas,
parcas, viejos, beatos, borrachos, seres mitológicos, hombres que se baten a palos. En esa finca
se dedica a la pintura y al grabado y sus obras serán expresión de la fantasía más exaltada, del
misterio, de la pesadilla. En este sentido, no es extraño:
- Que Goya vea al hombre transformarse en un monstruo, puesto que vive en un mundo
dominado por fuerzas irracionales, por la decadencia de la razón, por la destrucción del hombre
mismo.
- Que nos muestre un arte con tremendo fondo de amargura (brujas desdentadas, machos
cabríos, viejas, rostros de ambición y locura) y pesimismo.
Pinturas Negras,
Goya trabaja al óleo sobre yeso: Las parcas, Duelo a garrotazos, Hombres leyendo, Paseo del
Santo Oficio, La Leocadia, El gran cabrón, Saturno, Judith y Holofernes, Dos viejos, Dos
viejos comiendo sopas, Dos jóvenes burlándose de un hombre. Muchas de las figuras negras
parece que tienen su inspiración en la mente del pintor tras visitar manicomios,
cementerios y hospitales de apestados. Es un alegato en contra de la Humanidad, la
Historia, la Razón…
Lucha a garrotazos (1820-1821). Óleo sobre muro, trasladado a
lienzo, 123 x 266 cm. Museo nacional del Prado, Madrid.
La elección del tema deviene simbólica y monumental: en el silencio y profundo
anfiteatro de las sierras, los dos hombres libran una lucha feroz y ritual y se golpean con
indiferencia, impulsados por un mecanismo ancestral de destrucción recíproca.
El aquelarre, 1820-1823. Óleo sobre yeso. 140 x 438 cm. Museo
del Prado, Madrid.
El 27 de febrero de 1819, Goya compraba por 60000 reales una casa a orillas del
Manzanares, cuyas habitaciones decorará al fresco con enigmáticas y personales
Pinturas negras, El aquelarre presidía el comedor y representa una maléfica reunión
de brujas, convocada por su amante Satán, bajo la apariencia de un macho cabrío. En
1873 fueron pasadas a lienzo, y en 1881 ingresaban en el Museo Nacional del Prado.
Dos viejos comiendo sopa (1820-1823). Óleo sobre muro. 144 x 66
cm. Museo Nacional del Prado, Madrid.
Alucinante deformación de la figura humana para expresar la
esencia de la vejez: decrepitud, pobreza y soledad.
Saturno devorando a un hijo,
1820-1823. Óleo sobre pared,
trasladado a lienzo, 146 x 83 cm.
Museo Nacional del Prado,
Madrid.
De una enorme intensidad
expresiva con pincelada
abocetada a base de manchas de
color, estaba en la sala de la
planta baja de la “Quinta del
sordo” y representa al dios como
símbolo de carácter tenebroso y
de las fuerzas de la destrucción.
Destaca el fondo oscuro que
realza la figura de Saturno.
Saturno devorando a
un hijo, detalle.
Es evidente que a Goya le preocupaba el poder de difusión de la estampa,
muy superior al de la pintura. La crítica y la regeneración moral que sus
amigos ilustrados defendían y propugnaban podía, de esta manera, llegar a
círculos más amplios. Los desastres y los Disparates fueron censurados por
el absolutismo de Fernando VII, no así la Tauromaquia, que se convirtió en
el exponente de los valores tradicionales de la fiesta.
► LOS CAPRICHOS