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SALVANDO VIDAS
INTRODUCION :EL HOMBRE EN ALTA MAR
PRIMERO: ¿SOY YO RESPONSABLE DEL BIENESTAR
DE MI HERMANO?
“Han manifestado demasiado el espíritu que induce a preguntar: "¿Soy yo guarda de mi
hermano?". (Gen. 4: 9.) Dijo el ángel: "Sí, eres guardián de tu hermano. Debes cuidar
constantemente a tu hermano, interesarte en su bienestar, y manifestar un espíritu
bondadoso y amante hacia él. Uníos, uníos." Dios se propuso que el hombre fuese de
corazón abierto y sincero, sin afectación, humilde, manso y sencillo. Tal es el principio del
Cielo; Dios lo ordenó así. Pero el pobre y frágil ser humano ha buscado algo diferente: la
prosecución de sus propios caminos y la atención cuidadosa a sus propios intereses…¿Soy
yo guarda de mi hermano?'" Volvió a decir el ángel: "Eres guarda de tu hermano. Tu
profesión y tu fe exigen de ti que te niegues a ti mismo y que te ofrendes a Dios, o serás
indigno de la vida eterna; porque fue comprada para ti a gran precio, a saber, por la
agonía, los sufrimientos y la sangre del amado Hijo de Dios." ” JT1, 30-31.
“No es seguidor de Cristo el que, desviando la mirada, se aparta de los que yerran,
dejándolos proseguir sin estorbos su camino descendente. Los que se adelantan para
acusar a otros y son celosos en llevarlos a la justicia, son con frecuencia en su propia vida
más culpables que ellos. Los hombres aborrecen al pecador, mientras aman el pecado.
Cristo aborrece el pecado, pero ama al pecador; tal ha de ser el espíritu de todos los que le
sigan. El amor cristiano es lento en censurar, presto para discernir el arrepentimiento,
listo para perdonar, para estimular, para afirmar al errante en la senda de la santidad,
para corroborar sus pies en ella.” DTG 427.
“Cuando vemos almas alejadas de Cristo debemos ponernos en su lugar y sentir
arrepentimiento en su favor delante de Dios, y no descansar hasta que las llevemos al
arrepentimiento. Si hacemos todo lo que podamos y sin embargo no se arrepiente, el
pecado está a la puerta de ella; pero todavía debemos sentir dolor de corazón debido a
su condición, mostrándoles cómo arrepentirse y tratando de guiarlas paso tras paso a
Jesucristo. (MS 92, 1901) CBA 7, 971.Prov. 24:11-12.
“Defiende tú causa ante tu prójimo, y no descubras
el secreto de otros”. Prov. 25:9.
“Es decir, que si uno descuida el deber que Cristo ordenó en cuanto a restaurar a quienes
están en error y pecado, se hace partícipe del pecado. Somos tan responsables de los males
que podríamos haber detenido como si los hubiésemos cometido nosotros mismos. Pero
debemos presentar el mal al que lo hace. No debemos hacer de ello un asunto de comentario
y crítica entre nosotros mismos; ni siquiera después que haya sido expuesto a la iglesia nos es
permitido repetirlo a otros.
El conocimiento de las faltas de los cristianos será tan sólo una piedra de tropiezo para el
mundo incrédulo; y espaciándonos en estas cosas no podemos sino recibir daño nosotros
mismos; porque contemplando es como somos transformados. Mientras tratamos de corregir
los errores de un hermano, el Espíritu de Cristo nos inducirá a escudarle en lo posible de la
crítica aun de sus propios hermanos, y tanto más de la censura del mundo incrédulo.
Nosotros mismos erramos y necesitamos la compasión y el perdón de Cristo, y él nos invita a
tratarnos mutuamente como deseamos que él nos trate.” DTG 409.
Satanás tiene muchos ayudantes. Muchos que profesan ser cristianos están ayudando al
tentador a arrebatar las semillas de verdad del corazón de los demás. Muchos que escuchan
la predicación de la Palabra de Dios hacen de ella el objeto de sus críticas en el hogar. Se
sientan para juzgar el sermón como juzgarían las palabras de un conferenciante mundano o
un orador político. Se espacian en comentarios triviales o sarcásticos sobre el mensaje que
debe ser considerado como la palabra del Señor dirigida a ellos. Se discuten libremente el
carácter, los motivos y las acciones del pastor, así como la conducta de los demás miembros
de la iglesia. Se pronuncian juicios severos, se repiten chismes y calumnias, y esto a oídos
de los inconversos. A menudo los padres conversan de estas cosas a oídos de sus propios
hijos. Así se destruye el respeto por los mensajeros de Dios y la reverencia debida a su
mensaje. Y muchos son inducidos " a considerar livianamente la misma Palabra de Dios."
"Así, en los hogares de los profesos cristianos se inculca a muchos jóvenes la incredulidad. Y
los padres se preguntan por qué sus hijos tienen tan poco interés en el Evangelio, y se
hallan tan listos para dudar de las verdades bíblicas. Se admiran de que sea tan difícil
alcanzarlos con las influencias morales y religiosas. No ven que su propio ejemplo ha
endurecido el corazón de sus hijos. La buena semilla no encuentra lugar para arraigarse, y
Satanás la arrebata.“ PVG 26-27.
Con frecuencia causan dificultades los diseminadores de chismes, cuyos susurros y
sugestiones envenenan las mentes incautas y separan a los amigos más íntimos. En su mala
obra, los creadores de disensión están secundados por los muchos que con oídos abiertos y
mal corazón dicen:" "Denunciad, y denunciaremos." "(Jer. 20: 10.) Este pecado no debe ser
tolerado entre los que siguen a Cristo. Ningún padre cristiano debe permitir que se repitan
chismes en el círculo familiar ni palabras despectivas para los miembros de la iglesia.
“ Arréglese el asunto "entre ti y él solo." Tal es el plan de Dios. "No salgas a pleito
presto, no sea que no sepas qué hacer al fin, después que tu prójimo te haya dejado
confuso. Trata tu causa con tu compañero y no descubras el secreto a otro." (Prov. 25:
8, 9.) No toleréis el pecado en vuestro hermano; pero no lo expongáis ni aumentéis la
dificultad haciendo que la reprensión parezca como una venganza. Corregidle de la
manera esbozada en la Palabra de Dios.”JT3, 200.
“Si se cree que un hermano erró, sus hermanos y hermanas no deben murmurarlo
entre sí ni comentarlo en forma que magnifique los supuestos errores y defectos.
Esto es muy corriente, pero el desagrado de Dios pesa sobre quienes lo hacen, y Satanás se
regocija porque puede debilitar y molestar a quienes podrían ser fuertes en el Señor.”JT2, 258.
“No habléis del mal a otro. Si este mal es contado a una persona, luego a otra, y aun a otra, el
informe crece continuamente, y el daño aumenta hasta que toda la iglesia tiene que sufrir”. JT3
200.
“Con espíritu de mansedumbre, "considerándote a ti mismo, porque tú no seas también
tentado," ve al que yerra, y "redargúyele entre ti y él solo." No le avergüences exponiendo su
falta a otros, ni deshonres a Cristo haciendo público el pecado o error de quien lleva su nombre.
Con frecuencia hay que decir claramente la verdad al que yerra; debe inducírsele a ver su error
para que se reforme. Pero no hemos de juzgarle ni condenarle. No intentemos justificarnos.
Sean todos nuestros esfuerzos para recobrarlo. Para tratar las heridas del alma se necesita el
tacto más delicado, la más fina sensibilidad”. DTG 409. EJEMPLO : JN 8:2-11. Y DTG 425-426.
¿a quienes difamo cristo ala mujer o alos acusadores ? Vers 6-11. DTG 374 OJO un milagro
“Lo único que puede valernos en esto es el amor que fluye del que sufrió en el Calvario. Con
ternura compasiva, trate el hermano con el hermano, sabiendo que si tiene éxito salvará un
alma de muerte" y "cubrirá multitud de pecados.” DTG, 408. “Hermanos, si alguno ha
caído en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo con espíritu de
mansedumbre, cuidando que tu también no seas tentado”. Gálatas 6:1.
“Al tratar de corregir o reformar a otros, debiéramos cuidar nuestras palabras. Ellas serán
un sabor de vida para vida o de muerte para muerte. Al dar reprensiones o consejos,
muchos se permiten un lenguaje mordaz y severo, palabras no apropiadas para sanar el
alma herida. Por estas expresiones imprudentes se crea un espíritu receloso, y a menudo los
que yerran son incitados a la rebelión. Todos los que defienden los principios de verdad
necesitan recibir el celestial aceite del amor. En toda circunstancia la reprensión debe ser
hecha con amor. Entonces nuestras palabras reformarán, sin exasperar. Cristo
proporcionará por medio de su Espíritu Santo la fuerza y el poder. Esta es su obra.”PDG,
271-272. Prov. 12:18. Col 4:6.
SEGUNDO: CONTARLO, A LA DIRECTIVA O COMITÉ.
(Mat 18. 16) Si no te oye, toma aún contigo a uno o dos, para que en
boca de dos O tres testigos conste toda palabra. "Y si no oyere a ellos,"
¿qué debe hacerse? ¿Tendrán que asumir algunas personas de la junta
directiva la responsabilidad de despedir de la iglesia al que erró? "Y si no
oyere a ellos, dilo a la iglesia." JT3, 202. “Si las órdenes del Capitán,
dadas en las reglas trazadas para los que yerran, han sido seguidas
estrictamente entonces se ha de dar un paso hacia adelante: Contarlo a la
iglesia, y dejar que se decida el caso según las Escrituras”. JT2,
TERCERO: CONTARLO A LA IGLESIA
(Mat 18:17). “Y si no los oye a ellos, dilo a la iglesia. Y si no oye la iglesia, tenlo por gentil y
publicano”.
“Tome la iglesia un acuerdo con respecto a sus miembros. "Y si no oyere a ellos, dilo a la
iglesia; y si no oyere a la iglesia, tenle por étnico y publicano." (Mat. 18: 17.) Si él no quiere
escuchar a la iglesia, si rechaza todos los esfuerzos hechos por salvarle, a la iglesia incumbe
la responsabilidad de separarle de su comunión. Su nombre debe entonces borrarse de los
libros.”JT3. 202.
“Entonces el cielo ratificará la decisión hecha por la iglesia al borrar de su registro el
nombre del miembro ofensor si no se arrepiente. Si no se han dado esos pasos, cerremos los
oídos a las quejas, y neguémonos a admitir oprobio contra nuestro prójimo.” JT2. 260.
“ La iglesia de Dios en la tierra es una con la iglesia de Dios en el cielo. Los creyentes de la
tierra y los seres del cielo, que nunca han caído constituyen una sola iglesia.” T6,366.2.
“Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra, habrá sido atado en el cielo; y todo
lo que desatéis en la tierra, habrá sido desato en el cielo. Mateo 18:18. A quienes
perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes los retengáis, les quedan
retenidos”. Juan 20.23.
(1).“Ningún dirigente de la iglesia debe aconsejar, (2). ninguna junta
directiva recomendar, (3).ni ninguna iglesia votar que el nombre de
una persona que obra mal sea excluido de los libros de la iglesia, hasta
que se hayan seguido fielmente las instrucciones dadas por Cristo.
Cuando estas instrucciones se hayan cumplido, la iglesia queda justificada delante
de Dios. El mal debe, pues, presentarse tal cual es, y debe ser suprimido, a fin de
que no se propague. La salud y la pureza de la iglesia deben ser preservadas, para
que ella aparezca delante de Dios sin mancha, revestida del manto de la justicia de
Cristo.”JT3, 202.
CUARTO: JUSTICIA Y MISERICORDIA DENTRO DE LA IGLESIA
Al procurar administrar justicia, recordad que ella tiene una gemela que es la misericordia. Las dos
están lado a lado y no debieran ser separadas (Review and Herald, 30-8-1881). CN 245
MT 28:18. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en
la tierra. “A medida que nuestros miembros fueron aumentando, resultó evidente que sin
alguna forma de organización habría gran confusión, y la obra no se realizaría con éxito. La
organización era indispensable para proporcionar sostén al ministerio, para dirigir la obra
en nuevos territorios, para proteger tanto a las iglesias como a los ministros de los
miembros indignos, para retener las propiedades de la iglesia, para la publicación de la
verdad por medio de la prensa, y para muchos otros objetos...
Nos fue dada luz por su Espíritu en el sentido de que debía haber orden y disciplina cabal
en la iglesia: la organización era esencial. El sistema y el orden se manifiestan en todas la
obras de Dios y a través del universo. El orden es la ley del cielo, y debe ser la ley del pueblo
de Dios en la tierra.-TM 26 (1902).
«Es necesario que el mismo orden y sistema se mantengan en la iglesia ahora como en los
días de los apóstoles. La prosperidad de la causa depende en gran medida de que sus
diversos departamentos estén a cargo de hombres hábiles bien capacitados para ocupar
sus puestos.” HR 272.
“Esta declaración rige para todos los siglos. A la iglesia ha sido conferido el poder de
actuar en lugar de Cristo. Es instrumento de Dios para la conservación del orden y la
disciplina entre su pueblo. En ella ha delegado el Señor el poder para arreglar todas las
cuestiones relativas a su prosperidad, pureza y orden. A ella le incumbe la
responsabilidad de excluir de su comunión a los que no son dignos de ella, a los que por
su conducta anticristiana deshonrarían la verdad. Cuanto haga la iglesia que esté de
acuerdo con las indicaciones dadas en la Palabra de Dios será ratificado en el cielo. Se
presentan asuntos de grave importancia para que los decida la iglesia. Los ministros de
Dios, ordenados por él como guías de su pueblo, deben, después de hacer su parte,
someter todo el asunto a la iglesia, para que haya unidad en la decisión tomada. El
Señor desea que los que le siguen ejerzan gran cuidado en su trato mutuo. Han de
elevar, restaurar y sanar. Pero no debe haber en la iglesia negligencia de la debida
disciplina.” JT3, 303.
"A los que remitiereis los pecados --dijo Cristo,-- les son remitidos: a quienes los
retuviereis, serán retenidos." Cristo no da aquí a nadie libertad para juzgar a los demás.
En el sermón del monte, lo prohibió. Es prerrogativa de Dios. Pero coloca sobre la iglesia
organizada una responsabilidad por sus miembros individuales. La iglesia tiene el deber
de amonestar, instruir y si es posible restaurar a aquellos que caigan en el pecado.
"Redarguye, reprende, exhorta --dice el Señor,-- con toda paciencia y doctrina." Obrad
fielmente con los que hacen mal. Amonestad a toda alma que está en peligro. No dejéis
que nadie se engañe. Llamad al pecado por su nombre. Declarad lo que Dios ha dicho
respecto de la mentira, la violación del sábado, el robo, la idolatría y todo otro mal: "Los
que hacen tales cosas no heredarán el reino de Dios." Si persisten en el pecado, el juicio
que habéis declarado por la Palabra de Dios es pronunciado sobre ellos en el cielo”. DTG
745-746. Hebreos 12:5-12.
“Al elegir pecar, niegan a Cristo; la iglesia debe mostrar que no sanciona sus acciones, o ella
misma deshonra a su Señor. Debe decir acerca del pecado lo que Dios dice de él. Debe tratar
con él como Dios lo indica, y su acción queda ratificada en el cielo. El que desprecia la
autoridad de la iglesia desprecia la autoridad de Cristo mismo. Pero el cuadro tiene un aspecto
más halagüeño. "A los que remitiereis los pecados, les son remitidos." Dad el mayor relieve a
este pensamiento. Al trabajar por los que yerran, dirigid todo ojo a Cristo. Tengan los pastores
tierno cuidado por el rebaño de la dehesa del Señor.
Hablen a los que yerran de la misericordia perdonadora del Salvador. Alienten al pecador a
arrepentirse y a creer en Aquel que puede perdonarle. Declaren, sobre la autoridad de la
Palabra de Dios: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone
nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad." A todos los que se arrepienten se les asegura:
"El tendrá misericordia de nosotros; él sujetará nuestras iniquidades, y echará en los
profundos de la mar todos nuestros pecados." Sea el arrepentimiento del pecador aceptado por
la iglesia con corazón agradecido. Condúzcase al arrepentido de las tinieblas de la incredulidad
a la luz de la fe y de la justicia. Colóquese su mano temblorosa en la mano amante de Jesús.
Una remisión tal es ratificada en el cielo”. DTG. 746. Prov.28:13.
¿ CUANTO VALE UN ALMA PARA EL SENOR ?
QUITO: LA IGLESIA DEBE ACTUAR EN LUGAR DE CRISTO
“Como pueblo que profesa ser constituido por reformadores que atesoran las más solemnes y
purificadoras verdades de la Palabra de Dios, debemos elevar la norma mucho más alto de lo que está
puesta actualmente. El pecado y los pecadores que hay en la iglesia deben ser eliminados prestamente, a
fin de que no contaminen a otros. La verdad y la pureza requieren que hagamos una obra más cabal
para limpiar de Acanes el campamento. No toleren el pecado en un hermano los que tienen cargos de
responsabilidad. Muéstrenle que debe dejar sus pecados o ser separado de la iglesia.”JT2. 37-38.
“La iglesia puede ser llamada a despedir de su feligresía a los que no se corrijan. Es un deber doloroso
que ha de hacerse. Ciertamente es un paso triste y no debe tomarse hasta que todos los demás medios de
corregir y salvar al que está en el error hayan fracasado. Cristo nunca hizo la paz a costa de
transigencias. Los corazones de los siervos de Dios sobreabundarán en amor y simpatía por los errantes,
como se los representa en la parábola de la oveja perdida; pero no tendrán palabras suaves para el
pecado. Manifiestan la más fiel amistad los que reprueban el error y el pecado sin parcialidad y sin
hipocresía. Jesús vivió en medio de una generación pecaminosa y perversa. No podía estar en paz con el
mundo a menos que dejara a los hombres sin amonestar, sin reprobar, y esto no habría estado de
acuerdo con el plan de salvación”. (Carta 12, 1890).
“Trataremos los errores de la manera en que Dios quiere. Dios no está conforme con la obra
perezosa hecha en las iglesias. Espera que sus mayordomos sean fieles en reprobar y
corregir. Han de expulsar el error de acuerdo con la norma que Dios ha dado en su Palabra,
y no de acuerdo con sus propias ideas e impulsos. No deben usarse medios ásperos ni
hacerse una obra injusta, precipitada e impulsiva. Los esfuerzos hechos para limpiar la
iglesia de la contaminación moral, deben efectuarse de la manera en que Dios quiere.
No debe haber parcialidad ni hipocresía. No debe haber favoritos cuyos pecados se
consideren menos pecaminosos que los de los demás. ¡Oh, cuánto necesitamos todos el
bautismo del Espíritu Santo! Debemos trabajar siempre, además, con el espíritu de Cristo,
con bondad, con compasión y simpatía, mostrando amor por el pecador mientras odiamos
el pecado con un odio perfecto”. EV 270-271. .
“A los que persisten en pecar, repréndelos ante todos, para que los demás también sean
reverentes”. 1Tim 5:20
“Pero si los que ocupan puestos de responsabilidad pasan por alto los pecados del pueblo, su
desagrado pesará sobre ellos, y el pueblo de Dios será tenido en conjunto por responsable de esos
pecados. En su trato con su pueblo en lo pasado, el Señor reveló la necesidad de purificar la iglesia del
mal. Un pecador puede difundir tinieblas que privarán de la luz de Dios a toda la congregación.
Cuando el pueblo comprende que las tinieblas se asientan sobre él y no conoce las causas, debe buscar
a Dios con gran humillación, hasta que se hayan descubierto y desechado los males que agravian su
Espíritu.
“El prejuicio que se ha levantado contra nosotros porque hemos reprendido los males cuya existencia
Dios me reveló, y la acusación que se ha suscitado de que somos duros y severos, es injusta. Dios nos
ordena hablar, y no queremos callar. Si hay males evidentes entre su pueblo, y si los hijos de Dios los
pasan por alto con indiferencia, en realidad éstos sostienen y justifican al pecador, son igualmente
culpables y causarán como aquél el desagrado de Dios, porque serán hechos responsables de los
pecados de los culpables. Se me han mostrado en visión muchos casos que provocaron el desagrado de
Dios por la negligencia de sus siervos al tratar con los males y pecados que existían entre ellos. Los
que excusaron estos males fueron considerados por el pueblo como personas de disposición muy
amable, simplemente porque rehuían el desempeño de un claro deber bíblico. La tarea no era
agradable para sus sentimientos; por lo tanto la eludían.”JT1. 334-335.
El mal debe, pues, presentarse tal cual es, y debe ser suprimido, a fin de que no se
propague. La salud y la pureza de la iglesia deben ser preservadas, para que ella aparezca
delante de Dios sin mancha, revestida del manto de la justicia de Cristo.”JT3, 202.
“ Cristo ha enseñado claramente que aquellos que persisten en pecados manifiestos deben
ser separados de la iglesia; pero no nos ha encomendado la tarea de juzgar el carácter y los
motivos..” PVG 50
Uno de los designados para ejecutar los juicios de Dios había desobedecido su
mandamiento y toda la nación era responsable de la culpa del transgresor: PP528 La
sentencia fue pronunciada y ejecutada inmediatamente. "¿Por qué nos has turbado? -dijo
Josué.- Túrbete Jehová en este día." Como el pueblo había sido hecho responsable del
pecado de Acán y había sufrido en consecuencia, debía ahora, por medio de sus
representantes, tomar parte en el castigo, PP529
El pecado de Acán atrajo el desastre sobre toda la nación. Por el pecado de un hombre, el
desagrado de Dios descansará sobre toda su iglesia hasta que la transgresión sea buscada,
descubierta y eliminada. La influencia que más ha de temer la iglesia no es la de aquellos
que se le oponen abiertamente, ni la de los incrédulos y blasfemadores, sino la de los
cristianos profesos e inconsecuentes. Estos son los que impiden que bajen las bendiciones
del Dios de Israel y acarrean debilidad entre su pueblo.