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Matrices de aprendizaje

Ana Quiroga
Proceso de Conocimiento
Vs.
Proceso de Aprendizaje
Considera al niño como Sujeto en construcción . Se configura con el hacer. La actividad es fundante de la
subjetividad. Entiende al hombre como configurándose en una actividad transformadora, en una relación
dialéctica, mutuamente modificante con el mundo, relación que tiene motor en la necesidad.
La actividad se encuentra motivada en la interioridad del niño. El motivo interno se configura como
necesidad, condición de los “seres vivos”. Este motivo interno (necesidad) es emergente de un intercambio
constante en la relación sujeto y medio y de la transformación en el interior del organismo. La relación entre
el organismo y el medio genera una tensión bio-psíquica que es la necesidad y da lugar a la acción.

Entre la relación activa Sujeto – Mundo Objetivo surgen las distintas formas de conocer:
1° Momento del conocimiento es el sensible.
2° Momento conceptual lógico, elaboración de datos recibidos por los sentidos.
3° Momento Práctico, de transformación que le da el sentido final al conocer.
4° Momento de Aprendizaje, efecto de la relación sujeto y el mundo.

De esta evolución logra un punto de llegada de una historia, de una trayectoria de aprendizajes donde se ha
dado la configuración de nuestra subjetividad.
A través de la variedad de experiencias vividas hemos ido construyendo un modelo, una MATRIZ DE
APRENDIZAJE.
Al inicio de la vida se empiezan a construir aspectos que ordenan las experiencias, también llamados
“Organizadores de la Experiencia”.

Como sujetos nos vamos incluyendo en esas experiencias con lo real y nos vamos encauzando mientras lo
ordenamos y los significamos de una manera determinada.
La vida es para nosotros una secuencia ininterrumpida de exigencias de adaptación, por lo tanto una secuencia
ininterrumpida de aprendizaje.

El aprendizaje implica contradicción. Las alternativas de presencia y ausencia del objeto constituyen lo que va
promover en el sujeto la necesidad y la posibilidad de representarlo, evocarlo en ausencia. No aprendemos
solo de la gratificación, si bien esta es imprescindible, sino de la frustración, si esta no es excesivamente
intensa.
La posibilidad de organizar el universo de experiencias, de alcanzar distintos niveles de representación y
pensamiento está dado porque a ese sujeto que aprende se le aporta un “sostén” , una apoyatura vincular.
Desde esa función materna, en la que se descifra la necesidad y se media el acceso a la gratificación, se aporta a
la constitución de la subjetividad.

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