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“Año del Diálogo y la Reconciliación Nacional”

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS


FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES
E.A.P. DE ARQUEOLOGÍA

Curso: Antropología Forense


Profesor: Roberto Parra Chinchilla
Alumna: Juana Elescano
Ciclo: IX
Año: 2018
 El Informe Final de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación fue suscrito por el pleno de
comisionados el 27 de agosto de 2003 y se presentó al
presidente de la República, doctor Alejandro Toledo
Manrique, al presidente del Congreso Nacional, doctor
Henry Pease García, y al presidente de la Corte
Suprema, doctor Hugo Sivina Hurtado, el 28 de agosto
de 2003.
 Se divide en 4 partes de 9 tomos:
 PRIMERA PARTE
 En el TOMO I, se desarrolla una explicación global de
los hechos, posteriormente se muestra cómo se
extendió geográficamente el conflicto y se cuenta qué
poblaciones fueron las más afectadas. Luego se realiza
un análisis cuantitativo que permite reconocer los
perfiles de las víctimas. Por último, se presentan los
instrumentos jurídicos del derecho internacional y
nacional que permiten la delimitación de crímenes y
violaciones de los derechos humanos, y señala en qué
circunstancias es posible establecer una
responsabilidad individual.
 Audiencias públicas de casos: trascripción de la Audiencias públicas (Ayacucho,
Huancavelica, Lima, Tingo María, Abancay y Trujillo).
 Grupos focales
 Entrevistas en profundidad
 Eventos: interrelación de los Testimonios. Se refieren a un episodio específico de
violencia en el que confluyen varios de los hechos narrados por diversos
declarantes.
 Notas de campo
 Talleres: lugar de encuentro donde los informantes elaboran balances, propuestas
acerca de distintos temas pertinentes acordados mutuamente entre los
conductores del taller y los participantes.
 Testimonios
 ANTECEDENTES:
 El Perú no había sufrido conflictos armados internos
significativos antes de 1980. Los momentos de mayor agitación
política y convulsión social con estallidos de violencia armada
(1930-1934, 1948-50, 1965, 1977-80) duraron poco tiempo,
tuvieron un carácter local antes que nacional y no registraron un
gran número de muertes o desapariciones forzadas.
 Un rasgo característico del país siempre ha sido la
fragmentación debido a la falta de identidad y la discriminación.
Los mayores procesos de integración social y cultural han
surgido de proyectos autoritarios como el del general Juan
Velasco Alvarado (1968-1975) o por presión de la misma
población postergada.
 El conflicto armado interno vivido por
el Perú entre 1980 y el 2000 ha sido el
de mayor duración, el de impacto más
extenso sobre el territorio nacional y el
de más elevados costos humanos y
económicos de toda nuestra historia
republicana.
 La CVR ha estimado que el número más
probable de peruanos muertos o
desaparecidos en el conflicto armado
interno es de 69,280 personas. el
departamento más afectado fue
Ayacucho aproximadamente 26,259
personas murieron o desaparecieron a
consecuencia del conflicto armado
interno 1980 y el 2000. Foto: Diario La República
 Decisión del Partido Comunista del Perú Sendero
Luminoso (PCP-SL) de iniciar una «guerra popular»
contra el Estado peruano. En ese proceso el PCP-SL
llegó a acumular el 53.68% de los muertos y
desaparecidos reportados a la CVR, lo que lo
convierte en el principal perpetrador.

• Según los casos reportados a la CVR, los agentes


del Estado —FFAA y policía—, los comités de
autodefensa y los grupos paramilitares son
responsables del 37.26% de los muertos y
desaparecidos. De éstos, sólo los miembros de
las Fuerzas Armadas son responsables del
28.73% de muertos y desaparecidos reportados
a la CVR.
 Crisis económica que desembocó en una
hiperinflación inédita en la historia del
país, así como momentos de aguda crisis
política que debilitaron el sistema de
partidos y propiciaron la aparición de
liderazgos informales.
 El fenómeno del narcotráfico debido al
crecimiento de las áreas de cultivo de la
hoja de coca favoreció la expansión de la
subversión. De esta manera, la zona del
alto Huallaga se convirtió, desde
mediados de los años ochenta, en uno de
los escenarios de mayores
enfrentamientos de todo el conflicto
interno, por lo que el río Huallaga quedó
convertido en la fosa de restos humanos
más grande del país.

Diario La República
 La Comisión de la Verdad y Reconciliación ha
estudiado los veinte años y seis meses del conflicto
armado interno peruano (mayo de 1980-noviembre de
2000) cinco etapas definidas por puntos de
inflexión que no coinciden con las fechas de inicio
y culminación de los gobiernos que tuvo el país
entre mayo de 1980 y noviembre de 2000.
1. El inicio de la violencia armada (mayo de 1980-
diciembre de 1982): comprende desde el primer
acto de violencia cometido por el Partido Comunista
del Perú Sendero Luminoso en Chuschi, Cangallo, el
17 de mayo de 1980 hasta la disposición
presidencial del 29 de diciembre de 1982 que
establece el ingreso de las Fuerzas Armadas en la
lucha contrasubversiva en Ayacucho.

Foto: Altavoz.pe
2. La militarización del conflicto (enero de 1983-junio de 1986): abarca desde la
instalación, el 1 de enero de 1983, del Comando Político-Militar de Ayacucho a
cargo del general Roberto Clemente Noel Moral, hasta la matanza de los penales
del 18-19 de junio de 1986.
3. El despliegue nacional de la violencia (junio de 1986-marzo de 1989): se
desarrolla desde la mencionada matanza de los penales de junio de 1986 hasta
el 27 de marzo de 1989, fecha del ataque senderista, con el apoyo de
narcotraficantes, al puesto policial de Uchiza en el departamento de San Martín.
4. La crisis extrema: ofensiva subversiva y contraofensiva estatal (marzo de 1989-
setiembre de 1992): se inicia inmediatamente después del asalto senderista al
puesto de Uchiza y concluye el 12 de septiembre de 1992 con la captura en Lima
de Abimael Guzmán Reinoso y algunos de los principales dirigentes de su
organización por parte del GEIN.
5. Declive de la acción subversiva, autoritarismo y corrupción (septiembre de
1992-noviembre de 2000): comienza con la captura de Abimael Guzmán y otros
líderes senderistas, y se extiende hasta el abandono del país del ingeniero
Alberto Fujimori.
 El asesinato de ocho periodistas en Uchuraccay, cuatro
semanas después del ingreso de las Fuerzas Armadas a la
lucha contra el PCP-SL, produjo un quiebre en el conflicto al
difundirse ampliamente en los medios de comunicación
nacionales imágenes terribles de la violencia que se estaba
produciendo en la sierra de Ayacucho y los departamentos
vecinos (1983). Al ingresar en la lucha contrasubversiva, las
Fuerzas Armadas no contaban con una adecuada comprensión
del PCP-SL y de su estrategia; vieron a esta organización como
parte de una gran conspiración comunista que atacaba al país,
viendo de ese modo a todos los izquierdistas como
responsables del conflicto armado.
Foto: Wayka.pe
 El movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) inició sus
acciones armadas formalmente en 1984 presentándose como
parte de la izquierda peruana y haciendo explícitas sus
diferencias con el PCP-SL (uso de uniformes, campamentos
guerrilleros, reivindicación de acciones, etc.). Esta
organización, constituida en 1982 a partir de la unión de dos
pequeñas agrupaciones de izquierda, el Movimiento de
Izquierda Revolucionaria-El Militante (MIR-EM) y el Partido
Socialista Revolucionario-Marxista Leninista (PSRML), había
optado dos años después por prepararse para la lucha
Foto: Diario La República armada.
 El asesinato de la dirigente popular María Elena Moyano perpetrado por el PCP-SL
representó una situación límite. De un lado, refrendó el grado de crueldad de que era capaz el
PCP-SL; de otro lado, puso en evidencia la vulnerabilidad de las organizaciones populares
que se enfrentaban al senderismo en los años 90. Sendero Luminoso intensificó su ofensiva en
la capital con numerosos ataques terroristas, el más grave fue el ocurrido en Tarata en junio
de 1992.

• El gobierno festejó el asalto a la residencia del embajador japonés en Lima en diciembre


de 1996 por un comando del MRTA, encabezado por su líder máximo Néstor Cerpa, que
mantuvo cautivos a 72 rehenes, y concluyó con la operación de rescate Chavín de Huántar
como si fuera el responsable de dicha victoria.
 Ciertos rasgos particulares de algunas regiones, especialmente el carácter
conflictivo de su relación con los procesos de modernización, las hicieron más
receptivas que otras regiones al mensaje y las estrategias de los grupos alzados en
armas. Ante la ausencia de propuestas desde el interior del sistema político, los
conflictos y demandas de acción de esas regiones fueron utilizados y canalizados
por las organizaciones subversivas, lo que permitió que sus poblaciones se
convirtieran en bases de apoyo para sus acciones.

A lo largo de 1984 en la sierra central, el Ejército


promovió la formación de rondas
contrasubversivas; en algunos casos, la propuesta
coincidió con la voluntad de la población de hacer
frente a las columnas del PCP-SL; en otros, sin
embargo, no fue posible por la enraizada influencia
del trabajo político previo del PCP-SL. En el mismo
año y hacia 1985 las columnas del PCP-SL se vieron
obligadas a refugiarse en las punas de Junín para
no ser arrasadas por las FFAA que ya les habían
dado un duro golpe en el que murieron 45
dirigentes.
 El conflicto fue involucrando a las regiones en períodos diferentes. En una primera etapa (en los
años 1980-1982 y 1983-junio de 1986), las acciones de violencia y de contrainsurgencia se
centraron en la sierra sur central (departamentos de Ayacucho y algunas provincias de
Huancavelica y Apurímac), principalmente en el área rural; también ocurrieron en la provincia de
Daniel Alcides Carrión, en Pasco. La actividad subversiva se hizo más notoria por atentados contra
el sistema de transmisión eléctrica que afectaron la red de ciudades interconectadas (Lima entre
ellas), así como por acciones de propaganda armada y atentados contra locales públicos en
espacios urbanos (Lima, y la red de ciudades del Centro).
 Un segundo clímax de violencia se produjo entre abril de 1989 y septiembre de 1992; fue el
período en que la dirección nacional del PCP-SL llamó a sus militantes a hacer sentir en todo el
país el supuesto «equilibrio estratégico». En realidad, fue un conflicto que se desarrolló con muy
alta violencia en las dos zonas de la selva y en las ciudades (Lima, Huancayo y Huamanga,
principalmente). La violencia urbana, por su alta visibilidad y el desarrollo de acciones que
involucraron a todos los pobladores (paros armados, por ejemplo, y no sólo atentados puntuales),
particularmente en Lima, suscitó la impresión de conflicto nacional y guerra total.
 Tras la captura de Abimael Guzmán y la cúpula de la organización subversiva, un período final
empezó en octubre de 1992. Si bien se registraron atentados en diversos lugares del país, éstos
fueron puntuales y dispersos; sólo la selva apareció como región de concentración de acciones de
violencia.
 El monte, resultó una fortaleza propicia para una larga resistencia. En una primera etapa, permitió
las retiradas de los subversivos junto con las comunidades adeptas (la «masa»). Cuando los
recursos de la selva no bastaron para sostener a una población numerosa o cuando fueron
presionadas por el Ejército, las columnas subversivas abandonaron la «masa» y se mantuvieron
ocultas en el monte, al acecho. Allí, si bien con muchas bajas y recortada capacidad de acción, no
fueron erradicadas.
Tal como se aprecia en el gráfico 8,
Ayacucho es el departamento que
concentra la mayor cantidad de muertos y
desaparecidos reportados a la CVR (más
del 40%). Junto con Ayacucho, en los
departamentos de Junín, Huánuco,
Huancavelica, Apurímac y San Martín, la
CVR ha registrado cerca del 85% de las
víctimas que le fueron reportadas en los
testimonios.
Existe una evidente relación entre
exclusión social e intensidad de la
violencia. No es casual que cuatro de los
departamentos más afectados por el
conflicto armado interno (Huancavelica,
Ayacucho, Apurímac y Huánuco) sean
considerados por diferentes estudios (INEI
1994: PNUD 2002) dentro de la lista de los
cinco departamentos más pobres del país.
Tal y como se aprecia en el gráfico 9, más
del 35% de las víctimas fatales ocurrieron
en distritos que se ubicaban, según el
censo de 1993, en el quintil26 más pobre
del país, mientras que menos del 10% de
ellas murieron o desaparecieron en
distritos que se ubican en el quintil menos
pobre.
Tal y como se aprecia en el gráfico
14, la violencia no afectó a hombres
y mujeres en forma similar ni estuvo
distribuida uniformemente en todos
los grupos de edad. Fueron los
hombres entre 20 y 49 años quienes
conformaron el grueso de las
víctimas fatales reportadas a la CVR
(más del 55%), mientras que las
mujeres de todas las edades suman
poco menos del 20% de víctimas.
 La concepción hiperideologizada
del mundo que representa el
«pensamiento Gonzalo», al ser
aplicada al mundo rural peruano,
determinó que todos aquéllos que
podían estar relativamente más
conectados al mercado, las redes e
instituciones políticas, regionales o
nacionales, se convirtieran en
«enemigos de clase del
proletariado y del campesinado» o
en «agentes del Estado feudal y
burocrático» que debía ser
destruido.

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