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Somos tus amigos, Señor.

Tú nos amas, y
queremos corresponder a tu amor. Somos los
creyentes de esta comunidad cristiana.
Tenemos hambre de ser santos, aunque
somos pecadores. Y sentimos tu llamada a ser
apóstoles entre nuestros hermanos.
Te agradecemos el regalo de la vida y el tesoro de
la Fe; la alegría y la Esperanza que arraigas en
nuestros corazones; el don del Amor y la ilusión
que nos das de ayudarte en la salvación de
nuestros hermanos.
Por eso te agradecemos que te hayas hecho
hombre; que estés formado de nuestro mismo
barro; que conozcas nuestras angustias,
depresiones y miedos; que hayas saboreado
nuestras mismas alegrías, ilusiones y éxitos; que
nos hayas dejado el mandamiento del amor; que
te hayas quedado en la Eucaristía; y que hayas
muerto y resucitado por nosotros.
Te queremos escuchar hoy con la atención de
María de Betania; con la fe de los doce Apóstoles,
con el amor de María tu Madre, que atesoraba en
su corazón tus gestos y tus palabras, para
meditarlos y hacerlos vida. Ayúdanos a
mantenernos vigilantes y atentos como Ella en
esta hora de adoración. Amén.
JESÚS PONE SU VIDA EN LAS MANOS DEL PADRE

Lectura: Jn. 17, 1 – 5

Así habló Jesús y, levantando los ojos al cielo, dijo:


«Padre, ha llegado la hora, glorifica a tu Hijo, para que tu
Hijo te glorifique a ti y, por el poder que tú le has dado
sobre toda carne, dé la vida eterna a todos. Esta es la vida
eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu
enviado, Jesucristo. Yo te he glorificado sobre la tierra, he
llevado a cabo la obra que me encomendaste. Y ahora,
Padre, glorifícame junto a ti, con la gloria que yo tenía
junto a ti antes que el mundo existiese
Oración
Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que
quieras, sea lo que sea, te doy las gracias. Estoy
dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal que tu
voluntad se cumpla en mí, y en todas tus criaturas. No
deseo nada más, Padre.

Te confío mi alma, te la doy con todo el amor de que


soy capaz, porque te amo. Y necesito darme, ponerme
en tus manos sin medida, con una infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre.
JESÚS ORA POR LA COMUNIDAD
Lectura: Jn. 17, 6 – 19

He manifestado tu nombre a los que me diste de en medio del


mundo. Tuyos eran, y tú me los diste, y ellos han guardado tu
palabra. Ahora han conocido que todo lo que me diste procede de
ti, porque yo les he comunicado las palabras que tú me diste, y
ellos las han recibido, y han conocido verdaderamente que yo salí
de ti, y han creído que tú me has enviado. Te ruego por ellos; no
ruego por el mundo, sino por estos que tú me diste, porque son
tuyos. Y todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío; y en ellos he sido
glorificado. Ya no voy a estar en el mundo, pero ellos están en el
mundo, mientras yo voy a ti. Padre santo, guárdalos en tu nombre,
a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros.
JESÚS ORA POR LA COMUNIDAD
Lectura: Jn. 17, 6 – 19

Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me


diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la
perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo
esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría
cumplida. Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado
porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No
ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno.
No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos
en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo,
así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí
mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad.
Oración

Señor Jesús, tu amor nos ha convocado esta


noche. Derrama sobre nosotros el Espíritu de
la Verdad para que nos enseñe a vivir la
comunión y a ser testigos de la vida en el
mundo. Que tu amor esté siempre en nuestro
corazón para contagiar a todos la alegría de
sabernos hermanos.
JESÚS ENTREGA LA HUMANIDAD AL PADRE

Lectura: Jn. 17, 20 – 23

No solo por ellos ruego, sino también por los que crean
en mí por la palabra de ellos, para que todos sean uno,
como tú, Padre, en mí, y yo en ti, que ellos también
sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú
me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me
diste, para que sean uno, como nosotros somos uno; yo
en ellos, y tú en mí, para que sea completamente uno,
de modo que el mundo sepa que tú me has enviado y
que los has amado a ellos como me has amado a mí.
Oración

Señor Padre nuestro. Ponemos en tus manos


la humanidad, con sus gozos y esperanzas,
con sus tristezas y angustias. Gracias porque
conoces nuestro corazón, nos llamas todo el
tiempo y sacias nuestra necesidad.
JESÚS NOS ENVÍA A VIVIR EL AMOR

Lectura: Jn. 17, 24 – 26

Padre, este es mi deseo: que los que me has dado


estén conmigo donde yo estoy y contemplen mi
gloria, la que me diste, porque me amabas, antes de
la fundación del mundo. Padre justo, si el mundo no
te ha conocido, yo te he conocido, y estos han
conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y
les daré a conocer tu nombre, para que el amor que
me tenías esté en ellos, y yo en ellos».
Oración

Te glorificamos, Padre, porque en el costado abierto de


Jesús manifiestas tu ternura a todos tus hijas e hijos.
Te alabamos, por el don del Espíritu, que nos envía a
anunciar la buena noticia del Reino. Llévanos donde los
hombres y mujeres necesitan la esperanza, la alegría,
la ternura, el consuelo. Despierta nuestra creatividad
para inventar gestos solidarios, y poder sentarnos
todos en la Mesa de la fraternidad que tú nos has
preparado.
Padre escúchanos .

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