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LA SEXUALIDAD EN SU DIMENSIÓN

BIOLÓGICA, PSICOLÓGICA Y SOCIAL


• Dimensión biológica

• Comprende aquellos aspectos que desde el punto de vista físico y orgánico tienen
que ver con la expresión sexual. Se integran en ella, por tanto, distintos aparatos y
órganos regidos por el cerebro que, tras recibir información desde los órganos de
los sentidos, elabora la respuesta sexual humana. Los órganos de los sentidos
(vista, oído, olfato, gusto y tacto) son parte esencial de esta dimensión así como la
piel, que en su totalidad constituye el mayor órgano sensorial sexual y es
considerada, junto con las mucosas, un agente erógeno de importancia capital. Los
órganos genitales, que se integran en esta dimensión, a menudo han
monopolizado todos los aspectos placenteros de la sexualidad en detrimento del
placer proveniente de otras zonas corporales como la piel. Esto, que es muy
evidente en el hombre, no lo ha sido tanto para la mujer, en quien se reconoce
una gran sensibilidad de las zonas no genitales (piel y mucosas sobre todo), lo que
la hace más sensible a estímulos táctiles como besos y caricias.

• La piel, en su totalidad, constituye el mayor órgano sensorial sexual y es


considerada un agente erógeno de capital importancia
Dimensiones psicológica y social
• Cada persona va perfilando a lo largo del tiempo una actitud propia
sobre la sexualidad, que será facilitadora o inhibidora de su
expresión según sus propias experiencias, las referidas por otras de
su entorno, el ambiente social y cultural en el que está inmersa, su
formación y su información, sus creencias religiosas, etc. A la vez, y
de forma inevitable, transmite a su entorno una imagen basada en
su conducta y en sus opiniones, que pueden ser coincidentes o no
con su íntima realidad. Desde la infancia, las primeras actitudes
hacia el sexo, que a menudo permanecen inalteradas, se basan en
lo que oímos y percibimos de nuestros padres, madres, educadores
y educadoras, así como de compañeros y compañeras. En definitiva,
es indudable que el entorno social mediatiza de manera importante
tanto nuestra actitud como nuestra conducta hacia la sexualidad
propia y ajena.
Cómo informarnos de la sexualidad
• Antes de recabar información sobre la sexualidad es
necesario realizar una reflexión sobre cuáles son
nuestras actitudes sobre el sexo y la sexualidad. Como
nuestro entorno, nuestra educación y nuestra cultura
han conformado el modo de ver y vivir la sexualidad,
hemos de preguntarnos si estamos de acuerdo con
ello, y en qué creemos realmente. En la manera de vivir
la sexualidad no hay normas. Cada persona es libre de
sentirse satisfecha con aquello que siente y gusta. No
existe una buena sexualidad y una mala sexualidad en
términos doctrinales. La única condición para poder
juzgarla es la libertad desde la que se ejerce.
En esta reflexión puede servir de ayuda hacerse las
siguientes preguntas:

• ¿Cuáles son mis actitudes, conductas y valores en relación a


la sexualidad humana en general?
• ¿Cuestiono los roles sexuales tradicionales y el modo de
relacionarse hombres y mujeres entre sí? ¿Los modelos
otorgados al hombre sexuado y a la mujer sexuada los
considero ecuánimes y justos?
• ¿Tengo conocimiento de mi propio cuerpo? ¿Conozco sus
posibilidades como receptor y productor de placer?
• ¿Entiendo la sexualidad como fuente de promoción de
amor, respeto, crecimiento personal y libertad en mí y en
los demás?
• ¿Tengo y trasmito una visión inflexible de la sexualidad
humana, y quiero cambiar esta visión?
Determinación de los testículos
• La determinación sexual primaria parece no tener ningún carácter
ambiental o autosomico, y depende casi exclusivamente del
contenido cromosómico, es decir, si la persona es XX o XY y en
consecuencia de la presencia de genes como SRY que inhiben la
formación de ovarios y promueve la formación de testículos. El
precursor de los ovarios y testículos se forma por la presencia de
los genes LHX9, SF1, WT1 en la cresta genital que se convierte en
una gonada bipotencial que se desarrollara en una estructura
femenina o masculina dependiendo de la interacción génica y
hormonal alrededor de la cuarta semana de formado el embrión.
Alrededor de la séptima semana se forman los genitales femeninos
y masculinos a partir de los conductos de Müller y los conductos de
Wolff, que respectivamente contribuyen en la formación de los
oviductos y las bases del aparato genital masculino. Durante este
proceso intervienen la testosterona, la hormona antimulleriana y el
gen SRY entre otros que provocan la diferenciación del conducto de
Wolff en genitales masculinos y provocan la regresión del ducto de
Müller
Efectos fenotípicos
• Individuos XX pueden tener un fenotipo masculino si ha habido una
translocación del gen SRY a uno de los cromosomas X, pero son individuos
estériles, en parte porque no poseen los loci del cromosoma Y de los
factores azoospermicos para que se desarrollen normalmente los
espermatozoides. Las translocaciones o deleciones del gen tienen
penetrancia completa una expresividad en su mayoría uniforme.

• Individuos XY en donde el gen SRY se encuentra mutado, no es funcional o


se cambió el marco de lectura genera fenotipos femeninos, es importante
mencionar que mutaciones puntuales del Sry tienen penetrancia
incompleta y una expresividad variable pero en su mayoría exhiben
disgenesia gonadal.

• De igual manera una doble copia de SRY eventualmente podría causar una
ambigüedad genital por efecto de dosis génica, al igual que aumenta el
riesgo de presentar gonadoblastoma.
Dimensión medioambiental
• En los últimos años, algunos expertos señalan
una nueva dimensión en la sexualidad, la
medioambiental, movidos por la certeza de
que los factores medioambientales influyen de
manera clara en ella. Estos cambios provocan
modificaciones diferenciales en la sexualidad
de los seres vivos, y la interdependencia entre
éstos y el ambiente es la base de la evolución
y de la biodiversidad.

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