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Y mientras comían Jesús tomó el

pan y bendijo, y lo partió y les dio,


diciendo: “Tomad, esto es mi
cuerpo”. Y tomando la copa, y
habiendo dando gracias, les dio; y
bebieron de ella todos. Y les
dijo: Esto es mi sangre del nuevo
pacto, que por muchos es
derramada. De cierto os digo que
no beberé más del fruto de la vid,
hasta aquel día en que lo beba
nuevo en el reino de
Dios.” (Marcos 14:22-25)
La Cena del Señor es una
participación en los emblemas del
cuerpo y la sangre de Jesús como
expresión de fe en él, nuestro Señor
y Salvador

Al participar de la Cena,
proclamamos gozosamente la
muerte del Señor hasta que
venga.
La preparación para la Cena
incluye un examen de conciencia,
el arrepentimiento y la confesión.
“Jesús tomó un pan
y, después de decir una
bendición, lo partió y,
dándolo a los discípulos,
dijo: “Tomen, coman. Esto
significa mi cuerpo’.
También, tomó una copa y,
habiendo dado gracias, la
dio a ellos, diciendo:
“Beban de ella, todos ustedes; porque esto significa mi “sangre
del pacto”, que ha de ser derramada a favor de muchos para
perdón de pecados” (Mateo 26:226-28)
solo deben hacerlo quienes forman parte del
nuevo pacto, es decir, quienes entregaron su
vida a Dios mediante el bautismo, ellos
tienen la esperanza de ir al cielo. El espíritu
santo de Dios les da la convicción de que
han sido elegidos para ser reyes en el cielo
(Romanos 8:16). Estas personas también
forman parte del pacto para el Reino con
Jesús (Lucas 22:29)
No es simplemente un acto de
humildad, ni de cariño, que lo son
sin duda. Cristo dice en Juan 13,15:
"porque ejemplo os he dado para
que, como yo os he hecho,
vosotros también hagáis.“ El
entorno de ese capítulo es
impresionante, había y hay algunos
discípulos que tienen el cuerpo
limpio pero los pies sucios. Y Jesús
dice a Pedro en Juan 13,8: "Si no te
lavo, no tendrás parte conmigo.“
Aquello que está enseñando Jesús
es que si no lava los pies no tienen
comunión con Él.
La costumbre requería que al celebrar la Pascua, las
familias de Israel quitaran toda la levadura símbolo del
pecado que hubiera en sus hogares antes del primer día de
la Semana del Pan sin Levadura o Fiesta de los Ázimos
(Éxo. 12:15, 19, 20). Así también, los creyentes deben
arrepentirse y confesar todo pecado, incluyendo el orgullo,
las rivalidades, los celos, los resentimientos y el egoísmo,
antes de poder estar con el espíritu adecuado para gozar
de comunión con Cristo en este nivel más profundo.
Eh aquí, yo estoy a la
puerta y llamo; si
alguno oye mi voz y
abre la puerta,
entrare a él, y
cenare con él, y el
conmigo (Apocalipsis
3:20)

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