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Intervienen de diversas maneras en la marcha histórica de la comunidad israelita y

encontramos su reflejo en la Biblia:


- Melquisedec (Gn. 14.1-24) se presenta como Sacerdote y Profeta del Altísi¬mo.
- Balaam (Num. 22. 22-40) no habla, a su pesar, más que lo inspirado por Dios.
 - Débora (Jue. 4. 4-10) era profetisa que alentaba la defensa del Pueblo.
- Samuel (1 Sam. 3. 1-20) adquiere reputación decisiva en tiempos de Saúl y David.
ESCRIBIO LIBRO…
- Natán (2 Sam. 7.1-20) aparece en la historia de David y en su corte.
- Gad (2 Sam 24. 10-17) echa en cara a David imprudencias y anuncia castigos.
- Ajías (1 Rey. 11. 29-33) predice la división del Reino de Salomón.
- Jehú (1 Rey. 16.11-8) condena las acciones del Rey Basá.
- El profeta anónimo (1 Rey. 13. 1-33) que predijo la ruina del altar cis-mático de
Jeroboam.
- Elías (1 Rey. 17. 1 a 2 Rey. 2. 11) que luchó por el yaweísmo contra los cultos
fenicios de Baal y las injusticias del Rey.
- Eliseo (2 Rey 2.l a 12.24) que expresa su acción taumatúrgica en medio de Israel y
de los otros pueblos arameos.
 ISAIAS “ Jehova es Salvación ” “La
salvación de Jehová “
 JEREMIAS “ Dios pone orden ”
 “ a menudo Llamado el PROFETA
LLORON ”
 LAMENTACIONES
 EZEQUIEL “ Dios fortalece ”
 DANIEL “ Dios es mi juez ”
• Profeta es una palabra castellana derivada del vocablo griego profetés,
compuesto por la preposición pro, y equivale a «delante de», «en
presencia de», y el verbo femí, que significa «decir» o «anunciar».
Cuyo sentido principal es anunciar o comunicar algún mensaje.

• En ámbitos ajenos al texto de la Biblia, es frecuente dar el nombre de


profeta a alguien que transmite mensajes de parte de alguna divinidad,
o que se dedica a la adivinación del futuro. Pero si se restringe el uso
de la palabra a su sentido bíblico, profeta es especialmente alguien a
quien Dios escoge y envía como su portavoz, sea ante el conjunto del
pueblo, sea ante una o varias personas en particular.

• No se trata, pues, en la Biblia, de adivinos, magos, astrólogos o


futurólogos entregados a predecir acontecimientos venideros, sino de
mensajeros del Dios de Israel, enviados a proclamar su palabra en
precisos momentos históricos. En ocasiones, el mensaje profético se
refería a algún evento futuro, pero vinculándolo siempre a la situación
concreta e inmediata en que surgía la profecía
 ¿Quiénes eran los profetas? Los términos y títulos que
se emplean en el Antiguo Testamento para describirlos,
arrojan luz sobre su oficio.
 Hay tres palabras hebreas que se traducen para
expresar el término profeta: nabí, ro-eh, y hozeh. El
término nabí se deriva de una raíz que significa
“llamar”, “anunciar”. Puede referirse al profeta como
aquel que es llamado (por Dios) o que anuncia (de
parte de Dios). Los otros dos vocablos hebreos, ro-eh
y hozeh significan “vidente” (1 S. 9:9,11 Is. 30:10;
Cr.29:29), y se refieren a aquel que puede ver cosas
invisibles a los ojos humanos o conocer lo que es
imposible que el hombre conozca por sí mismo.
 Para comprender el sentido profundo de la palabra de Dios
transmitida por los profetas es menester prestar la máxima
atención al contexto histórico en el que fue originalmente
proclamada. Solo de esta forma será también posible actualizar
el mensaje profético y aplicar su enseñanza a las necesidades y
circunstancias del momento actual.
 El Dios que proclaman los profetas es un Dios exigente que
pone al descubierto y enjuicia con extrema severidad el pecado
de su pueblo elegido; un Dios justo y santo que, por ello mismo,
no tolera la mentira ni la idolatría ni la injusticia, en ninguna de
sus manifestaciones. Pero, al propio tiempo, es un Dios lleno de
compasión, cuya gloria consiste en revelarse como liberador y
salvador; un Dios que quiere hacer beneficiarios de su favor y sus
dones a todos los seres humanos, no únicamente a Israel. Y así,
un día llegará cuando, al ver la liberación de ese pueblo que
parecía perdido sin remedio, todas las naciones reconocerán que
su Dios es el único Dios.
 En Deuteronomio 18:18, las palabras de Dios confirman este rol:
“Pondré mis palabras en su boca y él (el profeta) “les hablará
todo lo que yo le mandare”. Por lo tanto, el profeta es portavoz de
Dios, el encargado, por especial misión divina, de hablar al
pueblo en nombre de su Dios.
 ¿Pudiera indicar el hecho de que los oráculos de un profeta sean
muy distintos a los de otro, que no son palabras de Dios? De
ninguna manera. Hay diversidad entre ellos porque la recepción
y expresión del mensaje divino depende en gran medida del
temperamento y de los dones de cada profeta. Por una parte, son
palabras de un hombre habladas en un tiempo determinado y en
circunstancias determinadas pero el mensaje esencial es de Dios.
Todos los profetas tenían la plena convicción de haber recibido
un mensaje de Dios, el cual debían comunicar a toda costa, de no
ser más que instrumento de Dios y de que las palabras que
profetizaron eran a la vez suyas y no suyas. Esta convicción
resultaba del hecho de haber tenido mucho contacto personal
con dios. Por eso, a menudo dicen: “Dice Jehová”, “La Palabra de
Jehová…vino a mí” y “oíd la Palabra de Dios”.
 1. “Varón de Dios” (ver Dt. 33:1; 1 S. 9:6). Este título
subraya que el profeta se distingue de los otros
hombres. Ha sido elegido por Dios para mantener
íntima comunión con él y servirle.

 2. “Siervo de Dios”, “su siervo”, “mis siervos”,


expresión que implica siempre servicio público. El
profeta se ocupa activamente en llevar adelante los
planes de Dios. También se recalca estricta
obediencia a la voz divina. Por otra parte, indica la
relación de Dios con su siervo.
 3. “Mensajero de Dios” (Hag. 1:13; Mal. 3.1). Este título
indica que, al igual que los ángeles los profetas son
enviados por Dios con un mensaje que deben anunciar. Su
palabra tiene autoridad divina. El rechazar el mensaje
equivaldría a rechazar a Dios.

 4. “Intérprete”, “enseñador” (Is. 43:27). Los profetas


intérpretes ante el pueblo de los designios y propósitos de
Jehová y enseñadores de la historia de Israel y de las
naciones circunvecinas.

 5. “Varón de espíritu” (Os. 9:7; ver también 1 R. 18:12; Is.


63:11; Nm,11:25-29). Como el Espíritu Santo le reparte el
don profético y le inspira hablar, se le llama varón de
espíritu. La profecía es un carisma divino, no un arte
adquirido por el estudio.
 El don profético existía mucho tiempo antes que fuera
instituido el oficio de profeta. A Abraham se le llama
profeta (Gn. 20:7), como también los patriarcas (Sal.
105:15). Se instituyó el oficio primero en la época de
Moisés. Sin embargo, aún entonces el carisma no
siempre estaba unido con el oficio; por ejemplo David
estaba ricamente dotado y escribió profecías pero
nunca ocupó el puesto de profeta (Mt.
 13:35; 27:35). La institución del profetismo del
Antiguo testamento no terminó hasta Juan el Bautista:
 “Los profetas y la ley profetizaron hasta Juan (Mt.
11:13).
 La pauta del oficio profético se encuentra en la persona y
vida de Moisés. La Biblia le pone a la cabeza del linaje de
los profetas (D. 18:15,18), y le considera como el mayor de
todos (Nm. 12:6-8; Dt.
 34:10-12). El ha hablado cara a cara con Dios y ha
trasmitido la ley a su pueblo. Ha instituido la teocracia y
ha mediado el pacto. Constituye el modelo de todos sus
sucesores. El es el fundador del oficio; ellos los
edificadores; él establece ciertos principios de la teocracia,
ellos, los comprenden, los
 explican, y los aplican a las condiciones y circunstancias del
pueblo. Consideremos las características del
 verdadero profeta como se encuentran en Moisés.
 Dios toma la iniciativa en llamar al profeta (Ex. 3:1-
4:17), y sólo el falso profeta “tendría la presunción” de
hablar en el nombre de Jehová sin ser comisionado
(Dt. 18:20; Jer.14:14; 233-21). Todos los profetas, en un
momento de su vida, fueron llamados de modo
irresistible por dios. Dice Amós, “si el león ruge,
¿quién no temerá? Si habla Jehová el Señor, ¿quién no
profetizará?” (3:8). Jeremías lucha en vano contra esta
presión (20:7-11). Uno de los objetivos divinos del
llamamiento es introducir a la persona a la presencia
de Dios. El hombre que predica al pueblo, primero
tiene que estar con Dios y recibir su “consejo” (1 R.
17:1;18:15; Jer. 23:22; Am. 3:7).
 Profetas falsos y verdaderos
 La Escritura admite que hay profecía genuina y
profecía falsa y que en Israel había tanto profetas
falsos como profetas verdaderos. Jeremías y
Ezequiel denunciaron a los profetas mercenarios
de su tiempo y Jesús también advirtió que se
levantarían falsos profetas que engañarían a
muchos (Mt. 24:11). La prueba bíblica para saber si
un profeta es verdadero o no es la siguiente:
 .Abundaban en Israel los falsos profetas, que se decían
enviados de Jehová, y daban como palabra de Dios los
sueños de su imaginación (Jr. 23:25 -29).
 ¿Cómo distinguir la verdadera profecía? Hay dos
criterios según la Biblia: el cumplimiento de la profecía
(Dt. 18:22; Jer. 28:9), pero sobre todo la conformidad de la
enseñanza con la doctrina de Moisés (Dt. 13:11.6;
Jer.23:22). ¿Suscribe el profeta la moralidad del Decálogo
o predica una nueva moralidad? Jesús añade otra prueba:
“por sus frutos los conoceréis” (Mt. 7:16). La norma de
los falsos profetas era halagar al pueblo y los príncipes,
prometiéndoles fácil prosperidad que los confirmaban en
sus extravíos (ver 2 R. 22; Jer. 28). Eran siempre los
principales adversarios de los verdaderos profetas.
 1. Habla sólo en nombre de Jehová. Esta prueba fue establecida en
Deuteronomio 13:1-5 y
18:20. El profeta que habla en nombre de otro dios que no sea Jehová, es
falso, incluso si hace señales milagrosas.
 2. Habla sólo por revelación o inspiración. La revelación es que Dios
hace saber Su verdad a los hombres, y la inspiración es la influencia
divina del Espíritu Santo sobre los escritores de la Biblia, gracias a la cual
sus escritos son infalibles verbalmente. Si un profeta afirma hablar en
nombre de Jehová y a la vez practica adivinación, hechicería o cosas por el
estilo, debe ser tenido por ser falso (Dt. 18:9-14).
 3. Se le puede identificar por el testimonio de su carácter moral. Los
falsos profetas se caracterizan por una baja moral: son borrachos (Is.
28:78), profanos y malvados (Jer.
23:11), conspiran contra otros para engañar y defraudar (Ez. 22:25), son
livianos y fraudulentos (Sof. 3:4), cometen adulterio, dicen mentiras y
apoyan a los que hacen lo malo (Jer. 23:14). Son también oportunistas
religiosos que profetizan únicamente lo que los degenerados desean
escuchar (Is. 30:10-11, Miq. 2:11), y proclaman un mensaje optimista de paz y
prosperidad (Ez. 13:1-16, Jer. 14:13 y 23:17).
 4. Tiene conciencia de su llamado divino. El profeta de Dios no busca el
oficio por su propia iniciativa, sino que se limita a hablar lo que siente de
parte de Dios. Por tanto, su mensaje lleva el sello divino de autoridad y
convicción.
 5. Con frecuencia su llamado es validado por señales y milagros. Esta prueba es
otra forma por la que se puede saber si el profeta es verdadero. Como ejemplos
están Moisés en Egipto, así como otros profetas y los apóstoles. Pero esta prueba
no es todo, porque hay muchas evidencias y advertencias de que las señales y los
milagros pueden ser imitados.
 6. Su mensaje armoniza con la revelación que ya ha sido dada. Según
Deuteronomio 13:1-3, la palabra de los profetas no puede estar en desacuerdo con
ni contradecir a la revelación de la verdad previamente dada. Al contrario, debe
confirmarla y usarla como base. Esto se ilustra en 1 Reyes 13.
 7. El verdadero profeta recibe confirmación histórica. El cumplimiento real de la
profecía es prueba de su verdad (Dt. 18:21-22). El ejemplo histórico se halla en 1
Reyes 22, cuando Micaías es confrontado por los falsos profetas de Acab.
 8. La calidad moral del mensaje permite diferenciar si es falso o verdadero.
Refiere a la calidad moral y esencia espiritual del mensaje del profeta. Los falsos
profetas dicen muchas veces lo que la gente desea escuchar. Los profetas de Dios
profetizan que el pecado traerá juicio y la justicia bendición. Profetizan que al
Dios Santo no le interesa quedar bien con las personas pues “sus ojos son
demasiado puros para soportar el mal.”
 9. El discernimiento del oyente indica si lo que oye es falso o verdadero. Esta
prueba fue enunciada por Moisés en Deuteronomio 18:15-19 y por Jesús en Juan
7:17.
 1. La conciencia que tienen los profetas de que Dios actúa en la historia.
Cuando Moisés estaba delante del Faraón, predijo las plagas, pero no como
acontecimientos naturales sino como intervención divina. La historia llega a ser
revelación porque existe una interpretación profética que da
significación a los eventos que fue revelado por Dios. Así ocurre con todos los
profetas. De ahí se
desprenden lecciones. Dios rige los destinos de las naciones. Las derrotas y
victorias, el surgimiento y caída de las naciones, y hasta las convulsiones de la
naturaleza, todos tienen un significado espiritual porque Dios actúa por medio de
todos estos factores.

 2. La preocupación por la ética y justicia social. Como legislador, Moisés


entrega el más perfecto código de conducta en existencia: los diez mandamientos.
Sus leyes humanitarias y morales son infinitamente superiores a las leyes de otos
pueblos de aquel entonces. Protegen a los indefensos tales como esclavos,
huérfanos, viudas y extranjeros (ver Ex. 21:1-11; 26:36; 22:16-30; Dt. 24:19-24; Lv.
19:9-11).

Los sucesores de Moisés denuncian vehemente las injusticias sociales, y defienden


a los oprimidos. Pero su demanda de justicia no es realmente el corazón de su mensaje
sino sólo un derivado de su proclama central: la verdadera naturaleza de Jehová como
Señor universal de la justicia. La explotación y opresión de otros, constituyen una
ofensa y rebeldía con el Dios Justo.
 3. La valiente confrontación de reyes, sacerdotes o pueblos con las demandas y el juicio divinos.
Natán reprende a David por su pecado con Betsabé, y en vista de su arrepentimiento, le asegura el
perdón de Dios (2 S. 12). En un momento en que el culto pagano hace peligrará la religión de Jehová,
Elías se constituye en defensor del verdadero Dios y logra en la cumbre del Carmelo una brillante
victoria sobre los profetas de Baal (1 R. 18). En contraste con Elías, el profeta solitario, Eliseo se
inmiscuye en la vida de la realeza y en las guerras de su nación. Juega un papel preponderante en el
entronizamiento de Hazael en Damasco y Jehú en Israel. Es consejero de reyes. Esta función de ciertos
profetas encuentra su pauta en el rol de Moisés como legislador y líder político de la teocracia.

 4. El mensaje profético atañe al presente y al futuro. En Deuteronomio 28, Moisés bosqueja la


historia futura de la nación hebrea y pinta en vividos colores la cautividad babilónica y la dispersión por
manos de los romanos. El objetivo de su profecía es advertir tanto a futuras generaciones como a sus
contemporáneos, de las funestas consecuencias de ceder a las seducciones de la religión pagana. El
profeta es enviado principalmente a su generación y le comunica los deseos de Dios. La predicción del
futuro era solamente una parte y, a veces, subordinada e incidental de su mensaje.

 Predecir lo porvenir es para los profetas la consecuencia de tener comunión con el Soberano de la
historia (ver Amós 3:7). El les revela sus designios, providencias y juicios. Por eso, el profeta se
encuentra por encima del tiempo. El profeta a veces emplea la predicción de un acontecimiento
próximo para confirmar que su misión y palabras son de Dios. ^Por ejemplo, en el peor momento del
hambre durante el sitio de Samaria, Eliseo predijo que, al día siguiente, se venderían a bajo precio harina
y cebada a la puerta de la ciudad (2 R. 7:1). Se cumplió al pie de la letra la predicción confirmando así que
él era un verdadero profeta (ver 1 S. 10:1,2; Is. 7:14; Jer. 28:15,16; 44:29,30). Los profetas a menudo prevén
el castigo como sanción de los pecados que censuran, y la salvación como recompensa de la conversión
que piden.

 El principal propósito de la predicción es hacer responsables a los que le oyen o leen. Si la gente ha de
ser moralmente responsable en el presente es necesario que sepa tanto las consecuencias futuras dela
mala conducta como las recompensas de comportarse bien. Moisés dice: “Las cosas secretas
pertenecen a Jehová nuestro Dios; más las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para
siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley” (Dt. 29:29.)
 Los métodos que usan los profetas para dar sus mensajes son tres: (1) por la vía oral, es decir,
usando la predicación o proclamación de la Palabra de Dios tal como la han visto, como por
ejemplo, cuando Miqueas le habla a Acab (1 R. 1:22) o cuando Natán se dirige a David (2 S. 11); (2)
por la palabra escrita (las Escrituras), como es el caso de los libros de Isaías y Jeremías; y (3) por un
acto simbólico, como cuando Isaías caminó descalzo y desnudo (despojado de sus vestidos
exteriores) en señal de que vendría juicio sobre Egipto y Etiopía, o cuando Oseas recibió el
mandato de casarse con una prostituta con cuyo matrimonio Dios deseaba mostrar Su relación con
la nación adúltera de Israel.

 En el lenguaje de la profecía, la forma no se limita a un solo tipo, sino que la Palabra de Dios se
expresa en numerosas maneras. (1) Algunas profecías fueron anunciadas claramente, como por
ejemplo, cuando el profeta anunció el nombramiento del futuro rey Josías (1 R. 13:1-3) y el exilio de
Israel que duró setenta años (Jer. 25:11-14). (2) Otras profecías usaron parábolas, como por ejemplo
la de la corderita del hombre pobre (2 S. 12:1-14), o la parábola de Isaías 5:1-7. (3) Otra forma de
profecía fueron las alegorías, que son formas de expresión muy comunes en el libro de Ezequiel (la
vid que no tiene valor en el 15:1-8; la desnudez en el 16:1- 43). (4) También están las metáforas,
que fueron usadas con frecuencia, como por ejemplo en la profecía de Isaías sobre Asiria: “¡Ay de
Asiria! Vara y bastón de mi furor, en su mano he puesto mi ira” (10:5).

 Típicamente, este tipo de lenguaje fue característico de la profecía del Antiguo Testamento y las
personas, cosas y eventos indicaban algún cumplimiento en el futuro. Este marcado elemento
profético del Antiguo Testamento establece el principio de que el Nuevo Testamento está latente
en el Antiguo y éste está presente en el Nuevo. La profecía hace predicciones tanto verbalmente
como usando tipologías. Por tanto, una “tipología” es en realidad una especie de
 profecía y en el Antiguo Testamento están los ejemplos de la
Pascua, los sacrificios levíticos, el templo y el sacerdocio.

 Según Bernard Ramm, la justificación para interpretar la tipología


de muchos pasajes del Antiguo Testamento se basa en tres puntos:
(1) la relación general del Antiguo Testamento se mantiene en el
Nuevo, (2) el uso que Cristo mismo le da al Antiguo Testamento y
la invitación que nos hace para que lo hallemos allí profetizado y
tipificado; y (3) el vocabulario del Nuevo Testamento en referencia
al Antiguo, que se nota en frases como “Cristo, nuestra Pascua”,
“Cordero de Dios, “Hijo del Hombre”, y en términos como
“sacrificio”, “Redentor”, “sangre” y “Mesías”.

 Hay seis tipologías en el Antiguo Testamento que fueron temas de


la profecía: (1) las personas: David tipifica a Cristo; (2) las
instituciones: el (shabat), 'reposo', que deriva del verbo shâbath:
'cesar [de trabajar]', 'descansar', apunta al descanso de la salvación,
la Pascua tipifica la redención; (3) los oficios: el profeta, el
sacerdote y el rey tipifican a Cristo; (4) los eventos: el Éxodo
apunta a la futura liberación espiritual; (5) las acciones: levantar la
serpiente de bronce tipifica la crucifixión; y (6) las cosas: el velo
del tabernáculo implica el acceso a Dios.
 El uso de medios simbólicos para expresar ideas y verdades. Moisés alzó su mano como
símbolo de que depende de Dios en la batalla de Israel de Amalec (Ex. 18:11) y levanta una
serpiente de bronce en el desierto, símbolo profético de la obra expiatoria de Cristo en la cruz
(Nm. 21:4-9; Jn. 3:14). Muchos de los profetas también se deleitan en presentar lecciones
objetivas empleando objetos físicos o actos personales para representar verdades espirituales.
Ahías rompe una capa nueva en doce pedazos de los cuales dio diez a Jeroboam como señal de
que él reinaría sobre diez tribus (1 R. 11:30,31).

 Ezequiel inscribe en un palo el nombre de Judá, y en otro el nombre de José, y los coloca juntos en
señal de unión de los desterrados de los dos reinos, del norte y del sur (Ez. 37:15-23). Jeremías
lleva sobre su cerviz conyudas para enseñar que las naciones serán subyugadas por
Nabucodonosor (Jer. 27).

 Los profetas a veces emplean símbolos proféticos (tipos) en los cuales personas o eventos
verdaderos se usan para representar futuros personajes o sucesos más importantes. Daniel
describe el Imperio Romano como una terribles bestia. Este constituye también un símbolo
profético del último imperio, el cual perseguir a los creyentes (Dn. 7:7; Ap. 13). Presenta Antíoco
Epífanes, perseguidor de los judíos como “la abominación desoladora” (Dn. 8:13; 9:27; 12:11) y éste
llega a ser símbolo profético del anticristo (2 Ts. 2:3,4).

 El ejercicio de un ministerio ante Dios. Moisés ha servido como ejemplo de intercesor a sus
sucesores (Ex. 32 y 33; Nm. 27:5; Dt. 9:18-20). Varios de los profetas tales como Jeremías, Daniel y
Samuel se destacan como poderosos intercesores (Jer. 8:18-9:1; 11:14; Dn. 9:1-19; 1 S. 12:23).
 La actividad de los profetas se desarrolló en íntima conexión con la vida religiosa,
moral y hasta política del pueblo israelita. El principio fundamental de la prédica
profética era la adoración de único Dios, Jehová, y la observancia de su ley; es
decir, era la fidelidad al pacto hecho con Dios en el Sinaí, cuyas condiciones se
contenían en la ley. Si los hombres viven en obediencia a sus normas, esto
producirá una sociedad sana.

 Dios levantó a los profetas para que fuesen guardas de la sana doctrina y
moralidad de su pueblo. Los puso por encima de los reyes como sus
representantes, de manera que el monarca y su pueblo vivieran bajo la dirección
de Jehová (1 S. 10:25). Dios permitió que Israel tuviese rey, pero no tenían
intención de que hombre alguno gobernara sobre su pueblo como déspota o
arbitrario. Los profetas tenían el derecho y deber de responder a los reyes en
situaciones que justificaban tal acción. El salmista expresa el respeto que reyes y
pueblo deben a los profetas, pues Jehová así lo exige, dijo, a mis ungidos, ni
hagáis mal a mis profetas” (105:15).

 Los israelitas siempre estaban tentados a aceptar la idolatría pagana, la cual era
siempre fuente de inmoralidad en todos los aspectos de la vida. Razones de las
represiones de los profetas son la infidelidad del pueblo a Jehová, las injusticias
de los jueces la opresión de parte de los poderosos y la violación de la ley divina
por parte de todos. La política de muchos de los gobernadores, que por su f alta
de fe en Dios acudían a alianzas con naciones paganas, ponía en peligro la pureza
de la religión de Jehová. Tales alianzas ofrecían a los profetas materia de duras
censuras.
 El evento histórico que más preocupó la actividad de los profetas fue la división
del reino hebreo al final de reinado de Salomón, y la consecuente apostasía de las
diez tribus. Como medida política para mantener separados los dos reinos, el
reino septentrional adoptó como religión oficial el culto a un becerro, la
supuesta representación de Jehová. En el r3einado de Acab se añadió la
adoración de Baal, la cual también logró infiltrarse en el reino del sur. En esta
crisis en que parecía que la religión verdadera estaba en peligro de desaparecer,
Dios suscitó poderosos profetas para detener la inundación de idolatría,
corrupción moral y social.
 Henry Halley acertadamente presenta la misión y mensaje de los profetas de los
siglos V8II y VIII a. C. (Compendio Manual de la Biblia, pág. 251).

 1. Tratar de salvar a la nación de su idolatría y maldad.


 2. Fracasando en esto, anunciar que la nación sería destruida.
 3. Pero no destruida del todo; un remanente sería salvo.
 4. De en medio de este remanente vendría una influencia que se extendería
por toda la tierra y traería a Jehová todas las naciones.
 5. Esta influencia se hallaría en un gran hombre que un día se levantaría en
familia de David.
 Los profetas le llamaban “el Renuevo”. “La familia de David… a punto de
desaparecer… no había de fenecer. Había de retoñar. Del tronco de la familia
nacería un vástago, un retoño tan grande que sería en sentido especial el
Renuevo”.
 1. La manera en que los profetas reciben su mensaje. El
mensaje divino puede llegar al profeta de diversas formas: en
visión como las de Isaías (cp. 6), Ezequiel (caps. 2, 8, 40.-48).
Daniel (caps. 8-12) y Zacarías (caps. 1, 3-6); por sueños (Nm. 12:6,7
y 1 S. 28:6,15); en forma audible pero parece que más a menudo
viene por una inspiración interior. Este último se describe así: “La
palabra de Jehová vino al profeta” (ver Jer. 47:1; Ez. 17:1; Zac. 8:1).
La expresión significa que la palabra de Dios se convierte en
“realidad viva y presente”, lo cual nos trasmite el contenido pero no
la naturaleza de la experiencia.
 Aunque los hijos de los profetas, agrupaciones de discípulos de los
grandes profetas tales como Samuel, Elías y Eliseo, parecen
profetizar extáticamente (1 S. 10: 5,6,10,11), es improbable que ellos
comunicasen verdaderas profecías. Posiblemente alabaron a Dios
bajo la inspiración del Espíritu. Los vaticinios de los profetas
Amós, Oseas, Isaías y Miqueas, a menudo son hermosas poesías.
Tienen un elevado estilo y están esmeradamente compuestos. La
inspiración del Espíritu no consistía en hablar extáticamente sino
más inteligible y elocuentemente de lo que hubieran podido
los profetas sin la aspiración divina.
 Podríamos esperar que reuniese algunas de las siguientes características:

 1. Un hombre llamado por Dios cuyo mensaje está fundamentado sobre la


plena revelación divina. Es decir, sobre toda la Biblia, y, en especial, la verdad del
nuevo pacto, de la obra expiatoria de Cristo y las cosas futuras tales como la
segunda venida, el día del juicio, el infierno y el cielo.

 2. Un hombre saturado de la Palabra de Dios y predicador de toda su verdad


(todo el consejo divino – Hch. 20:27).

 3. Un hombre que se dirija al pueblo de Dios llamándole al arrepentimiento y


a prepararse para el encuentro con su Redentor.

 4. Un hombre por encima de sistemas políticos y económicos, que no se


identifique con movimientos seculares sino se preocupe por lo espiritual y moral.
Que predique la justicia social, pero como resultado de una renovación espiritual.
Alguien ha dicho que aquel que piensa cambiar la sociedad es optimista, pero
aquel que piensa cambiar la sociedad sin primero cambiar al individuo es un iluso.

 5. Su mensaje será Cristocéntrico. “El testimonio de Jesús es el espíritu de la


profecía” (Ap.19:10).
 Sigue…

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