La mayoría de las novelas de Eduardo Mendoza o de Antonio Muñoz Molina
suelen basarse en una trama argumental llena de intriga, que atrapa
enseguida el interés del lector. El género policial ha experimentado un desarrollo rápido y espectacular. Manuel Vázquez Montalbán ha sido uno de los primeros en adaptar a la realidad social española el modelo de novela negra americana con sus relatos protagonizados por el detective Pepe Carvalho: Los pájaros de Bangkok (1983), La Rosa de Alejandría (1984), etc. Otros autores han practicado de el género de manera ocasional: Juan Bener con El aire de un crimen (1980), Fernando Savater con Caronte aguarda (1981), Juan José Millás con Papel Mojado (1983), Antonio Muñoz Molina con El invierno en Lisboa (1987) y Beltenebros (1989), Carlos Ruiz Zafón con La sombra del viento (2001) Al bajar del taxi vio una sola luz encendida en lo más alto de la fachada oscura. Alguien estaba en la ventana y se apartó de ella cuando Biralbo quedó solo bajo las luces de la calle. Subió a saltos por una escalera interminable. Estaba jadeando y le temblaban las manos cuando pulsó el timbre de la puerta. Nadie le vino a abrir, tardó un poco en darse cuenta de que sólo estaba entornada. Llamando en voz baja a Lucrecia la empujó. Al fondo del pasillo brillaba una luz tras cristales opacos. Olía intensamente a humo de cigarro y a un perfume de mujer que no era de Lucrecia. Cuando Biralbo abrió la puerta de la habitación iluminada sonó como un disparo el timbre del teléfono. Estaba en el suelo, junto a la máquina de escribir, entre un desorden de libros y de papeles manchados por las huellas de unos zapatos muy grandes. Siguió sonando con una especie de obstinada crueldad mientras Biralbo examinaba el dormitorio vacío, todavía cálido y con la cama deshecha, el cuarto de baño, donde vio el albornoz azul de Lucrecia, la lívida cocina llena de vasos sin fregar. Volvió al comedor: durante un segundo creyó que el teléfono ya no seguiría sonando, se estremeció al oír un nuevo timbrazo más largo y más agudo. Al inclinarse para cogerlo advirtió que uno de aquellos papeles sucios de pisadas era una carta que él había escrito a Lucrecia. EL invierno en Lisboa, Antonio Muñoz Molina Eduardo Mendoza nació en Barcelona en 1943. Con la novela La verdad sobre el caso Savolta (1975) obtuvo el premio de la crítica, que destacó a su autor entre los mejores novelistas. Su tema es una intriga policial, en la Barcelona de principios de siglo, centrada en las luchas entre movimientos anarquistas y en el creciente industrialismo catalán. El relato sigue un orden cronológico, desde la perspectiva de un único narrador, e incluye artículos periodísticos, cartas y documentos. En Mendoza influye mucho la técnica del cine, y sabe mantener el suspense hasta el final. Crea la genial figura del detective improvisado y delirante, que luego vuelve a aparecer en una novela posterior. Argumento El protagonista, Javier Miranda, es un chico vallisoletano que viaja a Barcelona a principios del siglo XX, en busca de trabajo. Empieza en un despacho de abogados a cargo de Cortabanyes, y pronto conoce al que será su mentor, el empresario francés Paul André Lepprince. La obra narra los turbios sucesos que llevaron a cabo, sobre todo Lepprince, por las ansias de poder. También se trata el tema del amor, a través de la enigmática y fascinante María Coral, quien vuelve loco de amor a Lepprince. El texto finaliza con grandes revueltas de los trabajadores en Barcelona y con la muerte de Lepprince en extrañas circunstancias. Tras este suceso, Miranda emigra con su esposa a Nueva York. Elementos de la obra La narración corresponde al relato del testimonio en un juicio celebrado diez años después, compuesto por las memorias del protagonista y los relatos de otros personajes secundarios, como Nemesio Cabra, sobre el caso de la empresa Savolta. Junto a esos relatos hay documentos judiciales y policiales. Los hechos se desarrollan mayoritariamente en Barcelona en 1918, una época en la cual hay una gran inseguridad pues la clase obrera se levanta en huelgas para reclamar lo que es suyo, y la alta burguesía trata de mantener sus posiciones utilizando incluso la violencia de matones contratados a sueldo para amedrentar a los instigadores. La ciudad y los símbolos urbanos se convierten en un elemento protagonista de la trama. Son frecuentes los flashbacks, lo cual da una perspectiva cinematográfica, constituyendo una novela puzzle. En la última parte, sin embargo, se da una narración clásica y lineal. La obra presenta a su vez toda una variedad de géneros (pastiche, propaganda, texto histórico, etc.), así como un marcado sentido del humor. Personajes Javier Miranda se presenta como protagonista del relato. Presenta rasgos que lo relacionan con el antihéroe de la novela picaresca: como Lázaro de Tormes, da cuenta de su “caso”, de cómo ha llegado a su situación actual; como él, aspira a mejorar su estatus, aun a costa de contraer matrimonio con la amante de su jefe, Lepprince. Es el sujeto pasivo que desconoce los acontecimientos y que prefiere ignorarlos. Nemesio Cabra Gómez. Su nombre también remite a la picaresca al licenciado Cabra del Buscón. Se caracteriza por su locura y por la manipulación que ejercen sobre él los anarquistas, la policía y algunos personajes poderosos. Es el único conocedor de la verdad, pero nadie le escucha, pese a que todos intentan sonsacarle información. Como sucede en el Quijote, solo la locura encierra la verdad, cuya búsqueda es imposible en una sociedad injusta. Como Lázaro de Tormes, explica su “caso” al Comisario Vázquez. Lepprince es el tercer personaje protagonista. Es un “malo” que remite a los prototipos de los mafiosos del cine (guapo, refinado, sin escrúpulos). En la novela se relata su ascensión en la alta burguesía catalana de la época. La visión que de él se ofrece es diversa: para algunos es un matarife; para su mujer, un gran hombre; para Javier Miranda resulta fascinante. Su muerte queda sin aclarar. Otros personajes de La verdad sobre el caso Savolta son el Comisario Vázquez, que investiga las muertes de Pajarito de Soto y de los socios de la empresa Savolta. Su labor la continuará el Sargento Totorno. Eduardo Mendonza Otras obras de Eduardo Mendoza El misterio de la cripta embrujada (1979). Esta obra resulta un disparate, un divertimento a costa del esquema de la novela policíaca. En un marco temporal muy reducido desarrolla acontecimientos inesperados e intrigantes, tan pronto esperpénticos como cercanos a la novela gótica – introducción de medievalismo- o parodia de la serie negra. Su argumento es una historia de crímenes y enigmas, farsa burlesca y sátira moral y social que tiene sus raíces en la picaresca y en el modelo cervantino. El laberinto de las aceitunas (1982) plantea una situación de intriga, cuyo protagonista es un detective algo loco y paródico. Esta novela es al caricatura de una escritura de un género, de una sociedad y de sus diversas áreas de lenguaje. Todo en ella resulta insólito, sorprendente e imaginativo. El narrador-detective lelga, por la peripecia policial. Al reino del humor y del absurdo, a lo esperpèntico –otra vez- y surrealista.