Sei sulla pagina 1di 47

Cultura y Normas

La cuestionable dicotomía
naturaleza/ cultura
Como argumenta el antropólogo Alfredo Francesch, en el
caso de los seres humanos la dicotomía naturaleza/
cultura no permite entender casi nada. Alfredo Francesch (del
Departamento de Antropología Social y Cultural de la UNED), “Sabores y sinsabores de de un
programa darwinista para las ciencias sociales”, manuscrito a la espera de publicación, otoño de 2010

Veamos un texto de un conocido científico contemporáneo,


Steven Pinker: “No rebato, como algunos suponen, una
postura extrema en defensa de la ‘educación’ con otra
postura extrema en defensa de la ‘naturaleza’, pues la
verdad se encuentra en algún lugar intermedio.”
“En algunos casos, es correcta una explicación ambiental [se
refiere al contexto cultural] extrema: un ejemplo evidente es la
lengua que uno habla, y las diferencias entre las razas y los grupos
étnicos en las puntuaciones de los test quizá constituyan otro.
En otros casos, como en determinados trastornos neurológicos
heredados, será correcta una explicación hereditaria extrema.
En la mayoría de los casos, la explicación correcta estará en una
interacción compleja entre la herencia y el medio: la cultura es
esencial, pero no podría existir sin unas facultades mentales que
permiten que los seres humanos construyan y aprendan la cultura.
Mi objetivo en este libro no es defender que los genes lo son todo
y que la cultura no es nada —nadie cree tal cosa—.” Steven Pinker, La
tabla rasa. La negación moderna de la naturaleza humana, Paidós, Barcelona, 2003.
Un ser humano sin cultura ni
siquiera sería un ser humano
Pero la cuestión no es tanto –observa Francesch-- que “la
verdad se encuentre en algún lugar intermedio”, sino que,
por así expresarlo, la naturaleza humana es
inmanentemente cultural. Como escribió Clifford Geertz
hace ya bastante tiempo, un ser humano sin cultura ni
siquiera sería un ser humano. Clifford Geertz: “El impacto del concepto
de cultura en el concepto de hombre”, en La interpretación de las culturas, Gedisa,
Barcelona 1987.

“Los homínidos, antiguos y modernos, probablemente han


dependido siempre de alguna forma de cultura para su
propia existencia.” Marvin Harris, Introducción a la antropología general,
Alianza, Madrid 1983, p. 49.
Def. de cultura
En los seres humanos la cultura no está,
simplemente, yuxtapuesta, o superpuesta a la
naturaleza: lo penetra todo.
En su formulación más amplia, cultura es
información transmitida por aprendizaje social
(a diferencia de la información transmitida por
herencia). Jesús Mosterín, Filosofía de la cultura, Alianza, Madrid 1993, p. 16.
Veáse también, del mismo autor, La cultura humana, Espasa, Madrid 2009.

La antropología moderna trabaja básicamente con


esta noción.
Así, según la clásica definición de Edward
B. Tylor en 1871, cultura es “todo aquel
complejo que incluye conocimientos,
creencias, arte, moral, leyes, costumbres y
cualquier otra capacidad y hábitos
adquiridos por el hombre en cuanto
miembro de una sociedad”. Citado en Marvin Harris,
Introducción a la antropología general, Alianza, Madrid 1983, p. 123.
Bronislaw Malinowski también habló de cultura
en términos de herencia social (no biológica),
especificando que “la cultura comprende
artefactos, bienes, procesos técnicos, ideas, hábitos
y valores heredados”. Bronislaw Malinowski, voz “Culture” en la
Encyclopedia of the Social Sciences vol. 4, Nueva York 1931, p. 621.

Marvin Harris se refiere a “el estilo de vida total,


socialmente adquirido, de un grupo de personas,
que incluye los modos pautados y recurrentes de
pensar, sentir y actuar”. Marvin Harris, Introducción a la antropología
general, Alianza, Madrid 1983, p. 123.
Malinowski incluía en la definición de cultura artefactos y bienes,
que convendría considerar más bien como efectos o resultados de
la cultura, más que como cultura misma; Harris incluía
explícitamente los modos de acción, las prácticas y conductas.
Una posibilidad –elegida por algunos antropólogos— sería
restringir el significado de cultura a su “componente ideal”: las
reglas mentales para hablar y actuar compartidas por los
miembros de una sociedad.
Desde esta perspectiva, acciones y prácticas quedarían del lado
de la antropología social, mientras que ideas, creencias,
normas y valores pertenecerían a la antropología cultural. Cf.
Harris, Introducción a la antropología general, op. cit., p. 124. Un libro sumamente estimulante
como todos los de su autor--: Terry Eagleton, La idea de cultura, Paidós, Barcelona 2001.
El componente ideal de la cultura
Tendríamos entonces una definición restringida de cultura como
ideas, creencias, normas y valores transmitidas por
aprendizaje social, separando el componente “ideal” del
“material”.
“La cultura de cualquier sociedad, o de cualquier grupo de una
sociedad, puede definirse como el sistema de significados que
comparten los miembros de un grupo humano y que definen lo
que es bueno y lo que es malo, lo correcto y lo incorrecto, y de
qué manera deben pensar y comportarse los miembros del grupo.
Como dice Raymond Williams (1981), una cultura es un sistema
significante, y a través de el se comunica, se reproduce, se
experimenta y se explora un orden social”. Tony Watson, Trabajo y
sociedad. Ed. Hacer, Barcelona 1994, p. 94.
Valores y normas
En la cultura (según nuestra definición restringida)
cabe distinguir un elemento normativo (valores y
normas) y otro cognitivo (ideas y creencias).
Aunque volveremos sobre ello, anticipemos que los
valores son las cosas que la gente considera
importantes en su vida (la filosofía antigua los
llamaba “bienes”; “valores” es el término moderno).
Mientras que las normas establecen lo que puede
considerarse comportamiento correcto o incorrecto.
En cuanto seres vivos, para nosotros hay
valores; perseguimos distintas clases de
bienes.
En cuanto seres humanos, actuamos
según normas (no hay ningún programa
genético rígido que me diga cómo debo
comportarme). Lo normativo es indisociable
de lo humano.
Interacción entre la cultura y los demás
componentes del mundo humano
Nos vendría bien un modelo –aunque sea esquemático— de la
interacción entre la cultura y los demás componentes del mundo
humano. Asumiremos el propuesto por el sociólogo británico Tony Watson.
El punto de partida son las necesidades básicas. “Tienen que
satisfacerse ciertas necesidades mínimas para que los seres
humanos sobrevivan en el mundo. Éstas se pueden reducir a dos
tipos: primero, necesidades físicas de alimento, cobijo y similares, y
segundo, una necesidad mental de encontrar un sentido al mundo en
que se encuentran. Las personas no sólo necesitan un cobijo físico
contra los elementos; también necesitan un ‘escudo mental contra el
terror’ (P.L. Berger) --una manera de organizar las ideas y creencias
que genere un sentido de orden frente al caos potencial del mundo.”
Tony Watson, Trabajo y sociedad. Ed. Hacer, Barcelona 1994, p. 64.
Así, han de solucionarse dos problemas para que
se desarrolle la vida social:
1. el problema de la asignación de los recursos
escasos y preciados (área de los intereses)
y 2. el problema de dar un sentido al mundo
(área de las ideas). Véase el completo esquema de Watson en p.
66.

¡Observemos que en ambos casos la filosofía –y


en particular la filosofía práctica– tiene mucho que
decir!
“Las formas en que se tratan estos dos tipos de problemas están
estrechamente interrelacionadas. Como los seres humanos se
caracterizan por una capacidad de concebir alternativas, tenderán
a hacer evaluaciones de los medios disponibles para satisfacer
necesidades fundamentales. (...) De este modo, entre los recursos
disponibles algunos se valorarán más que otros y estas
evaluaciones se pondrán en común en los modelos de significado
que se desarrollan en la esfera de las ideas y apuntalarán la
cultura emergente. Aquí, en el proceso de interacción del ser
humano subjetivo con el ambiente objetivo, vemos una
interacción dialéctica entre lo material y lo mental al influir las
ideas en los intereses y los intereses en las ideas.” Watson, op.cit., p. 64.
El materialismo cultural
El antropólogo norteamericano Marvin Harris (1927-
2001) ha estudiado las culturas de los grupos sociales
mediante la hipótesis de que toda cultura es, por más que
aparente otra cosa, siempre una manifestación de la
conducta social que responde a una necesidad social
material. La cultura es, en este sentido, funcional a las
necesidades materiales.
Por ejemplo, el culto y protección de las vacas en la India, aunque se presente en
forma de veneración religiosa, obedecería más bien a su consideración, implícita,
como recurso. Las vacas serían más valiosas como productoras de abono que
como alimento, de modo que la población India habría desarrollado un símbolo
religioso para ellas funcional para una estrategia adaptativa al medio de aquella
sociedad.
En los grupos humanos se da un proceso de
retroacción constante entre la cultura (en
sentido restringido: ideas, creencias,
valores y normas) y los factores
materiales de la existencia humana.
Aclarado lo anterior, resulta obligado
dedicar alguna atención a los símbolos y lo
simbólico.
Signos y símbolos
Signo, en el habla corriente, es algo que de forma natural indica o
evoca la idea de otra cosa (p. ej. signos o señales de enemistad, de
enfermedad, de lluvia...)
El símbolo es el resultado de una convención social, y no resulta
comprensible para quien no esté familiarizado con él.
Aunque exista una relación --histórica, por ejemplo-- entre el
símbolo y lo simbolizado (pensemos p. ej. en la cruz para los
cristianos), el primero es arbitrario en relación con el segundo. Cf.
Bertil Malmberg, La lengua y el hombre, Istmo, Madrid 1981, p. 42-43. Pero ojo porque esta
terminología no es estándar: los lingüistas han definido de diversa manera las categorías de indicio,
señal, signo, símbolo, etc. Cf también Georges Mounin, Claves para la lingüística, Anagrama,
Barcelona 1976; y un espléndido tratamiento del asunto en José Hierro S. Pescador, Principios de
filosofía del lenguaje vol. 1, Alianza, Madrid 1980, capítulo 2.
Semiótica
La semiótica es la disciplina que estudia los signos y
los símbolos. El sentido de estos es construido a
través de prácticas sociales (bandera, vestimenta,
una canción, etc...)
Las tres partes principales de la semiótica son:
 1. La pragmática considera las relaciones entre los signos
y sus intérpretes o usuarios.
 2. La semántica se ocupa de las relaciones entre los
signos y los objetos denotados por ellos.
 3. La sintaxis estudia las relaciones de los signos entre sí.
La dimensión simbólica de la
cultura
Los símbolos, dentro de una cultura, tienen
un significado determinado o específico.
Pueden ser interpretados de manera distinta
por personas no pertenecientes al grupo.
Los símbolos permiten que las personas
entiendan su propio entorno social y
ofrezcan una imagen de lo que quieren dar
de sí mismas.
Lenguaje
Se habla de lenguaje “siempre que hay una pluralidad
de signos de la misma naturaleza cuya función primaria
es la comunicación entre organismos. Así se habla del
lenguaje de los animales (...), del lenguaje del arte (...),
del lenguaje de los gestos, del lenguaje de las flores, etc.”
José Hierro S. Pescador, Principios de filosofía del lenguaje vol. 1, Alianza, Madrid 1980, p. 38.

La mayor parte de los lenguajes, desde el de las abejas al


de los semáforos, son simbólicos. (Pero también han
existido, por ejemplo, lenguajes escritos de tipo
pictográfico.)
El lenguaje verbal humano
El lenguaje verbal es una característica fundamental de
nuestra especie (Homo sapiens sapiens). Este sistema
simbólico de comunicación por medio de sonidos
articulados es, sin duda, el más poderoso de cuantos se
conocen; hace posible la tradición humana, la historia y la
cultura.
El lenguaje es primariamente oral; derivadamente,
también escrito.
Existen entre tres mil y cuatro mil lenguas vivas. Jesús Tusón,
Lingüística, Barcanova, Barcelona 1984, p. 50.

El idioma chino lo habla aproximadamente el 20% de la


humanidad, el inglés el 10% y el español el 6%.
Universalidad semántica
“El lenguaje humano es el único que posee
universalidad semántica o la capacidad de
producir un número ilimitado de mensajes
nuevos sin pérdida de eficiencia
informativa.
Por contraposición a las llamadas del gibón,
por ejemplo, el lenguaje humano tiene un
potencial ilimitado de productividad.”
Marvin Harris, “Lenguaje y pensamiento”
Arbitrariedad, y dualidad de
organización
“Uno de los medios más importantes de alcanzar esta
productividad es la arbitrariedad [o convencionalidad] de
los elementos que transmiten la información. A pesar de la
importancia de la herencia genética para adquirir el habla, los
lenguajes que se hablan en la realidad dependen totalmente de
la endoculturación; además, las palabras en general carecen
de una semejanza física o iconográfica con sus referentes.
Otro componente importante en el logro de la universalidad
semántica es la dualidad de organización [o doble
articulación]. Esta alude al uso de elementos codificadores
arbitrarios en diferentes combinaciones para producir
distintos mensajes.”
Fonemas y morfemas
“Los elementos codificadores básicos del lenguaje humano son los
fonemas o clases de fonos contrastantes. Un fonema consiste en
un conjunto de alófonos que contrastan respecto a los alófonos de
otros fonemas. Las distintas lenguas tienen repertorios
ampliamente diferentes de fonos, fonemas y alófonos. Ninguno de
estos elementos porta significado en sí mismo.
La dualidad de organización es ilustrada por la combinación de
fonemas en morfemas, que son las unidades mínimas de sonido
con significado. Los morfemas son clases de fonemas y
comprenden formas variantes llamadas alomorfos. Los morfemas
pueden ser libres o ligados, dependiendo de si aparecen solos y
constituyen locuciones, bien formadas.” Marvin Harris, “Lenguaje y
pensamiento”
Características del lenguaje
verbal humano
1. Se emplean sonidos y se utiliza el canal vocal-auditivo.
2. Dualidad, doble articulación (subsistema fonológico, no
significativo + subsistema gramatical, significativo)
3. Creatividad, sistema abierto
4. Convencionalidad
5. Desplazamiento: independencia respecto de la situación
concreta
6. Los usuarios son simultáneamente emisores y
receptores.
7. Reflexividad (metalenguajes). José Hierro S. Pescador,
Principios de filosofía del lenguaje vol. 1, Alianza, Madrid 1980, capítulo 3.
Pérdidas
Lamentablemente, muchos idiomas están
desapareciendo.
Según la hipótesis de Sapir-Whorf (a menudo se la
denomina tesis de la relatividad lingüística) las
personas perciben el mundo dependiendo de la
lengua que hablan.
Además, los matices registrados en una lengua no
tienen por qué existir en una lengua distinta a ella.
Una interesante exposición y debate en José Hierro S. Pescador, Principios de
filosofía del lenguaje vol. 1, Alianza, Madrid 1980, p. 170-173.
Cinco funciones lingüísticas
Volvamos ahora a las normas. Para introducir el
concepto de norma debemos recordar unas mínimas
nociones de filosofía del lenguaje. Existen diversos
usos del lenguaje o funciones lingüísticas (véase para ello por
ejemplo G. Carrió, Notas sobre Derecho y lenguaje, Abeledo-Perrot, Buenos Aires 1965):

1. Función informativa o descriptiva (“el partido A


fue el vencedor de las pasadas elecciones”)
2. Función emotiva o expresiva (“ojalá que un partido
honesto gane las elecciones”)
3. Función interrogativa (“¿quién fue el vencedor
de las pasadas elecciones?”)
4. Función operativa, ejecutiva o performativa,
cuando decir algo implica hacer algo (“Proclamo
al partido A vencedor de las elecciones”, dicho
por el presidente de la junta electoral en la ocasión
apropiada)
5. Función directiva, cuando el lenguaje se usa
con la intención de influir en la conducta de los
demás (“¡vota al partido A!”)
Las oraciones directivas
Notemos que, en el caso de las oraciones
directivas, no tiene sentido preguntar por su
verdad o falsedad (como sí que lo tiene en el caso
de las oraciones descriptivas).
Las normas tienen la forma de oraciones
directivas: enunciados que tratan de influir en la
conducta de aquellos/as a quienes van dirigidas. No
entramos aquí en la complicada cuestión de si el lenguaje moral se caracteriza
por tratar de incluir en la conducta dela gente, como propone la teoría
metaética del emotivismo (cf. p. ej. Rachels, Introducción a la filosofía moral,
capítulo 3).
Vida social penetrada de
normatividad
Toda la vida social está penetrada de normatividad:
está plagada de expectativas mutuas. La conducta
humana es básicamente normativa.
Las normas son sistemas de expectativas sociales a
partir de las cuales un grupo social regula la conducta
de sus miembros, ejerciendo presión social.
Hay normas y reglas de muchas clases: reglas de los
juegos, reglas gramaticales, reglas técnicas, normas
religiosas, normas del trato social, normas morales,
normas jurídicas...
Para nosotros eso no es importante, pero se
sugiere a veces que “lo característico de las
reglas es que no se las puede desobedecer. Esto
las diferencia de las normas. Se pueden seguir o
no las reglas, pero es imposible violarlas” (Juan
Ramón Capella, Cuadernos azul y marrón, p. 82).

Piénsese en la diferencia entre las reglas del


juego de ajedrez y las normas del Código Penal,
por ejemplo.
Validez de las normas
Manuel Atienza: “En el caso de las normas
(y, en particular, de las normas jurídicas), la
noción fundamental que vendría a hacer las
veces de la verdad de los enunciados
descriptivos sería la categoría de validez.
(…) Calificar una norma jurídica como válida
significa afirmar que ha sido dictada por el
órgano competente y de acuerdo con el
procedimiento adecuado.”
Normas jurídicas
“(…) Parece interesante distinguir la validez de una norma
[jurídica] de su eficacia (que resulte o no aplicada en la
práctica) y de su justicia (que se considere o no valiosa).
(…)
La diferencia más clara existente entre los diversos tipos de
normas (…) (jurídicas, morales, religiosas y de trato social)
estriba en que solamente unas de ellas, las jurídicas,
establecen una sanción de carácter externo que puede
constituir, en último término, en la aplicación de la fuerza
física (de la coacción) y en que está institucionalizada.”
Manuel Atienza, Introducción al Derecho, Barcanova, Barcelona 1985, p. 22-23
y 25.
Algunas normas son proscriptivas (prohíben) y
otras prescriptivas (indican lo que se debe
hacer). También están los permisos, que
autorizan a hacer… Un profundo análisis de las normas por el fundador
principal de la lógica deóntica en el siglo XX: Georg H. von Wright, Norma y acción,
Tecnos, Madrid 1970. Síntesis en Atienza, Introducción al Derecho, op. cit., p. 24-28.

Sin la existencia de una instancia –el Estado–


que organiza y monopoliza el uso de la fuerza,
no puede entenderse el Derecho.
Normas morales, moral normativa y
sentimientos morales según Tugendhat

Normas morales: imperativos generales recíprocos


(que tienen que verse como adecuadamente
justificados: luego volveremos sobre ello).
Moral (normativa): sistema normativo de exigencias
recíprocas, que han de verse –en un grupo humano
determinado– como justificadas.
Sentimientos morales: sistema recíproco de
indignación (moral) y sentimiento de culpa. Cf. Ernst
Tugendhat, “El problema de una moral autónoma”, capítulo 4 de Antropología en vez
de metafísica, Gedisa, Barcelona 2007.
Normas morales y costumbres
Steven Lukes: “Las normas son reglas que indican qué
acciones son exigidas, prohibidas, permitidas,
desalentadas y alentadas. Las normas, solemos decir,
son externas a los individuos e ‘interiorizadas’ por
estos (…): dan instrucciones para actuar y no actuar.
¿Qué distingue a las normas morales de las demás?
(…) Tratan de asuntos de gran trascendencia para la
vida de la gente, que se enfrenta a la papeleta de tener
que distinguir lo que está bien de lo que está mal.”
Reglas morales, costumbres
“(…) En general, las normas morales se
preocupan más de los intereses de los
demás, o más bien del interés común, que
del mero interés individual.” Steven Lukes, Relativismo
moral, Paidos, Barcelona 2011, p. 35-36.

Las costumbres, de menor importancia, son


pautas de conducta que se siguen en la
interacción rutinaria o cotidiana.
Normas morales, cuasi-
morales…
Una clasificación es la que propone el filósofo
noruego Jon Elster:
Las normas morales tienen un carácter
incondicional (por ejemplo, la ayuda al prójimo en
una desgracia o el “kantismo cotidiano” de hacer
lo que sería mejor si todo el mundo hiciese lo
mismo).
Las normas cuasi-morales son condicionales (por
ejemplo, colaborar sólo cuando los demás también
colaboran).
…normas sociales y normas
jurídicas según Elster
Las normas morales y cuasi-morales pueden configurar la
conducta incluso cuando el agente cree que no es observado.
Las normas sociales entran en acción cuando otros pueden
observar lo que uno está haciendo, y suscitan vergüenza.
“La vergüenza que sostiene las normas sociales es
provocada por el desprecio percibido de los demás. La
tendencia correspondiente a la acción es escapar de sus
miradas acusadoras: esconderse, huir y hasta matarse”. Jon
Elster, La explicación del comportamiento social,Gedisa, Barcelona 2010, p. 390.
Por último, las normas jurídicas son aplicadas por agentes
especializados que suelen imponer el castigo de manera
directa.
Moral social y moral crítica
Reiteremos que, de todos los tipos de norma que antes
enunciábamos, sólo las normas jurídicas establecen una sanción
de carácter externo que puede consistir, en último término, en la
aplicación de la fuerza física (la coacción) y que está
institucionalizada.
En cuanto a las normas morales, conviene distinguir entre “la
moral social o positiva, el conjunto de normas morales vigentes
en un determinado grupo y en un momento histórico concreto, y
la moral crítica o subjetiva [moral autónoma], las normas y
principios morales de carácter personal que pueden identificarse
o no con la moral establecida.” Manuel Atienza, Introducción al Derecho,
Barcanova, Barcelona 1985, p. 25.
Pero ser autónomos es difícil
(mente habitual y mente atenta)
Alex Pentland, del MIT (Instituto de Tecnología de
Massachusetts), sugiere que existen “dos mentes” (dos
formas básicas de funcionamiento del cerebro humano):
1. Mente habitual: funcionamiento cerebral rápido,
automático y por asociación. Impera la costumbre y el
“piloto automático”.
2. Mente atenta: funcionamiento cerebral lento,
controlado y basado en reglas. Predomina la intención, el
control consciente y la deliberación.
Según Pentland, el aprendizaje se realiza a través de la
mímesis, la presión social y los ejemplos.
No somos demasiado
racionales…
La actividad de tomar decisiones reflexiva y
deliberativamente, sopesando con cuidado todos
los factores pertinentes y sólo ellos, es
comparativamente rara.
¡No somos animales demasiado racionales!
Algunos estudiosos del tema estiman que entre
siete y ocho de cada diez decisiones se toman de
forma inconsciente, o en un estado de baja
consciencia (“mente habitual”, no “mente atenta”).
Moral y roles sociales
Hay sistemas morales que prácticamente se identifican
con un conjunto de roles sociales: quizá el código de
conducta social de Confucio (551-479 AEC, antes de la era
común) ofrece un ejemplo.
“Confucio basa su sistema normativo explícito en roles y no
asigna un valor normativo a las personas al margen de sus
relaciones sociales. Todos nuestros deberes son deberes de
nuestra posición hacia personas o cosas descritas en
términos sociales. Estos roles son naturales y los roles
familiares constituyen el ejemplo nuclear.” Chad Hansen, “La ética china
clásica”, capítulo 6 de Peter Singer (ed.), Compendio de ética, Alianza, Madrid 1995, p. 119.
Ojo con los códigos…
Leszek Kolakowski: “La tendencia a poseer un
código ético forma parte del deseo de seguridad, de la
evasiva a toda decisión; es la demanda de vivir en un
mundo donde todas las decisiones se han tomado ya
de una vez para siempre.
En su forma ideal el código debe ser una colección de
decisiones abstractas que supla la necesidad de toda
decisión concreta; debe estipularlo todo, como para
que no sea necesaria ninguna elección (…).”
“El código nos brinda una vida prefabricada: junto
con la satisfacción que da un mundo que se puede
predecir todo entero, la convicción de que, por
decir así, poseemos un principio como el de
Laplace para la vida moral y de que nos es posible
interpretar plenamente cualquier caso como
ilustración de un precepto ya conocido. Cada
situación moral particular se convierte en caso
especial de una situación abstracta descrita en el
código…” Leszek Kolakowski, “Ética sin códigos”, en Tratado sobre la
mortalidad de la razón, Monte Ávila, Caracas 1993, p. 100.
Instituciones
Los grupos, constantemente, establecen las
reglas del juego social y las institucionalizan.
Instituciones, en ciencias sociales, son
constelaciones de normas y sistemas de roles
que perduran en el tiempo: como por ejemplo
el matrimonio, las iglesias, los mercados, las
fiestas populares, los cargos públicos...
Obligaciones morales y
concepciones del bien
En su sentido amplio, la moral incluye tanto normas
como valores.
“Por una parte normas que imponen obligaciones, y
por la otra concepciones del bien. Durkheim captó bien
esta dualidad cuando caracterizó la moral como algo
que incorpora normas que imponen obligaciones y
fines ‘deseados y deseables’. ‘La realidad moral –
escribió– siempre presenta estos dos aspectos, que no
pueden aislarse en el plano empírico,
simultáneamente’.” Steven Lukes, Relativismo moral, Paidos, Barcelona
2011, p. 169.

Potrebbero piacerti anche