Sei sulla pagina 1di 12

Bioenergética de los

alimentos
“Si lo que quieres es encontrar los secretos del Universo, piensa en
términos de energía, frecuencia y vibración”.
“Todo es luz”
El fenómeno de la vida, como muchos procesos en la naturaleza,
requiere de un constante aporte de energía. Por ello, nos hacemos la pregunta:
¿de dónde proviene la energía, cómo es que los alimentos la contiene y cómo la
aprovechamos?

La fuente primaria de energía en este planeta, de la que dependemos


todos los seres vivos proviene del Sol, que irradia energía lumínica, la cual es
retenida y transformada en energía metabólica y materia orgánica para todas las
plantas y algunas bacterias y algas.

Las plantas son las encargadas de capturar en primer término su energía


y almacenarla en una forma primaria de alimentos, los cuales pueden ser
consumidos directamente por los animales o los humanos, y se establecen las
llamadas cadenas alimenticias, en las cuales algunos animales se alimentan de
plantas, pero hay otros que se alimentan de otros animales.
Los seres vivos utilizan la
energía contenida en los alimentos o
prevenientes del Sol, es por ello que
frecuentemente se ingieren los
alimentos por la necesidad de tener
“más fuerza”, “más energía”…

La forma en la que se utiliza


energía contenida en la luz o en las
moléculas de nutrientes es la
renovación constante de las moléculas “Nos hacemos con el mundo,
de nuestro cuerpo. nos fusionamos con la naturaleza al
comérnosla”.
¿Por qué los alimentos pueden prevenir y curar las
enfermedades?
La respuesta va ligada a la manera de entender la
vida en el universo. En efecto, para la medicina tradicional, el
cosmos está formado de materia y toda materia tiene su propia
naturaleza: el calor y el frío, lo exterior y lo interior, todo se
resume en esta contradicción fundamental. Son las dos caras
opuestas de toda materia; y los seres humanos no son, desde
luego, una excepción.

También nosotros poseemos este doble carácter, la


naturaleza de lo frío, de lo interior, de lo inferior, del reposo,
como el agua. El carácter del fuego, la naturaleza de lo
caliente, lo exterior, de lo superior, del movimiento. Pero si se
rompe ese equilibrio, aparecen las enfermedades.

Con el transcurso del tiempo la alimentación


del hombre ha ido apartándose cada vez más de la
alimentación natural que le corresponde dada su
constitución y naturaleza; la consecuencia no ha podido
ser más deplorable, pues hoy en día el hombre se
enferma con mucha frecuencia y suele tener corta vida.
¿Qué es la Cultura
alimentaria?
El estudio de la cultura alimentaria es, entre otros
aspectos, como la misma sociedad y las personas, algo
móvil, cambiante, al que no se le pueden poner límites
rígidos, ni enmarcar en fórmulas exactas. Forma parte de la
cultura general e integral del individuo, por tanto es una
responsabilidad social que requiere de la participación activa,
permanente y coordinada de todos los actores y sectores a
diferentes niveles que conforman el entorno social del
individuo.

Carrasco Noelia. La cultura en la seguridad alimentaria:


expresiones, usos y desafíos para la investigación y la
intervención. 2008.
Cultura alimentaria
En los seres humanos los modos de alimentarse,
preferencias y rechazos hacia determinados alimentos están
fuertemente condicionados por el aprendizaje y las experiencias
vividas en los primeros 5 años de vida. En general, el niño incorpora
la mayoría de los hábitos y prácticas alimentarias de una comunidad
antes de esa edad. La madre tiene un rol fundamental en la
educación y transmisión de pautas alimentarias al hijo, por lo que
debe centrarse en ella la entrega de contenidos educativos
preventivos, que permitan enfrentar precozmente las enfermedades
relacionadas con conductas alimentarias alteradas (rechazos
alimentarios, obesidad, diabetes, bulimia, anorexia nerviosa).
¿Qué más heredado que los productos con que nos alimentamos, los
sabores, los gustos, las formas en que los cocinamos, el complejo
socioeconómico en el cual descansa la producción de los alimentos,
el sistema de distribución, intercambio o comercialización de
productos agrícolas o pecuarios y la red de relaciones sociales que
se va creando a partir de esta necesidad de tener sobre la mesa un
platillo que a la vez nos nutra y nos satisfaga?.
¿Implicaciones energéticas?
Alimentos y emociones
La alimentación y las emociones están estrechamente vinculadas y eso lo
demuestra el hecho de que al comer un dulce generalmente nos sentimos más relajados y
mejor, también hemos dicho que hay alimentos que por estimular la liberación de serotonina
nos ayudan a sentirnos mejor.
La comida nunca es sólo comida, es también el vehículo a través del cual
encontramos satisfacción y placer al relacionarnos con el otro. Lo que uno come, digiere y
asimila le proporciona los nutrientes productores de energía que la sangre transporta hasta el
cerebro. Cualquier perturbación del suministro de nutrientes o de los sistemas productores de
energía del cerebro se traduce en un trastorno del funcionamiento de éste, trastorno que
puede denominarse mala salud mental.
Casi todas las alteraciones de nuestro mundo emocional tienen un reflejo en el
modo en que nos alimentamos. Podemos intentar compensar, con excesos o defectos de la
comida, un vacío insoportable más ligado a necesidades psíquicas que biológicas.

Hoy, las dificultades que giran alrededor de la comida se han convertido en un


fenómeno masivo. Los estudios indican un aumento constante de la anorexia y la bulimia, el
aumento de la obesidad infantil. Cuando tenemos problemas con la comida, sería conveniente
reflexionar qué estado de ánimo nos provocan el hambre o la inapetencia, qué deseos
ambiciones, decepciones o fantasías se ocultan tras esos actos que nos llevan a deglutir o a
rechazar el alimento.

ALIMENTACIÓN EMOCIONAL
Isabel Menéndez
¿El alimento afecta nuestras emociones?
o
¿Nuestras emociones afectan los alimentos?

Amor Odio
Odio
Amor Odio

Josibel Vivas, Caracas 2015. 15 días Leticia Figueroa, Caracas 2015. 9 días
CONSUME LO NUESTRO PARA IMPULSAR LA
CULTURA ALIMENTARIA VENEZOLANA
Al consumir alimentos autóctonos contribuimos a la consolidación de la Soberanía Alimentaria pues fortalecemos la
producción agrícola nacional y en consecuencia damos pasos hacia el autoabastecimiento. El reimpulso del aparato
productivo del país, desde la producción local en propiedad social, el procesamiento y distribución de alimento y el consumo
justo del pueblo venezolano.
Comer maíz en lugar de trigo, o frutas criollas en lugar de manzanas, peras o uvas, nos hace más soberanos. Hay
que recordar que somos un país con la posibilidad de producir gran variedad de alimentos, especialmente frutas y hortalizas.
Venezuela brinda una alimentación capaz de satisfacer los requerimientos nutricionales de su población, sin recurrir
a productos foráneos que por varias décadas han alterado nuestra cultura alimentaria.
La Gastronomía Venezolana se fundamenta en las manifestaciones culturales y por lo tanto refleja el perfil cultural
de diversas regiones o localidades que conforman la nación. Es imperante recuperar, fomentar, defender y enaltecer nuestros
valores tradicionales desde la escuela, siendo este caso dentro del ámbito alimentario, para identificarnos como pueblo. De tal
modo afianzaremos la Seguridad Alimentaria de nuestro pueblo, fomentaremos desde muy temprana edad, la Soberanía
Alimentaria y mantendremos vivas nuestras tradiciones.
Se trata de un pueblo consciente que se alimenta para nutrirse en salud, que sabe donde provienen los alimentos, su
historia, su relación con nuestras culturas y la naturaleza. Por ello hoy en día hablamos de las 4s(Sanos, Sabroso, Seguro y
Soberano), los cuales nos reencuentran con nuestras costumbres, tradiciones y diversifican la amplia gastronomía
venezolana.
“Comer un fruto significa hacer entrar en
nuestro Ser un
hermoso ser viviente, extraño, nutrido y favorecido
como nosotros por la tierra, significa consumar un
sacrificio en el cual optamos por nosotros frente a las
cosas. Jamás mordí la miga de pan... sin maravillarme
que ese amasijo pesado y grosero pudiera
transformarse en sangre, en calor, acaso en valentía”

Yourcenar, Marguerite (1988). Memorias de Adriano.


Ediciones Órbis.; Barcelona.

Potrebbero piacerti anche