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Desarrollo de habilidades

pragmáticas para la
comunicación.

Katerina Valenzuela V. Fonoaudióloga


¿Qué es la pragmática?

La pragmática es una rama de la lingüística,


concebida como el estudio del uso del
lenguaje en un contexto de interacción
real por parte de un hablante y un oyente.
Desde la perspectiva pragmática, el
lenguaje posee una función eminentemente
comunicativa, cuya intención es generar un
cambio de actitud en los interlocutores.
¿Por qué es importante?

En instancias de intercambio comunicativo real, no


basta con habilitar sólo aspectos lingüísticos
formales como el manejo de vocabulario o la
elaboración de enunciados comprensibles;
también se necesita conocer profundamente la
organización social del entorno para integrar la
información obtenida en una conversación con el
conocimiento previo.
¿Cómo se adquieren las habilidades
pragmáticas?
El desarrollo de la lengua materna en el niño,
entendido como la adquisición de las
competencias lingüísticas y
comunicativas pragmáticas, es un
conocimiento que no se aprende ni se
enseña. Es un tipo de conocimiento que se
alcanza durante el proceso del desarrollo
humano.
Se trata de cogniciones que le permiten al
niño comprender y producir las infinitas
oraciones o discursos posibles en una
lengua determinada y que se usan en
situaciones reales con finalidades
comunicativas específicas.
En primera instancia, las habilidades que se
relacionan con los aspectos no verbales y
posteriormente presentan un desarrollo paralelo
de las habilidades que se relacionan con los
aspectos paraverbales y lingüísticos.
Etapas en la adquisición de habilidades
comunicativas pragmáticas básicas.

Fase Perlocutiva: (se presenta antes de los diez


meses de edad). Incluye aquellos actos
comunicativos que tienen efecto en el oyente, sin el
propósito de hacerlo.

Fase Ilocutiva: (periodo que va desde los diez a los


doce meses). En esta etapa, el niño comienza a
usar, de forma intencional, gestos y vocalizaciones
no lingüísticas para afectar la conducta del oyente.
Fase Locutiva: (a partir de los doce
meses). El niño comienza a expresar
verbalmente sus intenciones.
Desarrollo pragmático en el niño:

La competencia comunicativa comienza a


desarrollarse desde el primer año de vida (Acosta
y cols.):

1. Primera etapa: el primer año de vida: se inicia


alrededor de los 9 meses y se extiende hasta los
18 meses. Aparecen las primeras palabras. Los
niños usan vocalizaciones con propósitos
específicos, como el de llamar la atención y son
capaces de responder a directivas verbales
simples.
• Ocho categorías para describir las intenciones
que el niño genera en esta etapa: designar,
contestar, requerir (acción), requerir
(respuesta), llamar, protestar, repetir y
practicar.

• Actos perlocutivos e ilocutivos.

• Expresiones protoimperativas y
protodeclarativas.
• Acto Ilocutivo: es la intención contenida en el
enunciado.
Ej: a) "Mi mamá me ordenó que hiciera mi cama".
b) "El médico me aconsejó tomar unos días de
descanso".

• Acto Perlocutivo: es el efecto que el enunciado


produce en el receptor, la reacción o consecuencia
de lo que se ha dicho.
Ej: a) "Mi mamá consiguió que yo hiciera mi cama".
b) "El médico me persuadió de tomar unos días de
descanso".
Durante este periodo, los niños son capaces
de comunicar deseos, opiniones y
actitudes a través de expresiones
faciales, gestuales o vocalizaciones,
transformando el comportamiento no verbal
en una herramienta indispensable dentro de
situaciones específicas.
Segunda etapa: el niño es partícipe del
diálogo.

Durante la segunda etapa, desde los 18 a los 24


meses, el niño aprende a involucrarse en un
diálogo, adoptando y asignando roles
comunicativos.
Tercera etapa: el progreso de sus
habilidades cognitivas.

En la etapa 3, desde los dos a los tres años,


los niños desarrollan habilidades comunicativas
a través de sus monólogos y conversaciones.
Amplían su competencia comunicativa,
introduciendo mayor cantidad de tópicos en
sus conversaciones.
La etapa 4, opera desde los tres años y se
caracteriza por la mayor elaboración y
diferenciación de las intenciones comunicativas.
Ya no sólo se reflejan intentos básicos de
comunicarse, sino también, una gran variedad de
funciones del discurso.
La etapa 5, corresponde a la adquisición de
competencias comunicativas similares a las
adultas, siendo posible observar el
perfeccionamiento de las habilidades ya
adquiridas. Durante esta etapa, el niño logra
comenzar a usar diversas reglas
conversacionales.
HABILIDADES CONVERSACIONALES
Al contrario de lo que generalmente se cree, el
dominio de habilidades conversacionales no
siempre ocurre de manera precoz en los niños.
Muchas veces se presentan dificultades como:
a) Tendencia a no responder apropiadamente a
muchos inicios de intercambio conversacional.
b) Fracaso para mantener el tópico.
c) carencia de recursos para iniciar
conversaciones con personas extrañas.
d) dificultades para acceder al estado de
conocimiento del interlocutor, entre otras.

Estos obstáculos no permiten al niño


alcanzar una participación completa en la
conversación.
¿Cuáles son las
habilidades involucradas
en el uso correcto y
eficiente del lenguaje?
Toma de turnos de habla
Cuando se mantiene una conversación es preciso que
mientras uno habla, el otro escuche, viceversa.

Para que funcione correctamente la alternancia, el que


está escuchando debe monitorizar el discurso de su
interlocutor, con el fin de predecir cuándo va a terminar
su turno y poder entonces efectuar su intervención.

Por tanto, es preciso un conocimiento de la estructura


sintáctica de las frases y una interpretación de las claves
prosódicas, aspectos que permiten predecir el final de un
turno
Desde alrededor de los
tres meses de vida, las
madres tratan a los niños
pequeños como
interlocutores
conversacionales activos,
interpretando sonidos u
otros comportamientos
producidos por ellos como
turnos conversacionales.
Protoconversaciones
https://www.youtube.com/watch?v=1KppOC33
Mfw

https://www.youtube.com/watch?v=APZDr3_84
z0

https://www.youtube.com/watch?v=g-ND_sCKE4c
https://www.youtube.com/watch?v=7dyHI_-
sXCw
Cuando los niños comienzan a producir sus
primeras palabras (etapa de una palabra a la
vez), ellos pueden sostener alternancias de
turnos más prolongadas con sus madres,
llamando la atención de su interlocutor por
medio de emisiones de una palabra; otras
veces, señalando o sosteniendo un objeto
frente al adulto, esperando alguna reacción, o
bien, estableciendo contacto físico para llamar
la atención antes de dirigirse a él. En todos
estos casos, el rol del adulto es crucial.
https://www.youtube.com/watch?v=Grhiu55vbS
c
Cercano a los 24 meses (etapa de dos palabras
por emisión), se registra un avance importante en
la toma de turno; nombran por medio de sus
emisiones a la persona a quien se dirigen y
esperan una contestación de parte de ella antes
de continuar con lo que dicen
Tópico conversacional.
La construcción de un diálogo coherente y
apropiado a la interacción conversacional, requiere
hacer contribuciones temáticas vinculadas a un
tópico propuesto por uno de los interlocutores.
El discurso conversacional es coherente cuando
las contribuciones de los participantes están
ligadas a un tópico en común, por lo que
constituye una variable de estudio, la capacidad de
adquirir habilidades pragmáticas relacionadas con la
selección, inicio, mantención o cambio del tópico de
la conversación.
La selección del tópico.
Las conversaciones de los niños, tienden a
desarrollarse alrededor de tópicos dictados
por la actividad y la disponibilidad de
objetos que constituyen un foco de
atención compartido, en juegos formales o
rutinas familiares.
Iniciación de tópico

Alrededor de los once meses, se estima que el


comportamiento no verbal del niño pequeño
cuando manipula un objeto, tocado por un adulto,
y replica la acción del adulto sobre ese objeto,
mientras mantiene contacto visual o vocaliza,
estaría señalando, el instante en que comienza a
iniciar tópicos por medio del uso de los objetos
que lo rodean.
Se piensa que esto, ayuda al niño a
desarrollar sus habilidades sociales, ya que
la madre responde a este hecho nombrando
en seguida el objeto (“sí, es una pelota”) o
contestando algo apropiado (“qué lindo,
tíramela”).
Mantención del tópico.
Cuando el niño está entre los 19 y 23
meses, se ha constatado que comienza a
usar estrategias para mantener el tópico
una vez que ha sido seleccionado e
iniciado. Como no puede basarse en la
contestación de preguntas que actúen como
“marcos discursivos”, los niños de esta edad
se atienen a la forma de la emisión del otro.
Las estrategias empleadas por los niños
corresponden a recursos simples, tales
como la repetición de una parte o de toda
la emisión que se ha dado previamente,
sustituyendo uno o más constituyentes, o
simplemente imitándola, tolerando los
silencios prolongados mientras juega en
forma separada.
Entre los dos y los tres años, los niños muestran
un creciente esfuerzo por mantener el tópico,
turnándose en la conversación.
Después de los tres años, las intervenciones de
los niños se distinguen de las etapas anteriores
porque la adyacencia deja de ser imitativa y
ellos responden con mayor seguridad, para
lograr la continuidad del tópico, utilizando
eficazmente las relaciones semánticas.
Adaptación del habla al otro.
La destreza para adecuar el habla según quien
sea el interlocutor, emerge en el discurso
infantil alrededor de los 3 años. Los niños de
esta edad muestran habilidades para adecuar
la comunicación al momento de conversar con
niños más pequeños, aludiendo a que son
“menores”. En estos casos, ocupan como
estrategia la producción de enunciados más
cortos y más simples, realizando una
adaptación espontánea, lo que no es
simplemente una respuesta imitada.
Clarificaciones o aclaraciones.
En una conversación, es preciso ajustar el
discurso a la comprensión del interlocutor.
Es necesario repetir frases en distinto
orden, repetir ideas de forma distinta,
reiterar conceptos complicados y
asegurarse constantemente de que el
mensaje es recibido en el sentido deseado
por el emisor.
Los niños deben adquirir la habilidad para
ocupar procedimientos de clarificación con
el fin de contribuir activamente a reparar
quiebres conversacionales.
Lenguaje figurado.
En este caso también están involucradas las
habilidades lingüísticas y sociales. Por poco
que se analice el lenguaje corriente, se pone
de manifiesto el uso habitual de formas
lingüísticas figuradas: metáforas, dobles
sentidos, significados implícitos y formas
de cortesía. En el aspecto lingüístico, es
preciso una comprensión de los giros
gramaticales y formas sintácticas que regulan
el uso social del lenguaje.
Discurso.
Las narraciones son unidades de habla
compuestas por diversos enunciados
organizados temáticamente y definidos
temporal y culturalmente, que poseen sus
propios principios de organización estructural y
reglas que rigen su uso. Antes de que los niños
sean capaces de organizar una narración por
sí mismos, cuentan con una experiencia que
proviene del diálogo con los adultos.
Discurso.
La capacidad de producir narraciones se
inicia en torno a los 2 años y se completa a
los 10-12 años. Entre los 2 y los 8 años los
niños van dominando la capacidad de
relatar narraciones que describen
secuencias de eventos conectados
casualmente.
Coherencia y cohesión.

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