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• VICTIMAS EN CONTEXTO JUDICIAL

• ¿Es posible dar cuenta de manera clara en el sistema judicial, si la


psicopatología de una mujer víctima (trastornos de personalidad) es
previa, se exacerba o es consecuencia de las vivencias abusivas? y
¿de qué manera el diagnostico afecta en la respuesta hacia esas
víctimas?
Complejo escenario…

• El psicólogo y sus campos de acción no pueden quedar ajenos.


• Se produce un cruce entre lo clínico y lo jurídico.
• Por una parte, se pretende objetivar una situación especifica,
mediante evaluaciones
Preliminarmente…

Es escasa la información cuando nos referimos a:


• Psicopatología y perfil de victima
Por el contrario, es bastante la teoría que explica
• Psicopatología y perfil de victimario

Pese a ello, entre líneas, es posible ir uniendo términos, vivencias e


indicadores que no solo describen y entregan luces del tema, si no que
además, logran confundir a quien carece de expertiz, pues, algunos
trastornos de personalidad (particularmente), se comportan de manera muy
similar con los relatos y conductas observadas en mujer victima de VIF.
Si esa confusión no se logra dilucidar, delimitar y resolver de buena manera,
podríamos patologizar, invisibilizar, naturalizar, e incluso re-victimizar a
quien fue expuesta al abuso.


Algunas citas a considerar
• El carácter “oral” fue el más importante antecedente clínico del
trastorno dependiente de la personalidad (Abraham, 1927). Este tipo
de carácter fue conceptualizado como resultado de una fijación en el
primer estadio del desarrollo psicosexual, o etapa oral.
• Fenichef (1945) señala “ciertas personas actúan como madres
nodrizas en todas sus relaciones objétales”.
• Este tipo de personalidad era similar al tipo “sumiso” de Herney
(Millon, 1981).
Criterios para el diagnóstico de Trastorno de la personalidad
por dependencia
Una necesidad general y excesiva de que se ocupen de uno, que ocasiona un
comportamiento de sumisión y adhesión y temores de separación, que empieza al inicio
de la edad adulta y se da en varios contextos, como lo indican cinco (o más) de los
siguientes ítems:
• Tiene dificultades para tomar las decisiones cotidianas si no cuenta con un excesivo
aconsejamiento y reafirmación por parte de los demás
• Necesidad de que otros asuman la responsabilidad en las principales parcelas de su
vida
• Tiene dificultades para expresar el desacuerdo con los demás debido al temor a la
pérdida de apoyo o aprobación. Nota: No se incluyen los temores o la retribución
realistas
• Tiene dificultades para iniciar proyectos o para hacer las cosas a su manera (debido a la
falta de confianza en su propio juicio o en sus capacidades más que a una falta de
motivación o de energía)
• Va demasiado lejos llevado por su deseo de lograr protección y apoyo de los demás,
hasta el punto de presentarse voluntario para realizar tareas desagradables
• Se siente incómodo o desamparado cuando está solo debido a sus temores exagerados
a ser incapaz de cuidar de sí mismo
• Está preocupado de forma no realista por el miedo a que le abandonen y tenga que
cuidar de sí mismo.
(APA, DSM-IV: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. (1995), Barcelona, Masson)
Personalidad
La entenderemos como diferentes grados de probabilidad de
responder de cierto modo ante una situación particular (Beck
y Freeman, 1999), que permitirá al individuo relacionarse con
su entorno, determinando la calidad de vida.
• Si el individuo responde a su entorno de manera flexible, se
trataría de patrones de personalidad saludables
• Por el contrario, si responde de manera inflexible, se trataría
de patrones de personalidad desadaptativos
Es la personalidad quién se encarga de brindar orden y
congruencia a los diversos tipos de conducta manifestada por
una persona, haciendo énfasis en las funciones de integración
y organización, así como en los componentes cognitivos,
motivacionales y actitudinales (Millon, 1994).
Estos patrones desadaptativos conllevan a una serie de
problemáticas en la vida del individuo, principalmente, en
relaciones más cercanas como la de pareja. Si los conflictos son
mal resueltos conllevará a problemas más serios como la
violencia intrafamiliar.
Violencia intrafamiliar
• Todas las formas de abuso que tiene lugar entre los miembros de la
familia. Se denomina relación de abuso a la conducta que, por acción u
omisión, ocasiona daño físico y/o psicológico a un miembro de la
familia. (Corsi, 1992)
• Se asocia con sentimientos de coerción y peligro, genera conductas y
patrones de interacción basadas en relaciones asimétricas y en el
sometimiento y control abusivo de otros.
Al ser la Violencia Intrafamiliar, tan compleja y dinámica, no responde a
una causalidad lineal o simplista…
• Cualquier trauma –la VIF lo es- supone un quiebre en el sentimiento de
seguridad de una persona y, de rebote, en el entorno familiar cercano.
• Es un mecanismo de relación que involucra el maltrato físico, psicológico y
sexual, presente de manera repetitiva y que afectan a la organización, la
interacción y la comunicación, dentro del entorno familiar.
• En el presente, foco estará puesto en la evaluación del daño psíquico
sufrido en las víctimas, ya que es fundamental para planificar el
tratamiento, tipificar los daños criminalmente producidos, establecer una
compensación adecuada o determinar la incapacidad social y afectiva.
Daño psíquico en víctimas de delitos violentos (Esbec, 2000)
Lesiones agudas y secuelas crónicas

• Ansiedad.
• Pérdida progresiva de confianza personal como consecuencia de los
sentimientos de indefensión y desesperanza experimentados.
• Disminución de la autoestima.
• Modificación de las relaciones (dependencia emocional, aislamiento)
• Aumento de la vulnerabilidad, con temor a vivir en un mundo peligroso, y
pérdida de control sobre la propia vida.
• Disfunción sexual.
Las secuelas emocionales
• Se refieren a la estabilización del daño psíquico
(discapacidad que no remite). Se trata, por tanto, de una
alteración irreversible en el funcionamiento psicológico
habitual. En términos legales más imprecisos
conceptualmente, se habla de un menoscabo de la salud
mental.
• Las secuelas psíquicas más frecuentes en las víctimas de
delitos violentos se refieren a la modificación permanente
de la personalidad (CIE 10, F62.0), es decir, a la aparición
de rasgos de personalidad nuevos, estables e
inadaptativos (por ejemplo, dependencia emocional,
suspicacia, hostilidad, etc). (Esbec, 2000).
El problema de la causalidad
• No es siempre fácil poner en conexión el daño psicológico sufrido
ahora con el suceso violento padecido anteriormente. Sin embargo,
el establecimiento de la relación de causalidad entre el delito
violento y la lesión psíquica resulta esencial a efectos penales y de
responsabilidad civil.

• La relación de causalidad puede no ser unívoca, sino que estar


enturbiada por la mediación de las concausas, que, a diferencia de
las causas, son necesarias, pero no suficientes, para generar el
daño psicológico. (Esbec, 1994, 2000).
Vulnerabilidad psicológica

• Factores de riesgo (mayor atracción del agresor para elegir a la victima)


• La vulnerabilidad psicológica (precario equilibrio emocional)
• La vulnerabilidad biológica (menor umbral de activación psicofisiológica)

Ambos tipos de vulnerabilidad pueden amplificar el daño psicológico del


delito en la víctima.
• En algunas víctimas, el desequilibrio emocional preexistente agrava
el impacto psicológico del delito y actúa como modulador entre el
hecho criminal y el daño psíquico (Avia y Vázquez, 1998).
• Desde una perspectiva psicológica, una fragilidad emocional previa y
una mala adaptación a los cambios, contribuyen a generar una
sensación de indefensión y de desesperanza, con muy poca
confianza en los recursos psicológicos propios para hacerse con el
control de la situación. (Esbec, 2000; Finkelhor, 1999).
Evaluación
• El objetivo de la evaluación psicológica en la víctima de un
delito violento es valorar el tipo de daño psicológico existente
para orientar al tratamiento adecuado, así como determinar
las secuelas presentes a efectos de la reparación del daño
causado.
• El malestar emocional se suele expresar habitualmente en
forma del trastorno de estrés postraumático o por medio de
síntomas de ansiedad y de depresión. En uno y otro caso el
autoestima de la víctima y su adaptación a la vida cotidiana
suelen quedar profundamente alteradas.
• Al referirse el daño psicológico, el protocolo de evaluación
utilizado debe ser amplio y variado, para poder elaborar un
perfil individualizado del daño psicológico sufrido, contar con la
colaboración de la víctima y la expertiz del evaluado.
Instrumentos de evaluación del daño psicológico (Echeburúa, 2004)

SÍNTOMAS INSTRUMENTOS
• Síntomas psicopatológicos generales
Cuestionario de 90 síntomas (SCL-90-R)

Escala de Gravedad de Síntomas del Trastorno de Estrés


• Estrés postraumático Postraumático (EGS)

Inventario de Ansiedad Estado-Rasgo (STAI)


• Ansiedad

Inventario de Depresión (BDI)


• Depresión Escala de Valoración de la Depresión (HRS)

• Autoestima Escala de Autoestima (EAE)

• Inadaptación Escala de Inadaptación (EI)


Desde lo jurídico
• El objetivo de los dictámenes periciales en las víctimas de los
delitos violentos es valorar el daño psicológico existente, así
como determinar la validez del testimonio.
• Respecto al daño psicológico, en los informes forenses el
enfoque general de la exploración psicológica debe centrarse
en los siguientes puntos:
1. Línea de adaptación anterior al delito violento
2. Reacción readaptativa tras el suceso.
3. Nexo de causalidad entre la inadaptación actual y el delito
sufrido
4. Pronóstico en relación con el futuro, que puede depender
del tiempo transcurrido desde la agresión, del
funcionamiento actual respecto a la línea base anterior y del
tipo y cantidad de recursos sociales y personales con que
cuenta la víctima (menoscabo en la salud mental)
La utilización de fuentes de información distintas
de la víctima (testigos, compañeros, familiares,
etc.), permite al evaluador enriquecer su
perspectiva y evitar ser cuestionado por basarse
sólo en lo que el sujeto dice.

Lo que confiere validez a un testimonio es la


reiteración en el discurso, la congruencia entre el
lenguaje verbal y las emociones expresadas, la
ausencia de variación en la descripción de los
hechos, el bloqueo característico de la memoria,
etc.
Echeburúa, Guerricaechevarría y Vega-Osés, 1998).
(
Algunas conclusiones
• Existe gran dificultad para distinguir la etiología de una psicopatología
en una mujer victima en este contexto, pues, como vimos, lo que
evaluamos en una victima en el contexto judicial, se puede cruzar con
elemento clínicos. Esto si no se distingue y maneja de forma adecuada,
puede traer consecuencias una re-victimización.
• Asimismo, cuando se carece de experiencia, tiempo, y nos enfocamos
unicamente por pruebas estandarizadas, será aun más dificl precisar si
los elementos que observamos, provenien de un estado emocional
previo o son secuelas de un maltrato cronico.
• Por otra parte, la similitud de rasgos presentes en algunos trastornos
psicopatológicos (trastorno post traumático, dependiente, evitativo,
limite, entre otros) y las consecuencias propias de la violencia, generan
gran suspicacia, confusión y en ocasiones sesgan el proceso
evaluativo.
• La falta de investigación, la escasa efectividad y la poca expertiz de
quienes procuran la protección de los derechos humanos, es
influenciada por patrones socioculturales discriminatorios que
descalifican a las mujeres víctimas y contribuyen a la percepción de
estos delitos como no prioritarios, además de otorgarle cierta
permisividad.
• Los estereotipos, actitudes y expectativas de la sociedad hacia las
mujeres continúa siendo un desafío y pese a las dificultades que pueda
presentar la comorbilidad de un diagnostico psicopatológico, la vivencia
traumática por la que atraviesa una víctima no puede quedar ajena a la
sociedad y al sistema judicial.
• Es necesario propiciar las acciones de capacitación y actualización del
personal policial y judicial para erradicar las prácticas sexistas que
restringen el ejercicio del derecho a la justicia de personas afectadas por
la violencia.
• La Ideología que trasciende del ámbito privado al público-profesional
en actitudes y argumentos de fallos judiciales en los que en forma
asimétrica valoran la conducta de hombres y mujeres.
• Igualmente, se presentan vacíos e irregularidades en las diligencias,
que obstaculizan el proceso de juzgamiento y la sanción eventual
de los casos. Se verifican deficiencias, la gestión de las
investigaciones por parte de autoridades que no son competentes e
imparciales, en muchas ocasiones el énfasis está puesto exclusivo en
la prueba física y testimonial, la escasa credibilidad conferida a las
aseveraciones de las mujeres víctimas (muchas veces sin considerar
el desborde emocional propio de una vivencia traumática).
Finalmente, se produce un inadecuado tratamiento de éstas.
Referencias
• APA, DSM-IV: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. (1995), Barcelona, Masson.
• Centro de Estudios de Justicia de las Américas, Evaluación de la Reforma Procesal Penal desde una Perspectiva
de Género, Farito Simon y Lidia Casas, noviembre 2004, pág. 10
• Corsi, Jorge (2006) Una mirada abarcativa sobre el problema de la violencia familiar. Madrid: Ariel
• Echeburúa, E., Corral, P., Amor, P.J., Zubizarreta, I. y Sarasua, B. (1997a). Escala de Gravedad de Síntomas del
Trastorno de Estrés Postraumático: propiedades psicométricas. Análisis y Modificación de Conducta, 23, 503-
526.
• Echeburúa, E., Corral, P., Amor, P.J., Sarasua, B. y Zubizarreta, I. (1997b). Repercusiones psicopatológi- cas de la
violencia doméstica en la mujer: un estudio descriptivo. Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 2, 7-19.
• Echeburúa, E., Corral, P. y Amor, P.J. (1998). Perfiles diferenciales del trastorno de estrés postraumático en
distintos tipos de víctimas. Análisis y Modificación de Conducta, 24, 527-555.
• Echeburúa, E., Corral, P. y Amor, P.J. (2000). Tratamiento psicológico del trastorno de estrés postraumáti- co. En
J. Bobes, M. Bousoño, A. Calcedo y M.P. González (Eds.). Trastorno de estrés postraumático. Barcelona.
Masson.
• Echeburúa, E., Guerricaechevarría, C. y Vega-Osés, A. (1998). Evaluación de la validez del testimonio de
víctimas de abuso sexual en la infancia. Revista Española de Psiquiatría Forense, Psicología Forense y
Criminología, 5, 7-16.
• Esbec, E. (1994b). Daño psíquico y su reparación en víctimas de delitos violentos. En S. Delgado (Ed.).
• Esbec, E. (2000). Evaluación psicológica de la víctima. En E. Esbec y G. Gómez-Jarabo. Psicología forense y
tratamiento jurídico-legal de la discapacidad. Madrid. Edisofer.
• Psiquiatría legal y forense (vol. 2º). Madrid. Cólex.
• SERNAM (2006), Programa Nacional de Prevención de la Violencia Intrafamiliar contra las Mujeres, 2007-2009.

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