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Falacias de ambigüedad

Falacia
En lógica, una falacia (del latín fallacia,
‘engaño’) es un argumento que parece válido,
pero no lo es.

Algunas falacias se cometen intencionalmente


para persuadir o manipular a los demás,
mientras que otras se cometen sin intención
debido a descuidos o ignorancia.

En ocasiones las falacias pueden ser muy


sutiles y persuasivas, por lo que se debe poner
mucha atención para detectarlas. A todas las
formas de argumentación que encierran
errores o persiguen fines espurios, los
llamamos falacias
• Los argumentos sirven para sostener la verdad de una conclusión.
Con frecuencia, sin embargo, se construyen mal, con lo que su
finalidad no se alcanza. También con frecuencia se encuentran
argumentos aparentes con el fin de engañar, distraer al adversario o
descalificarlo. La palabra falacia es empleada como sinónimo de
sofisma, palabra que acuñaron los griegos para designar el
argumento engañoso
Falacia de ambigüedad
• Una falacia de ambigüedad se produce cuando en un mismo argumento
se emplean palabras o frases en más de un sentido.

• En todas las lenguas hay palabras y expresiones que tienen varios


significados diferentes, es decir, que son ambiguas. Cuando empleamos
indiscriminadamente dentro de un mismo contexto distintos significados
de una palabra o frase, actuamos con ambigüedad.
• Alabamos la sutil ambigüedad de un chiste, pero debemos rechazar la del
lenguaje en que formulamos los razonamientos, porque la ambigüedad
nos conduce a imprecisiones, confusiones y, lo que es más importante, a
errores en nuestros pensamientos.

• Las falacias no formales de ambigüedad son argumentos no válidos


porque contienen palabras o frases que se usan con más de un sentido
a lo largo de un mismo argumento
• Ejemplo

• Los sexos no son iguales, los derechos no


pueden ser iguales.

No se habla de la misma igualdad a lo largo del


argumento. Primero se emplea en su acepción de
identidad (biológica) y más tarde en su acepción
jurídica (igualdad ante la ley). La ambigüedad
utiliza conceptos diferentes que comparten una
expresión común. La lengua está llena de vocablos
polisémicos a los que cada uno puede dar un
sentido distinto.

Dentro de esta categoría podemos encontrar estos


dos tipos de falacias:
Falacia por equívoco

Dentro de esta categoría podemos encontrar estos dos tipos de falacias:

Evidentemente, la corrección de un argumento depende, entre otras cosas, de que


en todas las premisas se conserve el mismo significado, ya que si éste fluctúa de una
a otra podemos llegar a cualquier conclusión para la cual las razones aducidas en las
premisas no son suficientes. Los siguientes ejemplos son de falacia por equívoco:

• Sólo el hombre es racional.


Ninguna mujer es un hombre.
Así pues, ninguna mujer es racional.

En ejemplo, el argumento sería correcto si no se alterara el significado de


«hombre». Para que la primera premisa sea verdadera, este término debe significar
«ser humano» y no «varón», pues no sólo los individuos varones pertenecen a la
especie Homo sapiens. Para que la segunda premisa sea verdadera, «hombre» debe
significar «varón», ya que diríamos algo falso si sostenemos que una mujer no es un
miembro de la mencionada especie.
Anfibología
Es un tipo de falacias que se originan no en una ambigüedad léxica, es decir,
de alguna palabra, sino en una ambigüedad estructural, sintáctica, o quizás
una ambigüedad semántica, pero de una parte estructurada de la oración.

Estas son las anfibologías. Por ejemplo:


• Todo hombre ama a una mujer.
Gerry ama a Salma Hayek.
Todo hombre ama a Salma Hayek.

La ambigüedad en cuestión se da en el primer enunciado —llamado


precisamente enunciado anfibológico—: en una interpretación (la más
plausible, pero que después el argumento no utiliza) la mujer amada puede
ser distinta para cada hombre; en la otra, todos aman a la misma mujer.
Esta falacia cae dentro de la categoría de las Falacias por ambigüedad.

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