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• El bien se define como aquello que apetecemos por sí, que resulta honesto y deleitable, y
que por tal, atrae nuestra voluntad. Lo querible en sí. El bien es el objeto de la voluntad.
• En nuestra experiencia vemos que los bienes alcanzables y apetecibles son “bienes en
vista de…”, es decir, no son el Bien que colma nuestra ansia de bien, sino que son bienes
intermedios o parciales respecto de lo que aparece como un Bien último o final.
• El Bien último o final no es un bien ideal, separado de este mundo, sino un Bien para el
hombre, pero que por ser último es un bien “saciativo”, cuya posesión le otorga al ser
humano todo aquello que él buscaba como plenitud para su vida.
• A este Bien último, dice Aristóteles, lo llamamos “eudaimonía”, es decir, “felicitas”, esto es
felicidad.
Ahora bien:
¿Y qué es la
felicidad?
Esta también es una gran pregunta de
la moral y de la existencia humana.
Aristóteles dice que las personas
comúnmente confunden la felicidad
con:
- El placer.
- La fama y el honor.
- La riqueza.
• Pero dice Aristóteles dice que la felicidad no puede estar en ninguno
de estos elementos de la vida porque justamente ellos son bienes
parciales o intermedios, es decir, una vez que el hombre los posees,
desea más.
• Por lo tanto, qué nos dice ¿cuál es la felicidad?
• Responde Aristóteles: en la función (“Érgon”) del hombre.
• Así como las demás cosas tienen una función, por ejemplo, la flauta
tiene la función de hacer melodías, el hombre debe tener también
una función a descubrir.
• ¿Y en dónde descubrimos la función del hombre? En la naturaleza
humana.
• La naturaleza humana consiste en tres niveles de vida:
– Vegetativo: el nivel más básico de la vida en donde se dan las funciones
relativas a la nutrición y supervivencia. (Se comparte con los vegetales)
– Sensitivo-perceptivo: el nivel de la sensibilidad perceptiva del mundo y las
cosas. (Se comparte con los mamíferos).
– Racional: nivel de lo intelectual y “espiritual”. Específico del ser humano.
El último nivel de la vida es el que define la función (Érgon) de la vida
humana.
Por tanto, el Bien Último de la vida humana según su naturaleza es todo lo
que tiene que ver con la actividad racional.
Aristóteles lo llama la “contemplación de la verdad”.
• La felicidad no es un sentimiento.
• La felicidad no es un estado.
• La felicidad tiene que ver por tanto, con una vida que promueve lo
racional y que no atenta con otra esta dimensión de lo humano. De
ahí que lo malo se lo suela llamar vulgarmente “irracional”.